Análisis de Robin Hood: Defender of the Crown (PS2, PC, Xbox)

Cinemaware nos ofrece una curiosa mezcla entre estrategia y acción que recupera uno de los personajes más carismáticos de la cultura anglosajona.
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
6.5
SONIDO
7.5
NOTA
7
DIVERSIÓN
6
JUGABILIDAD
8
Análisis de versiones PS2 y Xbox. La versión o versiones PC todavía no salen.

Robin Hood es uno de los personajes entre la ficción y la historia más populares, especialmente en el Reino Unido, su país de origen, y no han sido pocas las películas y los juegos basados en él. Cinemaware, autor de Defender of the Crown en 1986 para el Amiga, ha vuelto a la carga con una nueva versión que se ha hecho de rogar, pues fue anunciada a finales del año 2000.

Robin Hood: Defender of the Crown es un juego de estrategia y acción ambientado en la Inglaterra de Ricardo Corazón de León, que al volver a las cruzadas es capturado por el emperador Barbarrosa y recluido en Viena, quedando Inglaterra sin rey y por lo tanto, como tan habitual fue en la pérfida Albión durante la Edad Media, en total guerra civil entre diversos nobles y el usurpador del trono Juan (uno de los personajes más vilipendiados de la historia). Nosotros somos Robin Hood, bandido y arquero de los bosques de Sherwood, que mantiene en jaque al opresivo gobernador de Nottingham con sus tácticas de emboscada y guerra de guerrillas. El juego comienza en Nottingham, dividida en pequeñas partes, y ahí nos iremos familiarizando con las dinámicas del título como los asaltos con arco, los asaltos con espada y las batallas (parte más importante del juego), que explicaremos más adelante.

Pero Nottingham es solo una especie de tutorial o ensayo antes del verdadero juego, donde ya no veremos regiones al completo divididas en pequeñas partes (el molino, el puente, etc...) sino toda la Inglaterra feudal (incluyendo Gales y Cornualles pero no Escocia). Nuestra misión será conquistar Inglaterra, o al menos llegar hasta los designios del principe Juan, asediar su castillo y derrocarle.

El juego está organizado por turnos, y en cada turno nosotros somos los primeros que movemos; dentro de cada turno podremos hacer todas las acciones secundarias que quedamos (mover tropas, reclutarlas, construir castillos), y tan solo una acción principal: asaltar o librar una batalla. Tenemos regiones bajo nuestro control, y en cada turno nos pagarán su renta, que será lo que financie nuestras levas y construcciones de castillos, aparte de los botines de nuestros asaltos. Sin embargo, no es un tete-a-tete entre el insolente Robin Hood y el malvado Príncipe Juan. Hay otros cuatro señores de la guerra, cada uno caracterizado de una forma (uno es descendiente de nobles vikingos, otro de normandos, otros de sajones, etc...), que también ambicionan hacerse con el dominio de Inglaterra.

Estas son las bases de un juego de estrategia y acción divertido pero muy simple en comparación con otros (está muy orientado a consola, aunque haya una versión PC que no sale en Europa). A grandes rasgos, tenemos cinco menús, cada uno de ellos ilustrado por un personaje y con sus propias funciones. Los principales serán Robin Hood, Little John y Sir Ivanhoe. Las acciones que podemos realizar con Robin son examinar el mapa y leer nuestro diario (consejos sobre el juego), y "Asaltar", acción que explicaremos en profundidad más adelante. Little John se encarga de la maquinaria bélica de nuestro régimen contestatario, es el que recluta tropas, transfiere tropas de una región a otra y libra las batallas. Por último, Sir Ivanhoe es el amigo del preso Rey Ricardo, y con su menú podemos construir fortalezas y celebrar torneos. Hay otros dos personajes/menús que aparecen de vez en cuando. El Fraile Tuk nos permite pagar el rescate de 10.000 monedas de oro del rey Ricardo, y Lady Marian puede usar sus encantos y su posición social para espiar al enemigo.

De esta forma, en un turno típico usaremos nuestro dinero para reforzar nuestro ejército de campo o la guarnición de una determinada región, y luego consideraremos si podemos atacar alguna región enemiga con posibilidades de conquistarla, o bien, al no poder atacar con garantías, asaltar a alguno de nuestros enemigos para robar el oro de su castillo o interceptar sus caravanas. También podemos optar por celebrar un torneo, lo que obligará a los otros nobles a abandonar su turno y participar en el mismo, y además, podemos obtener jugosos beneficios del mismo si somos buenos. O bien podemos gastar nuestro turno en uno de los eventos aleatorios que nos presenta el juego, léase avisos de "Hay una damisela secuestrada en este castillo" o "Hay un cargamento muy valioso de camino a X". El problema es que si aceptamos estos desafíos perderemos todo el turno y no podremos manejar nuestras tierras ni reforzarlas ante un ataque enemigo. Un aspecto bastante curioso del juego es el hecho de que al igual que nosotros podemos asaltar los castillos enemigos y robar caravanas, porque somos Robin Hood, los nobles no se quedan cortos y también podrán asaltar nuestro castillo y robarnos nuestro dinero si no encuentran otra cosa que hacer en su turno. Esto significa básicamente que debemos intentar gastarnos todo nuestro dinero en cada turno o atenernos a las posibles consecuencias.

La Acción
Como decíamos, aunque sea un juego de estrategia por turnos con batallas en tiempo real, Defender of the Crown incluye una parte de acción no menos importante. Las partes de acción del juego son los Asaltos con Arco, los Asaltos con Espada, los Torneos y los Asedios, último punto del que no hablaremos en este apartado sino en el que corresponde a las batallas.

Los Asaltos con Arco y con Espada los hará Robin en regiones donde sea posible, siendo los primeros a caravanas y los segundos en castillos para robar un botín. En los Asaltos con Arco veremos, cubiertos entre el follaje, un camino por el que irá pasando la compañía, compuesta de soldados, caballeros y arqueros a caballo. Nosotros tendremos que apuntar con nuestro arco, calculando la distancia y la trayectoria de la flecha, para abatir a los enemigos. Recibiremos oro según el enemigo abatido, y mucho más si logramos abatir a un carruaje o a un carro (si acabamos con todos sus ocupantes). Pero todo tiene sus riesgos y el de los asaltos con arco son los arqueros enemigos, que nos dispararán; cuando una flecha nos vaya a dar, oiremos un silbido y entonces tendremos que ocultarnos entre los árboles hasta que ésta pase. Un minijuego divertido y con no poca profundidad.

Los Asaltos con Espada, en cambio, son secuencias de acción con scroll lateral (aunque no siempre lo veremos desde esa perspectiva), donde Robin irá deslizándose por diferentes escenarios de un castillo (estos cambiarán aleatoriamente); cuanto mayor sea el tesoro, más escenarios visitaremos y a más enemigos abatiremos, luchando siempre contra el crono ya que al amanecer tendremos que huir, perdiendo el tesoro. El sistema de lucha con espada es sencillo pero hay que cogerle el truco. Tenemos dos ataques, uno alto y uno bajo, que podremos enlazar en combos, y una estocada que hace mucho daño al enemigo. También tendremos que bloquear los ataques enemigos; si mantenemos el bloqueo puesto recibiremos un poco de daño, mientras que si bloqueamos en el momento justo el ataque enemigo no nos afectará en absoluto; el elemento que marca la diferencia en el combate con espada son los "aturdimientos". Si te bloquean una estocada, Robin quedará aturdido unos instantes en los que será vulnerable, al igual que si el enemigo esquiva un ataque bajo saltando o uno alto agachándose; y viceversa, naturalmente. Los combates con espada también aparecerán en otros momentos del juego en los que nos batiremos con rivales de Robin como el Gobernador de Nottingham o el propio Príncipe Juan.



Las Batallas y los Asedios
Las batallas son sin duda lo más importante del juego. Éstas suceden en tiempo real y son inicialmente sencillas para tornarse más complicadas (de tres flancos) a medida que progresamos en el juego. En primer lugar hay que hablar de las unidades, que son cinco: campesinos, arqueros, lacayos, caballeros y catapultas. Las tres primeras serán las más importantes. Los campesinos son el grueso del ejército, una fuerza de defensa estándar más que una fuerza de choque, y los lacayos son soldados profesionales que defenderán a nuestras unidades de ataque a distancia por el flanco central. La otra vanguardia de nuestro ejército son los caballeros, que por el flanco inferior cubrirán a las catapultas y que son capaces de atacar a mayor velocidad. Arqueros y catapultas son el grueso de las fuerzas de ataque a larga distancia. Los arqueros no necesitan explicación, mientras que las catapultas son más devastadoras que estos e imprescindibles para acabar con fortificaciones. Cada una de estas unidades tiene un precio distinto de reclutamiento, e irá ganando diferentes habilidades a medida que avancemos en el juego.

Las batallas tienen lugar en una especie de tablero, con tres flancos por donde atacar, con un tipo de unidad expuesto en cada uno de ellos y los otros dos tras estos. Esto significa que cuando nos quedemos sin uno de nuestros tipos de unidades "de choque" (campesinos, lacayos o caballeros), una unidad de ataque a distancia quedará expuesta a los ataques del enemigo y por lo tanto perecerá con relativa facilidad.

La acción transcurre en tiempo real y deberemos ser rápidos a la hora de seleccionar unidades y disponerlas en un flanco de ataque, o bien seleccionar ataques a distancia y dirigirlos hacia las unidades enemigas (ya sea el grueso o las que estén atacando por un flanco en algún momento) que creamos convenientes. En general, las batallas son extrañas, muy extrañas para lo que se ve convencionalmente, pero a medida que juguemos iremos cogiéndoles el truco.

Los asedios son una historia aparte. Cuando nuestro enemigo esté fortificado en un castillo, tendremos que destruir primero dos de las murallas del castillo para siquiera poder atacar. Para ello, necesitaremos catapultas y un asedio. El juego cuenta con un "motor de asedios propio", en el que tendremos cuatro días para dirigir ataques con nuestras catapultas a cada una de las cuatro murallas del castillo. En cada día de asedio tendremos que elegir una muralla a la que atacar (según la "población" de arqueros de ésta, y luego tendremos 60 segundos para atacar con nuestras catapultas, calculando el alcance. El sistema de daños en los castillos está muy bien hecho, y este minijuego es posiblemente el mejor. Al cabo de cuatro días, o cuando hayamos destruido las cuatro murallas (es decir, en el cuarto día pero sin que este haya terminado), nuestro ejército atacará (si hay al menos dos murallas destruidas).

Hay que mencionar que en los asedios podremos causar bajas al enemigo destruyendo sus murallas y las edificaciones que hay tras ellas, y que al asaltar un castillo de otro noble conseguiremos un item especial, que puede ser una espada para los duelos, un arco para los asaltos, una bomba para los asedios o una lanza para los torneos. No es necesario explicar que un territorio con un castillo resistirá los embites enemigos mucho mejor que uno sin él.

Los Torneos:
Ivanhoe, nuestra mano izquierda (la derecha es Little John), será nuestro representante en los torneos, un minijuego que podremos convocar (u otro puede convocarlo) y que parará el ritmo del juego durante un turno (un noble debe acudir a los torneos) y puede significar cambios en el territorio.

En los torneos participan varios adversarios y es por rondas, quedando eliminado el que pierda cada una de ellas. En la primera obtendremos fama si ganamos, en la segunda dinero, y en la tercera un territorio del contrincante que hayamos vencido (excepto uno en el que tenga castillos). En los torneos tendremos que pulsar alternativamente los botones de acción para luego apuntar con nuestra lanza al cuerpo del enemigo. Dependiendo del impacto, nos darán más o menos puntos; el que consigue tres, gana la ronda.

Apartados técnicos para sostener la idea
Técnicamente, Defender of the Crown no es ninguna maravilla ni falta que le hace. No es un juego que se base en la espectacularidad gráfica. Tiene, eso sí, un interfaz muy intuitivo que es un gran logro para un juego de estrategia en consola. El nivel gráfico de las fases de acción es estándar, presentando animaciones, modelados y ambientación correctas; especialmente destacable considero los asedios, ya que los castillos son enormes y muestran daños. El mayor porcentaje de producción parece haber sido destinado a las secuencias cinemáticas, películas CG numerosas por todo el juego cuyas mujeres -por qué no decirlo, si el lector es mayoritariamente masculino- muestran un aspecto, como mínimo, turgente; cuando Robin rescata a una chica de un castillo y la liberara, la secuencia cinemática mostrada y la actitud y formas de la chica nos dejan cierta libertad para imaginar a Marian sin poder entrar por la Abadía de Westminster porque sus cuernos chocan con los pórticos.

Los Problemas
Después de esta descripción del juego y de su funcionamiento, parece claro que estamos ante un título de estrategia para consola muy variado, divertido y adictivo, y de hecho lo es. Sin embargo, surgen algunos problemas importantes. Al comienzo de la partida, mientras se disputan Inglaterra nada más y nada menos que seis facciones, el juego es trepidante. Tenemos que mantener nuestras pocas regiones guarecidas, tenemos que esforzarnos al máximo en las batallas buscando la mejor estrategia y rezar para que nuestro enemigo no encuentre nuestro punto débil. Incluso podemos ser objeto de un sitio en nuestro propio bastión de Nottingham. Sin embargo, una vez que derrotemos a dos lords y tengamos una serie de regiones que no necesitan guarnición y los puertos bien defendidos, la balanza empezará a inclinarse lenta pero inexorablemente hacia nosotros sin que tampoco tengamos que hacer grandes esfuerzos. Es una simple cuestión de matemáticas: más regiones controladas, más impuestos, más dinero para el ejército y menos gastos de defensa ya que habrá menos regiones fronterizas en proporción al total. Eso si nos dedicamos a la conquista de Inglaterra, pues también podríamos ir en línea recta hacia Cornualles, cosa que es un tanto peligrosa. De este modo, el juego pierde gran parte de su tensión y de su dificultad para convertirse en un camino de rosas hasta el baluarte del rey Juan, donde sí tendremos una batalla complicada por delante.

El otro problema es que es un juego muy limitado. Solamente hay un modo de juego y éste transcurre siempre de la misma forma y en las mismas condiciones, lo que limita la duración; existen dos finales (uno rescatando al rey Ricardo y otro donde éste se pudre en las mazmorras de Austria y se avecina una invasión procedente de Francia, a la que no vamos a hacer frente, por supuesto), pero ninguna otra opción más, lo que es una lástima.

En conclusión, Robin Hood: Defender of the Crown es un juego peculiar, que no se puede encuadrar en ningún género concreto aunque se acerca más a la estrategia, y que por culpa de ciertas limitaciones es más un título para alquilar y pasárselo bien dos tardes que para comprar, pues es muy limitado en opciones. Un soplo de viento fresco a un mercado cada vez más colapsado por juegos iguales entre sí, pero sin el suficiente trabajo detrás como para destacar.

Pablo Grandío
Director y fundador

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Plataformas:
PS2 PC Xbox

Ficha técnica de la versión PS2

ANÁLISIS
7
  • Fecha de lanzamiento: 28/11/2003
  • Desarrollo: Cinemaware
  • Producción: Cinemaware
  • Distribución: Electronic Arts
  • Precio: 63.95 €
  • Textos: Español
  • Voces: Inglés
COMUNIDAD
5.78

Robin Hood: Defender of the Crown para PlayStation 2

6 votos
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Ficha técnica de la versión PC

  • Fecha de lanzamiento: Año 2002
  • Desarrollo: Cinemaware
  • Producción: Cinemaware
  • Distribución: N / D
  • Precio: N/D
COMUNIDAD
5

Robin Hood: Defender of the Crown para Ordenador

2 votos
Insuficientes votos para figurar en los rankings.

Ficha técnica de la versión Xbox

ANÁLISIS
7
  • Fecha de lanzamiento: 28/11/2003
  • Desarrollo: Cinemaware
  • Producción: Cinemaware
  • Distribución: Electronic Arts
  • Precio: 63.95 €
  • Textos: Español
  • Voces: Inglés
COMUNIDAD
4.5

Robin Hood: Defender of the Crown para Xbox

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