Análisis de Pro Evolution Soccer 5 (PS2, PSP, Xbox, PC)
No cabe demasiada discusión sobre el estatus que en esta generación, en concreto en PlayStation 2, ha ido alcanzando la saga de fútbol Pro Evolution Soccer de Konami. A medida que ha ido aumentando las ventas, hasta convertirse en el juego de fútbol más vendido de nuestro país, se ha formado un nutrido seguimiento de este simulador, tanto por los más aficionados a los videojuegos –los primeros en "descubrirlo" y correr la voz- como por los forofos del fútbol. En España, no es raro encontrarse con gente que había abandonado los videojuegos y ahora juega –al Pro Evolution Soccer-, o con grupos de amigos que quedan no para jugar a la consola, sino para jugar a este juego, ya sea para pasar la tarde o empezar la noche mientras toman unas copas.
Esta quinta entrega continúa la tradición que Konami ha seguido con las últimas ediciones del juego. Tocar poco la base de Pro Evolution Soccer (la excelente inteligencia artificial y física del balón) y retocar algunas de sus dinámicas de juego, consiguiendo en esta ocasión una experiencia más equilibrada que en anteriores ediciones y aún más exigente. El cambio que más notarán los aficionados al juego es en el sistema de defensa, mucho más sensible a la presión y a las faltas que nunca. Además, el juego incluye por primera vez en versión PS2 – la analizada – juego online para hasta cuatro jugadores.
Más allá del juego online para la negra de Sony, PES5 no incluye grandes novedades en opciones y modos de juego. Han cambiado varias partes de la interfaz, simplificándose, y se ha organizado mejor el elenco de equipos que tendremos a nuestra disposición, subdivididos por zonas –las selecciones- y ligas –los clubes-. Los escudos diminutos han dejado paso a otros de mayor tamaño, aunque como es de esperar no todos los clubes tienen los nombres reales –aunque sí los jugadores. Adiciones dignas de mención a la lista de clubes con nombre real son el Chelsea y el Arsenal, mientras que toda la primera división sigue representada con nombre y escudos oficiales.
Una novedad en la pantalla de selección de equipo es la substitución de las tradicionales barras de ataque y defensa por un rombo, que recuerda al usado para las habilidades de los jugadores, donde veremos la calidad de cada equipo en cinco apartados diferentes. De este modo podremos saber con facilidad dónde flojea un equipo y, de modo análogo a como podemos hacer con los jugadores, compararlos con otras escuadras solapando sus rombos. Las plantillas son, con contadas excepciones como los traspasos de última hora (Luque sigue en el Deportivo, no en el Newcastle), las de la actual temporada, aunque en las alineaciones hay algunas imprecisiones, como en el caso de equipos como el Real Madrid. Se han añadido también nuevos estadios, entre ellos Riazor y Mestalla.
A nivel jugable nos encontraremos con algunos cambios importantes y el tradicional refinamiento de la simulación para que ninguna forma de jugar tenga una ventaja implícita sobre otra, pero como decíamos al comienzo del artículo y también señalábamos en nuestro avance del juego, el cambio que más notaremos en un primer momento es en el sistema defensivo. En los últimos Pro Evolution Soccer se había ido notando una tendencia a penalizar el hostigamiento del jugador rival con el botón de presión (en las últimas entregas llegábamos a hacer cada vez más faltas con ese tipo de técnicas, frente a la inexistencia en los primeros juegos), y una mayor inteligencia del árbitro, como con la introducción de la ley de la ventaja.
En esta entrega el salto en ese aspecto es exagerado, no queremos decir que sea malo, pero no es una evolución progresiva como en las anteriores entregas, sino realmente un cambio bastante radical. Aquellos que acostumbraban a defender "persiguiendo" se encontrarán con que no pararán de hacer faltas, y que muchas veces la aplicación de la ley de la ventaja impedirá que el juego se vea interrumpido una y otra vez. En este sentido el icono de la aplicación de la ley de la ventaja es muy útil, ya que si hacemos falta y el árbitro aplica dicha ley, deberemos esperar a que desaparezca el icono para volver a tocar el balón, o de lo contrario se pitará la falta en retrospectiva.
Como decíamos, ahora el juego es mucho más sensible a las faltas de tipo "empujón" o "obstrucción". El método de la presión muy pocas veces dará resultado, y ahora lo que tendremos que hacer en la mayoría de las ocasiones es controlar nosotros manualmente al defensor y darle al botón de robar el balón en el momento apropiado y con una buena sincronización para que no hagamos falta al rival. Del mismo modo, en las luchas con carga (moviendo al jugador directamente, sin pulsar ningún botón) también tendremos que tener cuidado de no "pasarnos de la raya". Es como si el juego ahora tuviese mucho más en cuenta la inercia de los movimientos, y cómo estos pueden provocar una incomodidad al rival que en el fútbol real es pitada como falta. Es un progreso, un salto verdaderamente cualitativo en lo que a aproximación al fútbol real se refiere, pero muchos jugadores necesitarán varios partidos para acostumbrarse.
Irónica, o contradictoriamente, las nuevas dificultades para defender al modo "tradicional" hacen que las otras forma de defender (la presión del segundo jugador y la entrada deslizante) cobren una mayor importancia y sean más proclives a ser usadas. La presión del segundo jugador se convierte en algo casi imprescindible en algunas ocasiones, especialmente con los jugadores rivales más correosos, ya que el empuje del segundo defensor hará que el jugador rival tenga que proteger el balón y encarar a nuestro defensa, propiciando que al tenerlo frente a nosotros sea más fácil quitarle el balón. En cuanto a las entradas deslizantes, siguen requiriendo sincronización, pero ahora no son tan arriesgadas no por el hecho de que se haya bajo el listón de la falta, sino que al haberse subido en las otras entradas, quizás a algunos jugadores muy habilidosos les compense usar más este tipo de entradas ya que evidentemente son más efectivas.
Junto con el cambio de defensa hay también una mejora en la física en general, tanto en los jugadores (se nota mucho más la inercia que llevan a la hora de defender y de correr) como en el balón; muchas situaciones de lucha por el balón terminarán con éste saliendo despedido unos metros, no pegándose a la bota de ningún jugador. Como solemos repetir siempre que hablamos de Pro Evolution Soccer, el protagonista es el esférico, nadie "lo tiene", sino que se mueve por cada toque, ya sea sutil, ya sea fuerte, de los jugadores. La mejora en el comportamiento del balón hace que los pases y los tiros sean algo más exigentes, resintiéndose cuando nuestro jugador esté en una situación complicada. El resultado de cada acción con el balón depende de una gran cantidad de cosas, de la "fórmula mágica" que subyace en la programación del juego, la combinación de la moral, el estado físico, las estadísticas del jugador y su posición en ese momento, junto con un pequeño factor aleatorio, hará que cada pase o tiro sea diferente en cada situación.
El resto sigue más o menos igual, con cierta mejora en la inteligencia artificial de la máquina, que ahora se comportará de forma más organizada y reaccionará dependiendo del resultado del juego. La notaremos mucho más agresiva y ofensiva que antes cuando va en desventaja, se notará su reacción cuando nos adelantemos en el marcador. Particularmente resulta más inteligente a la hora de defender, mientras que los cinco niveles de dificultad siguen ofreciendo un reto justo y una curva aceptable de desafío.
A nivel gráfico no hay grandes cambios con respecto a la anterior entrega, que ya incluyó un gran número de animaciones nuevas que hicieron que el juego fuese un deleite visual. Parece que el equipo de Konami ha llegado al techo de PlayStation 2, y las novedades visuales no se centran tanto en las animaciones de los jugadores (hay nuevas, como siempre, pero no el aluvión de anteriores entregas) sino en otros detalles como el modelado de las caras –mucho más realista que en PES4-, sus expresiones o una mayor variedad de escenas cinemáticas. Los únicos jugadores que experimentan un gran progreso en las animaciones son los porteros, donde sí que se nota la inclusión de un número mucho mayor de comportamientos, y algunos muy vistosos, como las palomitas. Otro cambio que notaremos será una mayor optimización del juego –ya no habrá tantas ralentizaciones- y detalles como el desgaste que se va notando en los jugadores según avanza el partido, como manchas en la camiseta.
El apartado sonoro vuelve a contar con la presencia de Iñaki Cano y Juan Carlos Rivero como comentaristas. Como en las anteriores entregas, el trabajo es bueno, pero el repertorio de comentarios muy limitado para todos los lances que ocurren en el partido, destacando sobre todo las limitaciones en las introducciones y en los comentarios del descanso. Es un apartado que no ha evolucionado demasiado en estos últimos años y que continúa palideciendo ante el de su rival FIFA. Lo mismo puede decirse del ambiente de estadio, con sutiles mejoras pero lejos de los cánticos reales que incluye el juego de EA Sports. La música vuelve a contar con una limitada selección de temas de ambientación de menús, mientras que el sonido del balón, como todo lo relacionado con él, sigue siendo excelente.
El modo online ha mejorado notablemente con respecto a la pasada edición (disponible solo en Xbox y PC de aquella), y en esta ocasión, aunque todavía limitado a un máximo de cuatro jugadores, es mucho más fluido e incluye herramientas de estadísticas mucho más completas que en la anterior edición. Se echan en falta más opciones de modos, poder realizar torneos de mayor complejidad, y esperamos que en la próxima versión continúe por esa línea de mejora.
Pro Evolution Soccer 5 sigue siendo el mejor simulador del mercado, aunque en cuestión de modos de juego siga estando un tanto limitado. Los cambios introducidos en esta entrega son un paso más de cara a refinar la simulación y a hacerlo más exigente, y resulta obvio que ahora mismo la limitación de cara a la evolución de la saga ya no la pone el tiempo para implementar las ideas, sino la potencia de la versión base (PlayStation 2) para soportarlas. Con una exquisita evolución y refinación a lo largo de esta generación, estamos ansiosos por saber qué tendrá en el tintero Konami para la próxima generación. Las asignaturas pendientes siguen siendo, sin embargo, las mismas, y no parece que Konami tenga prisa por aprobarlas. Lo cual, teniendo en cuenta la excelente jugabilidad, es una lástima.