Análisis de Medal of Honor Vanguard (PS2, Wii)
La franquicia Medal of Honor, que ya acumula más de ocho años a sus espaldas, se ha convertido con el paso de los años en una de las más estimadas por los amantes del género bélico, con versiones tanto en PC como en consolas de sobremesa. En esta ocasión nos llega Vanguard, la cual podremos disfrutar tanto en la Playstation 2 de Sony como en la consola de nueva generación de Nintendo, Wii, con un control adaptado a la misma.
Ambas versiones son idénticas en lo que a desarrollo y posibilidades se refiere, por lo que todo lo que comentemos será aplicable en ambos casos, con algunas diferencias concretas en cuanto al control y al apartado gráfico que comentaremos más adelante.
Para no cambiar la tónica que ha marcado todos los episodios estaremos nuevamente presentes en la Segunda Guerra Mundial, tomando en este caso el rol del cabo Frank Keegan y su equipo, miembros de la unidad 82 aerotransportada.
Nuestro viaje nos llevará a través de lugares tan dispares como Silicia, Alemania, Francia e incluso Holanda, en una aventura de cuatro completas campañas de una intensidad notable.
El juego es, a todas luces, de un desarrollo clásico de principio a fin. Es decir, tendremos las clásicas escenas históricas que nos pondrán en situación en determinados momentos, tras las cuales comenzaremos la misión y tendremos que avanzar a través del escenario acabando con nuestros enemigos y cumpliendo los objetivos asignados.
La gran mayoría del tiempo la pasaremos a pie, con pequeños momentos distintos e interesantes como los que veremos en primera persona cayendo desde un paracaídas junto a nuestros compañeros de división o desde machine-guns eliminando cantidades ingentes de alemanes, aunque la conducción de vehículos, desgraciadamente, no estará presente en este nuevo episodio.
Uno de los nuevos detalles presentes en Vanguard es el mayor protagonismo de nuestros colegas de equipo que, por ejemplo, nos informarán de la posición de los enemigos dinámicamente en la batalla, lo cual les da una importancia ligeramente mayor que anteriormente donde su presencia era poco importante.
Otra de las ideas aplicadas en este episodio es la posibilidad de tomar distintas rutas en los escenarios, aunque en la mayoría de ocasiones no las tendremos demasiado en cuenta debido a la abrumadora linealidad de los mismos, los cuales nos animarán a seguir adelante por la ruta preestablecida que, del mismo modo, es la que mayor grado de diversión nos proporcionará.
¿Por qué decimos eso? Pues por la mediocre calidad de inteligencia artificial de nuestros enemigos, los cuales apenas reaccionarán si son sorprendidos por la espalda. Es decir, resulta más divertido encarar un grupo de soldados alemanes por su frente buscando como abatirlos con nuestra puntería que intentar encontrar un camino para llegar a su retaguardia debido a que en la mayoría de ocasiones estos seguirán con sus disparos prefijados y no se inmutarán mientras son eliminados.
En cuanto a la curva de dificultad no está todo lo pulida que cabría desear. Las primeras campañas son de un nivel bastante asequible, sin notar que la dificultad ascienda de forma destacable mientras avancemos. Sin embargo llegará un punto en la última campaña en que el nivel sube de manera instantánea y nos veremos en un tira y afloja constante con una misma misión.
Esto resulta especialmente frustrante ya que se da el caso de que estas misiones finales tienen una duración bastante elevada, superando el cuarto de hora, y con toda probabilidad nos encontraremos jugando diez minutos una parte para morir a causa de la bala de un francotirador, tras lo cual tendremos que cargar nuevamente el anterior checkpoint y repetir la misma escena, lo cual unido a la ausencia de variedad en el desarrollo de una misma misión, nos causará más de una frustración ante el juego.
Es decir, moriremos y no nos veremos animados a superarnos ante la pantalla, sino que se trata más de una cuestión de ensayo y error que de propia pericia del jugador que en un pequeño despiste puede acabar con su cuerpo hundido bajo tierra.
Dejando a un lado estos pequeños pero importantes detalles, el juego en cuanto a su desarrollo presenta un acabado notable, dándonos momentos típicos de la franquicia de una intensidad y epicidad digna de mención, a lo cual debemos sumar una cantidad correcta de modos multijugador en local como deathmatch o captura la bandera que alargarán sin duda la longevidad del título. Se echan de menos algunos modos online, parece que tendremos que esperar a otra ocasión para disfrutarlos.
En cuanto al control, en el caso de Playstation 2 tenemos el control clásico pero efectivo con el Dual Shock a través de los controles analógicos. Nada destacable en este aspecto ya que está bien depurado y usa la fórmula por todos conocida así que ya sabemos de antemano lo que tendremos delante.
En el caso de Wii ya tenemos que profundizar algo más, ya que presenta luces y sombras. El juego está, como no podía ser de otro modo, adaptado a las posibilidades del mando de la consola de Nintendo. En este sentido podemos decir que hace uso de manera más que correcta tanto del Wiimote como del Nunchaku.
Siguiendo un esquema muy parecido al que vimos en el caso de Call of Duty 3, usaremos el Nunchaku para mover a nuestro personaje, a lo que hay que añadir que en este caso también le daremos otros usos en forma de órdenes a nuestro soldado por medios de órdenes gestuales
Por ejemplo podríamos hacer un ligero movimiento hacia abajo para ordenar que se agache, o hacer ese mismo movimiento más pronunciado para hacer que se eche al suelo. Otras órdenes podrían ser un movimiento lateral para recargar nuestra arma. En general la idea es bastante correcta, no así su aplicación que no está todo lo depurada que cabría desear confundiendo en bastantes ocasiones nuestros movimientos.
En general el control sale perdiendo si lo comparamos con el gran trabajo hecho por Activision con Call of Duty 3, si bien en algo se ha mejorado, como es el caso de excelente control que encontramos en Vanguard cuando estamos en primera persona con zoom activado manejando el arma del soldado, ya que tendremos un control formidable, muy fluido y fiable que, sin lugar a dudas, nos deja una sensación muy agradable tras probarlo a fondo.
Gráficamente el juego se ha desarrollado usando la PlayStation 2 como base y creando una versión vitaminada para Wii. En este sentido podemos decir que ambas versiones lucen bastante bien, con unos modelados más que correctos en los soldados (aunque bastante repetitivos), y unos escenarios variados y de calidad, mostrando además un acabado en cuanto a efectos especiales notable.
La versión de Wii se ha mejorado de forma bastante significativa, mejorando de forma importante lo visto en la otra versión y obteniendo un resultado visiblemente mejorado si lo comparamos con el otro referente bélico en Wii (Call of Duty 3). En este sentido podemos añadir que el juego cuenta con soporte para modo panorámico y progresivo.
El modelado y texturizado general del juego es de una calidad indudable, y obtiene gran nota especialmente si nos centramos en lo que se refiere a efectos lumínicos donde la versión de Nintendo destaca en mayor medida. Si bien es cierto que la consola de Nintendo aún puede dar bastante más de sí, el apartado general en Vanguard debemos calificarlo de satisfactorio teniendo en cuenta que se desarrollado a partir de una consola de la pasada generación.
El apartado sonoro sigue la tónica que ya conocemos, esto es, un buen doblaje al castellano, unos efectos sonoros para explosiones y combates entre soldados muy logrados y una banda sonora de corte épico que, sin resultar especialmente destacable, cumple sobradamente su labor.
Como conclusión final podemos decir que Vanguard es un más que correcto episodio de Medal of Honor que, si bien es cierto que presenta diversos detalles bastante mejorables y no innova en nada respecto a sus predecesores, nos deja una buena sensación tras terminarlo debido a su indiscutible intensidad y su jugabilidad tan depurada a lo largo de los años. Ambas versiones cumplen su cometido, aunque pudiendo elegir resulta más estimulante la versión de Wii debido a su control y apartado gráfico mejorado, pese a que un control más pulido nos hubiese dejado sin duda una sensación mucho más agradable.
Últimos análisis
