Análisis de Full Spectrum Warrior: Ten Hammers (PS2, Xbox, PC)
Hay cosas curiosas, como la no distribución en nuestro país de este juego para Xbox. Llama la atención no sólo porque sí se distribuye en el resto de Europa, sino también porque la saga se inició en la consola de Microsoft, dando más tarde el salto a PlayStation 2 y PC. Pese a esta circunstancia, comentaremos igualmente las principales diferencias entre las tres versiones del juego, cuando las haya, si bien es cierto que la versión para Xbox es, virtualmente, idéntica a la de PC en cuanto a acabado técnico.
La primera parte, que vio la luz en 2004, marcó un hito importante dentro del género de la estrategia militar, al integrar juego por turnos y acción en tiempo real gracias a su muy bien diseñado sistema de juego con una ambientación que integraba la batalla en la guerra de guerrillas dentro de un país inventado situado en Oriente Medio, lo que no dejaba de despertar cierto morbo dada la situación geopolítica del momento... y que todavía hoy persiste. Full Spectrum Warrior: Ten Hammers, su segunda parte, mantiene ambientación y un sistema de juego que se mostró útil y competente, que ya nos convenció en su momento con esa acertada combinación que proporcionaba la fusión de videojuego y entrenador militar real.
Lanzado en un primer momento para Xbox, y posteriormente en PC y PlayStation 2, el juego alcanzó suficiente reconocimiento y beneficios como para garantizar una segunda parte que ha sido, finalmente, distribuida en Europa en sus tres versiones, menos en España, donde, como ya hemos dicho, la versión para Xbox no puede encontrarse en las tiendas. Una decisión de la distribuidora que no nos convence lo más mínimo, pero que parece lógica dadas las bajas ventas de la consola en comparación con su más directa competidora y el hecho de que su sucesora, Xbox 360, lleva varios meses en la calle. Su segunda parte, la que nos ocupa, se resume en ser más difícil, compleja y con más posibilidades de juego que el original, de manera que si te gustó el primer título, éste es una compra obligatoria.
Seguimos controlando a equipos tácticos de cuatro soldados, con la opción nueva de poder dividirlos, a su vez, en parejas. De este modo podremos realizar todas las acciones tácticas que ya vimos en su momento, como colocar las tropas en posiciones determinadas para realizar fuego de supresión o cobertura mientras colocamos al resto del equipo; solicitar ataques aéreos, llevar a cabo las más intensas refriegas contra los insurgentes, etc. La principal novedad del juego, más allá de las nuevas opciones integradas aquí y allá que mejoran el conjunto global sin resultar en una experiencia de juego fresca, reside en el multijugador.
En las tres versiones del juego Pandemic ha añadido modos cooperativos y versus a través del juego online, además de la opción de juego en red para la consola de Microsoft. Al cooperativo y versus se añade un multijugador basado en misiones que puede resultar de lo más interesante a la mayoría de jugadores, convirtiéndose en uno de los modos de juego estrella. En PC las partidas en red pueden albergar a seis jugadores, frente a sólo cuatro en PS2; la versión de Xbox permite hasta ocho.
Lo cierto es que la inclusión de más y más opciones en el juego mejora la profundidad de la jugabilidad sustancialmente, pero su integración en la interfaz hace que el título haya aumentado su dificultad en el control, haciéndolo mucho más complejo que en el original. Esto se debe a que no están demasiado bien integrados, y quizás hubiese sido conveniente rediseñar todo el esquema de control desde cero en vez de parchearlo con las nuevas opciones, que no acaban de encontrarse ni en lugares lógicos ni bien integradas. Puesto que en esta ocasión el tutorial no es tan detallado como en la primera entrega, esto puede ser un problema para el jugador que no cuenta ya con experiencia previa, pues puede resultar en partidas frustrantes en los primeros momentos de juego, aunque es algo que no debería desanimarnos.
En cuanto a su desarrollo, el juego ha perdido intensidad en la narración en esta secuela. Por un lado, las misiones son poco variadas, con situaciones que ya vivimos en el primer juego, y que, además, se repiten una vez tras otra en Ten Hammers, y, por si esto fuera poco, el desarrollo del guión no es intenso –salvo en contadísimas ocasiones-, perdiendo mucha de la profundidad que en este campo mostró tener el juego que inició la saga. No es malo en este aspecto, pero no alcanza el nivel de calidad que se había alcanzado.
Siendo estos sus principales defectos, es innegable que su mayor virtud reside en las opciones multijugador y en las ventajas de su mayor campo de acción proporcionado por sus muy amplias opciones de control. De este modo, con este último aspecto, el que es uno de sus fallos (la escasa integración y facilidad de los rediseñados menús con más opciones) se convierte también en una notoria virtud.
El guión del juego nos sitúa en la ficticia zona de Zekistan, concretamente en la región de Khardiman, donde las facciones insurgentes se han convertido en un grave problema. El mejor aspecto de la narración del juego reside en el multiperspectivismo, al contarnos los mismos hechos desde el punto de vista de diferentes escuadrones militares de varios países, pertenecientes a la coalición militar de las Naciones Unidas desplegada en la zona. Poco a poco se desinfla, y no es algo particularmente original a día de hoy, pero mantiene el hilo de la acción y da lugar a conocer la historia de los hechos de un modo algo diferente a las tradicional narración lineal. Sin ser una mayoría, es mejor que la mayoría de títulos del género.
A nivel gráfico, tal y como era de esperar, la versión más floja es la de PlayStation 2, pues no alcanza la claridad visual de PC o Xbox, que cuentan con mejores texturas y una iluminación más elaborada. Todas las versiones del juego se ven favorecidas por una plaeta de colores mucho más acertada que en el primer juego gracias, en buena medida, a la inclusión de nuevas zonas de juego que van más allá de los ambientes puramente desérticos. Sin embargo, a nivel de diseño no parece tan redondo como el original, o cuando menos no ha dado el salto gráfico lógico que se debe esperar dado el tiempo pasado. Con todo, lo que sí es notable es la presencia de mayor cantidad de bugs, con problemas en la detección de colisiones, parpadeos en texturas, baile de polígonos, etc. Parece, en definitiva, peor acabado en el apartado gráfico.
Con los nuevos movimientos incluidos en el juego tendremos mucho mayor rango de acción y da lugar también a nuevas situaciones en el desarrollo de la aventura, como escoltar o proteger a un soldado mientras éste se mueve para tomar una posición. Por supuesto, cada uno de estos nuevos movimientos incorpora una serie de ventajas y desventajas que mantienen equilibrada la dificultad del título, como la posibilidad de controlar los movimientos del equipo Alpha desde el equipo Bravo, de manera que no se tiene que alternar entre uno y otro constantemente. Además, en las situaciones en las que se incorporan los equipos Charlie y Delta, el sistema de control nos permite acceder fácilmente a todos ellos, pero la falta de control directo hace que no sea demasiado útil en plena batalla, además de no ser demasiado rápido ni ágil y, la verdad, el propio diseño del juego no invita en exceso a disfrutar de estas posibilidades.
Una de las principales carencias del juego se encuentra en la inteligencia artificial de los enemigos, que puede dar lugar a situaciones tan absurdas como cómicas, pero, también, producir situaciones en las que se perciban claramente las taras del diseño del juego y, sobre todo, la escasa velocidad de reacción de nuestros soldados. En líneas generales, mejora lo ofrecido en el primer juego, pero ya sea por las situaciones que se dan, o por la concepción de los escenarios, da lugar a múltiples errores durante la partida que pueden costarnos el tener que reiniciar la partida.
Otra novedad en el juego es la inclusión de vehículos que podemos controlar, especialmente tanques, que, por supuesto, nos permiten desplazarnos mientras movemos la torreta de manera independiente. Manejar los tanques es divertido y espectacular, y le hace ganar múltiples puntos al juego en su conjunto global. Es ésta, posiblemente, la más acertada de todos los añadidos realizados al título, y la mejor integrada en su desarrollo. Igualmente interesante es la inclusión de 32 personajes en el juego ahora que nuestros soldados pueden morir.
Al morir un soldado, éste es reemplazado por uno de los otros personajes del juego, y al acabar las misiones se nos darán unas notas biográficas del fallecido para que nos dé un poco de pena. El problema es que la historia es tan plana que los personajes no podían quedarse atrás, por lo que esos 32 personajes son apenas anecdóticos.