Análisis de Disgaea 2 (PS2)
¿Lograrán Adell y sus amigos hacer desaparecer la maldición que pesa sobre su familia y su mundo antes de que sea demasiado tarde?.
Martín Verdes Rodríguez ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
6.5
SONIDO
8
NOTA
8.6
DIVERSIÓN
9
JUGABILIDAD
9
Análisis de versión PS2.
La esperada secuela de Disgaea llega por fin a nuestras consolas tras una larga espera. Las dudas que asaltarán a cualquier fan de Nippon Ichi Software (NIS) son muchas: ¿será tan bueno como el primer juego? ¿Continuará la historia de Laharl y Etna? ¿Mantendrá ese peculiar humor tan característico de N1S? Vayamos por partes y poco a poco.
Disgaea 2 no es una continuación pura y dura de su antecesor, sino más bien una historia nueva, que transcurre tres años después del final del primer juego. En esta ocasión el protagonista es Adell, un joven humano que vive en un mundo que ha sido maldecido por Lord Zenon. Esta maldición convierte a todos sus habitantes, incluida a la familia del protagonista, en demonios, que poco a poco van perdiendo su conciencia hasta quedar totalmente a merced del malvado Overlord. Pero curiosamente Adell no se ha visto afectado por el hechizo y lo que más quiere es luchar contra Zenon para derrotarle y que todo vuelva a ser como antes. Junto a su familia, le invocan pero algo sale mal y quien aparece no es el tirano sino su hija, Rozalin, una chica engreída y bastante snob. Adell se compromete a llevarla de vuelta a casa, pero con la intención de, una vez allí, luchar contra su padre, algo que ella no está dispuesta a permitir, evidentemente. Durante el viaje conocerán a otros personajes que se unirán a su grupo; personajes tan alocados y pintorescos como un actor venido a menos o una rana obsesionada con el sexo.
El humor vuelve a ser una parte esencial de Disgaea 2, como suele ser en todos los juegos de NIS, aunque esta vez, el protagonista es algo más serio y no nos causa una impresión tan agradable como la que Laharl supuso en su momento, ya que no piensa en otra cosa que no sea salvar a su familia como sea (algo lógico pero a veces puede caer hasta pesado). Pese a ello, los personajes que rodean a Adell son lo bastante cómicos como para estar siempre con una sonrisa en la boca en cada secuencia que vamos viendo. Uno siempre espera de N1S buenas dosis de humor, y aquí están garantizadas, pero quizás Adell no fuese el personaje más adecuado para ello. Rozalin ya pone el toque serio, y con el protagonista recordándonos siempre su objetivo la cosa decae un poco, aunque en ningún momento el nivel de seriedad es alarmante.
¿Novedades necesarias?
El sistema de juego se mantiene fiel al anterior juego. Es un calco perfecto pero se han añadido algunas novedades que justifiquen la existencia de la secuela. Peleamos en combates por turnos, sobre unos escenarios divididos en casillas, al más puro estilo Final Fantasy Tactics (el ejemplo más conocido, quizás), y lo que tenemos que hacer es acabar con los enemigos que haya moviéndonos por las celdas y usando con habilidad e inteligencia a nuestros personajes. El factor táctico es muy importante, y en esta saga más aún, ya que las celdas del suelo no se limitan a tener diferentes alturas según donde nos pongamos sino que se ven afectadas por los Geo Panels, unas casillas con efectos de lo más variados, que van desde aumentar la defensa o el ataque, a la invencibilidad o a la duplicación del personaje que esté en ella (con todo lo bueno y lo malo que ello suponga dependiendo de si somos nosotros o el enemigo el que se sitúe en casillas así). De este modo las batallas se hacen muy variadas y divertidas y lo mejor es que nunca se repiten las mismas condiciones de batalla porque la vida del juego gana muchos enteros con tanta variedad.
Entre las novedades se encuentran la inclusión de un nuevo comando, Atrapar, que nos permitirá recoger ítems del suelo o hacer ataques en torre con nuestros aliados sin que después perdamos la posibilidad de atacar con el personaje que ejecutó ese comando. Hay algunos oficios nuevos que amplían el abanico de posibilidades del juego y nos darán más libertad para crear personajes más anuestro gusto. Uno de los detalles más sorprendentes y que más nos ha gustado es que, por una vez, el protagonista no es el típico guerrero que maneja una espada, sino que esta vez es un monje karateka y lucha a puño limpio. Sus amigos, pese a tener oficios muy comunes, también se salen un poco de lo normalmente establacido en las convenciones del género, ya que empiezan manejando arcos, pistolas y otras armas diferentes a las habituales: espada, bastón, hacha...
La Asamblea Oscura y el Item World no se han librado de un pequeño lavado de cara y han aumentado sus posibilidades. El Item World con zonas ocultas y más recompensas y la Asamblea con el añadido de diversos estados en los parlamentarios: ahora puede sernos más fácil sobornarlos si están borrachos o si están dormidos (en cuyo caso no participan en las votaciones que podamos proponer) con lo que hay que fijarse si nos van a apoyar o no. También se ha incluido un mensajero que nos premiará por nuestras malas acciones.
Quizás, todos estos añadidos lo único que logran es complicar un poco más algo que a nuestro jucio era bastante bueno en el primer Disgaea. Si ya antes requería esfuerzo y dedicación lograr algo a nuestro favor de los parlamentarios, o llegar muy lejos en el Item World para mejorar un objeto, ahora la sensación que nos queda es que todo esto se nos puede atragantar un poco, ya que todas las opciones que nos dan acaban por abrumarnos. Hay demasiadas cosas que hacer y todas ellas están muy concentradas en pocos apartados. La planificación acaba siendo enorme. No es que esto empañe el apartado jugable, que siendo muy bueno, pero la sensación es algo agridulce.
Por lo demás este Cursed Memories se mantiene igual. A nivel técnico apenas hay diferencias. Los gráficos siguen siendo pobres para lo que es capaz una PS2, pero NIS ha demostrado sobradamente que ella no va por ese camino y que lo que le importa es la jugabilidad de sus títulos, que siempre han cumplido con creces en ese sentido. El diseño de los personajes ha mejorado y son más estilizados que en el primer juego, con un aspecto algo más maduro. Lo mismo se puede decir de los escenarios, que cuentan con un mejor modelado, sobre todo el pueblo donde viven Adell y su familia, que es el eje central de nuestras movimientos y acciones fuera de las luchas. Los efectos de luces en las batallas se han visto mejorados pero no son tampoco una maravilla. También se han pulido los menús y ahora lucen un buen acabado, aunque el fondo transparente de las ventanas a veces molesta un poco porque el escenario nos impide ver del todo bien los textos, pero es una nimiedad que sólamente queremos mencionar para informar de que está ahí.
El sonido, como siempre, raya a un nivel más que aceptable. No sólo por las agradables melodías que nos acompañan durante todo el juego, sino por el buen doblaje que lucen los personajes. Además, esta vez no sólo podremos oírlos (y leerlos) en inglés, sino también en japonés, lo cual es un magnífico detalle para los fans de este tipo de doblaje. El resto del apartado sonoro cumple sin más, con unos sonidos FX que ni destacan ni desentonan.
Como añadidos finales, en esta ocasión podemos admirar una bonita intro en anime, así como un trailer, también en dibujos animados, que resume los hechos acontecidos en el primer título y que es digno de ver. También podremos manejar durante algunas partes del juego a Laharl, Etna, Flonne y a algún personaje más, sacados directamente del primer juego, o ver referencias a otros títulos de N1S en forma de guiños, como a Pram o a Dark Lord Valvolga, de Makai Kingdom.
Conclusiones
Diagaea 2: Cursed Memories es un excelente juego para todos aquellos que se quedaron con ganas de más peleas tras acabar el primer juego. Mantiene su misma esencia, incorporando algunas novedades, que quizás aporten poco y lo enreden todo más de lo necesario, pero sigue siendo divertido a raudales, aunque el protagonista no esté muy por la labor de ser el gracioso de turno (después de todo, Laharl sólo hay uno) pero los buenos momentos y la adicción típica de los juegos de rol tácticos están asegurados. No es quizás la compra idónea para los que quieran iniciarse en el género, dada su complejidad (hay títulos más accesibles en el mercado, como el antes citado Makai Kingdom), pero a los fans y puristas este Disgaea 2 les encantará.
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