Análisis de Cold Fear (PS2, PC, Xbox)
De un tiempo a esta parte la compañía francesa Ubisoft está experimentando un crecimiento espectacular, basado sobre todo en la creación de nuevas sagas que, independientemente de su éxito de ventas, alcanzan muy buenas puntuaciones en las críticas por su buena calidad. En sus inicios una compañía de juegos infantiles, Ubisoft ha sabido calar en el público más mayor mediante adquisiciones inteligentes (RedStorm Entertainment) y nuevas sagas como Splinter Cell o Prince of Persia. Pronto llegarán dos nuevas "incursiones" de Ubisoft en dos géneros que todavía no había explorado: Brothers in Arms en el caso de los simuladores bélicos y este Cold Fear en el poblado pero atractivo género de los juegos de terror.
Aunque Ubisoft es novata en este campo, los creadores del juego no lo son. Darkworks, compañía encargada del desarrollo, ya había trabajando en la hasta ahora última entrega de la saga Alone in the Dark, con resultados no demasiado buenos, todo hay que decirlo.
Sin embargo, Cold Fear es mucho mejor, y resulta un notable juego de acción y terror, especialmente de acción, pues ésta es mucho más dinámica y frecuente que en Alone in the Dark.
La acción transcurre en una época actual, en un barco ballenero ruso que faena en Alaska, y que levanta las sospechas de la CIA, que decide enviar una expedición de inteligencia, la cual desaparece sin dejar rastro. Una vez liquidada la "primera línea de defensa", son los guardacostas los que intentan acceder al barco. Evidentemente, todos mueren, salvo el personaje que nosotros controlaremos, y que tendrá que internarse en solitario en este desalentador barco, en medio, por cierto, de un mar tormentoso que hace que se balancee de un lado a otro, como notaremos en los escenarios exteriores.
En la piel de Tom Hansen nos internaremos en este laberíntico barco. Pues aunque no tan laberíntico, una de las características del juego que notaremos de forma inminente es la ausencia de un mapa, una ayuda que estamos acostumbrados a tener en todos los otros juegos, desde títulos del mismo género como Resident Evil hasta otros como Metal Gear. La ausencia de esta característica se nota y además nos dice lo mucho que nos hemos acostumbrado a tener un mapa en los juegos de exploración donde los niveles no sean meros corredores. Esto tiene sus contras, como cierta desorientación inicial, ya que hay algunas habitaciones conectadas entre sí que quizás nos hagan avanzar en círculos en algunos momentos, y además la mayoría de las cubiertas internas y externas del barco guardan muchos parecidos entre sí. El único pro reside en que el juego de hecho logra transmitir cierta sensación de desamparo al jugador, de no saber si antes ha estado en un sitio o no, y por lo tanto permanecer siempre alerta. Aún así, para los que necesiten del mapa, hay uno en el manual del juego.
Poco después de entrar en el barco nos daremos cuenta de que no solo se esconde algo turbio en él, sino que sus propios tripulantes lo saben y se encargarán de defender el secreto. Los marineros rusos nos dispararán al vernos y dejarán una valiosa munición al morir, pero pronto serán substituidos por zombies, bastante más ágiles y dotados de recursos de lo que habitualmente se ve en este tipo de juegos –aunque Resident Evil, el referente, incluye enemigos ágiles en esta nueva entrega-. Estos zombies podrán ir armados y son bastante rápidos, aparte de que nos pueden morder y hacer un daño mucho mayor, y la única manera de acabar con ellos es destruyendo su cabeza, o bien a tiros o bien pisándosela cuando hayan caído al suelo.
Pronto iremos introduciéndonos más profundamente en el barco y descubriendo los secretos que esconde, hasta pasar a otro escenario –del que no vamos a hablar para mantener la sorpresa-. El juego es de acción y terror, pero el terror no tiene tanto que ver con los sustos como con la atmósfera general del juego. Los enemigos simplemente aparecen repentinamente, de entre las sombras, y es tan acusado su mal aspecto y tan agresivo su carácter e intenciones que se logra causar espanto al jugador, o al menos tensión. También abundan las escenas de violencia explícita, con numerosos cadáveres mutilados por los suelos de los diferentes escenarios. Más que a una película de miedo, recuerda a un episodio de Expediente X, quizás por lo oscuro y extremo del escenario, pero también porque a medida que avancemos iremos dándonos cuenta de qué es lo que ha pasado.
Cold Fear está muy orientado a la acción, con un sistema de apuntado similar al de los juegos en primera persona, al que podremos cambiar por un botón; además, y por extraño que parezca en un juego de terror, podremos movernos y apuntar a la vez. Si lo que preferimos, en cambio, es apuntar en tercera persona, también podremos; pero la primera opción resulta mucho más recomendable al no tener que depender de ángulos de cámara. Los enemigos realmente son poco variados, y prácticamente solo nos enfrentaremos a zombies y a los escurridizos seres que hacen que los humanos se conviertan en ellos. Pero especialmente los primeros, que como decíamos solo mueren cuando acabamos con su cabeza; no puede decirse que los enemigos tengan una gran inteligencia artificial, pero de ansias de muerte y carne humana están sobrados. Se abalanzarán hacia nosotros, a veces lentamente, otras veces corriendo, y poco a poco aprenderemos a hacer blanco en su cabeza lo más rápidamente posible, si es que queremos conservar nuestro pellejo.
Aún así, hay puzzles, no tan exóticos como los de Resident Evil sino algo más coherentes, y consistentes sobre todo en encontrar objetos que se han perdido en el fragor de la batalla caótica entre humanos y zombies. Detalles como la escasez de munición y botiquines están presentes, además de más armas aparte de la pistola estándar con la que empezamos; a medida que avancemos nos haremos con el clásico rifle Kalashnikov y más adelante con otras armas, algunas de las cuales tendrán una luz que nos permitirá ver en la oscuridad de algunas habitaciones, y que puede ser vital para evitar ser sorprendidos por algún enemigo acechando amén de ser necesario para explorar las susodichas.
Las premisas son conocidas e interesantes, y el juego muy llevadero, pero sin embargo existen algunos puntos negativos que, aunque no estropean la experiencia, sí impiden a Cold Fear convertirse en el gran juego de terror que Ubisoft esperaba haber producido. La ambientación es buena y las cinemáticas, aunque un tanto de serie B, narran bien la historia que va avanzando, sin embargo el diseño del juego implica tener que recorrer una y otra vez las mismas habitaciones, pues iremos avanzando a medida que consigamos tal objeto para lograr abrir la puerta de turno, o realizando la típica acción que o bien drena el agua de una habitación inundada, o bien hace explotar el obstáculo que nos impedía acceder a otra. Esto produce que tengamos que recorrer varias veces todo el barco, con ligeros cambios en cada ocasión y que, especialmente en la versión PS2, que no usa un disco duro como ayuda, veamos muchísimos tiempos de carga. A todo esto hay que sumar lo laberíntico de los escenarios, lo fácil que es perderse y la ausencia de mapa que el uso del manual no acaba de solventar del todo.
A nivel gráfico Cold Fear no es lo más espectacular que se ha visto en ninguna de las dos plataformas pero no decepciona en ninguno de sus apartados. El personaje principal y los otros que nos encontraremos gozan de un buen modelado, que no tiene que envidiar a otros juegos, y los escenarios tienen la exigible variedad y cantidad de objetos, además de calidad y cierto realismo en su diseño. Hay que destacar que aunque las texturas son variadas, todas tienen un color muy apagado, cosa que le da al barco ese aspecto de decrepitud que debe tener. Tiene también detalles interesantes en los exteriores del barco, como objetos que se mueven salvajemente en la tormenta, y que de hecho tendremos que esquivar, y destaca también la iluminación tanto en interiores y exteriores. Lástima la poca variedad de enemigos.
En el aspecto sonoro hay que destacar el doblaje al castellano, una característica que curiosamente no tienen ninguno de los grandes del género (Silent Hill, Project Zero y Resident Evil), y que es muy de agradecer a Ubisoft, ya que nos permite enterarnos mucho mejor de la historia; la música no es abundante y no ambienta muy bien, y los FX no tienen gran variedad, pero sí logran crear esa ambientación de tensión.
En conclusión, Cold Fear es uno de esos juegos de notable que no pasan a la posteridad como clásicos pero que no decepcionarán a quien les dé una oportunidad. Tiene una factura técnica decente, y una jugabilidad buena aunque un tanto repetitiva por el abuso de "pulular" por el barco. La duración, lamentablemente, no es muy larga, aunque se trata de un juego muy rejugable una vez sepamos qué es lo que tenemos que hacer siempre. Si los usuarios de PS2 o Xbox quieren un Survival Horror, viendo cómo se lo pasan los aficionados a GameCube con Resident Evil 4, éste es sin duda su juego en esta época del año. O, al menos, un título para alquilar y pasar dos buenas tardes.