Análisis de Warhammer 40.000: Dawn of War II (PC)
Lo fácil habría sido mantener las bases jugables establecidas por Warhammer 40.000: Dawn of War y todas las expansiones que la pulieron, sin embargo, los creadores de grandes sagas como Homeworld o Company of Heroes, Relic Entertainment, han decido dar un nuevo paso en el género de la estrategia variando de una forma notable el sistema de juego que ellos mismos idearon. El resultado: un fantástico juego de acción, rol y estrategia que nos va a permitir vivir con una intensidad pasmosa los brutales conflictos bélicos del universo Warhammer 40.000. Pero… ¿satisfará este cambio a todos los aficionados a la estrategia?
El valor de un comandante
Como os hemos ido comentando durante estos últimos meses, Dawn of War 2 abandona elementos propios del género de la estrategia como la recolección de recursos, construcción de campamentos y adquisición de unidades de combate para centrarse exclusivamente en los combates. Combates protagonizados además por un reducido contingente de unidades que estarán al mando de diversos héroes y comandantes que serán los auténticos protagonistas del modo campaña. Por tanto, en esta vertiente, y esto debe quedar claro, el juego se asemeja muchísimo más a lo que cabría esperar de un juego de acción y rol que a un título de estrategia. Obviamente, el hecho de tener que afrontar todas las misiones con un reducido grupo de soldados, a los que tendremos que usar con cabeza para no perderlos, nos obliga a pensar nuestros movimientos y aprovechar los elementos del entorno como las distintas coberturas que puebla cada escenario –además de edificios, barricadas, trincheras y demás-; pero aún así, la estrategia ha sido reducida a la mínima expresión.
Dicho esto, hay que remarcar que estamos ante un título tremendamente divertido; una propuesta de juego frenética que nos permitirá disfrutar de una intensa acción que no dejará lugar para el respiro. En este sentido, como indicábamos, toda la acción girará en torno a un pequeño grupo de escuadras de soldados y unidades blindadas que estarán acompañados por héroes y comandantes de los marines espaciales –unida facción con la que afrontaremos la campaña-. Con estos, tendremos que cumplir todo tipo de misiones como localizar determinados artefactos, tomar una zona concreta del campo de batalla, o aniquilar a uno de los líderes rivales. Para ello, como os podéis imaginar, resultará vital el aprovechar al máximo las habilidades de cada una de nuestras unidades ya que ahora no tendremos opción a recuperar las tropas caídas en combate, salvo en determinados puntos de cada misión (dependiendo de si estaba prevista o no la llegada de refuerzos, o en los puntos de reabastecimiento, donde recuperaremos a las tropas caídas), de ahí que en esta ocasión, el empleo de las habilidades especiales de cada unidad resulte tan importante en el desarrollo de la acción.
Como recordarán los aficionados de Dawn of War, las diversas unidades de combate que poblaban este sangriento universo contaban con todo tipo de habilidades especiales como la posibilidad de lanzar granadas, desatar descargas de energía a su alrededor, o elevarse con unos propulsores para, por ejemplo, sorprender a los enemigos por la retaguardia. Todas estas habilidades se mantienen en esta secuela aunque como decíamos, adquieren un mayor peso en el desarrollo de la acción. No en vano, conforme vayamos cumpliendo objetivos y eliminando a los enemigos, nuestras comandantes adquirirán puntos de experiencia que posteriormente podremos invertir en mejorar cuatro habilidades base con las que contarán todos ellos. Hablamos por ejemplo de la salud, que además de mejorar su capacidad de regenerarla nos concederá habilidades tan interesantes como la invencibilidad siempre que estemos a cubierto, o la energía, que mejorada al máximo permitirá a los comandantes realizar incluso bombardeos orbitales con los que devastar las posiciones enemigas.
Antes de cada misión, aparte de seleccionar el tipo de unidades que queremos que desciendan a la superficie planetaria, podremos seleccionar también su equipamiento, que progresivamente iremos desbloqueando, y los comandantes que les acompañarán. Dependiendo de estas decisiones nuestra forma de acometer las escaramuzas diferirá, lo que es sin duda uno de los principales atractivos del juego. Igualmente, una vez en el campo de batalla, tendremos que recoger todo tipo de ítems como cajas de suministros y demás para poder hacer uso de todas las mortíferas habilidades de las que hacen gala nuestras tropas. Tampoco podemos dejar de lado, como ya indicábamos anteriormente, aspectos como las coberturas.
Siguiendo la estela de Company of Heroes, el sistema de coberturas de Dawn of War 2 resulta fantástico. Gracias al mismo, podremos guarecer a una de nuestras escuadras del fuego enemigo mientras las restantes buscan una forma de atacar a los rivales por la retaguardia, o aguantar de la mejor forma posible una devastadora acometida enemiga en el interior de un búnker, por ejemplo. También están presentes aspectos como el fuego de supresión, gracias al cual podremos poner en práctica todo tipo de estrategias: mientras silenciamos el fuego enemigo tratamos de flanquearles con otra escuadra. Eso sí, también hay que tener en cuenta que habrá determinados elementos del entorno que sucumbirán a las inclemencias de la guerra, por lo que poner tras una barricada a un grupo de soldados no garantiza al cien por cien su seguridad.
Aparte de todos estos elementos, también tendremos que andar con mucho cuidado siempre que nos encontremos cerca de alguno de los jefes finales que aparecerán en determinadas misiones. Estas unidades, mucho más poderosas que el resto, nos obligarán a poner en práctica todas las habilidades de nuestras tropas, puesto que de otro modo, resultará muy difícil sobrevivir a sus embestidas; sobre todo si disfrutamos de la acción en los dos niveles de dificultad más elevados.
Con todo esto, la experiencia de juego en esta campaña resulta más que satisfactoria, sobre todo porque aunque los objetivos suelen repetirse al final, las misiones resultan tan intensas y frenéticas que disfrutaremos de lo lindo avasallando a los rivales con toda nuestra fuerza de ataque. En este sentido, ayuda mucho la buena inteligencia artificial que muestran los rivales –que bien es cierto en ocasiones realizan acciones un tanto absurdas-, así como el diseño de las misiones, más libre de lo habitual dada la posibilidad, como comentábamos antes, de poder afrontar las misiones como deseemos dependiendo del tipo de tropas con el que contemos –amén de poder explorar con más ahínco los escenarios para encontrar objetos ocultos-.
También tradicional
Si las más de cincuenta misiones de Dawn of War 2 nos resultan escasas, o no llega a convencernos del todo la mecánica de juego que Relic nos presenta, tenemos oportunidad de disfrutar también de partidas más tradicionales muy del estilo a lo visto anteriormente en la serie. Eso sí, también en este punto se han simplificado determinados aspectos como la gestión de recursos y construcción de campamentos, ya que en este último caso, por ejemplo, únicamente tendremos oportunidad de construir determinados portales para avanzar con mayor presteza por el entorno o estructuras defensivas, quedando el centro de operaciones como lugar desde el que dar vida a nuestro poderoso ejército. Eso sí, la figura de los líderes mantiene la importancia comentada anteriormente, ya que antes de dar el salto al campo de batalla tendremos que escoger entre tres alternativas posibles en cada una de las cuatro facciones en liza: Orkos, Marines del Espacio, Eldar y Tiránidos.
Dependiendo de esta elección, nuestro ejército se hará con una serie de habilidades especiales distintas a las que tendría un usuario con el mismo ejército pero con otro líder: nuestro comandante podrá sanar a las tropas, mejorar los ataques de las mismas, etc. Por otro lado, también tendremos opción de adquirir mejoras en el citado centro de mando y comprar todas las unidades que deseemos siempre y cuando dispongamos de los recursos necesarios. En este caso, hablamos de puntos de prestigio que obtendremos conquistando zonas específicas como ocurría en el título original, lo que obviamente generará desde el principio una constante disputa por los mismos contra el resto de rivales.
Aparte de todo esto, hay que tener en cuenta que también iremos subiendo de nivel conforme superemos los desafíos que se nos plantearán en esta vertiente de juego, pudiendo así desbloquear determinados ítems que personalizarán a nuestras tropas, evitando así que existan diferencias más allá de las meramente estéticas entre los usuarios más veteranos y los que dan sus primeros pasos en el universo Dawn of War. Por lo demás, el juego funciona de manera idéntica a lo visto anteriormente en la saga y el título del que hoy hablamos, potenciándose las rápidas escaramuzas entre usuarios que deben no solo aprovechar las habilidades propias de cada facción, sino también, los elementos del entorno.
En lo referente a las facciones que se presentan en el juego, tres ya han sido vistas con anterioridad, siendo la principal novedad la llegada de los tiránidos, que resulta un añadido de lo más satisfactorio. Valgan como ejemplos habilidades como la posibilidad de excavar túneles que muestran de nuevo el empeño de Relic por trasladar con la mayor fidelidad posible el universo Warhammer 40.000 al mundo de los videojuegos. Sin embargo, no podemos sino criticar el escaso número de ejércitos en liza, sobre todo teniendo en cuenta lo visto anteriormente, y el pobre número de escenarios multijugador en los que disfrutar de esta modalidad (únicamente cinco).
Tan sangriento como siempre
Dawn of War ya destacó hace casi cinco años por su espectacularidad gráfica, mostrando unos entornos notablemente detallados en el que los ejércitos de Warhammer 40.000 desataban toda su furia: rivales abatidos a golpes de machete, soldados que caían bajo el fuego de lanzallamas; unidades a las que las máquinas de guerra trituraban, etc. Todo esto se mantiene en esta secuela, que vuelve a destacar por presentar un fantástico diseño para todas las unidades de combate, que cuentan además con un sobresaliente grado de personalización, amén de mostrar unas animaciones sobresalientes. También efectos tales como las explosiones, las columnas de humo que se levantarán, las estructuras que sucumbirán bajo el fuego… mantienen un gran nivel de detalle, siendo además un título que funciona en una amplia gama de equipos sin excesivos problemas y con un muy buen nivel de detalle. Lo mismo ocurre con el apartado sonoro, que mantiene el tipo. Por un lado destaca su épica banda sonora, que casa a la perfección con la acción; pero también lo hacen los efectos sonoros que muestran sin tapujos la crueldad y contundencia de la guerra.
Todos estos elementos conforman un gran título de acción, estrategia y rol que sin duda funciona mejor de lo que muchos vaticinaban. Sin embargo, hay aspectos que no gustarán a todos los aficionados al original. Por un lado, el enfoque jugable que presenta el modo campaña (mejor contada que el original, eso sí) puede decepcionar a más de uno, sobre todo porque la estrategia ha sido considerablemente reducida; pero también, el reducido número de facciones en liza, y los escasos mapas para la vertiente multijugador, que es sin duda el lugar donde se cobijarán los usuarios decepcionados con las novedades presentes en el modo campaña, no ayudan a mejorar el resultado. Se agradecen añadidos como el modo cooperativo para el modo campaña, que sin duda funciona realmente bien, y el mayor peso que adquiere la historia en el desarrollo de la acción; pero la sensación de que habrá que esperar un tiempo para poder disfrutar de más ejércitos, como ocurrió anteriormente, cuando podrían haberse incluido en esta secuela estará siempre presente. Aún así, se trata de una de las compras más recomendables de lo que va de año, y uno de esos títulos que ningún aficionado a la acción y la estrategia debería dejar escapar.