Análisis Total War: Pharaoh, sangre, arena y fuego en una entrega divertida con síntomas de agotamiento (PC)
Total War es una saga de juegos de estrategia que se ha ganado a pulso convertirse en uno de los referentes del género por su profundidad, su atención al detalle y su atractiva combinación de mecánicas por turnos al estilo 4X junto con batallas en tiempo real muy espectaculares a nivel visual.
Habitualmente Total War se ha caracterizado por ofrecer un alto rigor histórico, algo que había dejado de lado con las últimas entregas como Total War: Warhammer o Three Kingdoms en las que añadía elementos de fantasía o ficción en mayor o menor medida, algo que Creative Assembly ha querido aparcar con Total War: Pharaoh, una nueva entrega histórica que nos lleva a los tiempos de los grandes faraones de Egipto con una entrega que cumple pero que también evidencia que la saga necesita un giro de tuerca para revitalizarse.
Un gran viaje al antiguo Egipto
En esta ocasión nuestro viaje con Total War: Pharaoh será al antiguo Egipto, en torno al año 1203 a. C. en el que el faraón Merneptah está a punto de morir. En ese momento clave, nosotros debemos de elegir entre uno de los ocho líderes de las tres facciones para intentar ser el nuevo mandatario del pueblo egipcio o, al menos, aprovechar la situación del caos que va a provocar la inminente muerte de Merneptah para expandir al máximo posible nuestro territorio.
Mientras intentamos cumplir este objetivo descubriremos el antiguo Egipto tanto fuera como dentro del campo de batalla. Fuera lo haremos con un mapa de campaña gigantesco, mucho más rico en detalles y más variado de lo que al principio pueda parecer si comenzamos en una zona un tanto más desértica, siendo una recreación muy bien llevada de las orillas del Nilo o de otros puntos geográficos clave.
También descubriremos el Antiguo Egipto gracias a las diferentes mecánicas jugables que también nos irán dando un montón de información sobre la cultura o las deidades egipcias a las que podremos venerar, complementando la enumeración de sus beneficios con un montón de detalles de lo que representaban esas deidades para este pueblo.
Dentro del campo de batalla, la recreación de las diferentes unidades (sello de identidad de Creative Assembly y de la saga Total War) es, simplemente, magnífica, intentando respetar al máximo el rigor histórico lo que es digno de alabar, pero también lastra un poco la variedad de unidades a nivel jugable, ya que hay muy pocas diferencias entre los ejércitos de las diferentes facciones, algo bastante natural teniendo en cuenta la época a la que nos lleva esta entrega de la saga.
Una campaña tan absorbente como siempre, aunque necesita un giro
El mayor atractivo de Total War: Pharaoh es, como podéis imaginar, su modo campaña, la joya de la corona que nos ha tenido de nuevo atrapados durante horas y horas disfrutando de la gestión de nuestro imperio, de comerciar o realizar todo tipo de acciones diplomáticas con otras facciones e incluso de planear nuestro siguiente movimiento para ver hacia qué zona nos interesaría expandirnos, combinando toda la gestión que realizamos en el formato estrategia 4X con unas batallas que se libran en tiempo real (o que podemos resolver en muchas ocasiones de forma automática).
El problema de la vertiente más táctica de Total War: Pharaoh a pesar de que sigue siendo un roba vidas es que empieza a dar síntomas de fatiga, dando la sensación de que Creative Assembly lanza nuevas entregas de la saga añadiendo nuevas características sí, pero modificando muy poco las que ya estaban presentes, acumulando cada vez más micromecánicas que pueden llegar a ser un tanto agobiantes. A veces, simplificar o reducir ciertos aspectos de un juego es mejorarlo y no siempre hay por qué apostar por rizar el rizo en cada una de tus mecánicas.
Por otro lado, en esta entrega creemos que hace falta un ajuste de balance en cuanto a la ofensiva y a la defensa, ya que ser pasivos y protegernos de los ataques en lugar de llevar la iniciativa es demasiado beneficioso en Total War: Pharaoh, sobre todo gracias a los nuevos fuertes que podemos construir entre diferentes ciudades, algo que favorece a las facciones más grandes y pone las cosas mucho más difíciles si queremos comenzar con un general o héroe con poco territorio, héroes que, por cierto, podrían estar mejor aprovechados y ser algo más carismáticos.
En el ardor de la batalla
Vamos a hablar ahora de la otra gran parte de la experiencia de Total War: Pharaoh que son sus batallas en tiempo real ya sea durante la campaña o en diferentes escaramuzas o asedios en los que vamos a disfrutar muchísimo.
Uno de los mayores cambios durante el combate está en la climatología que ahora puede cambiar de forma dinámica durante la batalla, alterando también el terreno y, por ejemplo, un polvoriento suelo que en principio era bastante sólido puede convertirse en todo un lodazal en el que nuestras unidades tengan muchísimas dificultades para el movimiento. Además, la climatología también afecta al rango de las unidades a distancia e incluso las tormentas más fuertes pueden afectar a la moral de nuestras tropas.
Otro de los grandes cambios es el fuego y su comportamiento durante los enfrentamientos. Si logramos que un edificio arda con una lluvia de flechas de fuego, no tardando mucho veremos como este incendio se propaga por otros edificios o parques pudiendo provocar graves daños en las filas enemigas... o en las nuestras si el fuego acaba perdiendo el control y afectando a una de nuestras zonas (algo que nos pasó en una ocasión).
Estos cambios son los más importantes y están bastante bien, aunque lo cierto es que los combates pueden hacerse un tanto repetitivos en esta ocasión por el propio contexto histórico y las pocas diferencias entre las diferentes unidades de las facciones, siendo algo más caduco que en ocasiones anteriores.
Conclusiones
Total War: Pharaoh es un buen juego de estrategia que nos ha gustado y que creemos que va a encandilar y a convertirse en un roba vidas de cualquier aficionado a la saga, aunque también empezamos a notar ciertos síntomas de agotamiento en Total War, probablemente por un exceso de entregas de todo tipo durante su larga vida.
La campaña sigue siendo divertidísima así como las batallas, pero Total War: Pharaoh nos deja con un ligero poso de que cada entrega es similar a la anterior pero ambientada en otra época y añadiendo un par de cosas nuevas para hacerlo aún más complejo y abrumador, olvidándose de que en ocasiones simplificar ciertos conceptos puede convertirte en un juego mejor.
Hemos realizado este análisis gracias a un código proporcionado por Cosmocover.