Análisis de The Way (PC, Xbox One)

Hay juegos míticos que conforme pasa el tiempo no sólo la gente no se olvida de ellos, sino que su leyenda se agranda cada vez más. Uno de esos juegos es Another World, al que se le añade su "pseudosecuela" llamada Flashback, ambos de Delphine Software, aunque con diferentes directores (Eric Chahi y Paul Cuisset), los cuales curiosamente no han conseguido grandes hitos posteriormente (excepto tal vez Heart of Darkness o Fade to Black, secuela de Flashback).

Y lógicamente, con un aura tan grande, y un grupo de fans que curiosamente parece crecer en lugar de decrecer con el tiempo, no es de extrañar que cada cierto tiempo aparezca algún estudio que diga que se basa en estos juegos, aunque todos estos realmente acaben derivando más bien de Prince of Persia, por el uso de la rotoscopía que implica un alto realismo, y de un tipo de videoaventura que mezcla acción, plataformas y algún que otro puzle, todo ello de una manera muy cinematográfica.

Así, podemos citar a Black Thorne (de Blizzard), los primeros Oddworld, en cierta manera Limbo, y los españoles Deadlight y Candle, además del curioso juego basado en la propiedad intelectual La Guerra de los Mundos de Xbox 360.

Ahora con The Way tenemos la oportunidad de jugar a otro autoproclamado "secuela espiritual de Another World", aunque lo cierto es que tampoco se le parece tanto. Sí que es cierto que es una videoaventura, en tanto que nos enfrentamos a retos de habilidad, de lógica y de exploración, lo que en en efectos prácticos implica cierto plataformeo, algo de ocultación, muchos disparos, unos cuantos puzles y alguna que otra sorpresa más difícil de clasificar. Y que el escenario y la historia elegida pueden tener un nexo en común, como puede tenerla con otro clásico de los videojuegos de ciencia ficción como es The Dig, pero aparte de eso no hay demasiados puntos en común con la obra de Eric Chahi, especialmente con la parte de ser un producto con cierta ascendencia cinematográfica.

El motivo de esta gran diferencia es la posibilidad, si ya nos lo conocemos entero, de poder finalizar Another World en alrededor de media hora, mientras que The Way es una especie de metroidvania muy largo, donde hay una gran cantidad de retos. Así, mientras uno quiere contarnos una historia y va bastante al grano (Another World), el otro es puro videojuego, y como tal usa técnicas para poder ofrecer alrededor de 10 horas de juego sin despeinarse.

La historia de The Way nos pone en la piel de un científico llamado Tom que ha perdido hace poco a su mujer. Así que Tom planea llevarse a su esposa al planeta de sus investigaciones, precisamente en "El templo de la vida" para devolverla a ésta. Así que Tom primero tiene que conseguir llegar al planeta, y allí desencriptar sus misterios y enfrentarse a todos los peligros que acechan a esa misión, que son muchos y muy variados.

El control de Tom es una mezcla de plataformas de estilo los anteriormente mencionados, con su física más o menos realista, con la posibilidad de usar el doble stick (o el teclado y ratón, si preferimos usar esta combinación) para usar no sólamente el disparo normal, sino también las diferentes habilidades que irá adquiriendo Tom conforme avance la aventura. Sin querer reventar demasiado la historia, son un par de poderes y un escudo, y todos ellos no solamente sirven para derrotar enemigos, sino que en muchas circunstancias se acaban usando para resolver puzles de todo tipo.

Entre los tipos de jugabilidad, y recordando a los juegos tomados como referencia, destacan las persecuciones por grandes depredadores, que en este juego en concreto son tres y bien variados. En estos momentos lo normal es que muramos una buena cantidad de veces, aunque hay que decir que la posibilidad de volver a intentarlo es inmediata, y no molesta lo más mínimo. De hecho, el juego tiene alguna broma al respecto.

Por otro lado, también hay momentos donde no estamos sólos en nuestra aventura, y poco a poco nos iremos haciendo con los habitantes locales… sin dejar nunca de ser un reto seguir vivos. El final, eso sí, es propio de un arcade, con verdaderas batallas de todo tipo. Resulta agradable encontrar un juego que, a pesar de tener un presupuesto relativamente reducido, ha sido capaz de mantener la frescura y la innovación hasta el último momento, aunque eso no signifique que tenga sus altos y bajos.

A nivel visual es donde se queda más alejado de sus referentes. No es que sea realmente dramático, pues el juego tiene un buen pixel art, sino que se parece más visualmente a una aventura gráfica tradicional de principios de los 90 que a una videoaventura de gráficos vectoriales realizados en rotoscopía como era Another World.

Dicho lo cual, el sprite de Tom es relativamente pequeño, los decorados alternan verdaderas construcciones alienígenas llenas de detalle con fases en el desierto que no están muy trabajadas, enemigos de buen diseño con otros que parecen un clon de un juego del montón de los 8 (que este es el drama) o 16 bits, e incluso se han permitido el detalle de meter una escena cinematográfica imitando los juegos de Delphine Software. No es que sea un mal trabajo, pero de nuevo alterna altos y bajos.

Donde sí que os podemos decir que el juego cuenta con un apartado hasta sorprendentemente bueno es en el sonoro. Es una banda sonora que parece realizada por Vangelis, y sin duda alguna el trabajo que hizo el músico griego para la banda sonora de Blade Runner es la que se ha tomado de base como inspiración para la mayor parte del juego. Unas melodías misteriosas, con unos toques de ciencia ficción muy notable, que nos llevan a mundos desconocidos y a enfrentarnos con civilizaciones alienígenas. El resto de sonidos también funcionan bastante bien, y curiosamente los láser suenan muy parecidos a los de la saga Star Wars. Además, como detalle extra el juego está correctamente traducido al español, algo que es muy de agradecer.

Conclusiones

The Way es un juego recomendable, aunque peca de querer hacer demasiado con muy poco presupuesto. En todos los apartados tiene momentos notables, y seguramente si el juego fuese mucho más corto hubieran sido capaces de usar mejor el presupuesto para hacer una experiencia más intensa y menos extensa. Pero es un juego que tiene cosas que contar, y en muchos momentos sabe cómo hacerlo, más allá de su alma de homenaje.

Hemos realizado este análisis gracias a un código que nos ha proporcionado Puzzling Dream.