Análisis de The Final Station (PC, Switch, Xbox One, PS4)
El mundo se desmorona, pero el deber es el deber. Y el tuyo es viajar en tren, sobrevivir en cada estación, buscar un nuevo destino y salvar algunas vidas, si puedes. The Final Station es un juego independiente que en apariencia reúne todos los tópicos actuales: zombis, pixel-art y gestión de escasos recursos, aunque el planteamiento sí es un poco más original de lo que parece.
La historia no se detiene en explicar mucho el tipo de apocalipsis que ha sufrido la civilización, salvo lo típico: el mundo está en crisis y los infectados se están adueñando de los últimos reductos que siguen en pie. Para tu desgracia, deberás hacer una pausa entre estaciones para conseguir un código que te de acceso a una nueva ruta, y eso significa que tu viaje será cualquier cosa menos tranquilo.
Hay dos fases bien diferenciadas en The Final Station: exploración y acción en la ciudad, y la sección de tren.
En ambas utiliza un estilo 2D, pero la jugabilidad es muy diferente –como si fueran dos juegos unidos en uno-.
La investigación en estaciones nos permite dar un vistazo a la situación de las ciudades. Algunas tienen algo de vida, con personas preocupadas y fuerte presencia militar, otras han sido arrasadas. Aquí el juego adopta el género survival horror a 8/16 bits, y aunque en un principio parece que el mapa es demasiado plano, hay que tener en cuenta que se puede entrar en los edificios, subir escaleras y bajar al alcantarillado. Hay un mínimo de exploración para localizar recursos, documentos en taquillas y mesas, o cualquier personaje que pueda ser de ayuda.
Si destacamos lo de survival horror y no que sea un shooter lateral es por la escasez de munición y curas. Es un poco agobiante, porque la cantidad de enemigos nos impide ir pegando tiros a todo lo que se mueva. A veces abrirán una puerta por sorpresa, entran en tromba, van protegidos con casco, son explosivos, lentos o corren; un comportamiento zombi de toda la vida que no da miedo pero sí tensión. No hay nada peor que ver un pasillo con un nutrido grupo de infectados y apenas un puñado de balas.
Como último recurso o para ahorrar munición nuestro personaje puede dar golpes físicos o mejor aún, lanzar algunos objetos del mobiliario –mesas, cajas- que son extremadamente útiles para acabar con una criatura de un impacto. Los puñetazos son mucho más limitados en fuerza y rango de acción –casi seguro que te llevas algún mordisco si luchas contra un par de enemigos-, pero es mejor que nada. La estrategia es pegar, huir un poco y repetir; el intercambio de puños es letal para nosotros, conviene una táctica conservadora.
The Final Station no es muy buen juego de acción, si bien está claro que la intención no es convertirlo en un juego de tiros frenético; hay que prestar atención a la recarga del arma y pensar bien si merece la pena disparar o esquivar el peligro. El diseño del escenario en cambio sí es más interesante, con pequeños secretos y puertas cerradas que necesitan alguna llave que previamente conseguimos en otro lugar de la ciudad. También encontraremos dinero para comprar en algunas tiendas.
No es un juego fácil, y sus puntos de control a veces ayudan poco. Por ejemplo, puede darse el caso de guardar en una sección donde tu salud está tiritando y sin balas, con lo que es fácil caer en un bucle de muertes porque se hace casi imposible avanzar en tales condiciones. Existe opción para reiniciar ese nivel, pero la advertencia está hecha: cuidado con derrochar los bienes porque podrías caer en un callejón sin salida.
Las partes de exploración para buscar un código que active nuestro viaje a otra localización son las más interesantes de The Final Station. Están intercaladas por una fase en tren más corriente, pero que tiene su razón de ser y no sólo para dar más variedad de situaciones: en él viajarán los compañeros rescatados. Así pues, nuestro objetivo es trasladar el mayor número de estos personajes vivos, cosa que no será sencilla.
El tren y los pasajeros nos darán algún que otro problema. Varias partes de la maquinaria necesitan pequeños ajustes en forma de minijuegos bastante tontorrones que suelen consistir en alinear indicadores para que el consumo no se exceda. Además, el personal tendrá hambre y heridas, es decir, consumir alimentos y botiquines para que no desfallezcan antes de llegar al destino. Ocasionalmente también aparecerá una especie de chat, pero poco más.
El viaje es necesario para dar sentido a los recursos y supervivientes de la exploración, no obstante está lejos de ser todo lo divertido que podría. La gestión es muy básica a menos que te salten simultáneamente varios problemas a resolver, y aun así a veces te tienes que limitar a ver cómo mueren las personas porque has agotado los consumibles. Simplemente, no está bien resuelto. En lugar de ser una fase entretenida –que por algo el concepto gira sobre el viaje en tren- se convierte en un mero trámite que no añade demasiado a una experiencia que se hace un poco monótono en el ciclo de llegar a una estación, localizar el código y pasar un par de minutos en el ferrocarril.
Visualmente le falta un poco más de chispa. La mayoría de localizaciones en horas nocturnas y habitaciones recicladas a lo largo de todo el juego con el mismo genérico estilo que ofrecen multitud de lanzamiento sindie. Quizás no necesite mucho más –igual que el sonido, centrado principalmente en los efectos ambientales-, y a decir verdad se permite algunos paisajes bonitos mientras nos encontramos en nuestro medio de transporte.
Conclusiones
The Final Station funciona como aventura de supervivencia. No es especialmente novedoso en nada de lo que hace, pero si te gusta el género podrás disfrutar el desasosiego a entrar en una nueva sala para descubrir tres infectados que se lanzan a por ti. La ambientación y la sensación de encontrarse en inferioridad sí están logradas.
El global no es tan brillante: ligeramente repetitivo, con una sección del tren que no aporta mucho y un combate 2D un poco tosco que en más de una ocasión nos hará preguntarnos si la muerte se debe a un error nuestro o la lentitud del protagonista para repartir golpes. Un lanzamiento curioso que solventando defectos podría aspirar a mucho más.
Hemos realizado este análisis en su versión de PC, con un código de descarga que nos ha proporcionado tinyBuild.