Análisis Tempest Rising: El sucesor espiritual de Command & Conquer es un homenaje a los años dorados del RTS (PC)

Slipgate Ironworks realiza un bonito homenaje a la franquicia de Westwood a través de un RTS a la antigua usanza tan adictivo como nostálgico.
Tempest Rising
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Actualizado: 12:06 1/5/2025
Análisis de versión PC.

Es el año 1962. En la ucronía que propone Tempest Rising, lo nuevo del estudio danés Slipgate Ironworks, la Crisis de los misiles de Cuba no se soluciona de forma pacífica. Quién sabe: puede que un general perdiese la poca cordura que le quedaba y orquestase él solo el comienzo de un nuevo conflicto a escala mundial, como en el clásico Doctor Strangelove de Stanley Kubrick; o tal vez simplemente alguien apretase sin querer el botón equivocado. Lo cierto es que la literatura y el cine han explorado prácticamente todos los escenarios que podrían haber resultado en el desgarrador comienzo de una Tercera Guerra Mundial que amenazaba con borrar de un plumazo a toda la humanidad a base de bombas nucleares.

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Sin embargo, pocas veces se ha explorado lo que sucedería si de las cenizas nucleares naciese una nueva materia, un producto que reemplazaría al petróleo en el trono del comercio energético mundial y que, a la postre y ya entrados en 1997, se convertiría en un nuevo motivo para enfrentar a las nuevas alianzas mundiales que se han formado con la intención de dominar el planeta. Esta materia recibe el nombre de tempest y guarda muchas similitudes con otra que tal vez os suene de algo: el tiberio.

En el año 1997 de nuestra realidad, Westwood Studios celebraba que Command & Conquer: Red Alert, la secuela de una nueva franquicia aparecida a mediados de los años noventa, iba camino de convertirse en uno de los videojuegos más vendidos del momento. La serie de juegos bélicos de acción en tiempo real marcó a toda una generación de jugadores, sirvió como modelo a seguir por una innumerable cantidad de imitadores y pasó a ser cultura popular para los seguidores de la industria. Por desgracia y pese a disfrutar una época dorada, los que vivimos aquellos años hemos sido testigos de la desaparición de series que eran abanderadas del mundo de los videojuegos.

Curiosamente, algunas de ellas comparten también la suerte de haber pasado a formar parte de las filas de grandes productoras (léase el caso de SimCity, por poner un ejemplo); en este caso, de Electronic Arts, que tras comprar a los estudios creadores (Maxis, Westwood, etc.) y por diversos motivos (principalmente comerciales) no han invertido en desarrollar nuevos títulos con los que seguir su legado.

Un sucesor espiritual de Command & Conquer

Era cuestión de tiempo que a algún estudio se le encendiese la bombilla y decidiese cubrir el hueco que han dejado estas franquicias clásicas. Pasó hace unos años con SimCity en el caso de Cities: SkylinesCommand & Conquer, solo que de una forma bastante más natural y orgánica. Porque, la verdad vaya por delante, a Tempest Rising no se le caen los anillos a la hora de admitir dos cosas: primero, que su desarrollo es un claro homenaje al RTS clásico; y segundo, que imita una fórmula de probada eficacia sin esconder sus referencias.

No es que se parezca a C&C, es que es prácticamente un calco: comparte temática, diseños de estructuras, estilo de voces y, en general, casi todo lo que caracterizaba a la mítica serie. Es exactamente lo mismo, cambiando el tiberio por el tempest, los GDI por los GDF (Global Defense Force), y así sucesivamente. Y aunque en otras ocasiones esto suele traducirse en críticas sobre su falta de originalidad, en este caso no podríamos estar más contentos de que así sea. La razón es más que evidente: recuperar las bases de un estilo de juego que no ha perdido frescura con el paso de los años es siempre motivo de celebración.

En este caso, más que originalidad lo que buscamos es volver a sumergirnos en el estilo clásico de los juegos de estrategia en tiempo real, y eso es exactamente lo que encontramos en Tempest Rising. Su planteamiento no debería sorprender a nadie que esté mínimamente familiarizado con el género: el modo Campaña, pensado para el disfrute de un jugador, nos invita a elegir una de las dos facciones principales. Por una parte, los ya mentados GDF, representan a una nueva facción mundial conformada por la alianza de varios países. Por otra, Dynasty hace las veces de NOD. Los primeros cuentan con más y mejores recursos que los segundos, pero como suele ser habitual en estos casos, no es que haya una facción "buena" y otra "mala". Como tampoco vamos a meternos en temas políticos, será cada jugador quien tendrá que elegir cuál de los dos se ajusta mejor a nuestros intereses.

Cada facción cuenta con sus particularidades, armas especiales específicas y diseños para su ejército, algo que se puede apreciar a simple vista ya desde las primeras misiones. La historia del juego es en ambos casos la misma, solo que contemplada desde puntos de vista diferentes. Donde se aprecia una gran diferencia entre ambas es en la información que recibimos antes de comenzar cada misión: atrás quedan los personajes de carne y hueso que tan bien representaban el estilo de Command & Conquer. Estos dan ahora paso a personajes debidamente representados en 3D, a los que no se les puede objetar nada más allá de carecer de una personalidad realmente definida.

El sentido del humor de la franquicia de Westwood y sus peculiaridades simplemente no están aquí representadas de la misma forma, porque nuestros líderes no tienen el mismo carisma. El argumento, por lo tanto, está sujeto a los pormenores de la guerra, que aquí se narra sin grandes sorpresas. Además de las dos facciones principales existe una tercera, los Veti, a los que supuestamente podremos controlar en futuras actualizaciones. Es una lástima que no esté disponible esta opción desde ya para ofrecer una nueva perspectiva sobre los acontecimientos.

Preparados para la acción

Una vez elegido un bando, lo que encontramos al comenzar a jugar es básicamente lo que estamos acostumbrados a ver en cualquier RTS que se precie. Primero asistimos a un informe de misión, que generalmente viene precedido de algunas escenas que ilustran lo que está sucediendo en el campo de batalla. Una vez ubicados en él, tendremos que ir superando misiones con distintos objetivos. Estas misiones son todo lo variadas que podríamos esperar en este sentido: en algunas controlamos a un selecto grupo de comandos a los que tenemos que guiar para sabotear una base rival; en otras, será menester establecer una base, protegernos de ataques enemigos y lastrar las fuerzas del oponente siguiendo la estrategia que creamos mejor se ajusta a cada circunstancia.


Aunque se contemplan todos los escenarios posibles, Tempest Rising rinde especialmente bien cuando las misiones se centran en objetivos relativamente sencillos. El manejo de las tropas es cómodo y la gestión de recursos no ofrece nada que no hayamos visto ya mil veces en el pasado, por lo que familiarizarnos con la mecánica es un proceso rápido e intuitivo. Hemos disfrutado de otros juegos de estrategia en tiempo real donde podemos construir más edificios, unidades o en los que podemos manejar más recursos específicos (por ejemplo, nos gusta el uso del dron, que en los GDF es muy interesante para monitorizar lo que sucede en el mapa sin poner unidades en riesgo): aquí hay muchas explicaciones secundarias que podemos pasar por alto y el nivel de exigencia no es especialmente considerable en cuanto se refiere a los patrones de comportamiento que podemos establecer en nuestras unidades, pero lo cierto es que tampoco es necesario para disfrutar de las partidas sin complicarnos demasiado la vida.

Al margen de establecer las estructuras en el lugar adecuado o de ir teniendo en cuenta el gasto energético y económico de nuestra base, el juego introduce dos aspectos que podemos ir mejorando a medida que obtenemos nuevos recursos. El primero, llamado doctrina, sirve para mejorar tres elementos fundamentales de las unidades: las comunicaciones, el rango de movilidad y la capacidad de obtener Intel, o lo que viene a ser lo mismo, información sobre las estrategias y condiciones del enemigo que posteriormente nos servirán para poder planificar mejor nuestra puesta en escena. En el segundo, llamado arsenal, podemos centrarnos en mejorar el nivel del rendimiento de nuestras unidades como si de un laboratorio I+D se tratase, ya sea promoviendo la instalación de rayos láser en los drones, mejorando el rango de visión de las unidades o instalando paquetes de escaneo en las unidades de infantería.

Como podréis ver, el sistema de juego se caracteriza por ser un homenaje a los RTS clásicos. Sin una base especialmente densa a la que adaptarnos, el mayor reto al que tendremos que enfrentarnos pasa por ir aprendiendo las especificaciones de las unidades de cada facción. Saber en qué momento utilizarlas o contra qué enemigos son más efectivas es esencial para elegir el nivel de dificultad al que queremos establecer cada nivel. En total hay cuatro, que van desde fácil hasta muy difícil, en los que se pondrá a prueba nuestro nivel de experiencia y de reflejos para atender a todo lo que sucede en los mapeados, que no es poco. En nuestra experiencia, la IA rival nos ha puesto las cosas complicadas, construyendo a gran velocidad y detectando los puntos débiles de nuestras bases, explotándonos hasta exprimir nuestra faceta de estrategas. Las misiones son variadas, divertidas y logran que las horas se pasen volando. Eso sí, no esperéis nada que los expertos en la materia no hayan visto ya antes: Tempest Rising aporta su propio granito de arena a la fórmula de siempre, pero su esencia resulta familiar hagamos lo que hagamos.

Buen despliegue técnico

Precisamente por eso es tan importante el buen resultado que ofrece el Unreal Engine 5 en todo lo que se refiere a la puesta en escena de las batallas y la exploración en combate. Sobra decir que no se busca aquí un realismo extremo, sino un equilibrio entre acción y fluidez, algo que se logra incluso aunque no tengamos un equipo especialmente potente. El estilo gráfico nos encanta, es variado sin caer en la repetición de estructuras y se las ingenia para ofrecer pequeños detalles que enriquecen la ambientación por aquí y por allá. Lo único que echamos de menos es que el peso de la Tercera Guerra Mundial se note más en pantalla, dado que los mapeados que exploramos son muy parecidos a los de cualquier RTS bélico al que hayamos jugado antes. Es difícil, a juzgar por lo que vemos, contextualizar lo que se nos cuenta antes y después de cada misión, pero tampoco es un aspecto que pese muy negativamente en el resultado final. Al contrario: el trabajo que ha realizado Slipgate Ironworks es en este sentido encomiable.

En esto colabora el trabajo de un viejo conocido del género, Frank Klepacki, que se encarga en este caso de la banda sonora (una curiosa mezcla entre metal y música electrónica) y de los efectos sonoros que escuchamos durante los combates. El efecto de los disparos, cañonazos y en general de lo que sucede en pantalla es envolvente y nos ayuda a meternos en situación, así que nada que objetar en este sentido. Las voces que nos indican que las unidades ya están listas o que nuestra base está siendo atacada han cambiado, pero nos transportan al instante a tiempos pretéritos, algo que claramente era uno de los objetivos del estudio danés.

Centrado en el modo de un jugador

Al margen del modo Campaña, y si este no nos interesa, podemos optar por realizar alguna escaramuza (donde no podremos seleccionar, por el momento, a los vati) o por el multijugador, que solo nos permite realizar partidas rápidas en 1vs1 o más jugadores por facción. En ambos casos podemos configurar los patrones que queremos emplear para los combates, seleccionar mapas o si lo preferimos buscar una partida donde ya esté todo configurado previamente. Habrá que esperar unos meses para analizar en profundidad cómo funcionan los servidores y qué propuestas ofrece el estudio danés para motivar a la comunidad de aficionados a participar en las partidas clasificatorias.

Conclusión

Tempest Rising viene a rellenar el hueco que ha dejado en nuestra biblioteca digital la ausencia de Command & Conquer. Lo tiene todo: dos campañas interesantes, misiones variadas, mucha acción y un sistema de progresión muy bien ajustado. También intenta imitar el sentido del humor de la serie de Westwood, aunque en este sentido los nuevos modelos en 3D no tienen nada que hacer frente al carisma que destilaban los originales. Por lo general, estamos ante un juego de estrategia real que gustará tanto a los amantes del género como a los que tengan curiosidad por ver qué ofrece este divertidísimo regreso al pasado. Sí que echamos en falta que no exista una campaña exclusiva para los Veti, algo que teóricamente será enmendado en el futuro, pero que en el momento del lanzamiento oficial del título (adelantado una semana al previsto) todavía no está disponible. Queda asimismo por ver cómo evolucionará el multijugador con el paso de las semanas.

Lo que está claro es que Tempest Rising tiene mucho recorrido por delante, quién sabe si a base de actualizaciones o de nuevas entregas con las que podamos celebrar el nacimiento de una nueva y apasionante franquicia de estrategia. Por el momento nos conformamos con ser testigos de la nueva guerra que ha surgido para determinar quién se adueña de este Nuevo Orden Mundial.

Hemos realizado este análisis en PC (Steam) con un código proporcionado por BestVision PR.

NOTA

8

Puntos positivos

Mantiene la esencia de Command & Conquer y añade su pequeño granito de arena.
El sonido (con Frank Klepacki a la batuta) y la puesta en escena.
Un RTS a la antigua usanza: divertido y muy entretenido.

Puntos negativos

Los nuevos líderes en 3D no tienen la personalidad de los C&C.
Una campaña centrada en los Veti hubiese sido de agradecer.

En resumen

Digno sucesor de Command & Conquer, Tempest Rising es un RTS a la vieja usanza que recuerda los mejores tiempos del género. Tanto si queréis volver al pasado como si os apetece pasar un rato entretenido, es más que recomendable disfrutar de él.
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Plataformas:
PC

Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
8
  • Fecha de lanzamiento: 24/4/2025
  • Desarrollo: Slipgate Ironworks
  • Producción: 3D Realms / Knights Peak
  • Distribución: Steam
  • Precio: 39.99 €
  • Jugadores: 1-Online
  • Formato: Descarga
  • Textos: Español
  • Voces: Inglés
  • Online: Sí
  • Requisitos PC
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