Análisis de Tchia, una aventura mágica, divertida y muy estimulante (PC, Switch, Xbox Series X/S, PS5, PS4)

Cuando decimos que The Legend of Zelda: Breath of the Wild ha cambiado la forma de hacer videojuegos de mundo abierto puede llegar a sonar una frase vacía, pero en los últimos meses se han publicado varios proyectos independientes que demuestran que es completamente cierta: sea o no casualidad, a finales del año pasado pudimos disfrutar de Lil Gator Game, un título que reinterpreta la última entrega de la saga Zelda reconvirtiéndola en un adorable juego infantil, y ahora nos llega Tchia, que también se inspira muchísimo en la obra maestra de Nintendo llevándosela a un terreno desconocido para la mayoría de nosotros: Nueva Caledonia.

Tampoco es que Tchia sea un mero calco de Breath of the Wild ambientado en otro lugar; sus inspiraciones son innegables, pero su intención va más allá de quedarse en una copia del juego de Nintendo. El estudio independiente Awaceb pone sobre la mesa una serie de mecánicas y sistemas que no sólo recuerdan al último The Legend of Zelda, sino también a otros juegos de la franquicia, pero en última instancia lo que propone es una aventura en la que la libertad y la diversión conducen una aventura que nos va a descubrir la cultura, los paisajes, la música y los mitos neocaledonios mientras nos habla sobre la bondad, el medio ambiente y la importancia de ayudar a los demás.

Tchia, una aventura en la que la trama importa (y mucho)

En Tchia controlamos a la niña que da nombre al juego. Es capaz de saltar, escalar, lanzar proyectiles con su tirachinas, bucear, nadar… Pero quizás lo más importante es que tiene un poder sobrenatural que le permite poseer animales y objetos para convertirse en ellos y controlarlos momentáneamente. Esta mecánica parece ser una de las principales del juego, aunque a decir verdad es un título tan versátil que sabe sacar provecho de su amplio abanico de interacciones para que ninguna quede relegada a mecánica secundaria.

La aventura en Tchia comienza cuando el padre de la protagonista es raptado por un villano misterioso, dejándola prácticamente sola ante un peligro que desconoce por completo. A partir de ahí jugamos a tratar de rescatar a este personaje, pero también a descubrir un misterio que se va desvelando de una manera mágica (aunque con un ritmo algo lento, para nuestro gusto). Tchia es una aventura muy enfocada en contarnos una historia y por ello introduce amplias cinemáticas, algunas de ellas con interacciones musicales.

Para ser honestos, no nos esperábamos un despliegue de estas características. Parecía que Tchia iba a apostar por un estilo de juego más abierto y libre, pero dentro de esa filosofía sandbox se encaja una historia con muchas escenas en las que conocemos a los personajes y descubrimos las tradiciones de la cultura neocaledonia (las cuales se integran sin llegar a caer en el tono documental, lo cual es de agradecer). Para mantener la fidelidad de la ambientación, Tchia llega doblado en francés (Nueva Caledonia sigue siendo una colonia de Francia) y drehu, una de las lenguas autóctonas del archipiélago, aunque también con subtítulos en español (además de en otros idiomas).

Lo que está claro es que Tchia no se ha querido conformar con ser un videojuego vistoso, divertido y gratificante a los mandos, sino que han apostado por darle la misma importancia al relato que quiere contar y a las ideas que quiere transmitir. Es una obra que mezcla costumbrismo, magia, ecologismo y emotividad con una soltura impredecible al ver simplemente su parte jugable. Hablábamos antes de ciertos problemas con el ritmo de la narración, y seguramente esa parsimonia echará para atrás a muchas personas, pero a fin de cuentas es su manera de construir el guión y sobre todo en su parte final se nota que hay mucho mimo puesto en eso.

Todos los Zelda a la vez en todas partes

Más allá de su fuerte enfoque narrativo, Tchia es un juego de aventuras y acción con la libertad en el centro de su filosofía de diseño. Es por esto que podemos movernos como queramos y a donde queramos, con un control exquisito (que a veces pierde detallismo en ciertas interacciones con el entorno) y una gama de mecánicas que no va a permitir que nos aburramos en ningún momento. La protagonista puede saltar, activar el poder de posesión en el aire, convertirse en una paloma y salir volando hacia el mar para después caer en el agua y empezar a bucear.

Todo esto ocurre bajo el control de una barra de energía común a todas las acciones, pero bastante benevolente cuando se acaba: si vamos agarrados al parapente y se agota la energía tendremos otro de emergencia que podremos activar justo antes de caer para evitar morir por el daño por caída. Tchia es muy accesible en ese sentido, siempre intentando evitar que se produzcan momentos de atasco sin eliminar en ningún momento los desafíos; eso sí, a nivel de diseño de niveles nos ha parecido algo simplón, quizás por su interés en abrir la experiencia a todas las audiencias.

Jugar a Tchia es muy gratificante, divertido y sorprendente. Gratificante por cómo reacciona todo a nuestro movimiento y lo poco que tenemos que pensar para ir brincando por el escenario, divertido porque todo engarza de una manera muy fluida (escalar un árbol, balancearte en él y salir disparado para después planear con la paravela, por ejemplo) y sorprendente porque en los saltos astrales (como se llama la mecánica de posesión) vamos descubriendo que los objetos, animales y seres en los que nos convertimos tienen cada uno su propia habilidad especial, a veces de poca utilidad pero siempre vistosas y simpáticas.

En conjunto, este juego parece una compilación de las mejores ideas de The Legend of Zelda. Las similitudes con Breath of the Wild son las más evidentes, pero ahondando más en sus mecánicas nos encontramos con cosas como un ukelele que activa reacciones mágicas (como cambiar la hora o invocar criaturas) cuando tocamos ciertas notas, al más puro estilo The Legend of Zelda: Ocarina of Time, o un barco personalizable con el que podemos navegar libremente como si estuviéramos jugando a The Legend of Zelda: Wind Waker. Tiene muchos detalles que recuerdan a esta icónica saga sin parecer un plagio de sus puntos clave, sino como una reinterpretación insertada en un todo que encuentra su propio camino a través de la fusión de ideas y de una ambientación única.

¿Vistoso, bonito, adorable… simple?

Esa ambientación tan peculiar e interesante que propone Tchia se traduce visualmente a un entorno muy estimulante por lo bello de los paisajes naturales que representa, aunque su estilo quizás es tan regular en lo que a hermosura se refiere. El diseño de las islas, bosques, playas y, sobre todo, el del fondo marino, es especialmente digno de destacar por bonito y nos anima a fotografiar todo el rato (ya sea sacando capturas o usando la cámara de fotos incluida en el propio juego).

Sin embargo, cuando toca representar otro tipo de escenarios es cuando Tchia pincha: las ciudades son un tanto simples y faltas de detallismo en relación a las mecánicas (poder escalar una pared completamente lisa, por ejemplo, es algo que nos saca de la fantasía). Tampoco termina de convencernos el diseño de los personajes, ni humanos, ni animales, ni fantásticos. En cualquier caso, es indudable que estamos antes un juego muy vistoso, con un subtono adorable e incluso espectacular cuando la iluminación da lo mejor de sí.

Conclusiones

Tchia es una ambiciosa aventura que ofrece un amplio abanico de interacciones con un vistoso mundo abierto ambientado en un lugar poco habitual. Es un juego con alma, muy especial en todo lo que respecta a su trama, sus personajes y al escenario en el que se enmarca. Va todavía más allá apostando por una gama de mecánicas que no por reconocibles son menos estimulantes: saltar, bucear, escalar, tocar música… Todas las acciones que llevamos a cabo en este juego son divertidas y gratificantes, tanto como explorar esta Nueva Caledonia mágica que Awaceb ha construido para su proyecto. Es uno de esos títulos que dejan poso y a los que siempre apetece volver, porque tiene contenido para rato y jugarlo es toda una delicia.

Hemos realizado este análisis en PC con un código de Epic Games Store proporcionado por Cosmocover.