Análisis de Supreme Commander 2 (PC, Xbox 360)

Parece que la estrategia es un género que este 2010 dará mucho que hablar. El ordenador es una plataforma que se presta a este tipo de juego y los adeptos a este tipo de títulos tendrán donde escoger durante todo el año.

En este caso vamos a centrarnos en la estrategia en tiempo real de corte futurista. Supreme Commander 2 mejora lo publicado en 2007 para expandirse en una maraña de opciones muy extensa que permitirá al jugador gestionar su propio ejército tecnológico y ocuparse de investigar nuevas unidades de guerra además de construir cada cuartel general. Si Supreme Commander te gustó, la segunda edición de este juego mejora las opciones manteniendo el sistema de juego por lo que la experiencia se ve enriquecida reforzado el formato sin salir de los controles y la historia, aunque en este sentido, el hilo argumental cambia un poco con la inclusión de nuevos personajes y facciones.

La velocidad tanto en movimientos como en la historia general se agradece y hace que el juego tome un cariz diferente en esta edición. La variedad en localizaciones y diferentes misiones acaban cuadrando un buen juego de estrategia donde a veces presiona un poco la inmediatez del ataque rival, que destrozará sin piedad nuestras instalaciones.

Moderacion en cuanto a dificultad

Lo que nos encontramos en Supreme Commander es un título donde podremos incidir en un gran número de decisiones y acciones diferentes en un espacio de tiempo muy corto. Las posibilidades de este son infinitas y tan pronto estaremos reparando una unidad como atacando sin tregua a un contingente de enemigos que intenta desmantelar nuestro cuartel.

El trabajo del estudio en este juego también se ha visto en la curva de dificultad a la hora de jugar al juego. Las decisiones y acciones durante el juego se han visto modificadas de forma que sea más accesible en cuanto al árbol de desarrollo. Esta rebaja ayudará no solo a los no iniciados en juegos como Supreme Commander sino también a aquellos que ya son experimentados creadores y guerreros que verán como el tiempo en movimientos y gestiones es mayor y, por lo tanto, favorecerá nuestros movimientos al frente de las facciones.

Las campañas principales suelen ser bastante cortas en cuanto a objetivos. El juego es rápido y nuestra destreza determinará la facilidad en destruir enemigos y cumplir los objetivos que se nos van otorgando. Los diferentes escenarios de combate han reducido sus medidas considerablemente y ahora las batallas tienen lugar en espacios más reducidos. Con esto no nos referimos a que se haya bajado el nivel del juego sino a que el jugador más experimentado notará la reducción de estos espacios que antes eran mucho más amplios.

Los cambios en las batallas también se notarán en la modernización de las unidades militares. Mientras estas eran realizadas por parte del jugador cuando estaban disponibles, ahora se realizan automáticamente cuando la tecnología ha sido investigada y permite dicha innovación. En cuanto al árbol tecnológico del que hemos hablado anteriormente, podemos decir que se divide en cinco tipologías que esconden mejoras en los sectores terrestre, aéreo, marítimo, infraestructura y UCA, que se ocupará de todo lo referente a la base. Muy visualmente, el árbol, ordenado en pequeñas cajas nos permitirá añadir diferentes unidades y modernizarlas en el caso de los vehículos militares o – como ocurre con las pestañas "infraestructura" y "UCA" podremos incidir sobre las opciones de construcción y defensa de la base además de conseguir más productividad en cuanto a los materiales necesarios para desarrollar cada punto de la investigación. Este punto devuelve a Supreme Commander a los juegos clásicos donde no podremos construir o realizar algunas acciones hasta que no tengamos el material necesario para ello. La gestión de la masa y los otros componentes será una de las bases para que nuestras acciones futuras puedan seguir adelante y nuestras unidades militares estén a la altura del rival.

La misma gestión estratégica la tendremos que utilizar para llegar a las tecnologías más avanzadas ya que sin la posesión de algunos ítems esto será imposible. Esta será escalonada y ligada a la posesión de otras.

De la misma forma, la elección de cada facción nos dará la opción de llegar a tecnologías exclusivas que pueden darnos la victoria debido a su gran poder en caso de que el rival no haya llegado a la cúspide de su evolución y tenga material capaz de acabar con nuestro propósito.

Cada facción tiene muchas sorpresas que iremos descubriendo paso a paso al rellenar nuestro árbol tecnológico. Mención aparte tienen las unidades gigantes móviles que podremos desarrollar en la parte final de este. Las capacidades de cada unidad dependerán de su función ya sea ofensiva o constructiva.

La clave: el dominio del árbol y la gestión de recursos

Dominar todo el tinglado que ofrece Supreme Commander 2 no parece fácil a las primeras de cambio. La presencia de un gran número de enemigos tampoco ayudará a pensar mucho en la progresión de nuestro árbol. La organización que da dicha estructura de mejoras ayudará al jugador a hacerse una idea del tipo de partida que va a jugar. Fortalecer las bases implicará dejar un poco de lado las mejoras en algún tipo de unidad o tener un ejército basado en tierra mermará nuestras posibilidades aéreas y marítimas. Por el contrario también podemos optar por un ejército equilibrado, lo que aumentará la dificultad para llegar a desarrollar las tecnologías exclusivas de cada facción.

Lo que por un lugar estructura la partida de cada jugador adaptándolo a su modo de juego particular, por otro dificulta la partida creando un ambiente mucho más ambiguo convirtiendo al jugador en el auténtico jefe de la partida.

En términos de coste, el desarrollo de la tecnología en si no requerirá un gasto directo, solo se nos pide algún requisito para que estas se puedan desarrollar y pasar al siguiente eslabón. El coste de masa y recursos vendrá cuando queramos desarrollar los edificios o unidades resultantes de este avance.

Bien resuelto gráficamente

Podríamos decir que el trabajo técnico en el juego se adapta a lo que podemos ver en algunos juegos actualmente. Los gráficos no destacan ampliamente por su vistosidad aunque tienen un buen nivel, sobre todo las diferentes unidades que podemos crear a lo largo de la partida.

El juego de cámaras permite al jugador tener un plano completo del estado general de la batalla en la óptica más abierta y un plano muy detallado cuando cerramos este. Los detalles están muy cuidados a nivel macro, tanto el comportamiento de las naves y los edificios como la interacción entre el constructor y la base.

La reducción de los mapas ha permitido un mejor trabajo en cuanto al detalle y realmente se consigue, sobre todo, a lo largo de las diferentes batallas.

Definitivamente Supreme Commander 2 cumple las expectativas y supera al su predecesor en muchas facetas del juego. La historia se ha vuelto mucho más secundaria y el intento de Gas Powered para conseguir un hilo conductor más potente no ha funcionado como se pretendía. La historia en cada pantalla no es todo lo extendida y trabajada que debería ser y el jugador busca el punto álgido del juego en la batalla. La historia, con las facciones del primero daba mucho mas juego en este terreno.

El nuevo sistema de batallas, mucho más cortas permiten llegar enseguida al punto álgido de estas. Esto convierte a Supreme Commander en un juego diferente de su primera versión. La velocidad trepidante de ahora no existía en las largas batallas anteriores, se trataba de un juego más lento pero que aportaba una experiencia muy diferente.

Lo que puede gustar a nuevos jugadores va a disgustar a algunos seguidores de la saga que esperaban un producto mejorado pero algo más continuista en cuanto a lo más básico. Los cambios tanto en el árbol de tecnologías como en las batallas y el modo pueden pasar factura en este sentido.

Quizás la voluntad de querer hacer un título mucho más amplio y dirigido a mas gente se puede cobrar las quejas de muchos jugadores hardcore que preferían las complejidades de antes. El modelo económico simplificado permite que las batallas sean rápidas y que el jugador no tenga que estar pendiente de una compleja maraña de opciones y números.

La facilidad de maniobrar sobre el árbol de mejora tecnológica también implica que nuestras tropas sean más efectivas más rápidamente. Un buen sistema que hace que el juego sea rápido – en ocasiones demasiado –.

En general Supreme Commander deja un buen sabor de boca y cumple con las expectativas de un juego de estrategia.