Análisis de Sid Meier's Civilization IV: Colonization (PC)

Como comentábamos hace unas semanas en las impresiones del juego, este episodio de Civilization es una revisión del clásico Colonization que Firaxis desarrolló hace ya casi 15 años y que cosechó un notable éxito entre prensa y público. El eje central del juego reside en un objetivo bien claro: conseguir montar un asentamiento inicial en el Nuevo Mundo que, con el tiempo, nos permita expandir nuestro territorio e independizarnos de nuestra madre patria y, finalmente, alzarnos con la supremacía del lugar a través de uno de los diversos objetivos disponibles.

El título intenta conservar el espíritu jugable que acompaño al episodio original y, una vez más, Firaxis logra su objetivo mostrando un producto de sabor añejo pero con suficientes novedades jugables como para no resultar un simple clon restaurado, sino un homenaje en toda regla a un clásico de la estrategia. Y es que este estudio norteamericano no ha conseguido el buen nombre que les precede de forma fácil, sino tras la realización a lo largo de sus más de 10 años de vida de una gran retahíla de juegos sobresalientes.

Centrándonos ya en Colonization podemos decir que el juego, como bien sabrán los seguidores de la serie Civilization, nos presenta un mapamundi desde una vista cenital representado con detalles tanto en tres como en dos dimensiones que se convertirá en nuestro tablero de juego. A través de una usualmente enorme cantidad de turnos se desarrollará una partida de estrategia en la que una serie de equipos lucharán por alcanzar los objetivos definidos para dicha partida (personalizables por el creador, por supuesto).

En este episodio nuestra aventura da comienzo a bordo de un barco en el que varias de nuestras unidades viajarán rumbo al continente americano. En este sentido, dependiendo del escenario escogido, nuestra llegada al nuevo mundo se realizará en diferentes regiones. Una vez hayamos seleccionado el lugar en el que atracar, y nuestras unidades hayan tomado posiciones en estas tierras vírgenes, será el momento de fundar nuestra primera colonia. Y aquí dará comienzo la estrategia, ya que hasta en el aspecto más banal a primera vista nuestras decisiones tendrán una serie de consecuencias. Así, por ejemplo, el terreno donde fundemos el territorio deberá s ser cuidadosamente elegido para adecuarse a la estrategia que queramos desarrollar en la partida.

Pero no vamos a citar todas las peculiaridades comunes a cualquier juego de la saga. Un aspecto novedoso en el juego es la relación con las tribus indias que habitan en aquel momento el lugar. Muchos podrán pensar que puede ser comparable con los bárbaros de otros episodios… pero nada más lejos de la realidad, ya que en este caso sí tendremos una verdadera relación diplomática con ellos y no serán unos simples grupos bárbaros amantes de la guerra. De este modo, ahora podremos hacernos sus amigos o tenerlos atemorizados, mercadear con ellos, formar poderosas alianzas e incluso enviar ciudadanos a alojarse con ellos para conseguir aprender algunas de sus valiosas costumbres (como podría ser la adquisición de un gran nivel en la plantación de tabaco).

Aunque quizás lo que resulta más asombroso es el gran trabajo realizado en cuanto al trato con el monarca de nuestra tierra de origen; en este sentido nos encontraremos con un aspecto fundamental para el desarrollo de una partida exitosa, pues además de servirnos para comerciar a través del envío continuo de barcos entre nuestras tierras y el viejo continente, también nos servirá para reclutar nuevos y valiosos ciudadanos, bien pagándolos si queremos gente de gran nivel, o bien gratuitamente acercándonos al muelle y recogiendo emigrantes que, por una u otra razón, desean abandonar su hogar.

Además de lo dicho también se desarrollará en el juego un tira y afloja constante entre el rey y nuestra persona, ya que cuando el monarca europeo empiece a ver cómo estamos cosechando cierto éxito, siendo nosotros siervos suyo, empezará a pedir su parte del pastel cada vez de una forma más insistente. En nuestra mano estará el saber camelar a ese viejo lobo para que quede contento en todo momento hasta que, cuando creamos que estamos preparados para independizarnos de la metrópoli, iniciemos las acciones pertinentes para crear nuestro propio Estado.

Con lo dicho hasta el momento ya va quedando claro que nuestra pericia diplomática será, más que nunca, un pilar esencial para lograr el éxito, y es que Colonization es un juego que valora sobremanera el buen hacer en este sentido y deja en una parcela más secundaria todo el terreno de gestión militar. Obviamente habrá combates, tanto terrestres como marítimos, pero las unidades serán menores que en otros episodios y, a fin de cuentas, ningún jugador se verá sorprendido especialmente en torno a este aspecto.

El resto de elementos del juego son los clásicos de la saga: mejora de ciudades a través de las numerosas opciones de creación e investigación disponibles, luchas tanto bélicas como diplomáticas con el resto de jugadores de la partida, y todo el elenco de características que tanta fama han dado a la franquicia. Por todo esto, el valor de rejugabilidad del título es prácticamente infinito debido en buena parte a la buena labor de la inteligencia artificial, el editor automático de escenarios, distintos niveles de dificultad, gran cantidad de opciones para personalizar cada partida, etc. Además contaremos con un sólido apartado online que nos permitirá jugar a través de Internet con nuestros amigos, algo que se agradece ya que siempre viene bien dejar un lado las partidas contra la máquina para enfrentarnos a rivales de nuestro nivel con la capacidad para sorprendernos.

En lo referente al apartado técnico, a nivel gráfico este nuevo Civilization es tan clásico como efectivo. Se sigue usando el mismo motor de Civilization IV aunque con diversas novedades, especialmente visible en el mar con un trabajo a su alrededor notable, y en los diversos efectos lumínicos. Logra sobradamente mostrar lo que desea y permite que cualquier usuario con un PC de gama modesta pueda disfrutar del juego sin mayor problema. En cambio, el sonido es en general bastante austero, con diversas melodías de corte tradicional que nos acompañarán en la partida y que no pasarán a la historia. Por último, comentar que llega completamente traducido al castellano.

En conclusión, Colonization es un juego notable porque parte de una base conocida y de éxito, y sabe redefinirse a sí mismo para añadir lo mejor que ha cosechado la franquicia estos últimos años poniéndolo todo al servicio de la jugabilidad. Una obra que si bien no es realmente sorprendente en ningún aspecto, sí que logra su objetivo de crear un producto final muy consistente y de una vitalidad jugable con la que muy pocos otros pueden competir. Firaxis sigue siendo un referente en el mundo de la estrategia y Sid Meier uno de los personajes más grandes que ha podido dar esta industria.