Análisis de Pharaoh Rebirth+ (PC)

Se hace un poco cuesta arriba encontrar información de Krobon Station, el equipo de desarrollo de este Pharaoh Rebirth+, ya sea del equipo en sí o de sus juegos anteriores. Al final, rascando bastante, enconstramos que este equipo japonés es el encargado de hacer, como poco, dos partes de Mogura Reverse (aunque estamos bastante seguros que alguien quiso poner "Revenge" y se equivocó), Action Mogura, un juego de plataformas y acción basado en el mismo personaje, un encantador osito marrón con cierta mala leche, y Mogura Tennis, un juego estilo Final Match Tennis de la Turbo Grafx, pero con encantadores ositos de mala leche dándole raquetazos a la pelota.

Finalmente nos encontramos este Pharaoh Rebirth+, que es el Pharaoh Rebirth que salió hace unos cuantos meses en japonés de manera gratuita, pero que en esta ocasión es de pago, está traducido al inglés, tiene logros, cromos, y esos pequeños detalles que diferencian un juego profesional de uno realizado por amor al arte.

Pharaoh Rebirth+ es un interesante plataformas con bastante acción donde manejamos a un intrépido aventurero que tras haber sido víctima de una maldición ha adquirido la forma de un conejo humanoide. En un gran inicio de juego, con sus créditos integrados dentro del nivel, acompañamos al Dr. Jonathan Banfield, que es el verdadero nombre de nuestro protagonista, a las ruinas del oasis de Amshear (no lo busquéis en la guía, es inventado), en búsqueda de reliquias y otros elementos de interés para nuestro arqueólogo con forma de roedor.

Por desgracia, además de los peligros que ya suelen encontrarse dentro de este tipo de lugares, nuestro protagonista se encuentra con André Betancourt, también llamado "El tortuga" porque cayó víctima de la misma maldición que Jonathan Banfield, pero en esta ocasión tomando forma de un quelonio. Tras pelear en las ruinas de Amshear, y por supuesto, derrotar a Betancourt, se encuentran un sarcófago, el cual acaba abriendo el señor tortuga, para despertar una maldición que matará a ambos personajes al cabo de siete días. Allí empieza realmente el juego, y nuestra aventura.

De hecho, conforme avancemos por esa primera misión, nos daremos cuenta que hay un montón de objetos a los que no podemos alcanzar de ninguna manera. Esto, que nos puede causar un poco de desasosiego al principio, no es tan grave, ya que conforme avancemos por otras fases encontraremos que nuestro protagonista puede adquirir habilidades que le permiten, más tarde, conseguir estos objetos.

El Doctor Jonathan Banfield empieza con un sencillo salto y el ataque con sus orejas como si fueran látigos, permitiéndole atacar a bastante distancia, o hacerlas girar para generar una defensa (sí, recuerda bastante a Castlevania, y hay más homenajes a esta saga dentro del juego), además de poder colgar de determinados elementos del escenario. El primer arma que podemos usar es una especie de metralleta de pelotas de tenis, y curiosamente no sólo acaba con los enemigos, sino que permite que podamos saltar posteriormente encima de esas pelotas de tenis, lo que es muy útil en determinadas ocasiones.

Dada la costumbre de los juegos de aventuras y plataformas, y sus homenajes a la saga de los Belmont, podéis creer que estamos ante un metroidvania de manual, pero no es el caso. El juego nos permite cierta exploración en cada nivel, como lugares de difícil acceso, pero en general el único punto que puede resultar que vayamos de un lado a otro del mapa es conseguir una habilidad y querer usarla en un nivel ya superado para poder encontrar ese coleccionable que se nos escapa. Así que hablamos de niveles de un tamaño considerable (podemos dejarnos tranquilamente más de media hora por nivel), con puntos de salvado repartidos con cierta inteligencia, y con espacios para la exploración, pero de desarrollo lineal, de punto de entrada a punto de salida, recordando más el estilo de juego al segundo Shinobi de Game Gear o a la saga Mega Man.

En general los niveles están muy bien resueltos, pero tenemos un pequeño problema con la quinta fase, en la que estamos todo el rato encima de un jeep, y recuerda más al nefasto primer nivel de Army Moves, que a las agradables pantallas de carretillas de Sonic 2 o Donkey Kong Country. En este caso no sólamente es bastante difícil, sino que es el único momento donde la caja de colisiones nos puede jugar una mala pasada, aunque por suerte hay puntos de control a los que si llegamos cuando volvemos a jugar empezamos con toda la vida. En el segundo tramo de esta fase nuestro querido Jack (que hace las veces de Otakon durante el resto del juego, explicándonos mediante llamadas las partes que considere necesarias) tomará las riendas del jeep, y nosotros tenemos que apuntar a unos morados murciélagos y otras alimañas voladoras, y curiosamente el juego realiza un efecto de estar disparando a la cámara, así que veremos unos zooms por parte de las pelotas de tenis que usamos para defendernos.

Además, uno de los puntos donde realmente brilla este juego es en los jefes finales, que nos recuerdan a juegos como Contra, Gunstar Heroes o Mega Man, en los que tienen mucha importancia. Ya desde el primer hasta el último gran jefe veremos que están muy cuidados, con una buena variedad de acciones y una espectacularidad notable.

Por todo ello podemos considerar que a nivel visual, más allá de su humilde origen, estamos hablando de un juego notable. Las animaciones son bastante buenas, con muchas posibilidades para nuestro protagonista, y los enemigos funcionan todos perfectamente. Donde se han ahorrado algo de trabajo es en los escenarios, ya que casi todos comparten temática en forma de ruinas arqueológicas (aunque hay alguna sorpresa que se sale bastante de la norma), pero en general todo luce bastante bien, con un aspecto ligeramente superior de lo que se puede esperar de un juego de 16 bits, pero sin llegar a las escasas vacas sagradas de 32 bits.

A nivel sonoro el juego también es muy bueno, con una fantástica banda sonora que anima mucho a seguir los pasos de éste curioso aventurero. El resto de sonidos funcionan bien, pero el juego a día de hoy sólo está traducido al inglés y japonés, y aunque la historia no es necesaria para poder pasártelo bien jugando, en este caso es interesante, loca y entretenida.

Conclusiones

Resumiendo, Pharaoh Rebirth+ es un juego que gustará, y mucho, a los aficionados a los plataformas con algo de acción. Es divertido, intenso, tiene variedad, se puede hacer más largo o menos según nuestro interés, y además funciona perfectamente a todos los niveles técnicos. Una nueva muestra del buen nivel que pueden alcanzar los desarrolladores independientes japoneses, aunque de nuevo si no tienen alguien que los acerque a Occidente no hay manera de poder seguirles la pista. Estaremos atentos a los próximos títulos que puedan hacer estos chicos de Krobon Station, porque indudablemente saben hacer juegos.

Hemos realizado este análisis gracias a un código de Steam proporcionado por Degica Games.