Análisis de Painkiller: Resurrection (PC)

Hay veces, en las que cuando se echa la vista hacia atrás se recuerdan títulos y videojuegos que quizás, por culpa de nuestra pérfida y poco exacta memoria, parezcan tras los años, mejores de lo que realmente fueron. El título original de la saga que ahora abordamos (el primer Painkiller) fue un juego bastante potable. Tenía detalles y elementos que hacían de su jugabilidad (directa, rápida y sin complicaciones) una especie de homenaje a todo lo visto en vacas sagradas como Quake, Unreal Tournament o el mismísimo Doom. No se le pedía más, está claro, y por ello llegó, se jugó y triunfó. Pero los tiempos cambian, y ante un mercado tan exigente y con mala baba como es el del ocio electrónico, o te adaptas, o mueres. Si bien no mueres en el sentido más literal de la palabra, si puedes sufrir bastante (tanto en ventas como en opiniones) y tu juego, tu niño mimado durante meses puede darse el batacazo, y lo que es peor, ser destrozado por los mismos fanáticos y jugadores que encumbraron la propuesta original.

Si a día de hoy saliese el primer Painkiller, quizás hubiera sido defenestrado, ignorado y relegado a juego de tercera o cuarta fila, de esos que salen en PC y no se entera nadie, o lo que es peor, es lanzado a consolas con un port directo y algo chusquero y desaparece al poco tiempo de las estanterías de novedades y acaba siendo pasto directo del mercado de segunda mano y saldo de oportunidades. El argumento del juego original nos traía una historia bastante original, llena de referencias al purgatorio y al infierno, enemigos realmente inmensos y una mala baba increíble a la hora de mostrar sangre y mutilaciones.

El juego vendió bien en su momento, y consiguió organizar una comunidad ingente de usuarios dispuestos a añadir y modificar aspectos del título. Era impresionante ver como ni la misma JoWooD (compañía responsable de la primera entrega), esperaba tal acogida. Al poco tiempo, lanzaron una expansión, y hace unos años, unos jugadores y seguidores de la franquicia, consiguieron ver sus sueños cumplidos y publicaron un añadido original y divertido, como lo fue Painkiller: Overdose. Ahora, tras unos cuantos años y alguna que otra promesa incumplida, la historia se repite. Painkiller vuelve al PC (y puede que dentro de poco a las consolas), con más pena que gloria.

Descenso a los infiernos

La historia arranca de una forma un tanto parecida a la primera parte. En esta ocasión encarnaremos a "Bill El Salvaje" , un agente secreto que al intentar asesinar con una bomba al jefe de un poderoso cártel de drogas, alcanzará por error a un autobús lleno de inocentes y al mismo Bill. Cuando despierta, se ve envuelto en medio de la atmósfera tenebrosa, sucia y hostil del Purgatorio. Con un imperioso deseo de venganza, Bill intentará por todas las formas posibles liberar su alma y la de todos los inocentes que asesinó por error aquél fatídico día. Con un trasfondo algo sencillo, y con una guerra celestial de tapado, el argumento de Painkiller: Resurrection no descata por su originalidad (hay veces que tendremos una sensación de "Deja Vu" impresionante al creer que estamos jugando a un remake del primer título y no a una secuela propiamente dicha, pero tiene el suficiente gancho como para que no creamos que estamos matando por matar, aunque realmente, así sea.

Las escenas intermedias o los videos explicativos de cada nivel y demás, son representados por unos sencillos cortes con un estilo visual muy marcado y cercano al cómic (muy parecidos a los mostrados por sagas como Max Payne). No están nada mal, ayudan a darle cierta coherencia e inmersión a la trama y huelga decir, que el juego, al estar en completo castellano, cumple con creces en éste apartado.

Durante el transcurso de la partida, Billi estará siendo guiado casi continuamente, por la voz de un alma celestial o ángel. Éste le irá dando los consejos más básicos, así como servirá de guía en los momentos más complicados. Como decíamos al principio del análisis, muchas veces, las fórmulas que funcionaron en un tiempo, pueden no hacerlo al tiempo. Y es lo que le pasa a Painkiller: Resurrection. Si bien lleva prácticamente el mismo estilo, argumento y base jugable que el original, la cosa parece que queda coja. Nada más instalar el juego, podemos atisbar que la cantidad de pantallas de carga es absolutamente abrumadora, y eso, en los tiempos que corren, es casi un absurdo. Sobre todo en un juego que basa su premisa más básica e importante en un constante del combate y la acción más trepidante contra criaturas del averno. El juego en sí es muy sencillo, basándose prácticamente un tira hacia adelante y cepíllate todo aquello que se mueva. Las armas son bastante básicas, y si bien es cierto que vuelven algunas muy famosas de la saga (la misma Painkiller y la StakeGun) y algunas tienen bastante modos de fuego "alternativos" la cosa no funciona. Casi parece que estamos viendo un pequeño añadido muy poco original del juego principal que una verdadera secuela o expansión.

A nivel de combatientes y enemigos, una de cal y otra de arena. Tenemos jefes finales realmente impresionantes, con buenas rutas a la hora de vencerlos y con escenarios conforme a lo que se puede esperar de un título que se lleva unos cuantos años con su predecesor. Pero no todo es color de rosa, y tendremos que soportar una y otra vez a bichos del averno un poco tontos (se ve que el requisito de admisión a la hora de entrar en los dominios de Lucifer ha ido bajando paulatinamente) durante horas. En principio no es algo muy importante si se quiere disfrutar de un mata-mata sencillo y directo, pero no le viene muy bien al juego, sobre todo, si tenemos en cuenta que incluso en niveles de dificultad algo más altos, la cosa no cambia. La variedad de enemigos es alta. Tendremos desde zombies a salvajes guerreros medievales armados con hachas casi tan grandes como tú.

Painkiller: Resurrection ofrece pocas novedades "reales". Y eso que se le dio mucha caña al tema de las físicas, o al menos, eso se comentó. Durante varios meses se hizo mucho hincapié en el motor físico que incluía el juego. Pues bien, la verdad es que la utilización del famoso motor físico Havok es poco menos que anecdótica. Obviamente, en Vandal Online, no esperamos puzles complicados e interesantes como los vistos en la saga de juegos de primera persona por excelencia, Half Life, pero sí creemos que un juego de acción hay maneras y "maneras" de instalar e insertar un buen motor de físicas para hacer más interesantes muchos aspectos de la experiencia.

Painkiller: Resurrection echa por la borda todas las buenas intenciones que se plantearon a la hora de incluir la opción en la experiencia de juego. Por ejemplo, no serán pocas las veces que veremos como tenemos enemigos que se comportan una vez muertos de formas extrañas (algo parecido a lo visto en juegos como Gears of War ) o de objetos que parecen danzar en un baile cósmico hacia lugares imposibles una vez disparados o empujados. Suponemos que muchos fallos se irán corrigiendo mediante parches y actualizaciones conforme avance el título en el mercado y se vayan descubriendo bugs, pero la verdad es que queda bastante ridículo a estas alturas. Fallos que no serán los únicos, pues como se ha comentado en muchas páginas webs del sector, el juego está plagadito de problemas, y por ahora, dada la inutilidad del servicio de descargas de actualizaciones, parece no tener solución.

Gráficos lúgubres, Sonido tenebroso

A nivel técnico, pese a tener decenas de pantallas de carga, Painkiller: Resurrection no es ningún portento. Tiene un gran apartado artístico, lleno de referencias a la arquitectura europea medieval y gótica, pero nada más. A la hora de representarlas físicamente (gráficamente), no han estado finos los chicos de Homegrown Games. No es que sea un juego feo de ver, pero hay ciertos elementos que no están al nivel que podríamos exigirle. Tenemos texturas propias de juegos de principios de década, enemigos comunes algo simples y efectos gráficos de la edad de piedra. Si bien el motor de iluminación nos parece bastante competente, y los escenarios en conjunto son muy inspiradores y originales, cuando observamos de cerca todos y cada uno de los elementos puestos en pantalla, el resultado global es bastante agridulce. De todas formas, destacamos, una vez más, la marca de la saga: los jefes y criaturas grandes son dignas de estudio, y hay veces, en las que no podremos evitar soltar algún que otro improperio por nuestras bocas al ver semejante colosos.

Si gráficamente es algo flojo, a nivel sonoro y musical estamos ante un título tremendamente trabajado. Guitarras y bajos eléctricos nos sorprenderán por todas y cada una de las fases. Si a eso le sumamos un ritmo vertiginoso y muy bien cuidado en la candencia de todas y cada una de las melodías que escucharemos durante nuestro periplo por los infiernos, nos daremos cuenta que tenemos una gran banda sonora que ayuda al estilo directo y sencillo del juego, y que encima, ambienta bastante bien. Los gritos, súplicas y efectos sonoros horripilantes están a la orden del día. La verdad, es que Painkiller: Resurrection en dicho apartado, sale muy bien parado.

El juicio final: Conclusiones

Es difícil catalogar un título como Painkiller: Resurrection. Por una parte, tenemos una puesta al día un tanto básica del juego que sorprendió a propios y extraños hace ya unos añitos. Una puesta al día que funciona dentro de sus límites jugables y gráficos, y que pese a todo, puede llegar al público fanático más acérrimo de la saga. Pero por otra, teniendo la terrible competencia del género en PC ( y en un futuro en consolas ), los fallos graves en la concepción técnica del título y su poca ambición creativa (por mucho que sea un juego creado por usuarios), lo deja muy mal parado en un mercado tan complicado.

Painkiller: Resurrection quizás sea un juego que ha salido en una mala época. Si bien muchas veces queremos juegos que no nos compliquen la vida, que nos ayuden a quitarnos el estrés de encima y no liarnos mucho, hay otras veces en las que queremos exigirle un poquito más a un videojuego. Painkiller: Resurrection ha sufrido esto. Es un juego que si bien es sencillo, directo y divertido, no logra cuajar del todo por el descuido más absoluto de otros de sus apartados. Painkiller: Resurrection es como el perro del Hortelano: ni come, ni deja comer. Una lástima.