Análisis de Okhlos (PC)

A principios de esta década se dieron, y se siguen dando, bastantes grupos más o menos organizados de personas en disconformidad con lo que su sociedad les ofrece de buenas a primeras. Así, en España tuvimos los indignados, en el norte de África apareció la primavera árabe, y en otros países hubo protestas similares.

Como el videojuego en muchas ocasiones imita la realidad a su manera, aparecieron varios juegos haciéndose eco de estos movimientos. Podemos poner por ejemplo a Riot, un juego italiano que aún no ha aparecido en el mercado, o este Okhlos, un juego argentino cuyo nombre en griego (όχλος) quiere decir turba.

Si ya de origen os ha hecho gracia esta premisa, os advertimos que no sois los únicos.

Un par de años después de saber que este juego se estaba desarrollando por parte de la empresa Coffee Powered Machine, los cuales anteriormente sólo habían desarrollado el curioso pero desaparecido de las tiendas Gravity Fleet, la empresa Devolver Digital, que seguramente sea la editora más conocida de juegos independientes en estos momentos, decidió hacerse cargo de su publicación, lo que es una pequeña garantía de su calidad como juego.

Cuando nos ponemos mandos a la obra en Okhlos nos encontramos que manejamos a un filósofo de griego nombre en su cruzada por demostrar a los dioses, regentes y demás mandamases griegos, que no se debe desairar así como así al pueblo griego. La manera de demostrarlo es encontrándose a otros personajes con las mismas ganas de destrozar cosas que nuestro pensador protagonista, y conseguir superar los objetivos de cada nivel para poder seguir avanzando.

Esta es una de las pegas que tiene Okhlos. Una premisa tan original, una ejecución tan divertida, y al final todo consiste en arrastrar a tu personaje y su grupo de seguidores por la pantalla, siguiendo las indicaciones de un minimapa que señala en qué posición están los enemigos a batir, acabar con ellos, y así avanzar hasta el siguiente escenario.

Eso sí, por el camino hay alguna mecánica más que permite cierta variedad. Nuestra turba está compuesta por una buena variedad de "profesiones" (ciudadano, defensor, atacante, filósofo, esclavo, animal, etcétera), y cada cual tiene su nombre, sus características y sus colores (lo cual nos viene bien para poder distinguirlos con cierta rapidez). A lo largo de nuestro furioso avance pasaremos cerca de unos puestos donde podemos cambiar la profesión de cierta cantidad de miembros de nuestra turba, o mejor aún, intercambiar a varios de ellos por héroes griegos. Estos héroes griegos otorgan ciertas ventajas a nuestro grupo, como más aguante, mayor capacidad de ataque, o la que posiblemente sea la más útil, crecer más.

Por desgracia la capacidad de gestión de la turba es limitada. Veremos como nuestros acompañantes se van desgastando entre encuentros contra los enemigos, y también veremos cómo pasaremos cerca de otros posibles miembros de nuestro grupo, pero no podemos dejarlos ir y coger a otros de refresco salvo que permitamos que mueran, como tampoco podemos elegir qué miembros de una profesión son los que vamos a intercambiar por un héroe, de manera que no podremos optimizar nuestros recursos a nuestro antojo (lo cual, sabiendo que llevamos a un grupo de indignados, es coherente en cierta manera).

Por otro lado, entre las posibilidades que tenemos a la hora de dirigir al grupo se encuentran órdenes como atacar, defender, usar ítems, juntarse y esparcirse, pero ni juntándose podemos asegurar que vamos a pasar correctamente por un espacio donde haya trampas cerca, ya que nuestra turba se irá moviendo de manera autónoma cerca del cursor que le identifica, y eso implica que pueden acabar pisando dicha trampa. Otro aspecto de cierta importancia es el nivel de enfado y caos que tiene nuestra turba. Mediante una barra de energía se nos indica cual es el nivel de indignación que poseen nuestros seguidores, lo cual se puede incrementar si seguimos destrozando cosas, y cuanto más alta sea mayor capacidad destructiva tienen, lo que es bastante importante a la hora de poder pasar por determinados sitios o poder hacer daño a los enemigos.

Nuestro filósofo y sus acólitos irán avanzando escenario tras escenario, hasta llegar a alcanzar batallas contra dioses y otras criaturas especiales. Estas batallas contra los dioses son realmente complicadas, porque los dioses vuelan, tienen poderes, y además invocan enemigos de los que nos iremos encontrando a lo largo de la partida. Si por alguna de esas acabamos quedándonos sin filósofos recibiremos el temido Game Over, y lo que pasará es que nuestra siguiente partida será diferente (aunque tenga puntos en común con la previa) como si de un juego de desarrollo procedimental se tratase.

Además, es posible que hayamos conseguido desbloquear ciertos héroes que nos acompañarán de inicio, así que nos encontramos ante un título muy rejugable a todos aquellos que disfrutéis de este sistema. Además, el juego cuenta con una buena cantidad de extras en forma de una enciclopedia con todos los tipos de personajes que nos encontremos, incluyendo enemigos y grandes jefes. Finalmente, hay bastantes sorpresas escondidas y mucho humor, con lo que es difícil sacarle todo el jugo a la primera.

El sistema empleado para expresar visualmente el mundo de Okhlos es realmente atractivo. Usa una inteligente mezcla de personajes realizados en dos dimensiones con cierto gusto con escenarios en tres dimensiones, dando cierto énfasis a la muestra de bloques de píxels en gran parte de los elementos que nos encontramos en pantalla. Además, el sistema de físicas empleado es lo suficientemente competente como para mostrar con mucha expresividad visual momentos como la destrucción de una casa o la derrota de un enemigo, lo cual lo convierte en uno de los puntos más fuertes del juego.

Los efectos de sonido tienen algo más de peso en este juego que la música, la cual la podríamos definir como algo así como "música griega retro 8 bits", dado que mezcla melodías que imitan las tradiciones griegas de ahora y siempre, con sonidos más bien típicos de los ordenadores y consolas de finales de mediados y finales de la década de los 80. Es indudablemente rítmica y acompaña bien la acción que se ve en pantalla, pero tampoco es un de una calidad desbordante.

Conclusiones

Resumiendo, Okhlos es un juego divertido y que merece que le echemos más de una partida, además de que dado su origen argentino está perfectamente escrito en español. Por desgracia le falta cierto pulido para ser perfecto, aunque ciertamente conocemos pocas turbas que lo sean.

Este juego se ha podido analizar gracias a un código proporcionado por Devolver Digital.