Análisis de Need for Speed: Most Wanted (PC)
A todos los que nos gustan los juegos de coches, y más específicamente los de conducción arcade, le tenemos un cariño especial y sentimos admiración por los británicos Criterion, que sorprendieron a todos en 2001 con el genial arcade de conducción Burnout, y eso que solo estábamos viendo la punta del iceberg. Su muy mejorada secuela un año después, el brutal Burnout 3: Takedown en 2004, y el tremendamente adictivo Burnout Revenge en 2005, les coronaron como los reyes de la conducción arcade de la última década.
En el salto a la nueva generación no quisieron seguir anclados en la misma fórmula, que ya mostraba ciertos síntomas de agotamiento en la última entrega, y apostaron por llevar su saga a un mundo abierto con Burnout Paradise, un título, que inicialmente, dividió a sus fans. Unos lo recibieron con los brazos abiertos, otros se mostraron hostiles a su estructura sandbox, pero como bien sabe cualquiera que le diera una oportunidad, estábamos ante un auténtico juegazo, que el paso del tiempo ha puesto en su sitio y le ha hecho justicia.
En 2010 volvieron a la jugabilidad de los primeros Burnout con Need for Speed: Hot Pursuit, un gran arcade con el que tomaron las riendas de la clásica saga de EA que llevaba unos años dando palos de ciego, y ahora que definitivamente van a decidir el destino de la serie, vuelven con este Need for Speed: Most Wanted, que muy poco tiene que ver –o nada- con aquel juego del mismo nombre que se lanzó en 2005 para multitud de consolas. Aquí no hay nada de tuning, y estéticamente –gracias a dios- estamos en las antípodas de una película como The Fast and the Furious.
Need for Speed: Most Wanted de hecho es la secuela espiritual de Burnout Paradise, casi carnal diríamos, ya que su corazón es el de Paradise, con la marca Need of Speed aportando cochazos de marcas reales y la policía haciéndonos la vida imposible. Su estructura se sustenta en tres pilares fundamentales: la experiencia para un jugador, muy extensa y entretenida, el demencial –en el buen sentido- multijugador, el gran salto de calidad respecto a Paradise, y el Autolog 2.0, una versión mejorada del sistema que se inauguró en Hot Pursuit y que nos invita y pica constantemente a superar las puntuaciones de nuestros amigos.
Del control poco podemos decir, es sencillamente perfecto, siempre teniendo en cuenta que estamos ante un arcade de conducción que en ningún momento busca ser realista. A los pocos segundos de estar jugando ya nos sentiremos los reyes del volante, lo que para nada quiere decir que sea un juego fácil, siempre encontraremos retos a nuestra altura. Se nota la diferencia de control entre unos coches y otros, por ejemplo por el tipo de tracción, y la velocidad de cada vehículo es muchas veces lo que marca la diferencia. Por ejemplo no es nada fácil controlar un misil como un fórmula 1, esquivando el tráfico, a la policía, a nuestros rivales y los diferentes elementos del mobiliario urbano, a velocidades endiabladas.
Por suerte es bastante permisivo con los golpes y accidentes, los impactos laterales, y nos tenemos que dar un buen golpe para que sea considerado un accidente. Lo mejor que se puede decir del control es que se mimetiza con el planteamiento jugable, y siempre que fracasemos o fallemos sabremos que ha sido culpa nuestra, falta de pericia, habilidad o reflejos, y no de los controles, lo mejor que se puede decir de cualquier videojuego.
La estructura de juego es realmente innovadora en una cuestión esencial, desde el principio tenemos casi todos los coches desbloqueados, solo hay que encontrarlos en la ciudad de Fairhaven y montarse en ellos, estando algunos un poco más escondidos que otros. Los veremos aparcados en cualquier lugar, veremos sobre ellos el logo del fabricante, y bastará acercarse –no hace falta que nos montemos- para que se añadan a nuestra lista. Alfa Romeo, Aston Martin, Audi, Bentley, BMW, Ford, Lamborghini, Lexus, Maserati, Mercedes-Benz, Subaru, Porsche y un largo etcétera, no falta casi ninguna de las grandes marcas, y se apuesta por una gran variedad de fabricantes, con uno o dos modelos de cada uno.
El mismo coche lo podremos encontrar en diferentes lugares de la ciudad, por lo que se establecen diferentes puntos de cambio -123 en total-, esto significa que si decidimos conducir un Alfa Romeo 4C Concept, lo seleccionamos en la lista, y elegimos dónde nos queremos subir, si en Hughes Park, Callahan Industrial o 192 East, diferentes puntos de la ciudad en los que previamente hemos encontrado este coche, pudiéndonos mover rápidamente de un punto a otro de Fairhaven.
Una vez nos montemos en un coche, ya sea seleccionándolo de la lista o pulsando a su lado triángulo o Y, muy a lo GTA, con la cruceta digital y sin detenerse en ningún momento la acción, podremos ver su lista de carreras, cinco en cada coche, así como personalizarlo, acceder al multijugador o ver las recomendaciones de Autolog.
Realmente hay 61 pruebas diferentes repartidas entre los 41 coches, por lo que evidentemente una misma carrera se repite en diferentes coches. Están divididas en dificultad fácil, medio y difícil, y hay cuatro tipos, un número que se nos antoja escaso, la mayor pega del modo para un jugador, más si cabe cuando descubrimos que en el multijugador las pruebas son más variadas, originales y divertidas.
Tenemos la Prueba en circuito, varias vueltas alrededor de un trazado de la ciudad, Prueba de sprint, una carrera de un punto a otro de la ciudad atravesando los diferentes puntos de control hasta la meta, Prueba de velocidad, mantener la velocidad media más alta en una ruta de un punto a otro de Fairhaven, y Emboscada, un encerrona de la policía en la que tienes que escapar en el menor tiempo posible. Cada prueba se puede superar en bronce, plata y oro, obteniendo diferentes recompensas.
Es casi obligatorio al coger un nuevo coche ganar la primera carrera, la más fácil, para desbloquear la inyección de nitro y los neumáticos 4x4. El nitro se va recargando realizando una conducción con estilo, con derrapes, circulando en sentido contrario, o realizando derribos –takedowns-, y es imprescindible dominar su uso, que muchas veces marca las diferencia. En otras carreras podemos desbloqueamos nuevos neumáticos, mejoras en el nitro, el chasis, la carrocería y la transmisión
Por ejemplo son muy importantes los neumáticos, con los de pista corremos más sobre asfalto, pero muchas carreras nos obligan a ir también por tierra, para lo que tendremos que tener equipados los 4X4. Y hay incluso unos neumáticos muy útiles que se vuelven a inflar tras haber sido pinchados, gracias a las malditas barreras de pincho de la policía, que nos amargarán la existencia en más de una ocasión.
Por tanto cada uno de los coches tiene sus cinco pruebas con varias recompensas que desbloquean personalizaciones. Y ojo, que a todas estas mejoras no solo se accede ganando las pruebas, ya que cada coche tiene desafíos exclusivos, como derrapar cierto número de metros, o haber realizado un número determinado de derribos, por lo que desbloquear todas las mejoras de cada coche nos llevará bastante tiempo.
Además todo en el juego está pensado y diseñado para no ser nunca tedioso. Si por ejemplo ya has corrido en alguna de las 61 pruebas con un coche, y luego te montas en otro vehículo que tiene en su lista esa misma carrera, para correrla no tendrás que ir otra vez hasta un punto concreto del mapa, podrás elegir correrla directamente. Así como si ya hemos acabado una carrera y queremos repetirla, hay una opción para volver a jugar la última prueba, no hay que volver a conducir hasta el punto de inicio.
No hay opciones de personalización visual, y los coches solo cambian de color y automáticamente cuando cruzamos los talleres, una especie de gasolineras repartidas por la ciudad que al pasar por ellas nos reparan los desperfectos y nos pintan el coche de un nuevo color. Se puede pasar por estos lugares en mitad de una carrera y son muy útiles, ya que podemos acabar con el coche destrozado si nos chocamos demasiado, o nos han podido pinchar las ruedas y hay poco que hacer circulando con las llantas a ras de suelo.
La policía es una de las protagonistas de Most Wanted, y el mayor elemento diferenciador respecto a Burnout Paradise. Circulan por toda Fairhaven aunque siempre los tenemos localizados en nuestro mapa, y si realizamos alguna infracción grave como pasar a su lado a una enorme velocidad, o chocar con un vehículo delante de su cara –o contra ellos mismos-, intentarán atraparnos de todas las maneras posibles. No temáis por esto porque la verdad son bastante permisivos en lo que a infracciones se refiere y hacen un poco la vista gorda, lo que se agradece, y nos permiten movernos por Fairhaven sin demasiado miedo.
Más complicado es –y divertido- cuando se ponen a fastidiarnos en mitad de una carrera. A los ocho o diez coches participantes de la competición ilegal se suman numerosos coches de la policía intentando detenernos, ya sea a golpes, con barreras policiales o con pinchos. Si ya de por sí las carreras son frenéticas, alocadas y muy agresivas, imaginad lo que supone añadir a la policía intentando detener a todos los participantes.
Una vez haya acabado la carrera la policía seguirá persiguiéndonos, hasta que les demos esquinazo. Hay un medidor en todo momento que indica el grado de presión policial –hasta el nivel 6- y según vaya subiendo las artimañas y vehículos utilizados por las fuerzas de la ley serán más sofisticados y molestos. No es fácil dar a la policía de lado, y tendremos que utilizar con inteligencia los diferentes atajos y caminos ocultos de la ciudad.
El diseño de Fairhaven es excelente, consigue aunar una sensación de ciudad real, de que verdaderamente podría existir, con que cada una de sus calles sean perfectas para realizar todo tipo de carreras y persecuciones. El mapa mostrado en una de las esquinas es claro e intuitivo y nunca tendremos problemas para saber por dónde movernos o a dónde deberíamos ir, y casi nunca fastidiaremos una carrera porque nos hemos equivocado de calle, gracias a su gran diseño. Algo que pocos sandbox con vehículos han sabido hacer tan bien.
Hay un ciclo de día y noche, y las distintas partes de la ciudad están bien diferenciadas, desde autopistas exteriores, el downtown, fábricas, parques y alguna que otra sorpresa. De hecho la ciudad es enorme, llevaremos muchas horas jugadas y todavía seguiremos descubriendo nuevos lugares, pero a la vez vas teniendo una sensación de familiaridad con las calles, aprendiéndote rutas y sabiendo cómo tomar determinadas curvas, lo que es muy satisfactorio.
Además de encontrar los diferentes coches repartidos por toda la ciudad, hay varios coleccionables, todos ellos además conectados con el Autolog. 156 carteles, 66 radares de velocidad y 135 puertas de seguridad. Destrozar un cartel implica realizar un gran salto, estableciendo una marca en metros. Si realizamos la mejor marca de nuestros amigos, en el cartel se quedará grabada una foto nuestra, que podemos elegir a través de Origin. Imaginad ir por la ciudad y ver en un cartel la foto de un colega, orgulloso de haber realizado el mejor salto en ese punto, tened por seguro que os apetecerá atravesarlo y superarle. Con los radares ocurre algo similar, y al pasar por ellos establecemos una velocidad máxima, luchando con la mejor marca de nuestros amigos.
Cualquier tiempo o marca es siempre comparada a través de Autolog con la puntuación de nuestros amigos, por lo que cuando hayamos acabado una prueba 2 segundos por debajo de un colega, seguro que nos apetece volver a repetirla para superarle. Superar todas las pruebas en cada uno de los coches, encontrar todos los carteles, huir de la policía, "reventar" los radares de velocidad, no hay tiempo para el aburrimiento en Fairhaven.
El objetivo máximo del modo para un jugador, y lo comentamos casi al final porque no nos parece demasiado importante, es derrotar a los 10 coches Most Wanted, lo que se podría considerar pasarse el juego. Cada prueba que superamos, coche que derribamos, cartel o barrera que derribamos y nueva marca que establecemos, nos da SP –speed points-, y para enfrentarnos a cada uno de los Most Wanted necesitaremos una cantidad concreta.
Una vez que tengamos los SP suficientes podremos correr un uno contra uno para vencer al correspondiente Most Wanted. Una carrera bastante épica y espectacular, siempre con la policía de por medio, en la que tendremos que ganar a cada uno de estos diez coches especiales. Primero quedar por delante suya, lo que no es fácil, y luego si queremos hacernos con su coche, una vez terminada la prueba derribarle.
Completar la experiencia para un jugador al 100% nos puede llevar tranquilamente más de 15 o 20 horas, eso sin contar todo lo que nos entretengamos con el Autolog. Suena generoso, y lo es, pero echamos de menos más variedad de pruebas. Cuatro, como hemos comentado antes, se nos antoja poco, y de hecho Burnout Paradise era más variado en este sentido, hablando siempre de la experiencia para un jugador. Los derribos o takedowns siguen ahí, pero no se les ha dado demasiada importancia en la jugabilidad, sobre todo en el modo para un jugador, no se incluyen pruebas basadas en estos, y los echamos un poco de menos. Quién no ha disfrutado como un enano en los Burnout con aquellas pruebas que nos pedían acabar con un determinado número de coches.
En cambio el multijugador sí es mucho más variado y original en cuanto a tipo de pruebas, desde toda clase de carreras, hasta por equipos, a retos y desafíos muy peculiares, como ser el jugador que más metros consigue saltar en un lugar determinado del escenario, ser el que más metros derrapar en una pista mojada, cruzarse con los rivales sin tocarse, o ser el primer jugador que llega a lo alto de un tejado usando un extraño monumento del escenario.
Si jugamos con amigos o desconocidos la forma de llegar a las pruebas cambia sustancialmente. Con nuestra lista de amigos en partidas privadas disfrutarás con ellos de la ciudad abierta, como en el modo para un jugador. El anfitrión elegirá una lista de pruebas, y todos los jugadores tendrán que desplazarse hasta el punto donde comienzan, pudiendo cometer todo tipo de barbaridades por el camino. Algo que no ocurre, de manera inteligente, con desconocidos, porque imaginad que más de uno se dedicara a "trolear" al resto y no fuera al punto de comienzo de las carreras. Al menos a tus amigos les puedes dar una colleja la próxima vez que los veas.
Los coches están divididos en categorías y cada prueba exige un tipo, para que no haya desigualdades entre los jugadores. Según obtenemos puntos SP subimos de nivel, desbloqueando más coches, y esta obtención de puntos está unida al modo para un jugador, no así el desbloqueo de vehículos. El extenso modo para un jugador, el pique inherente que conlleva el Autolog, y el infinito multijugador, hacen de Need for Speed: Most Wanted un juego con una enorme cantidad de horas de diversión.
En el apartado técnico estamos ante un juego sólido y bien acabado, y cuyo mayor defecto curiosamente es que si lo comparamos con el reciente Forza Horizon, otro juego de conducción en mundo abierto, sale perdiendo en cuanto a belleza. Realmente no es justo compararlos, la experiencia de libertad y de mundo abierto, de poder explorar cada rincón y descubrir secretos, es mayor en Most Wanted, la sensación de velocidad también, así como es mejor la física de los accidentes. Pero no queremos obviar esta circunstancia porque no van a ser pocos los que hagan injustas comparaciones visuales; los dos son grandes juegos, tanto en lo jugable como en lo visual, y cuentan con sus pros y sus contras.
Need for Speed: Most Wanted es un juego por personalidad y estilo, no hay más que presenciar la preciosa introducción –una de las más elegantes que hemos disfrutado nunca en un juego de coches- para comprobar el buen gusto de sus creadores. Antes de cada prueba disfrutamos de una original y arriesgada introducción, con las que Criterion han dado rienda suelta a su imaginación, escenas en ocasiones surrealistas.
Tiene cosas mejorables técnicamente, como unas texturas a veces bastante simplonas, por ejemplo las de las carrocerías de los coches o en los entornos, escenarios un poco vacíos y faltos de elementos, algunos dientes de sierra de más, y hay algunas caídas en la tasa de imágenes cuando la cosa se descontrola, con muchos corredores y policías, lo que nunca consigue empañar la jugabilidad, y en cierto modo es comprensible. Pero preferimos quedarnos con sus virtudes, la principal de ellas que se trata de un apartado gráfico al servicio de la jugabilidad.
Hemos analizado la versión de Xbox 360, y se mueve fluido, no hay aparición repentina de elementos –popping-, las físicas son muy buenas, y la sensación de velocidad está muy conseguida. Luego hay detallitos de mérito como los charcos de agua que reflejan el entorno, la suciedad y los destrozos en los coches bastante detallados, un buen ciclo de día y noche con correctos efectos de iluminación, y curiosas salpicaduras de tierra y polvo sobre la propia pantalla. En general, y para las alturas de la generación que estamos, cumple de sobra, lo que tampoco quiere decir que obviemos sus carencias. Algo ya muy subjetivo, es que nos hubiera gustado un diseño artístico de la ciudad con más personalidad, con sus distintas zonas más diferenciadas y con más carácter, aunque esto es algo muy opinable.
El apartado sonoro cumple con nota, primero por el contundente ruido de los motores de los coches, y un buen doblaje al castellano, escuchando a la policía por radio cómo se van poniendo cada vez más nerviosos y despliegan todo su potencial para atraparnos. La banda sonora, como en todos los juegos de Electronic Arts y Criterion, es de mucha calidad, tocando todo tipo de palos, desde la electrónica al rock con grupos más o menos conocidos. Muse, Deadmau5, The Who, The Chemical Brothers, Last Dinosaurs, Skrillex, Green Day, etcétera, como veis un poco de todo, aunque siempre podemos elegir jugar escuchando la música que tenemos en el disco duro de nuestra consola o PC.
Criterion lo ha vuelto a hacer
Need for Speed: Most Wanted es uno de los mejores juegos de conducción arcade de los últimos años, un auténtico imprescindible para los amantes de este género. Rebosante de contenidos y sobre todo de horas de diversión, ya sea jugando solos, en multijugador o intentado superar las marcas de nuestros amigos a través del Autolog, es uno de esos juegos en los que sabes cuando empiezas a jugar, pero nunca cuándo vas a parar.
Criterion vuelve a demostrar que domina el género a la perfección, ya sea de una manera más clásica o en un mundo abierto, poniendo nuevamente el listón muy alto, y solo quizás en una nueva generación con hardwares mucho más potentes puedan dar su siguiente gran salto de calidad, ellos mismos son su propio rival a batir. Mientras, nos quedan semanas y meses para disfrutar de su última obra, un título tan completo como divertido, que consigue llevar un paso más allá el concepto del multijugador y las posibilidades online en los juegos de conducción. Imprescindible.