Análisis de Medieval II: Total War Kingdoms (PC)
Tras casi un año desde el lanzamiento de Medieval II: Total War , Creative Assembly expande su fantástico juego de estrategia con un nuevo capítulo que nos permitirá vivir algunas de las campañas bélicas más sangrientas y cruentas de la historia controlando en esta ocasión a una serie de facciones pocas veces vistas en el mundo de los videojuegos. Y es que hablamos, por ejemplo, de la posibilidad de dirigir a las civilizaciones mesoamericanas como los aztecas o mayas, o a nativos norteamericanos como los apaches, que se unirán a los demoledores ejércitos de los españoles, teutones, o británicos; cada bando como siempre con sus respectivas virtudes y defectos que deberemos dominar para alzarnos con la victoria en este apasionante juego de estrategia por turnos y combates en tiempo real.
Por lo demás, el juego se mantendrá prácticamente idéntico a lo visto en entregas anteriores, con la religión de nuevo como uno de los ejes centrales, teniendo que administrar y mover por turnos, en un mapa general, nuestros ejércitos y ciudades, construyendo edificios, reforzando enclaves, preparando asedios… para luego hacer frente a los rivales en multitudinarias batallas que se librarán en tiempo real tras entablar contacto con los enemigos. Bueno, esto siempre teniendo en cuenta que podemos buscar salidas alternativas como la diplomacia (podemos tratar de alcanzar acuerdos) o asesinar directamente a rivales clave con el único fin de desestabilizar a sus tropas. Y aunque estas batallas destacarán por su espectacularidad y su elevado componente estratégico, también podremos optar por superarlas de forma automática, presentándonos tras la escaramuza una tabla con los resultados obtenidos: el número de soldados muertos, cuantas víctimas hemos causado en el rival, etc.
Otra novedad es el control de refuerzos en las situaciones en las que existan dichas unidades de refuerzo. Ahora, con Kingdoms, el jugador puede dar órdenes de forma directa a estas unidades de modo que se podrán coordinar mejor las batallas a gran escala en las que participen varios ejércitos a la vez. Para controlar a los ejércitos de refuerzo deberemos seleccionar la opción en el menú de batalla, ya que de lo contrario los refuerzos serán controlados por la IA (Inteligencia Artificial). Además, para facilitarnos el control sobre tanta unidad a la vez, existen tres botones que determinarán la posición que adoptará cada ejército: posición ofensiva, con la que el ejército atacará al enemigo si se acerca a las proximidades y las unidades de proyectiles dispararán a discreción; posición defensiva, que hará que el ejército defienda su posición actual, o la posición a la que se destine, sin atacar a los enemigos que se encuentren en ruta; y posición de tiro, donde el ejército lanzará proyectiles de fuego sin entablar un combate cuerpo a cuerpo. Las unidades cuerpo a cuerpo defenderán a las unidades de proyectiles.
También, aunque la siguiente herramienta ya se encontraba disponible en Medieval II: Total War, en esta expansión se ha querido ir un punto más allá al potenciarse todavía más los controles de tiempo. De este modo, con la expansión, además de acelerar y pausar la acción como ocurría en entregas anteriores, los jugadores ahora podrán jugar a una velocidad mas lenta que en tiempo real. Esta función es una herramienta muy útil para aquellos que quieran controlar un gran ejército sin tener que usar la pausa, amén de no perderse ni un solo detalle de toda la acción. Por otro lado, también ahora tendremos acceso a algunas herramientas creativas que nos permitirán crear nuestro propio contenido. Entre ellas destacamos un editor de batallas con el que podremos crear nuestros propios mapas de batalla, un editor de películas con el que, utilizando las repeticiones de las batallas que juguemos, podremos crear vídeos. Por último contaremos con un descompresor de datos para poder abrir packs de datos y editar o sustituir archivos individuales.
En el caso de la citada guerra en Gran Bretaña, nos encontraremos por ejemplo con el ejército inglés y su poderosa infantería pesada, o a los escoceses comandados por William Wallace, que aunque no puedan levantarse las faldas para intimidar a los rivales, sí mostrarán una de las líneas de lanceros más poderosas del juego. Su problema, por el contrario, radicará en la total ausencia de una caballería digna que pueda aniquilar a los arqueros enemigos, lo que como decíamos, marcará por completo nuestra forma de afrontar cada una de las espectaculares escaramuzas que viviremos en el juego.
Y lo mismo ocurrirá en la campaña de los cruzados, con detalles históricos dignos de mención como la distinción existente entre los dos bandos cruzados, los representados por Jerusalén y el Principado de Antioquia, que mostrarán una caballería igualmente demoledora, aunque una con sus temibles caballeros templarios, y la restante con los caballeros hospitalarios. Y por supuesto, el jugador también podrá optar por las facciones hijas del Islam como Egipto, que hará gala de una caballería muy poderosa compuesta por los mamelucos; los turcos, excepcionales jinetes arqueros y con una buena infantería; o el imperio bizantino, que destacará por sus llamados lanzadores de fuego griego.
Pero sin duda, tal vez la campaña más remarcable sea la que se desarrollará en el Nuevo Mundo (a partir de 1521 después de Cristo), con los conquistados españoles en busca de riquezas y prestigio para la metrópolis tratando de civilizar a su manera a los nativos que, en esta ocasión, podrán ser controlados por los usuarios. En esta campaña las facciones disponibles son, Nueva España, que tiene una excelente infantería ligera, caballería y tropas de proyectiles, el Imperio Azteca, valientes, impetuosos y sin duda su punto mas fuerte, muy numerosos; los Mayas, de corte similar, y una grata sorpresa, la tribu de los Apaches, que destacarán por su valentía y ferocidad. Y en este punto, como ya ocurriera en el original, la religión cobrará un enorme protagonista, modificando en este caso la actitud de las tropas.
Y es que a diferencia de lo que ocurre en la gran mayoría de facciones, en las cuales las tropas huirán al ver cercana su derrota o simplemente al ver morir a su líder, los mayas y aztecas se mostrarán indiferentes a este tipo de acontecimientos, mostrándose implacables ante los enemigos. No en vano, contarán con una serie de unidades, realmente fantásticas a nivel de diseño, que estarán especializadas en este tipo de actuaciones: infundir el terror entre las tropas enemigas y aumentar la moral propia. Y es que como resaltábamos, cada facción contará con sus pros y contras, y mientras que las tropas españolas poseerán un devastador arsenal de armas de fuego con cañones incluidos, los nativos que les saldrán al paso, con su equipamiento inferior, mostrarán una tenacidad sin igual, así como también atacarán en auténticas oleadas que, a diferencia de otras facciones, serán muy baratas de producir.
También en esta expansión destaca el hecho de que cada una de las cuatro campañas funcionará de forma independiente entre sí, encontrándonos con distintos detalles en cada una de ellas. De este modo, en la campaña Británica nos encontraremos por ejemplo con las nuevas fortalezas que servirán, en caso de ser capturadas, como centro desde el que proteger a nuestro ejército y por ende a toda la región de los ataques enemigos. En el caso de las citadas cruzadas, esta vez ambientadas en el año 1174, nos encontraremos con grandes urbes como Jerusalén que nunca podrán ser derruidas dada su función de centros culturales para toda una civilización, lo que de nuevo viene a resaltar la importancia que en esta entrega de la serie se le ha dado a la religión. Y es que como todos los jugadores podrán comprobar, en concreto en la campaña Teutónica, los cambios de religión volverán a marcar el desarrollo de nuestra partida, obteniendo diversas bonificaciones o penalizaciones con dichos cambios.
Por supuesto, como es habitual en la serie, el nivel de dificultad en Medieval II Total War Kingdoms dependerá de la facción con la que escojamos jugar, es decir, unas campañas tendrán más dificultad que otras, dependiendo del ejército con el que deseemos jugar. De todos modos no nos asustemos todavía, al comienzo de cada campaña podremos seleccionar el nivel de dificultad de entre los cuatro disponibles, al igual que la duración de dicha campaña, ya que podremos optar entre "Campaña Larga" y "Campaña Corta", variando los objetivos de un modo al otro para hacer así mas corta la partida. Otra opción, como ya ocurría en Medieval II Total War, es las de poder elegir si queremos ver los movimientos de los ejércitos rivales o la del tema administrativo de nuestras ciudades.
A nivel sonoro, por otro lado, esta expansión vuelve a ser impecable, con las clásicas arengas que motivarán a nuestras tropas antes de las contiendas, con el entrechocar de armas, gritos de dolor y maldiciones surgiendo del campo de batalla; con decenas de caballeros cabalgando a toda velocidad levantando una intensa nube de polvo y haciendo retumbar todo el entorno, y una banda sonora de gran calidad que nos meterá de lleno en las contiendas con sus potentes temas cargados de percusión. Además, todo esto aderezado con un notable doblaje al castellano, algo muy de agradecer en un título de estas características donde los constantes mensajes de voz, con consejeros o militares hablándonos sin descanso, podrían distraernos de la acción en caso de tener que leer subtítulos.
En definitiva, esta expansión que Creative Assembly y Sega nos ofrecen ha buscado ampliar las fronteras establecidas en Medieval II: Total War aumentando el número de facciones en liza con las cuatro intensas campañas con las que nos encontraremos. Como siempre, el juego en solitario nos ofrecerá horas y horas de diversión, pero también su vertiente online, con el añadido del multijugador en un mismo equipo, y la posibilidad de controlar algunos bandos realmente fascinantes convierten a esta expansión en una compra más que recomendable para todos los aficionados al original que quieran seguir expandiendo su poder por el resto de regiones del planeta. Sin embargo, no podemos olvidar su carácter de expansión, que como resaltamos se limita a ampliar el número de ejércitos a controlar y modificar ligeramente el sistema de juego con leves añadidos, por lo que nadie debe esperar una revolución a nivel jugable.