Análisis de Maelstrom (PC)
El estudio de desarrollo ruso KDV, en colaboración con Codemasters, lanzaba en 2004 el fantástico Perimeter para PC, un juego de estrategia en tiempo real ambientado en un universo de ciencia ficción en el que nosotros, como líder de una colonia en busca de un nuevo hogar, debíamos proteger a los nuestros empleando dos características que definían por completo el sistema de juego de su obra: la terraformación del entorno y el perímetro defensivo. En este último caso, abasteciendo de energía a nuestro centro de operaciones podíamos crear un campo de energía protector alrededor de nuestra base, lo que nos permitía repeler los ataques enemigos. En cuanto a la terraformación, gracias al potente motor gráfico que KDV diseñó, en Perimeter podíamos modificar libremente el entorno pudiendo allanar el terreno para edificar sobre él, o levantar grandes paredes montañosas para evitar las acometidas enemigas.
Ahora, con Maelstrom, el estudio continúa explotando su exitoso sistema de terraformación del entorno en un juego mucho más clásico en su concepción jugable, aunque no por ello menos novedoso o interesante.
Con este telón de fondo apocalíptico, y estos tres bandos tan opuestos entre sí, deberemos afrontar una gran variedad de misiones en este juego de estrategia en tiempo real que, como decíamos, combinará los elementos más clásicos del género con el interesante añadido de la terraformación del entorno. Y en primer lugar cabe resaltar el magnífico trabajo llevado a cabo por los desarrolladores a la hora de diferenciar a los tres bandos en liza, ya que nuestro estilo de juego variará notablemente dependiendo del ejército escogido. De este modo, por ejemplo, con las fuerzas del Remanente disfrutaremos de un sistema de juego más clásico, ya que se trata del bando más humilde en cuanto a armamento y unidades de artillería; mientras que la Ascensión hará uso de un increíble surtido de vehículos de guerra, con estructuras que podremos trasladar de un lugar a otro en forma de grandes camiones. Los Haigenti, por último, destacarán porque no tendrán prácticamente nada en común con respecto a sus rivales, siendo el bando al que más horas deberemos dedicar para lograr sacarles el máximo provecho posible.
Aún con todas estas diferencias, no obstante, el desarrollo de la acción en los tres casos será similar, ya que básicamente los cambios entre facciones vendrán dados por el tipo de unidades con las que combatiremos, que realmente serán distintas entre sí, y por una serie de ventajas que cada bando irá adquiriendo con el paso de la partida, y que el resto no tendrá. Por tanto, en lo referente a las similitudes, cabe destacar que las tres facciones en liza necesitarán abastecerse con una serie de recursos materiales (tres en total) que obtendremos de forma similar en los tres casos, variando en la mayoría de ocasiones únicamente el tipo de nombre del recurso en cuestión, siendo prácticamente igual la forma de extraerlo del entorno. En este caso, por ejemplo, los Haigenti obtendrán energía de la Tierra usando una serie de estructuras, mientras que la Ascensión lo hará encontrando ADN, o el Remanente mediante la chatarra que dejarán los vehículos al estallar, o con una construcción determinada. Del mismo modo, las tres facciones necesitarán del agua para construir nuevas estructuras, o simplemente para comprar nuevas unidades; por lo que en la mayoría de partidas nuestro objetivo primordial, al menos en un principio, será el de lograr abastecernos decentemente para poder sobrevivir a las acometidas enemigas. En el caso del líquido elemento, deberemos obligatoriamente encontrar los manantiales (alcantarillados) de los que surgirá para poder controlarlos, y de ese modo mejorar nuestro abastecimiento.
Con un buen sistema de recolección de recursos, y cabe remarcar que no habrá unidades especializadas a tal efecto (la mayoría de elementos se recolectan de forma automática, aunque podemos recoger, por ejemplo, ADN o chatarra con una serie de unidades determinadas), podremos comenzar a edificar nuestro imperio encontrándonos con una gran variedad de edificaciones que nos permitirán mejorar las habilidades de nuestras unidades, comprar más tipos de tropas, o directamente ampliar nuestra capacidad a la hora de congregar a un mayor número de combatientes. En este sentido, como decíamos, todo resultará bastante clásico, no siendo difícil adaptarse al planteamiento jugable que se nos propone en Maelstrom.
Sin embargo, como explicábamos, cada uno de los tres bandos contará con una serie de habilidades especiales que los diferenciarán del resto de facciones, pudiendo modificar el entorno a su antojo por parte de las huestes de la Ascensión, mientras que los Haigenti, aparte de poder invocar grandes catástrofes naturales, inundarán todo el entorno para entorpecer el paso de los rivales. Los Remanentes, por último, con su menor capacidad de fuego, podrán causar estragos en el entorno con sus potentes explosivos, quedando los tres bandos bastante equilibrados en cuanto a fuerzas siempre, claro está, que los usemos con cabeza.
Como en el citado Perimeter, aunque en menor medida, la terraformación del entorno la podremos llevar a cabo en cualquier momento de la acción, pudiendo levantar montículos para formar barreras naturales que impidan el paso de los enemigos, o hundir el terreno para ralentizar el avance de los rivales. Del mismo modo, situar nuestras instalaciones en zonas elevadas nos puede favorecer a la hora de defender nuestras posiciones, mientras que cubrir todo el entorno con agua, en el caso de los Haigenti, hará que las huestes de la Ascensión, y algunas unidades del Remanente, vayan perdiendo vida constantemente a su paso por las zonas cubiertas por el líquido elemento. Además, por si ésta no fuera ya una buena forma de proteger los enclaves, el hecho de tener una región completamente sumergida por el agua hará que los rivales ralenticen considerablemente su marcha, lo que sin duda se convierte en una gran baza defensiva por nuestra parte. En todos estos casos, destacará la sencilla interfaz de usuario que los desarrolladores han implementado, ya que en el caso de la terraformación, todas las unidades capacitadas para realizar dicha labor podrán llevarla a cabo con sencillos iconos que nos marcarán las acciones a realizar.
Siguiendo con la interfaz, en líneas generales será bastante similar a lo visto en otros tantos juegos de estrategia, con un sencillo mapa del escenario en la parte inferior izquierda de la pantalla, mientras que en la derecha aparecerán todas las acciones que podrán realizar las unidades seleccionadas. En este sentido, destaca la figura de los héroes que actuarán en cada una de las tres facciones, aunque su labor en la aventura quedará en un segundo plano ya que morirán con excesiva facilidad, lo que hará que nuestra misión se vaya al traste con demasiada frecuencia. Por tanto, en este caso se echa en falta una figura de los héroes más importante en el desarrollo de la acción, o al menos no tan frágil, ya que cualquier descuido nos puede costar la muerte de uno de nuestros héroes y por consiguiente, el fin de la partida. Aún así, estas unidades contarán con una serie de habilidades especiales que en más de una ocasión podrán decidir la contienda. También en este sentido destaca, aunque no de forma positiva, la inclusión de una vista en tercera persona para controlar de forma directa a una unidad determinada en el transcurso de las partidas. Y aunque en un principio podría ser una buena idea, al final su implementación resulta desastrosa, ya que el control del personaje será tosco, y realmente no posee ninguna utilidad.
Con todo esto, deberemos superar una gran cantidad y variedad de misiones ambientadas en todo tipo de entornos controlando a todas las facciones que harán acto de presencia en el juego. En este caso, destaca lo bien hilvanado que está el modo campaña, ya que iremos de un lugar a otro sabiendo el por qué de tales desplazamientos, así como iremos descubriendo los planes de nuestros rivales poco a poco con una gran carga de tensión, ya que el guionista de Maelstrom, James Swallow (que ha trabajado en los guiones de series como Star Trek: Voyager), ha sabido diseñar una historia que nos mantendrá en vilo hasta el final. Sin embargo, esta nueva creación de KDV no está exenta de errores; y el principal es la inteligencia artificial.
En este sentido, nuestras unidades en más de una ocasión se bloquearán entre sí cuando las enviemos en grupo a un lugar determinado, mientras que en otros momentos lo que harán es desperdigarse, o bloquearse en determinados elementos del entorno, dejando a nuestro frente desprotegido. Los enemigos, del mismo modo, no actuarán de forma extremadamente real ya que podemos eliminar a un grupo de rivales y ver como a pocos metros, otro enemigo se encuentra de pie sin dar un paso hacia nosotros, ya espera a que entremos dentro de su rango de acción para iniciar el ataque. Y son estos fallos los que en cierto modo le restan algo de atractivo al juego individual en Maelstrom, resultando algo tedioso tener que repetir determinadas misiones por culpa de fallos en la inteligencia artificial de nuestros aliados.
En cuanto al apartado técnico, el juego cuenta con un potente motor gráfico que nos ofrece una serie de altibajos. Por un lado destaca el gran nivel de detalle alcanzado en los entornos, así como el enorme nivel de interacción que podremos desarrollar en los mismos. Sin embargo, el modelado de las unidades, así como sus animaciones, no estarán a la altura, pese a que el diseño de todas las tropas y vehículos resulta bastante acertado (también son totalmente opuestos entre sí los bandos en liza en este aspecto). También destacan los efectos especiales, o el buen nivel de detalle alcanzado con el agua. En este último caso, el ver como los Haigenti inundan una zona al cubrir las alcantarillas con sus estructuras orgánicas resulta de lo más impresionante. Por tanto, como decimos, en este sentido el juego nos ofrece un notable acabado. Por desgracia, el apartado sonoro no posee un nivel de calidad tan destacable, ya que pese a que el juego cuenta con un buen doblaje al castellano, las melodías y los efectos sonoros pasarán rápidamente a un muy segundo plano, no destacando en prácticamente ningún elemento referido a este apartado.
En conclusión, esta nueva creación de KDV mantiene un notable nivel de calidad en todos sus apartados salvo en la inteligencia artificial, que como decíamos puede resultar en determinados momentos algo desesperante, y el apartado sonoro, que no destacará en nada. Cuenta además con el fantástico añadido de la terraformación del entorno, y la inclusión de tres facciones totalmente opuestas entre sí, lo que dota a la vertiente multijugador de Maelstrom de un fantástico nivel de adicción, pese a que se echan en falta más opciones de juego en este sentido. Por último, el modo campaña, como explicábamos, resulta de lo más adictivo no ya sólo por el gran trabajo llevado a cabo por los desarrolladores a la hora de implementar tres estilos de juego tan opuestos, sino también por la gran historia que hay tras cada una de las campañas que compondrán este notable juego de estrategia en tiempo real.