Análisis de Lords of Xulima (PC)
¿Cuándo se perdió el encanto en los juegos de rol? Es una pregunta -quizás incluso de errónea formulación- que más de un usuario aficionado al género podría contestar y argumentar de una manera u otra, siempre en función de sus propios gustos, sagas predilectas… Pero sí podríamos decir que, sin temor a equivocarnos, que desde la aparición de las tres dimensiones y los sistemas de juego accesible, algo se perdió por el camino. Por eso, cuando algún título se atreve a tomar ciertos elementos, mecánicas o estilos de juego ya olvidados para crear y dar vida a algo totalmente original, creemos que es algo digno de aplaudir. Y si le sumamos a este especial estado de algarabía e ilusión la increíble sensación que es la de tener un estudio español como Numantian Games -afincado en Madrid- detrás de un proyecto con tamañas y ambiciosas bases, la verdad es que es imposible no alegrarse.
Con semejantes credenciales, nació Lords of Xulima, un juego financiado en Kickstarter -la famosa red de micromecenazgo a través de internet- y con un periodo de beta muy colaborativo, en el que cientos de usuarios dieron su opinión y aportaron su granito de arena para redondear un título que parecía venir al mundo con estrella.
El pretexto de Lords of Xulima: De lo divino y lo humano
Lords of Xulima exhuma nostalgia por todos y cada uno de sus poros. Sus primeros minutos son una suerte de firme declaración de intenciones, y si no hemos tenido contacto con el género en años, sentiremos que estamos envueltos en una experiencia vivida en el pasado, pero con una presentación distinta. No hay que olvidar que aunque Lords of Xulima retiene mucho de los juegos de rol más clásicos -su jugabilidad bebe directamente de títulos venerados como Might & Magic, pasando por el omnipresente Baldur's Gate o el conocido Diablo- nos obsequia con una sólida y profunda mitología absolutamente única, que da forma y sirve de caldo de cultivo para la historia narrada en el juego.
Numantian Games ha procurado darle un cariz único a todo lo que rodea el argumento del juego, con una historia que versa alrededor de una suerte de pasado alternativo para la propia historia de la Tierra -algo parecido a lo que el conocido Profesor Tolkien hizo con su Legendarium literario-, ambientando la narrativa del título en el mundo de Rodinia, y en concreto, en la región de Xúlima.
En Xúlima, un continente enorme con diferentes ambientes y climas, los Xulnari -algo así como los dioses creadores y hacedores de la vida y la muerte- decidieron ubicar a los humanos para que allí reinaran y viviesen en tranquilidad.
Pero la codicia humana forma parte de la naturaleza de estos seres, y pronto, empezaron a entablar guerras con otras especies de Rodinia y entre ellos mismos, creando el caso y la destrucción por toda Xúlima. El odio comenzó a extenderse entre diferentes familias, reinos y clanes, mientras los Xulnari asistían impotentes al colapso de la especie que antaño fue su mayor logro. Estos dioses, abrumados ante el aciago destino del hombre en Rodinia y divididos entre ellos -a punto de consumar una guerra civil en los cielos-, deciden en última instancia intervenir y mandar a un elegido -nuestro protagonista, Gaulen- y su heterogéneo grupo para poner fin al eterno conflicto y hacer reinar la paz.
Uno de los aspectos más interesantes de Lords of Xulima, es que nos sentimos como una suerte forastero en tierra extraña, siendo testigo, juez y jurado e intermediario carnal ante los dioses que nos han enviado de todos los problemas que suceden en el continente de Xúlima. Numantian Games ha conjugado con maestría la figura del narrador omnisciente -el juego describe de manera externa y mediante texto, y voz en off, lo que ocurre- y nuestras propias investigaciones y conversaciones, aportando un equilibrio a todo el conjunto más que logrado. De lo divino y lo humano, pero en formato RPG.
Interpretando a los clásicos: un estilo de juego nostálgico adaptado a los nuevos tiempos
En aspecto jugables, Lords of Xulima es bastante prosaico, sin que ello sea algo negativo. Numantian Games ha intentado aportar a su juego una serie de mecánicas inherentes al género de rol durante años -el más experimentado aficionado, lo sentirá nada más ponerse a los mandos de Gaulen-, añadiendo sus propios ideales como creadores. El resultado, vayamos por delante, nos parece muy completo e interesante -sobre todo sentido-, aunque tiene varias lacras imperceptibles al comienzo que parecen aflorar cuando empezamos a indagar y excavar en el metajuego propio de los títulos RPG. No son capaces de hundir la línea de flotación del videojuego, pero están ahí, y requieren de cierta dosis de condescendencia para aceptarlos y olvidarlos por completo.
Lords of Xulima tiene dos grandes facetas como videojuego de rol. Por un lado tenemos la exploración, fundamental dada su perspectiva en 2D y por otra, el combate, que en lugar de enfocarse a la acción directa y en tiempo real de este tipo de juegos, sigue la senda de los turnos y la estrategia. Ambas se complementan y engarzan de manera recíproca, ofreciendo al jugador la dosis exacta de los dos aspectos sobre los que se levanta este Lords of Xulima. Pero vayamos por partes.
Lords of Xulima da rienda suelta a los instintos de exploración del usuario, permitiéndole tomar casi cualquier camino inimaginable y dándole permiso a elegir la manera de afrontarnos a los peligros que en el propio juego nos aguardan a lo largo del territorio. De esta manera, podemos deambular descubriendo parajes paradisiacos, bosques enormes, desiertos mortíferos, costas pedregosas e islas circundantes, cientos de pueblos, castillos y cuevas y tundras heladas en las que encontrar refugio será la principal prioridad.
Xúlima consigue dar cierta sensación de cohesión, y sobre todo, de variedad paisajística algo que en este tipo de títulos es una obligación de cara al jugador. Lords of Xulima nos invita a seguir, en cierta manera, la historia que nos tiene preparada, así como las decenas de misiones secundarias que podemos abrir y tomar a través de los diferentes aldeanos y habitantes de Xúlima. No es que nos Numantian Games nos guíe de forma cerrada y dictatorial, pero sí es verdad que nos advierte de forma velada que si nos salemos a hacer el cabra por nuestra cuenta si estamos mal equipados o alimentados, traerá consecuencias mortales.
Tal y como os decíamos, podemos pasar horas viajando de un lado a otro si bien no especialmente recomendable de no estar preparados como equipo. Lords of Xulima nos pone al mando de un grupo de héroes -que podemos personalizar o tomar prestados de serie, gracias a la configuración automática que nos hace el propio juego-, que adoptarán diferentes roles, como expertos en ataques a distancia, pícaros o magos. Al tener la libertad de explorar, el usuario tiene que asimilar grandes conceptos antes de aventurarse en terrenos baldíos y peligrosos -hay zonas en los que los enemigos son muy fuertes, y aparecen de forma aleatoria-, como lo es el comprender que la alimentación y descanso de nuestros personajes, son fundamentales para el éxito.
El título nos enseñará a través de la interfaz una manzana justo en el centro de la pantalla, con una clara barra de progreso que irá decreciendo paulatinamente según nuestros movimientos y actos, costándonos y penalizándolos en forma de pérdida bonificaciones y errores en los combates -algo que nos hará vulnerables ante los enemigos que pueblan el citado mapamundi-. En resumen: si no recogemos hierbas, frutas y otros elementos comestibles -convenientemente esparcidos por el escenario- el avance se nos hará muy cuesta arriba hasta volverse imposible en los terrenos más atiborrados de enemigos y criaturas del juego -en los que el propio título se apoya para impedirnos pasar de forma velada hasta que tengamos un nivel y una experiencia o equipo suficiente-.
Lo cual nos lleva a otro de los aspectos fundamentales de Lords of Xulima: el combate. El combate es tremendamente clásico, férreo en sus planteamientos tácticos e incluso kitsch, con una perspectiva en primera persona con elementos tridimensionales que no nos termina de convencer, pero que funciona en términos jugables. Lords of Xulima nos presenta a los enemigos en la parte central de la pantalla, y la consecución de turnos -propios y ajenos- en el lateral derecho.
Nosotros, como jugadores, podemos elegir posiciones -debemos tener en cuenta el alcance de nuestros héroes en función de su tipo de arma y su posición con respecto al enemigo-, y aprender las debilidades y fortalezas de cada uno de ellos. Los combates varían en su duración en función de la criatura, orco, araña o caballero -entre otros presentes en el bestiario del juego, con más de cien tipos de enemigos distintos- al que nos enfrentemos y nuestra capacidad ofensiva, si bien tienden a dilatarse en exceso y a convertirse en verdaderos pozos sin fondo en lo que gasto de objetos se refiere en los niveles de dificultad más altos o en los compases más lejanos del juego.
El sistema de combate no está mal, y supone la mayoría de las veces un reto constante -Lords of Xulima está muy bien desarrollado en este aspecto-, aportando características clásicas de algunos de los representantes más conocidos y amados del género de rol. Es muy importante por ello conocer el equipo y los atributos de todos y cada uno de nuestros héroes, y aprender a usarlos en consecuencia. Lords of Xulima como buen título RPG, ofrece un plantel de armas, armaduras, ítems y hechizos grande y surtido, que ofrecen al jugador sendas posibilidades de mejora, configuración y ajuste. Tenemos tres grandes facetas o reinos, que a su vez, retienen a otros tipos más especializados de trabajos. De esta manera, el Reino del Mentalismo nos permite tener a bárbaros, guerreros o bardos, mientras que el de la Energía, nos invita a ser ladrones, magos o soldados arcanos. Por último, y no por ello menos importante, reside el Reino Divino, con devotos de los señores y aprendices de explorador, paladines o clérigos.
Pese a que las citadas opciones son numerosas y abrumadoras en primera instancia, Lords of Xulima quizás sea demasiado simple y corto en este aspecto cuando profundizamos y nos sumergimos en ellas, con características y mecánicas muy básicas extraídas y rumiadas de algunos juegos de rol de papel y lápiz, incluso de sendos videojuegos de rol y acción de antaño. Esto no es necesariamente malo -al contrario, faltaría más-, pero llegados a un punto quizás se nos haga rutinario si somos especialmente aficionados a discernir y aprender del metajuego de un título de estas características tan clásicas. ¿Qué queda cuando nos damos cuenta de que más allá de la mejora, la experiencia o la compra de un objeto superior no hay nada que nos invite a seguir? Nos quedan los combates, la exploración y las misiones secundarias más ajenas a la historia principal, y en última instancia, la posibilidad de comenzar desde cero con otros héroes y atributos.
Es aquí -tras conocer la profundidad de las dinámicas de Lords of Xulima- cuando entran los instintos más primarios de cada jugador, que en cuestiones de supervivencia, estrategia y conocimiento de nuestros héroes y atributos, decidirá combatir, explorar y decidir por cuenta propia, buscando tesoros y objetos especiales. Es justo en ese preciso instante, cuando aprendemos los pros y contras de la exploración, la narración y las mecánicas del combate incluidos en el juego, y cuando comprendemos de forma real -promesas a un lado- todo lo que Lords of Xulima es capaz de ofrecernos en bandeja de plata. Hasta en estas lindes, el juego de Numantian Games se siente clásico.
Una mirada al pasado: un no del todo lúcido aspecto y diseño gráfico
Lords of Xulima se siente, técnicamente, un juego de hace dos décadas -sin que ello suene despectivo-. Aboga por escenarios pre-renderizados en dos dimensiones, y por muy pocos alardes visuales modernos, intentando transmitir esa suerte de perfume nostálgico y homenaje por los grandes del género. De esta manera nos toparemos con paisajes y escenarios muy variados a lo largo del juego -nada más comenzar, lo hacemos en un entorno cercano a lo que sería el paraíso hecho videojuego, con playas, palmeras y aguas cristalinas-, con también sendos enemigos y monstruos indígenas pululando a placer. Variedad de localizaciones al menos, hay. No es Baldur´s Gate, ni tampoco Diablo, pero no está nada mal para ser el primer gran proyecto de un estudio español.
El mayor problema, es que Lords of Xulima llega a carecer de una personalidad propia a nivel artístico -por momentos es una pócima que reúne de aquí y allá- que sí está presente en otras facetas del juego. Todo puede llegar a producir cierta sensación de déjà vu y cierta, como si la mayoría de ambientes y enemigos fuesen demasiado pretenciosos en su concepción primigenia y hayan acabado como meras versiones menores de lo que realmente podrían haber sido.
Quizás un poco más de concienzudo trabajo en la recreación, disposición y diseños de los escenarios en 2D -que incluso patinan en la perspectiva de forma clara-, habría dado un plus de presentación a lo que ha acabado siendo un juego correcto en lo técnico, que se desvive por el guiño y el recuerdo a las joyas de antaño, pero poco más. Todo lo contrario que la banda sonora, o incluso la interpretación al inglés de algunas de las voces de la narración, que rayan un nivel poco menos que excelente. Además, cabe hacer hincapié en la traducción del juego al castellano -como no podía ser menos, teniendo en cuenta que el estudio está afincado en España-.
Conclusiones finales
Si nos ceñimos a sus logros, su presentación y su propio sistema jugable, Lords of Xulima bien podría servir de compendio de los pros, contras y aspectos más variados y controvertidos de los títulos RPG de antaño. Todo aquello que amábamos de los juegos más clásicos del género, está convenientemente representado, adaptado y versionado para los tiempos que corren. Pues no hay que olvidar, que en el fondo, y vestidas de dificultad, encontramos ciertas mecánicas inherentes y habituales de juegos actuales -como la exploración libre, por ejemplo- que se conjugan de forma muy inteligente con las raíces más clásicas.
¿Funciona esta especial mezcolanza con forma de homenaje? Sí, en su mayor parte. El sistema de exploración es duro, pero funcional, y el combate, aunque no demasiado profundo en su última instancia, mantiene el tono. Es el jugador el que debe decidir hasta qué punto aceptar el sacrificar ciertos aspectos jugables a cambio de mantener otros, a fin de disfrutar de cientos de horas de juego y contenido. Lords of Xulima es una sólida aventura de rol clásico, que si bien no redefine ni consigue convertirse en el paradigma a seguir por el movimiento de revisión que atraviesa el género, sirve como un entretenido canto de cisne vestido de homenaje que nos hará recordar con nostalgia y cariño, que cualquier tiempo pasado fue mejor.