Análisis de KarmaZoo, el cooperativo no verbal ideal para jugar con o sin amigos (PC, Xbox Series X/S, PS5, Switch)
Llegados a una edad, una de las peores cosas de los juegos cooperativos es poner de acuerdo a todas tus amistades para coincidir en una misma sesión online. Es un fastidio provocado por la falta de tiempo a la que nos aboca la vida adulta, un problema al que parece que KarmaZoo le pone solución: el nuevo juego de Pastagames, un estudio francés tan asentado que ha trabajado en juegos como Pang Adventures, Rayman Mini o la versión de Switch de Rayman Legends, llega editado por Devolver Digital con una original propuesta cooperativa basada en la colaboración mediante comunicación no verbal.
Muchos animalitos (y otras cosas) en el zoo del karma
Una de las principales claves de KarmaZoo es que comenzamos controlando a una especie de slime que ha quedado atrapado en un misterioso zoo onírico. A medida que recolectamos karma, y con el objetivo de escapar del zoo, el protagonista puede convertirse en otros animales, objetos e incluso comida.
Cada uno de estas 50 transformaciones tiene una serie de habilidades únicas que se pueden utilizar para superar los niveles disponibles en los dos modos de juego principales.
Además, las reglas del juego también nos permiten interactuar con el entorno cantándole a interruptores y plataformas, saltando en los pinchos para dejar una lápida sobre la que el resto (o tú mismo, cuando revivas) puedas impulsarte o lanzar emotes con los que comunicarte con el resto del grupo. Para ser un plataformas 2D con pixel art de colores casi sólidos, KarmaZoo tiene una jugabilidad verdaderamente expresiva.
Modo Loop, un original cooperativo ideal para jugar en solitario
Y esa expresividad es en gran parte una de las principales virtudes del juego. En su modo Loop (o Bucle, como se traduce en español) nos lanzamos a partidas de hasta 10 jugadores en las que tenemos que superar una serie de niveles antes del desafío final. Son pantallas de plataformas y puzles colaborativos que a simple vista no guardan demasiada complejidad, pero que se vuelven muy estimulantes cuando quienes tienen que superarlo son un grupo de desconocidos que no puede hablar entre sí.
Para mayor diversión, cada jugador está rodeado de un círculo vital que obligatoriamente hay que unir con el de otra persona (como mínimo) para no quedarnos solos y morir. Suena dramático, pero no tiene nada que ver con eso: es una magnífica idea que KarmaZoo utiliza para mantener a todo el grupo junto y animar a la cooperación, generando también momentos de ayuda y solidaridad con personas que no tienen nada que ver contigo. En nuestras partidas más de una vez nos hemos salido del grupo para ir a ayudar a un jugador que se había quedado atrás, formando una zona segura de dos que después se unía a la del resto.
Ese tipo de situaciones son la esencia de KarmaZoo, y lo curioso es que se dan sin que el juego lo requiera: es un título muy benevolente con la derrota, con cosas como que chocar contra obstáculos no suponga el fin de nuestra partida sino todo lo contrario ya que se genera una plataforma. De hecho la muerte es a veces parte de la solución del nivel, y hay quien tiene que sacrificarse para crear un nuevo punto sobre el que saltar y llegar a nuevas áreas.
Todo esto ocurre de manera fluida gracias a la expresividad de la que hablábamos antes. Sólo con el movimiento de los personajes ya podemos comunicarnos con el resto del grupo, aunque también podemos cantar y gesticular para llamar la atención si queremos ir por un camino al que no está yendo el resto del grupo (no podemos ir solos, recordad) o si creemos haber encontrado la solución a un puzle. Es lo mejor de KarmaZoo, sin duda: todo encaja dentro de un caos controlado.
Modo Totem, cooperativo local más clásico pero igual de divertido
Por supuesto no todo gira a jugar con desconocidos. También es posible jugar al modo Loop en cooperativo con amigos, aunque no en local eso sí, sino cada uno con su copia del juego en su plataforma predilecta (tiene crossplay). Para el cooperativo local KarmaZoo tiene reservado otro modo de juego más clásico pero igual de divertido, enfocado al party y aprovechando las habilidades de los múltiples personajes controlables: el modo Totem.
Aquí nos encontramos con partidas de dos a ocho jugadores en las que se van encadenando diferentes minijuegos basados en la jugabilidad central de KarmaZoo, aunque sin que importe eso de las zonas de seguridad individuales (lo cual le quita un poco de gracia). Antes de empezar podemos escoger qué tipos de niveles querremos jugar en la partida: hay carreras, competiciones de comer la mayor cantidad de fruta, encender más antorchas que el contrario…
En este modo no elegimos qué personaje controlamos, sino que se nos otorga dependiendo de cada pantalla y eso le da un toque de originalidad extra a lo que de base son minijuegos para pasar el rato: las carreras suelen ser con personajes muy rápidos, como velociraptores, pero de repente nos pueden sorprender con una divertida carrera de tortugas, capaz de sacar una sonrisa a los participantes por lo absurdo de la situación, o una de búhos, en la que la gracia está en descender verticalmente en vez de correr en un escenario horizontal.
Parece evidente que este no es el modo principal de KarmaZoo, pero siendo un añadido aprovecha para buscar formas de aprovechar la jugabilidad central y llega a resultar muy original y sorprendente cómo se saca de la manga niveles divertidos basados en el mismo tipo de objetivos. Con lo barato que es el juego y la de diversión que ofrece sólo en este modo, se propone como uno de esos juegos que tener en casa para poner cuando venga visita.
Luces y sombras de KarmaZoo
Con todo, KarmaZoo es un juego genial y divertido, que controla muy bien sus virtudes y sabe proponer una experiencia estimulante para jugar en compañía. Sin embargo, eso no le exime de tener ciertas flaquezas: las habilidades de los personajes a veces no tienen demasiado peso en el juego, las partidas pueden llegar a ser caóticas y frustrar a los más completistas (tienes que asumir que se van a quedar cosas sin coger en el escenario, no pasa nada) y jugando varias partidas seguidas se le empieza a notar cierta repetitividad. Eso contrasta con sus buenas decisiones de diseño consciente y con otro de los grandes pros del juego: su apartado audiovisual, con una magnífica mezcla entre pixel art y efectos de iluminación, y también una fantástica banda sonora y la genial interpretación del narrador (que sólo está en inglés, eso sí).
Conclusiones
KarmaZoo logra abordar de manera ingeniosa la cooperación mediante la comunicación no verbal. Su propuesta única, que permite la transformación en diversas criaturas y objetos, junto con la interacción creativa con el entorno, proporciona una jugabilidad expresiva y estimulante. El modo Loop destaca al fomentar la colaboración entre desconocidos, generando momentos de solidaridad inesperados, mientras que el modo Totem apuesta por una estructura party más clásica pero igual de divertida. A pesar de algunas debilidades, como partidas algo caóticas y cierta repetitividad, el diseño consciente y el atractivo visual del juego lo convierten en una opción magnífica y accesible para disfrutar en compañía, con o sin amistades de por medio.
Hemos realizado este análisis en PC y Switch con un código proporcionado por Cosmocover