Análisis JDM: Japanese Drift Master, el juego de conducción para los fans del manganime Initial D (PC)

Si eres aficionado a los juegos de velocidad seguramente habrás oído de JDM: Japanese Drift Master, una propuesta algo diferente a los grandes nombres del género, con o sin licencias de las competiciones oficiales. Su propósito: llevarnos a las carreteras de Japón para demostrar nuestra pasión por el drifting y la cultura automovilística del país que dio origen a este estilo de conducción popularizado entre los jóvenes en los 90 por el manga Initial D.
Adiós Polonia, hola Japón
No es casualidad que la disciplina del drift naciese en Japón, puesto que los pilotos utilizaban este sobreviraje para tomar las curvas sin apenas bajar la velocidad del coche.
Tras unas vueltas por el mapa abierto de JDM: Japanese Drift Master comprobamos que estas rutas se alejan de la libertad de sagas como Forza Horizon o The Crew, y es que sus carreteras estrechas y curvas cerradas son el lugar ideal para tomar cada giro con un derrape.
Gaming Factory es una compañía polaca, así que no es de extrañar que su historia (porque JDM está un poco planteado como una aventura) trata sobre un polaco que llega a Japón para "dejar huella" en la escena japonesa del drifting. JDM: Japanese Drift Master no incluye multijugador (el equipo no lo descarta en un futuro) ni tablones de puntuación online, lo que tenemos es una serie de misiones principales que avanzan la trama, contada mediante páginas de manga, y secundarias, con toda una colección de vehículos para coleccionar y tunear.
Lo primero es lo primero: ¿control arcade o simcade? Con la primera opción el manejo será más sencillo y se automatizarán algunos aspectos, es la mejor manera de entrar en JDM durante la prueba de contacto. El simcade, que es esa simulación menos arcade pero sin llegar a la simulación pura, elimina asistencias de derrape y otras ayudas; es un poco más complejo de manejar, pero también da más libertad y precisión. No obstante, en nuestra opinión este juego es más divertido y menos frustrante como arcade, puesto que como simcade (pensemos en Gran Turismo, Forza Motorsport, F1...) no da la talla.
El modo principal nos pide explorar su mapa con más de 250 km de carreteras que abarcan zonas rurales, bellos paisajes y núcleos urbanos inspirados en los alrededores del lago Haruna, con sistema climático y ciclo horario. No tenemos el gran número de vehículos para conducir (casi una treintena) de otros juegos de velocidad, pero para tratarse de un proyecto que está lejos de ser una superproducción ha conseguido algunos coches licenciados de fabricantes como Honda, Nissan, Mazda o Subaru, entre otras (incluyendo marcas originales). Y con personalización, visual y de piezas, para dar el aspecto personal a cada bólido.
Lo interesante de sus más de 40 pruebas de historia (nos llevará un poco más de 10 horas completarlas) es que la trama da un poco de sentido a las misiones, que suelen estar (obviamente) centradas en el drifting. A veces una misión consiste en repartir sushi del restaurante para el que trabajamos, pero siempre lo harás con mucho estilo y dentro de un límite de tiempo, por supuesto, mientras que en otras situaciones nos picaremos con otros pilotos para conseguir la mayor puntuación de derrapes. No pasará mucho tiempo hasta que nuestra forma de conducir llame la atención a otros pilotos.
En definitiva, su historia te llevará de un punto a otro del mapa y sólo tendrás que seguir la indicación marcada para dar comienzo a la misión. Estos encargos no están mal, y siempre que pilles el punto al control de tu vehículo para empezar a patinar en cualquier momento, acumular puntos y multiplicadores, encontrarás la diversión, pero es cierto que la dificultad es muy variable y la victoria muchas veces depende de factores casi aleatorios. Por ejemplo, en una de las misiones debíamos superar la puntuación de un rival que nos ganaba sin problema, pero en una de las partidas (sea porque intentó esquivarnos o tuvo un accidente) quedó "descentrado" y no logró remontar, lo que nos puso la competición en bandeja.
Si bien JDM: Japanese Drift Master se encasilla en el mundo abierto, lo cierto es que esa limitación en las carreteras de las que hablábamos termina por eliminar la exploración y creatividad en las rutas a seguir, por no hablar de su mundo poco realista (a veces hasta se nota la generación de vehículos en nuestra proximidad...). Salir un poco del asfalto en aquellos puntos donde se puede (suele ser por un error en la detección de impactos del entorno) dejará tu coche atascado.
En los mejores momentos, JDM: Japanese Drift Master cumple con lo que promete: transmitir la emoción de recorrer bellos paisajes nipones, el esfuerzo por domar estos vehículos y participar en misiones con un contexto argumental. Tenemos nuestras críticas, por ejemplo que dé tanta importancia a los derrapes cuando las carreras más clásicas nos resultan más entretenidas (el drift debería ser más una opción para acortar tiempos, no una imposición), pero llamándose JDM: Japanese Drift Master queda clara la prioridad desde el inicio.
El problema para JDM es que los valores de producción son justitos y que no siempre sale bien parado en comparativas con otras alternativas del mercado. Sí, puede competir con Test Drive Unlimited Solar Crown que no fue el juego más afortunado de una saga veterana, pero hay aspectos poco pulidos y limitaciones técnicas que afean el conjunto, y que al menos en su debut da la sensación de estar más cerca de un acceso anticipado que de un producto completo.
Que no se malinterprete, la ambientación japonesa es siempre una garantía de paisajes exóticos con preciosos cerezos, imponentes montañas y calles iluminadas por neón, pero JDM aspira a una estética realista o fotorrealista que nunca alcanza. La iluminación en ciertas condiciones es aburrida o poco natural, la generación de sombras es demasiado evidente y la calidad de imagen deja que desear, incluso con los ajustes más altos. Las pantallas de manga probablemente también se beneficiarían con un autor realmente japonés o con experiencia en este estilo, y por citar otra queja, hay pantallas de carga al iniciar una misión y repetir, tiempos que pueden cortar las ganas por reiniciar una misión.
Las sensaciones son más positivas con el sonido (Gaming Factory ha capturado el ruido de motores reales) y la lista de pistas musicales, aunque ninguna sea especialmente memorable, pero sus ritmos eurobeat encajan bien con el tipo de ambientación que se busca (de nuevo, la larga sombra de Initial D).
Conclusiones
JDM: Japanese Drift Master tiene un potencial enorme porque la conducción en mundo abierto ha demostrado que llega a todo tipo de público. Si añades parajes de Japón, la presencia de una historia (que no es habitual en el género) o un gameplay con personalidad, nos debería dar una fórmula ganadora.
No obstante, estamos ante un AA con lo bueno y no tan bueno que eso supone, y siempre tenemos la sensación de encontrar un "pero" que rebaja nuestra emoción con JDM: ni la historia es especialmente buena, ni el mundo abierto está bien aprovechado (el propio diseño va en contra de un gran mapa), y tanto drifting puede empachar al usuario que se incline más por la velocidad pura. JDM: Japanese Drift Master es, como mínimo, una base que perfeccionar con actualizaciones o secuelas.
Hemos escrito este análisis con un código de descarga proporcionado por Better Gaming.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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