Análisis Grotto, interpretar el cielo para regir en la tierra (PC, PS4, Switch, Xbox One, PS5, Xbox Series X/S)

El estudio español Brainwash Gang parece estar en racha: este año no sólo han publicado el excelente The Longest Road on Earth, sino que también han lanzado un divertido competitivo disparos en primera persona con cartas, Friends Killing Friends, y han reeditado Nongünz con una Doppelganger Edition que, por cierto, llega a Xbox Game Pass este mes. No contentos con esto, ahora por fin han publicado Grotto, un juego narrativo que llevamos viendo un buen tiempo y que por fin verá la luz este mes en PC (y el año que viene en PlayStation, Xbox y Switch) de la mano de Digerati, editora independiente que también está detrás de obras tan interesantes como Signs of the Sojourner o The Procession to Calvary, aunque en su estreno sólo estará disponible en inglés, sin texto ni voces en castellano.

Grotto es un título muy peculiar: en él nos ponemos en la piel de un adivino que es capaz de leer las estrellas, hablar con los muertos e interpretar la voluntad del destino tocando una especie de banjo. Todas estas místicas habilidades nos servirán para brindar consejo a los vecinos de una tribu cercana que se acercarán a nuestra cueva en busca de ayuda; nuestras decisiones podrán tener más o menos impacto en las vidas de esta sociedad dependiendo ya no sólo de qué constelación utilicemos para responder a sus preguntas, sino también de cómo entiendan estas personas dichas respuestas.

Constelaciones que hablan para quienes las escuchan

Hay una frase al principio de Grotto que deja bien claro el eje de la obra: "si le dices a tres personas la palabra 'azul'", nos cuenta el primer visitante de nuestra cueva, "el que vive cerca del mar creerá que te refieres al color del agua, el que vive en la montaña creerá que hablas del cielo, y el tercero simplemente se pondrá triste". Esa forma tan gráfica de explicar la interpretación de las palabras, de los consejos, es clave a la hora de entender que Grotto pondrá el foco en la manera en la que interpretamos nuestra relación con los otros, los consejos de los demás y la vida en sí misma.

Somos un ser misterioso que vive en una cueva (un grotto, en realidad, una cavidad amplia que según el satanismo es donde tienen lugar actividades ritualisticas) en la que de vez en cuando aparece alguien pidiendo consejo. Con nuestra habilidad de leer las estrellas y trazar constelaciones en ellas podremos ofrecer respuestas a esas preguntas, pero dándole una vuelta de tuerca a los sistemas de diálogos tradicionales del videojuego, aquí ni las opciones son tan claras ni las consecuencias son tan directas.

El destino está en las estrellas (o no)

Las constelaciones que trazamos en el pedazo de cielo que se cuela por el único hoyo de nuestra cueva tienen un significado místico en sí mismo. La constelación del escorpión, por ejemplo, está relacionada con la muerte y el cementerio. Cada una de ellas tiene una frase asociada, pero pocas veces podemos anticiparnos a la consecuencia que va a traer consigo si decidimos utilizarla como respuesta. Si alguien nos pregunta si encontrará aquello que busca con tanto ahínco nosotros podremos responderle casi con cualquier constelación y su respuesta muy probablemente sea siempre la misma: la de creer que sí, porque su voluntad siempre tenderá a reinterpretar los designios de las estrellas como algo positivo.

Grotto sabe jugar muy bien con este tema y, desde él, toca otros muchos que van dándole forma a la historia del juego: la pérdida, el poder, la comunidad, el amor… Todo ello escrito con un gusto exquisito, aunque con un ritmo quizás demasiado directo al que no le vendrían mal ciertos momentos de elipsis activas: a veces sentimos que estamos todo el tiempo tomando decisiones relevantes para el devenir del pueblo y nuestro papel en la tribu se va afianzando cada vez más como su regente, pese a que nuestros consejos puedan tener un impacto imprevisible. Esa entidad se ve a veces compensada con preguntas más mundanas (en cierto momento hay alguien que nos pregunta de qué color debe teñirse el pelo, aunque nos lo plantee como una decisión de vida o muerte) y en esos momentos el ritmo de la narrativa lo agradece bastante, del mismo modo que en un plataformas ya no estamos siempre saltando o en un shooter disparando.

Esa fórmula acaba también medrando en la recepción de la interesante historia que se nos cuenta; Grotto es un juego estático, no le queda otra y no es algo malo per se: lo que hacemos es ir de una habitación a otra de la cueva en ciclos que se van repitiendo de forma más o menos similares (leer las estrellas, dar consejo, dormir) y aunque a medida que avanzamos se van ampliando las posibilidades con nuevos instrumentos místicos, a veces da la sensación de que la trama se alarga bastante más de la cuenta y se genera cierto aura de repetitividad. Lo bueno es que hay atajos para agilizar estos procesos, como un mural de constelaciones que funciona como un acceso rápido a cada una de ellas y un botón que directamente nos permite saltar de una zona a otra.

Augur simulator

A fin de cuentas Grotto es narración y, aunque tenga todas esas mecánicas interesantes y bien llevadas (juguetear formando constelaciones es bastante divertido incluso aunque ya tengas todas las más de 20 que puedes conseguir y tocar la guitarra también tiene su puntito juguetón, por ejemplo), pone todo el foco en los diálogos, las decisiones y los personajes, todos diseñados de manera impecable tanto a nivel visual como narrativo. La libertad que nos da para integrarnos en este rol de adivino también es interesante: podemos detenernos a pensar con cautela cada presagio, lanzando huesos o consultando a las estrellas, pero también podemos responder con las constelaciones de nuestro mural sin detenernos demasiado en anticipar qué consecuencias puede traer la respuesta.

Y todo esto, por supuesto, enmarcado en un apartado artístico que sencillamente es impresionante. Los diseños de Ivan Paipol cobran vida en un lúgubre escenario que podemos recorrer en tres dimensiones mientras que los personajes y otros elementos permanecen en dos dimensiones; dar vueltas por la cueva de Grotto es algo mágico, como también lo es interactuar con sus cachivaches místicos y dejarnos cautivar por la luz de la hoguera o el halo que entra cada noche en la cueva señalándonos que es el momento de hablar con las estrellas. Por otro lado, tanto la música de Beícoli como su interpretación de voz terminan de envolver el juego en un aura esotérica que nos atrapa y facilita nuestra inmersión en el papel de chamán.

Conclusiones

Grotto es verdaderamente un juego único. Es evidente que su premisa, esa de convertirnos en el adivino que encauza la vida de una tribu a través de leer las estrellas, es de las más atractivas y originales que hemos visto en los últimos tiempos; pero es que, además, está llevada a cabo con un gusto impecable tanto en lo que respecta a su apartado artístico, destacando tanto gráficos como sonido, como en la escritura de los delicados temas que trata y en la construcción de de sus personajes. En cuanto a la fórmula narrativa sí encontramos algunos escollos, como cierta sensación de repetitividad, quizás azuzada por la manera tan directa que tiene de hacernos tomar decisiones fundamentales constantemente, pero en general es un juego que se puede disfrutar bastante gracias a que plantea una atmósfera mística en la que es fácil adentrarse para interpretar el papel de este augur. Es una obra imperdible si te interesa saber hasta dónde llegan y cómo se traspasan las lindes narrativas del videojuego, lástima que de momento no nos llegue traducido al castellano.

Hemos realizado este análisis en PC con un código digital para Steam proporcionado por Digerati.