Análisis Escape Academy, piezas que no encajan en puzles que no sorprenden (PC, Xbox Series X/S, Xbox One, PS4, PS5)
Pensándolo bien, las escape rooms son prácticamente videojuegos llevados a la vida real: proponen un desafío en un marco ficticio y nos retan a superarlo en un tiempo límite, marcando incluso tablas de puntuación, introduciendo ayudas y organizando los puzles por grados de dificultad. Precisamente por eso no es extraño ver propuestas como Escape Academy, una obra que recorre el camino inverso y adapta las salas de escape al videojuego. Es muy curioso ver cómo Coin Crew Games ha reimaginado estos puzles en un entorno virtual, dándoles además una línea narrativa que envuelve las pruebas para que no sean simples cámaras estancas, y ahora que está disponible en PS5, Xbox Series X/S, PS4, Xbox One y PC hemos podido jugarlo en profundidad para comprobar si la idea funciona o no.
Bienvenidos a la academia de escapistas
En Escape Academy nos enfrentamos a un total de 12 salas de escape diseñadas por personas que han trabajado diseñado escape rooms en la vida real, una decisión que parece acertada a priori pero que a la que no tardamos mucho en verle las costuras: diseñar un videojuego no es lo mismo a diseñar una experiencia tan concreta como es una escape room, y eso se nota en este título.
Para empezar, nuestra interacción con el entorno está muy limitada, tanto que los objetos que podemos coger, tocar, pulsar o examinar se marcan con una llamativa línea amarilla. Apenas hay lugar para el error: ante el atasco, el ensayo y error nos sacará del apuro.
No se trata de que los puzles sean fáciles, sino de que hay poco espacio para la investigación libre del entorno; esto es esencial en una escape room, donde tenemos libertad de movimiento para toquetearlo todo y perder el tiempo con un objeto que creemos importante pero que puede no serlo. Aquí eso no existe: los márgenes de la acción están marcados desde el primer momento en el que aterrizamos en una nueva sala, y la forma de resolver el rompecabezas para escapar se basa sobre todo en discurrir para entender cómo utilizar las herramientas que tenemos a mano.
En ese sentido no podríamos decir que Escape Academy es una buena adaptación de las escape rooms al videojuego, y quizás tampoco podríamos definirlo como un buen juego de puzles. El diseño de los rompecabezas está muy marcado por una línea narrativa que nos lleva a una academia de escapistas (de ahí el nombre del juego), por lo que son especialmente exagerados: todo está plagado de pistas, llaves, cerraduras, cajas fuertes y códigos secretos… Es un espacio de entrenamiento constante que a veces funciona, pero otras no, sobre todo cuando la trama se aleja de esa premisa narrativa de que somos un escapista novato que tiene que ganarse su hueco en la academia.
Tono cómico y buena estética como sus principales puntos fuertes
Hay momentos en los que incluso nos hemos llegado a preguntar si de verdad ha sido buena idea enmarcar las doce salas de Escape Academy en un hilo argumental lineal; los personajes están bien, tienen diálogos intrigantes y cómicos, están definidos por una personalidad muy marcada… Y aun así no hay apenas relación entre lo que jugamos y lo que recibimos por parte de la historia; parecen dos facetas separadas que incluso medran en la experiencia de juego, específicamente cuando queremos jugar en cooperativo con personas que no están siguiendo la trama y tienen que tragarse conversaciones con personajes a los que no conocen y por los que no sienten interés.
Aun así, uno de los puntos fuertes del juego es su excelente control de tono estético: desde el apartado gráfico y sonoro (con música compuesta por Doseone, músico de juegos como Disc Room o Sludge Life), hasta los chascarrillos que encontramos en diálogos, pistas e incluso en las claves para resolver los puzles. Cabe destacar también la magnífica localización al español del juego, que no sólo se nota en las conversaciones y menús, sino también (y sobre todo) en los puzles: los rompecabezas a veces incluyen acertijos con palabras que cambian dependiendo del idioma, una muy buena decisión que nos permite jugar de principio a fin sin andar traduciendo mentalmente.
Pobre adaptación al multijugador
Podría decirse que Escape Academy tiene un estilo de juego muy centrado en el multijugador, queda bastante claro que está enfocado hacia esa modalidad; incluso las salas de escape van empujándonos a buscar compañía, haciendo más tedioso el jugar en solitario a medida que la dificultad incrementa. Esto no implica que la cooperación esté bien conseguida: podemos jugar tanto en local como en línea (no con desconocidos, sólo en sesiones privadas con amigos), y en ambas se utiliza el formato pantalla dividida, lo cual rechina bastante en el online... ¿por qué tengo que ver cómo juega mi compañero en la mitad de mi pantalla?
Parece una tontería, pero que hayan optado por la pantalla dividida para el multijugador online pone de manifiesto la inestabilidad del diseño del juego: hay otras formas mucho más solventes de propiciar la cooperación en un multijugador de puzles, lo vimos recientemente en We Were Here Forever, y Escape Academy tira por el camino más sencillo y menos adecuado, el de mostrarnos en pantalla lo que ve la otra persona. No se potencia la conversación entre jugadores, no hay momentos en los que uno necesite la ayuda del otro: son sólo dos personas resolviendo el mismo puzle que podría resolver una en solitario.
No obstante, jugar en compañía es siempre divertido y la interacción con otras personas (el mero hecho de ponerse de acuerdo para resolver un puzle, por ejemplo) es siempre más gratificante que enfrentarnos al juego en solitario. En este sentido, casi recomendaríamos jugar al modo singleplayer cooperando: que uno maneje al personaje mientras el resto le indica dónde y cómo tiene que investigar apenas tiene diferencia con respecto a la experiencia multijugador, porque el diseño es el mismo, y puede llegar a ser más natural que jugar en pantalla partida.
Conclusiones
A nivel general Escape Academy se puede considerar un juego divertido, desafiante en su justa medida y disfrutable tanto en compañía como en solitario. Es en sus detalles donde la idea de convertir escape rooms en videojuegos pierde fuelle: no otorga tanta libertad de acción, no deja hueco a los equívocos y apenas potencia la cooperación en el multijugador. Si a eso le sumamos un hilo argumental bien llevado, pero que aporta más bien poco, nos queda un conjunto que difícilmente podríamos recomendar por delante de otros juegos del género. Eso sí, ¿es una experiencia simpática que nos puede dar más de un buen rato jugándolo con amigos? Por supuesto. ¿Es adecuado para darle un tiento, aprovechando que además está en Xbox Game Pass? No cabe duda. Cumple con los requisitos para que los amantes de los puzles lo tengan en cuenta, aunque a la larga se acabe quedando corto y la poca rejugabilidad nos impida volver a él.
Hemos realizado este análisis en PC con un código para Epic Games Store proporcionado por TNPR.