Análisis de Emperor: Battle for Dune (PC)
Tiene un modo campaña para cada facción (un cd por facción), que incorpora alguna que otra misión original, además de un pequeño mapa donde podemos elegir que zona atacar de las otras dos facciones, o defender una nuestra que estén atacando, pero tampoco da muchas posibilidades. Se ha elaborado un argumento a seguir por cada facción, con un punto de partida común. El emperador ha sido asesinado y ahora las tres casas se disputan el control de Arrakis. La Cofradía y el séquito imperial han consentido esta disputa con una única condición: la especia debe manar.
A partir de aquí todo consiste en lema de "Los Inmortales", y una de las leyes de murphy de los videojuegos: "Sólo puede quedar uno". Y así volveremos a crear bases, unidades de combate, y conseguir recursos para continuar creándolas. La verdad es que hasta podría pasar por un Starcraft 3D. Edificaciones similares, actualizaciones de unidades parecidas, especia en lugar de gas y minerales... si bien Arrakis es un planeta peligroso y no faltarán los planes truncados, sobre todo para los que les gustan los ataques del tipo "La armada invencible" populares en el juego de Blizzard.
Es decir, estás muy lejos y bien escondido del enemigo (allá donde matusalén perdió sus chanclas), y dedicas todos tus recursos a crear un ejército capaz de comerse dos facciones. Entonces pueden ocurrir dos cosas: que mientras haces soldados sin parar, pase un "inocente" tornado y se lleve a esa tropa que tanto te costó crear (aunque solo sea a los soldados, no a las unidades pesadas), o... puede pasar que envíes toda la marabunta al enemigo mientras te frotas las manos pensando en cómo quedará hecho trizas, y entonces sale un gusano gigante del suelo y se los come a todos. Lo mejor es cuando además tras esto quedas indefenso, te atacan y te ganan. Es el momento ideal para cambiar de estrategia.
Las tres facciones son en general equilibradas, aunque la fuerza de cada una también depende de las sub-facciones que posea (en total hay cinco). El interés en el juego se mantiene alto a medida que vamos descubriendo nuevas unidades y actualizando las que ya poseamos. Pero una vez las hemos visto todas (y no es difícil), decae enormemente hasta ser repetitivo a más no poder. La IA del enemigo... tiene sus momentos, en general es bastante correcta, aunque el juego no es especialmente difícil en el modo campaña (más bien todo lo contrario).
Los tornados están bien hechos y la aparición de los gusanos es espectacular. Las explosiones son muy buenas, haciendo además uso de una buena iluminación, y los efectos de luces de las bases y unidades también están a la altura. Entonces llega la pregunta: ¿y qué necesito para mover eso? En principio, con el juego al mínimo nivel de detalle, se puede jugar en un P3 a 450 con 128MB y Voodoo 3 muy holgadamente. Pero el juego tiene algo que en principio suena bien: no hay limitación en la cantidad de unidades a construir, puedes llenar el escenario de ellas (y hay escenarios muy grandes). Esto es un grave problema cuando hablamos de unidades 3D poligonales.Desde que la pantalla se llena un poco, el juego empieza a ir de mal en peor, y se siguen haciendo más unidades, y más... hasta el punto de que mandarás a algún grupo de soldados a atacar al enemigo sólo con tal de descargar un poco el panorama (pierda quien pierda). A veces se llega al punto del parpadeo, que hace sonrojar incluso a un athlon a 1.3 Ghz con GeForce 3. Esto, unido a los largos tiempos de carga, perjudica considerablemente a la experiencia global.
Battle for Dune cuenta con escenas cinemáticas por lo general impecables, y como viene acostumbrándonos Westwood, usando actores reales en lugar de renderizados. Lo cierto es que quedan muy bien, a pesar de que como siempre, los actores estén claramente montados en escenarios infográficos. Como curiosidad, podremos reconocer en el duque Atreides al actor que da vida a Worf en las películas de Star Trek: Nueva generación. Westwood ha contado con la licencia de la película original de David Lynch, lo cual se nota en los lugares, las vestimentas e incluso en algún que otro fragmento de la misma que aparece intercalada en las intros, que ha resultado ser un detallazo. Por desgracia... están en inglés. Todo el juego está en inglés, voces y textos, lo cual limita en gran medida su aceptación en nuestro país (¿en qué pensaba EA?). Tampoco lo arregla, pero al menos el manual (qué menos) está traducido, eso sí, es muy básico. El sonido es un tanto regular, con unos efectos que por lo general pasan desapercibidos, y con unas unidades de muy limitado vocabulario. La música por lo general es agradable, ambientando cuando debe y como debe las partidas, e incluso puede que se nos quede alguna en la cabeza largo tiempo.
La fidelidad a la película también supone un gran extra para los seguidores de aquella, ya que la refleja hasta el más mínimo detalle (los gritos de guerra Fremen, la vestimenta Sardaukar idéntica...) Todo esto hace de Emperor: Battle for Dune un juego muy irregular, del que se puede sacar mucho jugo a pesar de su falta de originalidad. Y es que las 3D no son suficientes.