Análisis de Edge of Nowhere (PC)
2016 será recordado como el año de la realidad virtual, en el que ya han aterrizado HTC Vive, Oculus Rift y dentro de muy poco, en octubre, PlayStation VR. El arranque de de esta tecnología está siendo un poco lento, tanto a la hora de llegar al público, de hecho hasta hace unos días todavía no habían podido cubrir la demanda de las reservas iniciales, como a la hora de contar con un catálogo de juegos realmente interesante.
Poco a poco las compañías se van animando a crear sus propios juegos de VR, y hace unas semanas fue un estudio tan veterano como Insomniac Games los que lanzaron su primer juego de realidad virtual: Edge of Nowhere. Los creadores de Ratchet & Clank se encuentran en un momento creativo muy fértil, y si hace unos meses triunfaron con la nueva entrega para PS4 de su serie más exitosa, durante estos días han lanzado también una interesante aventura protagonizada por un submarino, Song of the Deep, que como os contamos en nuestro análisis nos ha gustado mucho.
Por desgracia Edge of Nowhere, un título exclusivo de Oculus Rift, no es tan bueno como los otros dos juegos que hemos mencionado, aunque como experiencia de realidad virtual es bastante interesante. Decimos esto porque hasta el momento parecía que todos los juegos de realidad virtual tenían que ser en primera persona, aparentemente la única manera de sumergirnos de manera convincente en la acción, e Insomniac Games viene a demostrar con esta aventura que los juegos en tercera persona también pueden ser muy interesantes con un casco de realidad virtual, y que no debería haber una perspectiva o género que sea inviable con esta tecnología, solo hay que hacerlo bien.
Una aventura de terror en la Antártida
La acción de Edge of Nowhere se sitúa en la Antártida en los años 30, cuando el aventurero Victor Howard va a buscar a su prometida Ava Thorne, que ha desaparecido en una expedición. Al llegar al lugar en avión sufre un accidente, y a partir de este momento tendremos que sobrevivir a toda una serie de peligros, desde el propio escenario a monstruos, pasando unas alucinaciones que padece el protagonista, que nos hacen dudar constantemente de si lo que estamos viviendo es real o no. Una historia inspirada en la literatura de H. P. Lovecraft, y más concretamente en En las montañas de la locura, y que no nos ha convencido en ningún momento, previsible y llena de tópicos.
El juego es una aventura de acción que combina secciones de plataformas, acción y sigilo, con una ambientación terrorífica, capaz de darnos algún que otro sobresalto. El desarrollo es totalmente lineal, y muy "pasillero", y como el resto de juegos de Oculus Rift hasta el momento se juega de manera tradicional con un mando, al no contar todavía con controles de movimiento. Vemos al personaje desde una perspectiva en tercera persona, y la cámara que sigue la acción es automática, aunque nosotros moviendo la cabeza podemos mirar en todo momento a cualquier lugar del entorno, en 360 grados.
En el comienzo del juego en los espacios abiertos de la Antártida no dudaremos en asomar la mirada por los elevados acantilados, y sentir esa sensación de vértigo tan atractiva de la realidad virtual. Hay muchos momentos de escalada en hielo con los piolets, y aunque al principio resultan visualmente atractivon, por eso de mirar hacia arriba o hacia abajo admirando la altura, estas secciones terminan siendo un tanto repetitivas y tediosas.
Es en las cavernas, y casi oscuras, cuando la ambientación da lo mejor de sí, y la realidad virtual nos demuestra lo inmersiva que puede ser. Entre otras cosas que demuestra Edge of Nowhere es el que terror va a ser uno de los géneros estrella en la realidad virtual, por su facilidad para meterte de lleno en la acción y aislarte del mundo, y lo sorprendentemente fácil que es llevarte algún que otro susto. Edge of Nowhere es un juego de terror light, no pretende nunca ser demasiado terrorífico o intenso, pero en tres o cuatro momentos puntuales, en los que quieren asustarnos, lo consiguen sin despeinarse.
El desarrollo de la aventura, aunque muy lineal y guiado por la historia, intenta ser variado dentro de lo que cabe, y cuando no estamos escalando o saltando plataformas, podríamos considerarlo un survival horror para principiantes. Podemos luchar cuerpo a cuerpo con los piolets y utilizar una escopeta para acabar con los monstruos, pero las balas son muy escasas y es mejor jugar con sigilo, y pensar muy bien cuándo pegar un tiro, así como utilizar elementos del entorno a nuestro favor.
Unas escenas de infiltración que son como pequeños puzles, y tenemos que observar bien el escenario, los movimientos de los monstruos, y por ejemplo utilizar objetos como trampas o explosivos para acabar con con los enemigos, o sorprenderlos por la espalda y ejecutarles. Según avanzamos aparecen nuevos tipos de monstruos, más letales o con características únicas, y tenemos que ir adaptándonos poco a poco a las novedades.
La muerte no se penaliza demasiado, hay abundantes puntos de control, y el juego nunca es demasiado difícil, aunque tampoco un paseo. Los escenarios son tan pequeños y la acción tan guiada, que es fácil dar rápido con la solución de una situación. Nos gusta eso de tener que contar cada bala y jugar con cuidado, aunque también hay lugar para situaciones más movidas propias de un juego de acción, como trepidantes persecuciones a lo Uncharted, que son muy espectaculares en realidad virtual.
Nosotros lo hemos acabado en tres horas exactas, y aunque puede parecer poca duración, tenemos que reconocer que en algunos momentos se nos hizo un tanto pesado y monótono. Ni su historia ni sus situaciones jugables sobresalen en ningún momento, y en el mejor de los casos es entretenido, cuando no tedioso. Nos recuerda a este típico juego de lanzamiento de una nueva consola, que sirve como demostración técnica y de posibilidades, pero que no va más allá, y que envejece bastante rápido.
Gráficamente es un juego más bien discreto, tanto en texturas como modelados. Aunque la tecnología, la realidad virtual, va a disimular las limitaciones gráficas de muchos juegos, y lo importante a valorar en este apartado será su capacidad para hacernos sentir dentro de la aventura, y eso es algo que Edge of Nowhere consigue. No marea, y eso que hemos llegado a jugar más de una hora seguida, ofrece una imagen muy nítida y sin problemas, y solo la falta de relieve de algunas texturas te sacan un poco de la experiencia.
Ha hecho un buen trabajo técnico Insomniac Games con este su primer juego de VR, demostrando lo que se puede hacer desde una perspectiva en tercera persona, y en momentos muy puntuales, como cuando nos cruzamos con una criatura enorme, ha conseguido dejarnos con la boca abierta.
Un buen intento
Edge of Nowhere es uno de los juegos exclusivos de realidad virtual más tradicionales que podemos encontrar hasta el momento en Oculus Rift. Una aventura de acción que intenta ser variada y que consigue entretener durante sus tres horas de duración, aunque no consigue destacar en ningún aspecto concreto. Fuera de la VR sería un juego demasiado mediocre, pero como demostración técnica de lo que puede llegar a ofrecer un casco de realidad virtual nos ha dejado más o menos satisfechos, y tampoco es que haya cosas mucho mejores para elegir en este momento. Si tiene Oculus y quieres probar una aventura de acción puede ser una buena opción, aunque su precio nos parece un poco excesivo para lo que dura y ofrece.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Insomniac Games. Hemos podido disfrutar del juego gracias a un Oculus Rift y un PC gaming, de cedidos por NVIDIA. El ordenador es un CoolPC de Coolmod.com, que tiene las siguientes características:
- GeForce GTX 980 Ti 6GB
- i7-6700K 4GHz
- 16GB de RAM.