Análisis de Earth vs. Mars: Una mezcla de Advance Wars y Mars Attacks! de los creadores de Company of Heroes (PC)
Los marcianos se han adentrado en el planeta Tierra. Los humanos, con su picardía habitual, les han robado una poderosa tecnología. Como no podía ser de otra manera, la situación lleva a que los extraterrestres, comandados por el irritante e irritable Capitán Zorg, lanzan un ataque a gran escala sobre el planeta. Pero tienen en su contra a un plantel de líderes variopinto y a la máquina sustraída, un aparato que parece sacado de La Mosca de David Cronenberg.
De esa premisa parte un videojuego de estrategia por turnos que bebe directamente de Advance Wars en planteamiento jugable y de Mars Attacks! en cuanto a tono. Earth vs Mars, con un título tan sencillo como sus valores de producción, es la primera producción que sale de Relic Labs, un laboratorio de ideas construido en el seno de Relic Entertainment, la gran compañía de RTS responsable de Company of Heroes, Age of Empires IV y Warhammer 40,000: Dawn of War, cuya cuarta entrega llegará en 2026.
El objetivo con Labs es desarrollar juegos más pequeños con el que el equipo de Vancouver pueda trastear con nuevas ideas, y comercializarlos a precio reducido (este sale por 15 euros en Steam) si tienen la suficiente entidad. Esa intención de experimentar contrasta con el videojuego que llegó a PC en las postrimerías de octubre. Entretiene, y llega a divertir conforme se avanza en la campaña, porque se sustenta en las mecánicas de la citada saga de Intelligent Systems y en títulos influenciados por ella, sin innovar ni ofrecer nada radicalmente diferente, excepto por el mencionado aparato marciano: el Fusiotrón.
Ejército mutante
En Earth vs Mars no manejamos enormes ejércitos, sino que damos órdenes a un puñado de unidades preestablecidas que, en la mayoría de las fases, se pueden contar con los dedos de las manos.
Entre ellas hay distintos tipos de soldados, tanques y vehículos aéreos que tienen su contrapartida, como en un piedra-papel-tijera, con las unidades del enemigo. Pero los marcianos no cuentan con nuestros soldados modificados genéticamente.
El Fusiotrón nos permite combinar a humanos voluntarios con el ADN de diferentes animales: moscas, rinocerontes, guepardos, axolotes y otros tantos. El experimento da como resultado a soldados con estadísticas mejoradas y poderes especiales, como caminar sobre el agua, embestir a los enemigos o dos veces. Son habilidades que tendremos que usar con cabeza para hacer frente a los marcianos, que casi siempre nos superan en número y nos aventajan con su posición en el mapa.
La mecánica tarda un puñado de misiones en despegar debido a que, para desbloquear nuevas modificaciones, se utilizan recursos también necesarios para mejorar a las unidades estándar y a los comandantes; y porque para ponerle a un soldado cabeza de mosca o pies de rinoceronte, se requiere de otro recurso distinto que debemos recoger por las fases, un riesgo al que muchas veces no querremos someternos por la desequilibrada dificultad. Pero, incluso teniendo en cuenta que el número de mutantes que podemos desplegar por fase es limitado (normalmente uno o dos), cuando tienen ADN de varias especies, su rol en la victoria es fundamental si se usan con cabeza: el juego es más interesante, estratégico, variado y equilibrado conforme avanza.
Una campaña que mejora con las horas
De hecho, las primeras horas pueden echar para atrás a cualquiera, sepa cómo se juega a Advance Wars o no. Al principio es muy simple, pero no por ello fácil. En las fases iniciales apenas tenemos cinco o seis unidades diferentes, y se enreda demasiado en enseñar mecánicas, como capturar ciudades y los distintos tipos de terreno, con niveles demasiado sencillos.
Para más inri, la curva de dificultad está mal diseñada, pero es algo que Relic puede solucionar retocando las estadísticas de las unidades base o alterando ligeramente el diseño de los primeros niveles. Al comienzo, por la falta de posibilidades, es fácil verse en situaciones en las que una mala decisión desencadena un efecto bola de nieve: el ejército enemigo se vuelve más y más poderoso, y no queda otra que reiniciar la fase — por cierto, se puede reiniciar el turno, pero se agradecerían opciones para deshacer una acción y acelerar el turno del rival.
La cosa mejora en las fases posteriores porque tenemos más tipos de unidades, más mutantes, más comandantes (algunos niveles exigen jugar con uno concreto, lo que puede obligar a pensar nuevas estrategias), y sobre todo, porque se introducen nuevas mecánicas y objetivos. Por ejemplo, una sustancia pringosa que daña a las unidades en sus casillas y se extiende si se golpea a un enemigo en ella, o fases consistentes en rescatar ciudadanos antes de que sean abducidos o conseguir materiales ocultos por la niebla de guerra.
Sin embargo, la dificultad decae demasiado en la parte central de una campaña de entre 15 y 20 horas de duración, dependiente de las veces que se tengan que rejugar los niveles y de si se juega en fácil, normal o difícil, algo que se puede cambiar en medio de la partida, pero no dentro de una misión iniciada. La inconsistencia en el reto es un problema porque la estrategia es lo único que nos motiva a seguir. Aunque se agradece que ante el tono serio habitual del género aquí se apueste por la comedia, los personajes son tan planos como la actuación de los actores de doblaje (en inglés, con textos en español), la historia es muy simple y el guion, previsible y aburrado. No te importa lo que va a pasar, aunque reconocemos que en algún momento nos ha sacado una sonrisa.
Un online directo, sencillo y desértico
Ni ofrecen una experiencia muy distinta ni son muy estimulantes, pero hay más contenidos. En el modo Contra hay una decena de desafíos y 15 escaramuzas que se pueden personalizar de distintas maneras, pero lo más atractivo es que disponemos de un Fusiotrón con recursos infinitos con el que experimentar con diferentes mutaciones.
También hay modo multijugador para dos jugadores. Si planeáis jugar con conocidos, perfecto, pero hemos tenido problemas para encontrar partidas online: está desértico. Lo mismo ocurre en el laboratorio de mapas: hay herramientas sencillas con las que crear mapas (con diferentes condiciones de victoria) y compartirlos mediante la plataforma conectada Mod.io. Que los niveles más populares tengan menos de una veintena de descargas dicen mucho de cuánta gente está jugando.
Conclusión
A pesar del afán experimental de Relic Labs, Earth vs Mars no reinventa la rueda ni ofrece ninguna mecánica singular. Quien haya jugado a Advance Wars, Wargroove o Tiny Metal saben bien lo que se van a encontrar, pero la propuesta de Relic Entertainment tarda mucho en arrancar, tanto para el jugador versado en este tipo de estrategia por turnos como para quien venga de nuevas, a lo que tampoco ayuda una curva de dificultad a la inversa, mal diseñada, pero que probablemente retoquen a base de parches (aunque el juego hoy es el que es).
Pero conforme pasan los niveles, se amplían las posibilidades estratégicas, aumenta la variedad de situaciones y se le saca más partido a su seña de identidad: la creación de soldados mutantes combinando partes de animales. Esto sirve de contrapeso a un argumento que quiere ser cómico, pero que no consigue mantener ni el humor ni el tono. A la campaña se suma un multijugador para dos, sencillo, directo, con multitud de ajustes y creador de mapas, que en estos momentos está desértico.
Con todos sus defectos, y teniendo en cuenta que Earth vs Mars es entretenido siempre y divertido a veces, aunque falto de nuevas ideas, la estrategia de Relic Entertainment nos parece encomiable y digna de ser replicada por otros estudios. Si las grandes superproducciones, ya sea un Warhammer 40,000: Dawn of War 4, un Intergalactic: The Heretic Prophet o un Grand Theft Auto 6, cada vez se tarda más años en hacerse y se crean bajo unos criterios que aseguren la inversión, a veces rechazando la innovación, ¿por qué no sacar juegos pequeñitos mientras tanto, sobre todo ahora que el público hace menos distinciones entre lo indie y lo AAA? Lo firmaríamos para todos los estudios.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para Steam facilitado por GamePress

NOTA
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Puntos negativos
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