Análisis de Dream (PC)
Ni siquiera cuando duermes la mente descansa. Para el protagonista de Dream, un nuevo juego independiente que encontrarás en Steam y GOG, los sueños son lugares maravillosos que investigar, con mundos oníricos de abundantes referencias a su vida corriente. En el subconsciente de Howard Phillips se esconde una aventura más interesante que su aburrida vida diaria.
Dream comienza de una manera similar a un reciente –y flojo- lanzamiento indie, Gynophobia. En aquel título el personaje se recostaba en su habitación y luchaba contra sus miedos en las pesadillas –en un pobrísimo juego de acción-. Aquí Phillips duerme e inspecciona el entorno con ocasionales puzles, pero hay un componente de pruebas de exploración y de disfrute del escenario tanto o más importante, y que quizás sea uno de los aspectos que como decisión de diseño va a causar opiniones controvertidas.
Una vez dentro del sueño accedemos a un mundo central, y desde él, los niveles temáticos. El primero de ellos es un desierto rocoso, no demasiado interesante, pero deja ver sus principales características, como los diferentes coleccionables que aportan algo más de trasfondo a lo que sucede y lo laberíntico de su diseño, con abundantes bifurcaciones y un estilo abierto que busca en cierta manera confundir al usuario, o por lo menos, provocar una sensación de extrañeza.
Este diseño no lineal permite comenzar por el puzle que prefieras y decidir por completo la ruta a tomar.
La parte positiva es que influye en el final y el progreso es a elección nuestra; la negativa, es que no será del agrado de todos los jugadores, pues es fácil perder el rumbo y ahí estamos a un paso de desconectar por la ausencia de un objetivo claro. La motivación de Dream la debe poner el usuario, ya que no trata de una experiencia pasiva, sin cambios de ritmo que te mantengan enganchado.
Si caminar dando vueltas en círculos por amplios paisajes no es lo tuyo, quizás Dream se ponga un poco cuesta arriba casi desde el inicio porque no hay puzles uno tras otro, busca que el usuario se recree con el sueño con paciencia. Esto no siempre lo consigue, y es que algunas de estas escenas no son de una fantasía u originalidad desbordante, y las distancias son innecesariamente grandes. Existe la opción de correr, naturalmente, pero rompe la ambientación en este juego con melodía relajante abusar del sprint.
Uno de los primeros retos nos propone avanzar por un pasillo sin mucha decoración, con múltiples rutas opciones bloqueadas. ¿Cómo sabes cuál es el camino correcto? Cada cierto tiempo encontrarás inscripciones en las paredes –no está traducido al español-, que significan que vas por buen camino. Hasta entonces, se trata de una simple prueba de ensayo y error. Otra prueba similar tiene lugar dentro de una cueva de una mina, con la presencia de un enemigo, donde hay que pasar por las intersecciones iluminadas. La opinión en ambos casos, y en otros más adelante, es la misma: no encaja bien en el planteamiento, ni llega a ser divertido.
Pero Dream también tiene puzles reales. Éstos se presentan sin mucha explicación, aunque generalmente con un rápido vistazo dan idea de cómo funcionan. Uno de ellos por ejemplo es una variante del minijuego donde apagas y enciendes luces –en este caso, con tumbas- para que reaccionen otras anexas, siendo el objetivo activar todas. Otro incluye la refracción de un rayo en un precioso jardín, con el típico giro de espejos para dirigir su rebote. Nada especialmente novedoso, pero nos ha gustado bastante más que los tramos más de investigación y laberinto.
La calidad de las pruebas en su conjunto es irregular, y el tiempo que llevan, en ocasiones, es más del que nos gustaría –principalmente por bloqueos, cuando falla la intuición y sencillamente no sabemos cómo actuar-. Lo que sí es cierto es que dentro de no presentar entornos completamente surrealistas –siempre hay una base reconocible-, hay momentos en los que es un juego bonito, y la inspiración en los grabados de Escher o los paisajes naturales son siempre sugerentes. Sea por algún objeto flotante o la extraña arquitectura, la sensación de realidad alterada está conseguida. En ese sentido, Dream cumple con lo que se espera de él, no en balde se describe como "un juego de exploración con atmósfera en primera persona", sin resaltar la parte de puzles. Tiene más de juego zen que de Portal.
El juego se lanzó con una serie de problemas que han sido resueltos en su mayoría con una actualización, pero no todo está corregido. Hay clipping que permite atravesar ciertos obstáculos con el cuerpo, o mirar detrás de paredes si te aproximas mucho, y hay otras molestias que dudamos que se solucionen por no ser una prioridad –o estar un poco rebuscados-. En una ocasión saltamos sobre rocas del escenario para alcanzar un coleccionable y al caer entre piedras, nuestro personaje quedó atrapado, con la única opción para salir que usar el despertador –que devuelve al mundo real-. El juego bloqueó el ordenador en una de nuestras partidas con un bonito pantallazo en negro; un rápido vistazo a las críticas en Steam deja ver que al menos inicialmente está plagado de abundantes problemas técnicos. Recomendamos a los jugadores interesados que sigan la lista de parches y la reacción de la comunidad.
El estudio independiente HyperSloth –compuesto por un equipo mínimo- ha jugado bien sus cartas con Dream gracias a la dirección de arte. Encontrarás rocas afiladas, repetitividad en la decoración, fallos en la iluminación que afectan a la proyección de nuestra sombra, un rendimiento mejorable y otras cuestiones propias de las limitaciones por presupuesto o conocimiento de Unreal Engine 3. Con perspectiva de su producción, Dream que se ve y se oye bien – estupenda banda sonora de Norman Legies-, y dentro de su clase, destaca sobre la media.
Conclusiones
Dream es una experiencia curiosa y de esas que sólo se pueden en la escena indie, con juegos financiados mediante crowdfunding -este proyecto fracasó, pero por suerte pudo salir adelante- y votaciones en Greenlight. Merece la pena si buscas algo diferente, no enfocado a la acción o la competitividad.
Nuestra advertencia es que si esperas una aventura repleta de puzles, retos mentales directos, mecánicas innovadoras, jugabilidad adictiva o un argumento apasionante, es muy posible que te decepcione. Pero no porque sea mal juego, sino porque no es lo que ofrece ni lo que se promociona de él. La clave está en disfrutar de la ambientación.
Sufre, eso sí, de algunas partes que no nos han convencido lo suficiente como para decir que sea una experiencia relajante, puesto que a ratos llega a desesperar. Con paciencia y ganas de explorar extraños mundos, Dream destapa su potencial y se comprende mejor la intención de sus creadores. Hay material para que una posible secuela sea más impactante.