Análisis de Disciples III: Renaissance (PC)

La serie Disciples tiene ya más de diez años de antigüedad y parece que le queda carrete para demostrar que la lucha por turnos tiene la fuerza necesaria para continuar siendo una buena elección en el rol de combate. Renaissance ofrece numerosas innovaciones respecto a los capítulos anteriores de la serie (no en vano lo desarrolla un estudio diferente), pero mantiene la esencia del género, con elementos tomados de juegos por turnos muy valorados. Su mayor problema es que hay aspectos en los que el título pierde el rumbo y los bugs llegan a ser molestos.

La mitología de Nevendaar parece lo suficientemente consistente como para resistir sin problemas el paso del tiempo. La premisa del ángel caído que constituye la base de la historia tiene un atractivo indudable y el concepto de hacerte vivir la historia jugando sucesivamente como las tres razas existentes en el juego es una estupenda forma de permitirte disfrutar de todas ellas sin tener que elegir. Los giros principales que da la historia entretienen y te incitan a continuar jugando.

El problema es que las partes interesantes sueles vivirlas solamente en texto, ya que las misiones principales se limitan normalmente a ir de un sitio a otro, mientras que las secundarias, las que te llevan a explorar todo el mapa, son bastante insulsas. Incluso las principales suelen centrarse en aspectos casi anecdóticos. Es agradable invertir tiempo en luchar para salvar a Innuel, la enviada del Padre Celestial, durante la campaña humana, pero estar un par de horas recorriendo las tierras del Imperio Humano para encontrar a un guardabosques que te indique el camino es tan prosaico que aburre. Esto lleva, además, a que cuando la situación se resuelve en apenas unas líneas de texto la historia pierda fuerza.

Además del modo campaña, Disciples III ofrece la posibilidad de jugar mapas individuales e incluso de jugar por turnos en el mismo ordenador. Hay mapas para dos y hasta tres jugadores en los que cada uno controla una raza y se juega de forma sucesiva. Hubiera sido buena idea poder ofrecer esta opción jugando en distintos ordenadores, de forma que cada jugador no vea todo lo del otro.

Hechizos y héroes que te ayudan en tu camino

La jugabilidad de Renaissance tiene buenas bases. Mientras te mueves en el mapa puedes preparar las batallas mediante hechizos que refuercen tus defensas o debiliten a los enemigos, de forma que luego sea más fácil la victoria. Puedes elegir entre ser mago (y lanzar dos hechizos), mercader (y obtener más recursos) o guerrero (y recuperar vida en cada turno), lo que te permite personalizar al protagonista, y en cada turno puedes investigar hechizos y construir en tu ciudad los edificios que te permitirán mejorar tus unidades cuando suban de nivel.

Tampoco es necesario que recorras Nevendaar en solitario. Puedes reclutar otros dos grupos más que investiguen partes del mapa y subirlos de nivel para mejorarlos a base de experiencia. Son un reducido grupo de personajes que se convertirán en unidades veteranas y que tiene sus propias características, armadura y habilidades.


En las ciudades, además de contratar unidades normales que formen un grupo a las órdenes de un líder, puedes reclutar a estas unidades veteranas. Cuando empiezas un mapa nuevo pierdes casi todo lo que habías conseguido en el anterior, y no sólo se trata de recursos, sino también de los grupos capitaneados por tu veterano y de buena parte del inventario. Pero tus veteranos estarán disponibles nuevamente, aunque es cierto que te costará más contratarlos según vaya subiendo su nivel.

Disciples III está diseñado sobre el papel con cuidado, de forma que esa mejora en tus unidades llegue con el ritmo adecuado en la campaña para que no te aburras y tiene un árbol de mejoras completo para tu héroe que te incitará a esperar la siguiente subida de nivel. Pero el ritmo inicial que establece logra que te sientas muy limitado.



Además, es un juego cicatero con la información que da a sus jugadores, y el resultado es que hay muchos detalles que pasan inadvertidos, y, por tanto, no los disfruta el jugador. Las mejoras de las unidades son crípticas, de forma que no sabes qué conseguirás con cada una de ellas mientras no experimentes en sucesivos mapas y compruebes si prefieres convertir a tus demonios en íncubos, súcubos o pandemonios; el texto se limita a decir que las unidades ascenderán de categoría "cuando alcancen la experiencia necesaria". Tras cada pelea solamente una frase de la unidad que acaba de subir te indica que ahora tu grupo es más fuerte.

Es algo extraño para un juego distribuido por FX Interactive, que suele facilitar toda la información necesaria. Eso sí, Disciples III viene con el acostumbrado manual en español y la adaptación ha sido bastante acertada, aunque menos que en otros títulos.

Bugs de todo tipo y una partida con dos Lambert

Los bugs son quizá el peor problema que tiene el juego. Además de algunos problemas con la cámara cuando aplicas el zoom en las batallas, los hay de todo tipo: el relámpago de Innuel no siempre funciona, su nivel fluctúa a veces, las armaduras no siempre aparecen en los inventarios cuando intentas pasarla de un líder a otro, hay ocasiones (pocas) en las que la experiencia que te otorga cada batalla no se corresponde con el nivel y cuantía del enemigo, cuando decides pasar el turno sin haber agotado todos los puntos de movimiento de tus personajes aparece un mensaje de error allí donde debería aparecer un aviso haciéndote notar que todavía podrías jugar más.... Uno curioso cambió de nombre un personaje: se supone que no puedes gestionar más de tres héroes en cada misión (uno de ellos es Lambert, el protagonista de la campaña humana) pero en un mapa reclutamos un cuarto, un archimago, que desde ese momento adoptó el nombre de Lambert para el resto de la partida.

No conviene confiar en la inteligencia artificial del juego. En el campo de batalla hay algunas casillas que otorgan bonificación de fuerza, magia o destreza, pero hay que vigilar las espaldas a un mago antes de lanzarle en mitad de la lucha, y la IA no lo tiene en cuenta. Es una opción recomendable únicamente cuando la batalla está casi terminada y tienes todas las de ganar.

Aunque la música es en general aceptable, tiene poca variedad y llega a ser exasperante la parte vocal. Los efectos son buenos y el doblaje español es correcto.



El diseño artístico es una de los elementos más destacables de Disciples III. Las ciudades son imponentes y los escenarios logran transmitir la sensación de un mundo en peligro y decadencia que corresponde a la situación descrita por la historia. Es una pena que no haya más variedad en los diseños, de forma que los exploradores líderes no se distinguen de tu veterano de ninguna forma (ni del guardabosques que estuviste buscando por todo el mapa), y hay runas muy diferentes que se representan de la misma forma, lo que lleva a tener que buscar información con el ratón de cada uno de ellas para encontrar la correcta y no sanar 700 puntos en lugar de los 250 que necesitas. La interfaz es muy bonita, pero algo incómoda cuando se trata de gestionar el inventario.

Disciples III es una propuesta inicialmente agradable de jugar, aunque poco a poco va perdiendo interés. El juego intenta atraerte con las diferentes mejoras de unidades y, cuando llegas al final de cada campaña remonta la intensidad. Pese a sus irregularidades y fallos técnicos, logra mantener el nivel del combate por turnos para quienes sigan amando los hexágonos, aunque, dado lo poco intuitivo que es, no es la mejor propuesta para quienes deseen iniciarse en el género.