Análisis de Deus Ex: Invisible War (PC)
Deus Ex no era un juego convencional como tampoco lo es su secuela. En primer lugar, tenía una historia interesante y, sobre todo, intrigante, sumergiendo al jugador en una maraña de conspiraciones donde nunca sabíamos a quién creer o a quién hacer caso. Mezclaba esta trama de intriga con una excelente ambientación futurista, desde los aspectos más notables (armas, enemigos, escenarios) hasta cada detalle del mundo del juego, como los comentarios de los medios de comunicación, los diálogos de la gente... representando un mundo futuro que, pese al desarrollo tecnológico, estaba al borde del abismo y pendiente de un hilo –o quizás de varios tirando hacia diferentes direcciones- entre la ONU, las grandes corporaciones y esas organizaciones ocultistas de la baja edad media que tan de moda se han puesto últimamente gracias al Código Da Vinci.
En ese contexto y con esa ambientación e historia trepidante, nosotros manejábamos a JC Denton y teníamos una gran libertad de acción. No solo a nivel de completar objetivos, donde nos dejaban cierta libertad, sino también a la hora de solucionar situaciones. Nuestro personaje evolucionaba hacia el estilo que nosotros prefiriésemos, mejorando sus habilidades de pirata informático, de espía, de ladrón o de soldado y, de igual modo, cada situación podía solucionarse de varias formas. Para entrar en una habitación, por ejemplo podíamos o bien trucar la cerradura, abrirla pirateando un ordenador o consiguiendo el código de otro personaje, previo pago de dinero o intimidación; también podíamos acabar colándonos por el clásico conducto de ventilación.
Además, nuestro personaje, una especie de agente secreto mejorado con nanotecnología, adquiría con el tiempo habilidades especiales (una en cada parte de su cuerpo) que podíamos usar como ayuda en un determinado momento, consumiendo "energía interna" que luego podíamos reponer. Las habilidades de cada apartado las elegíamos nosotros según cómo nos interesase que evolucionase Denton. Esta libertad de acción, favorecida por un excelente diseño de niveles y acompañada de la excelente historia y ambientación, mereció con casi unanimidad el título de mejor juego de PC del año 2000.
Quizás esta introducción sea excesivamente larga pero explica en gran medida cómo es Invisible War, esta esperada secuela que se ha demorado más de lo que hubiésemos querido y que finalmente solo ha salido para PC y Xbox, una vez descartada la versión PS2 que a decir verdad habría visto mermado buena parte de su esplendor gráfico. Invisible War, al contrario de lo que cabría suponer por la innovación del primer título, es una secuela clásica: mejores gráficos y apartado técnico, nuevas posibilidades y características refinadas y una historia que continúa a la del original.
En ese nuevo mundo donde la ley no está demasiado clara, dos fuerzas parecen pugnar desde el inicio. Una es la corporación Tarsus, donde nuestro protagonista, Alex D. (que por la ambigüedad de este nombre en inglés podemos elegir que sea tanto hombre como mujer), se entrena como experto en operaciones encubiertas, y otra es la secta religiosa Iglesia del Orden, liderada por Su Santidad, al que nadie ha visto jamás (lo que plantea cuestiones sobre cómo logró captar a su primer creyente). La acción comienza cuando repentinamente la ciudad de Chicago es atacada por un grupo terrorista y arrasada hasta los cimientos. Nuestro personaje, Alex D., estudia en la academia de Tarsus en Nuevo Seattle, un enclave seguro construido sobre el bastante negativo panorama del viejo Seattle.
Al igual que en la anterior entrega, lo que sí sigue presente, quizás en mayor medida todavía, es la variedad de formas que podremos usar para llevar a cabo nuestros planes. Múltiples caminos para entrar en un sitio, varias formas de conseguir un código de seguridad, diferentes maneras de solucionar una situación peliaguda. En teoría podemos avanzar durante el juego sin pegar ni un solo tiro, usando el sigilo cuando la conversación y el soborno no estén disponibles (como en el caso de los robots fuera de control), así como también podemos avanzar con una pistola en la mano y un botiquín en la otra. De nuevo, la no-linealidad en cada pequeña situación (aunque como es de esperar, no en el global del juego) se convierte en el punto más fuerte de Deus Ex, y pronto nos adecuaremos a un estilo de juego, hacia el cual dirigiremos las mejoras que consigamos para nuestro personaje.
Sin embargo, en la evolución de nuestro personaje se ha dado un paso atrás. En la primera entrega tenía lugar por dos vertientes: una, la de las habilidades nanotecnológicas, y la otra, en las habilidades normales, como en un RPG. Podíamos mejorar la habilidad de nuestro personaje como ladrón, como pirata informático, etc... Esta última parte se ha eliminado en Deus Ex: Invisible War, simplificando con creces la jugabilidad y dejando todo el hincapié de la evolución del personaje en las mejoras nanotecnológicas. De esta forma, mientras que en el otro juego, una vez avanzados, teníamos que seguir una ruta de entre las que se nos presentaban porque nuestro personaje simplemente no podía pasar por las demás (no era capaz de piratear el sistema, ni de abrir una cerradura, etc...), en Invisible War siempre tendremos la misma habilidad para piratear (siempre y cuando tengamos la biomodificación adecuada) y abrir cerraduras (por cierto, ahora las multiherramientas son más abundantes).
Como ya comentábamos en el avance del juego, Ion Storm ha utilizado el motor gráfico de Unreal 2 para dar forma a Deus Ex Invisible War. Ya hablamos de la mala optimización de la demo, y esperábamos que esos problemas se solucionaran en la versión final, pero no ha sido así; el juego funciona muy mal en la mayoría de equipos y será necesaria una buena máquina si lo que queremos es jugar con todos los efectos gráficos y una resolución por encima de 800X640.
Eso si, el que disponga de un equipo potente –muy potente- podrá disfrutar de todo el esplendor gráfico de Deus Ex, aunque, con algunas ralentizaciones. Y ahora, convendría comentar porque el apartado gráfico de este juego se podría considerar como un anticipo de lo que se nos viene encima.
Gracias a las nuevas utilidades DirectX 9, los efectos de luz se convierten en unos efectos realmente impresionantes. Con las luces dinámicas podremos ver como varía la intensidad de la luz según los objetos que se crucen con ella; a esto debemos añadirle unas sombras muy realistas que se moverán conforme se mueva la fuente de luz.
Las animaciones son buenas, pero nada destacables. Lo que si que cabría resaltar, y ya son varios juegos los que brillan en este aspecto, es el tema del motor de físicas Havok. Todos los objetos del escenario reaccionarán a nuestras acciones: podremos coger una caja y lanzarla contra una mesa y ver como los vasos caen al suelo, también podremos empujar barriles para bloquear puertas o trampillas de aire. El gran problema en este apartado se encuentra en el peso de estos objetos ya que, tenemos la sensación de que un vaso y una caja pesan lo mismo; si lanzamos estos dos objetos veremos como los dos llegan a la misma distancia.
En cuanto al sonido, es una lástima que las voces no se hayan doblado al castellano aunque el trabajo de los dobladores en inglés es bueno. La música y los FX juegan un papel importante; la primera, pese a no notarse demasiado, ambienta a la perfección y encaja con la temática futurista del título. Los segundos, como supondréis, son absolutamente esenciales en un juego que haga hincapié en el sigilo y sin duda Invisible War es uno de ellos. Por el sonido (así como por las sombras) podremos deducir la ubicación de nuestros enemigos y de los robots sin comprometer nuestra posición ni nuestro pellejo. El uso del sistema Dolby eleva esta experiencia al siguiente nivel.
Los chicos de Ion Storm decidieron simplificar el control de Deus Ex 2 para hacerlo más accesible. Pues bien, lo han conseguido. El equipo de Warren Spector ha creado un interfaz bastante intuitivo que nos permitirá realizar todas las acciones del juego con los botones del ratón y muy pocas teclas. En pantalla aparecerá el interfaz que nos indicará: el nivel de salud y de energía, la munición, y las armas y modificaciones que tengamos asignadas a las teclas rápidas.
Este HUB es bastante grande y habrá personas que lo vean molesta, pero no hay que preocuparse, podremos configurarlo a nuestro gusto. Por lo demás, se trata de los mismos controles que en un shooter en primera persona. Con el ratón observamos el escenario y con el teclado nos movemos y accedemos a los menús. En cuestión de minutos controlaremos todos los aspectos del juego y la experiencia será de lo más gratificante.
Deus Ex continua siendo un grandísimo juego, sus posibilidades a la hora de afrontar las misiones y su interesante historia nos mantendrán pegados a las pantallas durante horas. Sus principales problemas vienen dados por la mala optimización en su apartado técnico, la IA irregular de los enemigos y su poca innovación. De todos modos, esto no debería echar a nadie para atrás; el que disponga de un buen PC se encontrará con una obra maestra. Si, tienes sus errores, pero pensamos que sus virtudes están muy por encima de los errores cometidos. Una compra segura.