Análisis de Dead by Daylight (PC)
¿Cuántas veces habremos visto en el cine películas en las que un letal y efectivo asesino desconocido se dedica a dar caza a un grupo de jóvenes adolescentes no demasiado inteligentes, con las hormonas revolucionadas y con una capacidad pulmonar a la hora de gritar digna de admiración? Si bien los slashers no están pasando por su mejor momento de popularidad en el mundo del celuloide tras haber disfrutado de su época dorada entre finales de los años 70 cuando y los años 90, resulta curioso que hasta el momento ningún videojuego nos había permitido experimentar algo parecido desde el punto de vista de ambos bandos.
Por lo general, las pocas veces que se ha intentado ha sido desde el punto de vista de los supervivientes, como el más que notable Until Dawn, por lo que la llegada de Dead by Daylight resulta todo un soplo de aire fresco de lo más interesante para la industria. No en vano, la nueva obra de Behaviour Interactive nos propone un título multijugador asimétrico competitivo en el que un jugador encarna al asesino de la película y otros cuatro a los asustadizos adolescentes, quienes tendrán que colaborar para salir con vida de la pesadilla en la que se ven inmersos. La propuesta no podría resultarnos más atractiva, aunque actualmente se trata de un juego que todavía tiene mucho que pulir.
Horror desequilibrado
Como podréis suponer, jugar como el psicópata o como alguno de los adolescentes cambia por completo nuestras posibilidades de juego. Para empezar, en el primer caso jugaremos con la cámara en primera persona, podremos atacar (como es lógico), tendremos los sentidos mucho más desarrollados (permitiéndonos, por ejemplo, ver el rastro de nuestros rivales cuando corren) y seremos muy rápido corriendo.
En cambio, los supervivientes juegan en tercera persona y encontrarán su mejor arma para sobrevivir en el propio escenario, pudiendo usar sus estructuras a su favor, ya sea tirando cajas para bloquear un camino, escondiéndose en armarios o saltando pequeños muros y obstáculos que el asesino necesitará rodear o destruir. Además, también pueden usar botiquines para curarse entre ellos y, en general, marear al único jugador que tienen en su contra. Eso sí, con un golpe comenzarán a desangrarse, y con dos quedarán tendidos en el suelo a merced del temible psicópata. Y no, no tienen forma posible de matar a su enemigo, solo de aturdirlo.
El objetivo de la partida es bien simple: por el escenario hay varios motores y los supervivientes tienen encender al menos dos de ellos para poder abrir la puerta de salida, mientras que el asesino tendrá que sacrificarlos a todos ellos colgándolos en una especie de ganchos para que se desangren y sean llevados al otro mundo por un antiguo dios ancestral.
En general todo se resume a una especie de juego del escondite, ya que casi cualquier cosa que hagan los supervivientes generará ruido y delatará su posición, además de necesitar una cantidad ingente de tiempo para completar sus acciones. Por ejemplo, cuando arreglan un motor tienen que superar un minijuego cada pocos segundos que si lo fallan provocará una pequeña descarga que alertará al cazador de la partida, y necesitan casi un minuto completo para reparar el motor, quedando completamente indefensos y desprotegidos, algo que ayuda a elevar la tensión y la adrenalina cuando jugamos este tipo de rol.
Para darle algo más de emoción a las partidas, dispondremos de diferentes habilidades que nos darán ventajas muy útiles para alcanzar la victoria, ya sea poder cegar a nuestro atacante, utilizar los botiquines de forma más eficiente o hacer tan poco ruido que los animales no se alteren cuando pasemos a su lado y así no delante nuestra posición o, en el caso del asesino, hacernos invisibles o atacar a toda velocidad con una motosierra.
Como podréis sospechar, estas habilidades y los accesorios que nos podremos equipar (con sus correspondientes mejoras), se obtienen a base de jugar partidas y subir de nivel (cada personaje sube de forma independiente), lo que nos lleva al primer problema del juego: el desequilibrio que existe entre jugadores de distinto nivel, lo que hará que vuestras primeras partidas con cada uno de los protagonistas os hagan sentir que estáis en clara desventaja, y no solo porque el resto tenga más experiencia que vosotros jugando al juego, sino porque tendrán más y mejores herramientas.
Esto mismo nos lleva al siguiente error del juego: el desequilibrio que suele existir entre supervivientes y asesino en favor de los primeros. Esto se debe principalmente al propio diseño de los mapas, algo que nos parece todavía más grave considerando que solo hay tres de ellos. Todos ellos suelen tener varias zonas en las que un superviviente que sepa jugar bien sus cartas puede torear todo lo que quiera al asesino sin que este pueda hacer nada para evitarlo a menos que el primero se equivoque, por lo que esperemos que sea algo que se revise en el futuro.
Otro de los problemas con los que no encontramos es con la alarmante falta de opciones que tiene el título, impidiendo que podamos hacer cosas tan básicas e imprescindibles en PC como configurar nuestros controles. Y hablando de controles, si bien admite jugar con mando, es algo que no os recomendamos, ya que la configuración que se incluye por defecto para estos dispositivos deja muchísimo que desear.
Del mismo modo, tampoco existen modos alternativos que puedan aportar algo de variedad a la fórmula, y la única forma de jugar con nuestros amigos que tendremos será a través de partidas privadas, por lo que no será posible apuntarnos en grupo para enfrentarnos a desconocidos, limitando así su atractivo. Además, en las partidas privadas tampoco podremos subir de nivel.
Gráficamente también deja mucho que desear, con unos modelados que se limitan a cumplir sin grandes alardes, unas animaciones muy rígidas, efectos de poca calidad y unas texturas carentes de cualquier tipo de resolución. Al menos, la ambientación sí que está muy conseguida, recreando con acierto algunos de los escenarios más típicos de slashers, como un cementerio o una lúgubre granja abandonada.
El sonido está bastante mejor, aunque no tanto por su banda sonora (está lejos de ser mala, pero casi no tiene presencia) como por los efectos, variados e importantísimos para el desarrollo de la partida, ya que solo con prestar atención a ellos podremos tener controlado nuestro entorno y lo que sucede en él, por lo que os recomendamos jugar con unos buenos auriculares o un buen equipo de sonido.
Conclusiones
Dead by Daylight es un título con una propuesta muy buena que sabe ofrecer partidas tan tensas como interesantes, aunque nunca termina de sentirse como un producto acabado y finalizado. Solo tres mapas, un modo de juego, fuertes desequilibrios tanto en el sistema de progresión como en el desarrollo de los enfrentamientos, un apartado visual muy pobre y con numerosos bugs (al menos, la mayoría son simplemente visuales) y ausencia de opciones básicas y que a día de hoy deberían de considerarse como imprescindibles en un juego de estas características. Si su idea os atrae, probablemente paséis un buen mal rato durante unas horas, aunque si buscáis algo más redondo y completo, quizás prefiráis esperar a ver cómo Behaviour Interactive gestiona los contenidos y actualizaciones postlanzamiento de este slasher multijugador.
Hemos realizado este artículo con una copia digital de la versión final de PC que nos ha proporcionado Starbreeze.