Análisis de Carmageddon: Reincarnation (PC)
Lo haya jugado o no, todo el mundo conoce el Carmageddon original. Éste fue uno de los juegos más polémicos en su momento, debido a la gran cantidad de violencia injustificada que introducía la posibilidad de atropellar a peatones y ser recompensado por ello. Esta propuesta despertó gran cantidad de críticas, generalmente negativas y provenientes de sectores que ya todos conocemos, pero, irónicamente, lo convirtieron también en un éxito.
Tras unos años con la saga un tanto desaparecida, Stainless Games –el estudio original creador de Carmageddon–, recuperó los derechos de ésta y anunció que preparaba una entrega totalmente nueva, financiada parcialmente en Kickstarter. Tras una extensa etapa en el programa de acceso anticipado de Steam, finalmente Carmageddon: Reincarnation está entre nosotros. Ahora la duda es: ¿ha merecido la pena la espera?
El espíritu de siempre
Los años –y estar últimamente centrados en la creación de las diferentes entregas de Magic: The Gathering - Duels of the Planeswalkers– no parecen haber hecho mella en el estudio, que ha recuperado toda la esencia de Carmageddon para su retorno.
Diversión sin compromiso, niveles absurdos de violencia y locuras al volante vuelven a darse la mano en un juego de conducción arcade que sabe atrapar desde el primer momento con una propuesta directa.
El juego es razonablemente completo, y nos ofrece un modo carrera con 16 capítulos (cada uno incluye entre 3 y 4 pruebas distintas), modo libre, multijugador local y online hasta para 8 jugadores con seis modos diferentes, 24 vehículos, más de 80 potenciadores, nueve mapas, 36 circuitos y multitud de coleccionables. Ahora iremos profundizando algo más en esto.
El modo carrera es el principal, y en él tendremos que ir superando las pruebas que se nos propongan para ganar puntos y desbloquear nuevos escenarios. La prueba "principal", digamos, es una carrera en la que se perfilan tres diferentes desafíos, y donde sólo es necesario completar uno de ellos, aunque a la vez están conectados entre sí. El tiempo corre en nuestra contra, y tendremos que destrozar coches rivales o atropellar peatones para conseguir aumentar el cronómetro y poder realizar estas tareas. La primera opción es completar una serie de vueltas a un circuito dentro de un entorno abierto; la segunda, destrozar todos los coches enemigos; y la tercera, matar a todos los peatones.
Según progresamos iremos descubriendo otros modos, como una "caza del punto de control" en el que competimos por llegar antes que nadie a un checkpoint que cambia de lugar cada vez que alguien lo alcanza. Este modo es bastante divertido, con acción constante y la siempre imprevisible aportación de los potenciadores, tan variados como disparatados, y que nos pueden dar desde la habilidad de saltar a la posibilidad de embestir, y así hasta alcanzar la nada despreciable cifra de ochenta diferentes.
Las mecánicas están generalmente bien implementadas, y por ejemplo, podemos usar los puntos que ganamos jugando en mejorar nuestro coche automáticamente durante una partida. Esto nos ayuda, obviamente, a no perder, pero también nos resta puntos del total que necesitamos para desbloquear nuevos niveles. Además, en cada carrera podemos "robar" un coche enemigo, lo que nos crea una rivalidad que potencia el pique en cada partida. Son pequeños detalles que animan la competición, y que consideramos un acierto, aunque, por otra parte, su control nos ha parecido bastante mejorable, y hemos tardado varias partidas en adaptarnos a él.
Un desastre técnico
Sin ser la panacea, la idea y el contenido de este Carmageddon: Reincarnation son más o menos los que esperábamos. Lo que no esperábamos es que después de tantas advertencias por parte de la comunidad durante su fase beta en el Acceso Anticipado de Steam, el juego haya salido en el estado técnico que ha salido. Si bien no tiene demasiados errores calificables de bugs o glitches, su rendimiento y optimización son desastrosos.
Aun cumpliendo sus requisitos recomendados (Intel i5-3570 3.4GHz, 8 GB RAM, AMD HD 7800 o equivalente), jugar al máximo con una tasa de imágenes por segundo estable es un desafío... De hecho lo es incluso con los ajustes en su configuración más baja y a 720p sin sincronización vertical. Activar o desactivar todo nos ha dado variables de entre 10 y 20 imágenes por segundo, pero no sabemos exactamente basándose en qué. No es raro que al mínimo puedas alcanzar puntualmente los 60 frames, pero sin razón aparente puede bajar a 40, o quedarse pillado durante unos segundos. Rara vez hemos visto las 60 imágenes al máximo.
Todo esto podríamos entenderlo si estuviésemos hablando de los primeros gameplays de The Witcher 3: Wild Hunt, pero Carmageddon: Reincarnation tiene un apartado gráfico que, a excepción de la resolución y algún que otro efecto, podría funcionar en cualquiera de las consolas de la época de PlayStation 2. Modelados simples, texturas todavía más simples y peatones sin ningún lujo de detalles no justifican el rendimiento de este juego que, a juzgar por lo que pone en pantalla, debería funcionar perfectamente hasta en ordenadores más antiguos.
Todo esto, sin entrar en el control. No estamos seguros de si los problemas se deben al rendimiento, pero al principio nos costaba horrores conducir el coche, que cada dos por tres se nos iba de las manos. Al final nos hicimos a él y pudimos disfrutarlo, pero al inicio la barrera es importante, y más con una tasa de frames tan irregular. En lo audiovisual, se salvan la interfaz (sorprendentemente cuidada, limpia y efectiva, y traducida bastante bien al castellano) y el diseño de los escenarios, generalmente acertados y variados, ya que la banda sonora apuesta por un metal machacón y una electrónica un tanto repetitiva que hace poco más que acompañar.
¿Mantenemos la esperanza?
Carmageddon: Reincarnation es una de cal y una de arena. Puede que dos de arena. Por una parte, creemos que sabe recuperar con acierto el espíritu del original, y por otra parte, un apartado técnico pobre e inexplicablemente irregular que empaña la experiencia. Ahora mismo nos parece más un prototipo temprano que un juego terminado, con muchos contenidos y mucha diversión, pero con un rendimiento desastroso.
No es injugable, pero tampoco está, ni mucho menos, en las condiciones óptimas, sobre todo con una financiación de 3,5 millones de dólares a sus espaldas. Si os gusta Carmageddon, os animamos a mantener la esperanza y ver si Stainless Games es capaz de poner a punto la última entrega de su saga más conocida, Y si no podéis esperad, probad primero al menos cómo os va en vuestro ordenador.