Análisis Bandle Tale: A League of Legends Story, Bienvenidos a Bandle-ton: la comarca de los yordle (PC, Switch)
Riot Games anunció a finales de 2019 la creación de una nueva editora dedicada exclusivamente a distribuir videojuegos relacionados con su franquicia estrella, League of Legends. La propuesta era sencilla: colaborar con desarrolladoras independientes para expandir las fronteras de su IP a través de distintos géneros. Así fue como nació Riot Forge, editora que a la postre ha permitido a los aficionados disfrutar de seis títulos de diversa índole: Ruined King (Airship Syndicate); Song of Nunu (Tequila Works); The Mageseeker (Digital Sun Games); Hextech Mayhem (Choice Provisions) y CONV/RGENCE (Double Stallion Games). Tristemente, tenemos que recordar que hace unas semanas se anunció el final del sello, víctima de los terribles cierres y despidos en los que se ha visto sumida la industria de los videojuegos en 2023 y 2024.
Pese a que de entre todos probablemente el más conocido sea Ruined King, lo cierto es que la apuesta de Riot Games por expandir el lore de su franquicia ha ofrecido resultados más que notables, sin duda por encima de lo que cabía esperar de lo que para muchos fue un simple sacacuartos de un producto que todavía hoy, diez años tras su lanzamiento oficial al mercado, sigue arrastrando a sus servidores a millones de jugadores a diario.
No es de extrañar por lo tanto que la compañía estadounidense decidiese ampliar el legado de su producto estrella por medio de propuestas de menos calado mediático, pero de interesante impacto dentro del siempre excelso mercado de los videojuegos.
El encantador mundo de Bandle
Así nace Bandle Tale: A League of Legends Story, un producto desarrollado por Lazy Bear Games, a quienes muchos jugadores seguramente conozcan mejor por Graveyard Keeper. Con este título indie de marcadas características retro, el estudio demostró tener claros conceptos relacionados con el manejo y la creación de recursos para llevar a buen puerto un cementerio medieval. El concepto, qué duda cabe, es bastante peculiar, pero lo realmente característico en él es su ejecución, a medio camino entre la simulación y el RPG. Precisamente de dicha idea nace la mecánica que ofrece la última iteración de League of Legends, un producto que sobre el papel parece venir a rellenar otro hueco más dentro de los conocidos como "simuladores de granjas", pero que termina por hacer gala de una mecánica de juego bastante más compleja de lo que cabría esperar en un principio.
De hecho, y nada más lejos de la realidad, lo que propone el estudio lituano es el aprendizaje de un variado sistema de habilidades que nos permite abrimos paso a través de distintos retos. Ya sea reparar un puente hecho pedazos o construir la casa de nuestros sueños, lo realmente importante aquí es aprender a construir los objetos necesarios para lograr nuestro objetivo. A diferencia de otros títulos parecidos a este, no existe un límite temporal para conseguirlo: lo único que importa es nuestra pericia para averiguar cómo construir este o aquel artilugio. Claro que para lograr tal compleja tarea hay que tener en cuenta que lidiamos con una de las especies más peculiares de las que pueblan el mundo de Runaterra: los yordles.
Un yordle, un amigo
Gruñones, fanfarrones, entrañables, carismáticos: lo cierto es que los yordles han sido desde tiempos inmemoriales una de las especies de campeones más llamativas de League of Legends. Y aunque también es cierto que con el paso de los años sus rasgos característicos han ido cambiando, su personalidad siempre ha recordado un poco a la de los hobbits: viven en un mundo de ensueño, padecen pocos males y no están acostumbrados a lidiar con grandes problemas. Sin embargo, su mundo no siempre fue un cuento de hadas. Tiempo atrás, en los anales de la historia, los inocentes actos de un yordle cualquiera desencadenó una serie de catástrofes que pusieron patas arriba su encantador mundo.
Como era de esperar, nosotros encarnamos a ese yordle desafortunado. Después de pasar más de un siglo practicando nuestras habilidades como tejedor (o tejedora, o tejedore, el juego establece el género neutro para referirse al personaje principal), nuestro abuelo, un anciano entrañable y algo cabezota, nos ofrece la posibilidad de realizar una serie de tareas para comenzar a descubrir el mundo de Bandle, distribuido en cinco islas o escenarios. El oficio de tejedor es solo uno de entre tantos otros dentro de nuestra especie, pero cuenta con una particularidad única: solo nosotros podemos hilar portales con los que transportar personas y objetos entre las distintas islas en las que se distribuye nuestro peculiar universo. Tal vez sobre decirlo, pero ya se sabe: un gran poder conlleva una gran responsabilidad…
Descubriendo Bandle
Nuestro yordle es, en realidad, un avatar al que podemos caracterizar como nos venga en gana. Una vez hayamos decidido qué aspecto queremos lucir (podemos elegir el color de nuestra piel, nuestro peinado, color de vestimenta, etc.), pasamos a vagar por los coloridos pasajes de Villatelar, un pequeño pueblo repleto de vitalidad en el que descubrimos el entrañable aspecto artístico del que hace gala esta aventura. Algunos lectores preferirán definirlo como pixel art; otros, como un homenaje a los RPGs clásicos de la era de los 16 bits. Sea como fuere, el caso es que la obra de Lazy Bear Games se caracteriza tanto por el magnífico trabajo artístico que ofrecen sus escenarios (repletos de minuciosos detalles técnicos) como por el diseño de sus personajes principales y secundarios.
Como decimos, el estilo artístico y técnico en general es lo primero que llama la atención, pero curiosamente no se conforma única y exclusivamente con ello, sino que además encaja a la perfección con el tono desenfadado de la aventura. El sentido del humor de Bandle Tale es una de sus mayores y mejores bazas: vivimos rodeados de personajes que comentan de forma irónica y sarcástica todo lo que sucede a su alrededor. No vale la pena entrar en detalles específicos sobre el hilo conductual que mueve a los protagonistas, dado que no es este un RPG al uso donde el objetivo sea salvar al mundo de un terrible villano y no vivimos acontecimientos épicos de esos que quedan marcados en la retina del jugador. Basta con saber que nuestras motivaciones son tan inocentes como, por momentos, desternillantes.
Aquí lo que importa es pasar un buen rato jugando, divirtiéndonos con los (a veces absurdos) comentarios de los personajes secundarios o con el carácter indómito de algún NPC que nos acusa de ser los responsables de todos sus males. El aspecto visual va de la mano con una banda sonora tan alegre como la paleta de colores que se ha elegido para dar vida a los escenarios. Nada de paisajes lúgubres o de momentos tristes: la idea es (insistimos) desconectar un rato del mundo (real) que nos rodea mientras nos centramos en tratar de solucionar la hecatombe que se ha producido en el mundo yordle. En un mercado plagado de clones y réplicas de productos que no se preocupan ni lo más mínimo en ofrecer eso que solemos llamar una personalidad "única", Bandle Tale sorprende por su enorme despreocupación y sentido del humor.
Aprende, crea, mejora
De hecho, una de las características más interesantes de Bandle Tale es precisamente el género en que se enmarca. ¿Estamos ante un RPG? La respuesta es sencilla: no. ¿Es entonces un simulador de granjas o simulador de vida como Animal Crossing, Stardew Valley, Rune Factory (o Harvest Moon) y otros títulos por el estilo? Aquí la respuesta se complica un poco más, porque no se puede decir de manera tajante que no tenga nada que ver con ellos o que no comparta similitudes en su mecánica de juego, pero en todo caso, lo más acertado es repetir nuevamente que no. Bandle Tale es una propuesta peculiar porque, pese a lo que su apariencia sencilla y pausada nos lleva a pensar, no estamos ante la enésima propuesta de "crea tu granja y prospera". Entonces, ¿de qué va todo esto?
Para empezar, y seguramente se trate de una de las cuestiones que más interesen al lector menos experimentado en estas lides, no hace falta saber nada del lore de League of Legends. Es cierto que los personajes y su peculiar universo provienen de ahí, pero dejando de lado ese aspecto, es perfectamente posible disfrutar del juego sin tener ni idea de lo que es LoL, no digamos ya de sus peculiaridades o de la procedencia de los yordles. Da completamente igual si somos expertos con cientos de horas a nuestras espaldas o si es la primera vez que probamos cualquier producto relacionado con la franquicia: su argumento se disfruta tanto como anexo de la especie que ya conocemos como de introducción a la misma.
Cien años hilando
El sistema de juego está basado en la adquisición de materiales para crear determinados objetos. Una vez creado, por ejemplo, un tipo de hilo específico, este nos posibilitará sentarnos en nuestra mesa de trabajo para confeccionar el objeto que nos permita arreglar una estructura o decorar el local en el que se va a celebrar una fiesta. No es tan importante el "qué", sino el "cómo" : crear este o aquel objeto requiere de habilidades, y las susodichas solo se obtienen cumpliendo una serie de requisitos previos u obteniendo pericia, o lo que viene a ser lo mismo: realizando acciones con las que acumulamos experiencia.
Para que la mecánica funcione es tan importante recolectar recursos como mantener unas buenas relaciones con los habitantes de ciudad de Bandle, ya que son ellos los que crean sinergias, es decir: los que informan a los demás de que somos nosotros los trabajadores ideales para realizar alguna tarea en específico. Para avanzar debemos de hablar con ellos, realizar sus mandados e ir buscando la forma de seguir obteniendo experiencia mediante nuevas misiones secundarias. La aventura nos informa a grandes rasgos qué hemos de hacer si queremos terminar una misión, lo que a su vez nos recompensa con puntos de habilidad que se acumulan dentro de las insignias. Básicamente, pasear por los pueblos hablando con habitantes, recolectando objetos y creando otros nuevos para solucionar el caos que se ha extendido por el mundo, son las que acciones que vamos a realizar con más frecuencia a lo largo de la aventura.
Sin ansiedad ni apuro
Como no hay un límite temporal para cumplir las tareas, aquí no existe la sensación de tener que darnos prisa para descubrir cómo lograr el siguiente objetivo. Hay tutoriales que explican bien cuáles son las cuatro ramas de habilidades que debemos ir mejorando, así como otras acciones de menor calado que conforman la propia mecánica de juego. Sin embargo, lo que nadie nos explica con mucho detenimiento es de qué forma se entrelazan las habilidades, y aunque siempre podemos acceder al menú principal para obtener algunas directrices, muchas veces nos veremos yendo de un lado a otro, entrando en cada casa o área específica de un poblado, para averiguar qué es exactamente lo que nos pide el juego que hagamos.
Curiosamente, borrar el concepto de límite temporal para cumplimentar tareas (léase el caso de plantar determinadas verduras o frutas en una estación del año en concreto) elimina de un plumazo cualquier sensación de exigencia que pudiésemos haber anticipado al comenzar a jugar. Bandle Tale es un videojuego tranquilo, pausado, de estética alegre y con un argumento dirigido para todos los públicos, pero no está pensando para realizar partidas de larga duración, ya que hacerlo suele implicar caer en el tedio y en la repetición. Esto no implica que superar las tareas más complejas no sea satisfactorio (lo es, creednos), pero esto no viene tan propiciado por nuestra pericia como jugadores, sino por el empeño por averiguar cómo elaborar este o aquel objeto. Otra curiosidad: pese a que pasaremos gran parte del tiempo correteando por el mapeado, nuestro hogar, nuestra base de operaciones, la llevamos ahora a cuestas dentro de una pequeña mochila dejada atrás a su vez por el que un día fuera uno de los yordles más famosos e importantes de la ciudad.
Ir con la casa a cuestas es una idea magnífica con la que nos ahorramos la necesidad de tener que ir una y otra vez al mismo lugar para tareas no siempre importantes, por lo que es una buena solución a uno de los problemas más criticados en otros productos del mismo estilo.
Conclusiones
Alegre, entrañable y divertido. Va más allá del concepto de simulador de granjas, combinando algunos aspectos de este género con otros más centrados en la elaboración de objetos: es una suerte de simulador inmerso en un mundo de fantasía que, pese a las apariencias, no requiere en absoluto conocer nada de League of Legends, aunque sí incluye algunos guiños que los aficionados acérrimos sabrán apreciar. Su elaborado aspecto visual y sonoro, repleto de detalles gráficos y de escenarios variados y carismáticos, combina a las mil maravillas con su sentido del humor, muy presente durante toda la aventura, que además puede presumir de contar con una fantástica traducción a nuestro idioma (tanto en textos como en diálogos, también doblados al español).
Hay algunos aspectos que se podrían haber mejorado, como explicar mejor la relación entre las habilidades que obtenemos para no sentir frustración a la hora de cumplimentar determinadas tareas, o contar con algo más de variedad en la mecánica de juego. Además, el hecho de no tener límite temporal para realizarlas puede ser un arma de doble filo, ya que no será extraño que los jugadores que esperen una experiencia un poco exigente pierdan el interés tras el transcurso de las primeras horas de partida. Por lo demás, Bandle Tale es una experiencia más que recomendable por su relación calidad-precio. Cuenta con una duración que supera las cuarenta horas y es ideal para echar algunas partidas rápidas, o para aliviar el estrés recorriendo su hermoso universo cuando queramos desconectar un rato del mundo. No está nada mal, ¿verdad?
*Este análisis se ha realizado en versión PC gracias a un código proporcionado por Ziran.