Análisis Atomic Heart, un universo tan fantástico como indeciso (PC, PS4, Xbox One, PS5, Xbox Series X/S)
Este inicio del 2023 va a ser movidito con algunos de los lanzamientos más esperados y también con otros títulos que quizás no llegan a tener la repercusión de los triple A pero que han logrado generar bastante expectación como, por ejemplo, Atomic Heart, el primer videojuego de Mundfish, un estudio afincado en Chipre que se fundó en 2017 y que hoy lanza, por fin, su opera prima.
En Vandal hemos podido disfrutarlo y completarlo durante los últimos días y en este texto vamos a contaros lo que nos ha parecido, el buen hacer de Mundfish para construir un universo distópico ambientado en la Unión Soviética y también la falta de decisión del estudio chipriota al que se le nota que aún debe decidir su propio camino, algo perfectamente entendible en su primer videojuego.
Una ambientación de primer nivel
Si por algo destaca Atomic Heart es, tal y como hemos dicho hace unas pocas líneas, por la ambientación que Mundfish ha creado, una Unión Soviética a priori idealizada, muy avanzada a nivel tecnológico y en la que la población y los dirigentes apuestan por convertirse en uno con la idea de mejorar el mundo aunque, lo que no saben, es que hay personas ebrias de poder que tiene oscuros planes detrás de todo esto y que, sus robots, están a punto de revelarse y provocar una tragedia jamás vista por la humanidad.
La trama en cuestión tiene sus altos y bajos durante toda la partida y, más que la propia historia (que tiene algunos fallos a nivel de narrativa y que nos ofrece una introducción de 40 minutos sin apenas jugar, demasiado), lo que nos ha gustado es el fantástico mundo que se ha creado y que es una base genial para próximos títulos en los que creemos que el estudio chipriota puede brillar mucho más que en Atomic Heart. Los personajes sí que podrían ser un poco más carismáticos, durante toda la partida nos acompañará un guante parlanchín que en ocasiones puede ser un poco pesado (no se calla ni debajo del agua haciendo que probablemente un buen personaje se convierta en un plasta) y también hemos notado que han querido tener un aire un poco gamberro al estilo Wolfenstein, pero el Agente P-3 no es B.J. Blazkowicz y hay momentos… bueno, muy particulares.
Un adolescente que no tiene claro su futuro
Habiendo hecho una ambientación fantástica lo que para nosotros le ha faltado a Mundfish es decidir del todo qué juego es Atomic Heart. Durante toda la partida nos ha parecido que esta obra es como ese adolescente con una buena base a nivel de estudios que no sabe muy bien todavía qué camino tomar para terminar de formarse y, en el caso de este corazón atómico, nos da la impresión de que sus creadores no han sabido si hacer un shooter al estilo Wolfenstein, un juego de disparos con toques narrativos al estilo Bioshock (probablemente la referencia más clara) e incluso también juega a ser una especie de Resident Evil por sus toques de supervivencia, gestión de recursos y la estructura en la sección inicial, todo ello acompañado por un mundo abierto de transición del que os hablaremos más adelante.
En esencia lo que estamos es ante un shooter que apuesta más de lo que muchos podrían pensar por el combate cuerpo a cuerpo, sobre todo si jugamos en la dificultad más alta en la que los recursos y la munición escasean por lo que cada bala cuenta. En Atomic Heart, salvo excepciones, tampoco tenemos un gran arsenal de armas que recojamos de la nada, sino que debemos de encontrar planos y recursos para construir nuestro propio arsenal que después podemos modificar y mejorar para que se adapte a nuestro estilo de juego, pudiendo incluso en ciertos momentos añadir daño elemental (fuego, hielo…) a los disparos de la escopeta o el fusil de marras para intentar aprovechar mejor las debilidades del enemigo.
Las mecánicas de disparos cumplen pero tampoco son el no va más, por lo que no esperéis quedaros con una sonrisa en la boca al superar una zona llena de monstruos tal y como ocurre en Doom o disfrutar de un apuntado y disparo tan satisfactorio y agradable como en juegos como Destiny o Call of Duty, simplemente, están ahí, cumplen su función y nos permiten liquidar a los enemigos que apuestan más por la fuerza bruta y la acumulación que por un comportamiento medianamente inteligente, aunque aquí tiene disculpa porque, a fin de cuentas, son robots. Por cierto, los combates contra los jefes finales son más espectaculares a nivel visual que difíciles en lo mecánico, apostando más por tener mucha vida para que sean difíciles de derrotar que complicados a nivel jugable, siendo una lucha más de desgaste que otra cosa.
Por cierto, todo esto llega aderezado de los poderes que nos otorga ese guante parlante del que os hablamos antes y que nos permiten evolucionar a nuestro personaje recogiendo una extraña sustancia. Aquí tenemos varias opciones como golpes electrizantes, escudos… o un poder de telequinesis que nos permite elevar a nuestros enemigos e incluso hacerlos estrellarse contra el suelo y que puede mejorarse hasta ser prácticamente abusivo y facilitar bastante los combates más tradicionales, aunque de poco servirá para la mayoría de los enfrentamientos contra los jefes. Por suerte, podemos volver atrás sin coste alguno a la hora de personalizar las mejoras, permitiéndonos retocar nuestro personaje para combates específicos.
Un diseño artístico, de niveles y de algunos puzles para quitarse el sombrero
Por lo tanto, hasta ahora estamos ante un shooter con toques de rol e incluso supervivencia que no tiene muy claro qué quiere ser, pero que cumple bastante bien en todos sus aspectos y que sobresale precisamente en aquello en lo que a muchos títulos les suele costar destacar que es en su diseño de niveles.
En esto nos referimos tanto a su diseño artístico, con zonas que son una gozada, como sobre todo en los puzles, algo que desde luego no nos esperábamos, encontrándonos con ideas bastante chulas y bien ejecutadas para ciertos rompecabezas, sobre todo los que juegan con la energía magnética, siendo su única pega que en la mayoría cualquiera que haya jugado bastante a videojuegos los va a resolver en poco tiempo, siendo más una dosis de calma y de algo diferente dentro de Atomic Heart que una apuesta fuerte siendo esto, de hecho, lo que mejor hace el título de Mundfish, vemos el potencial y es, sin duda, algo que deben de aprovechar.
Todo este buen diseño artístico, de los puzles y de algunas localizaciones contrasta sin embargo con otros momentos demasiado sencillos en los que se abusa de mandarnos a un punto a hacer algo, completarlo, y resultar que necesitamos recolectar otras tres o cuatro llaves, piezas o lo que sea para seguir avanzando, algo que nos choca debido al nivel sobresaliente que tiene a nivel de diseño en otras áreas.
Un mundo abierto de transición
Ya en nuestras impresiones os hablamos de que Atomic Heart tenía una especie de mundo abierto, aunque no estamos ante uno de esos mundos abiertos tradicionales, sino que es un mundo abierto de transición que nos sirve de nexo de unión para ir viajando entre las zonas principales… ofreciéndonos por el camino algunas zonas secundarias que esconden planos para mejorar nuestras armas, mazmorras y algunos puzles de lo más interesantes.
El problema de este mundo abierto, que al principio puede abrumar por la cantidad de robots y cámaras de seguridad que podemos ver a nuestro paso (sí, Atomic Heart también tiene su punto de sigilo… que no funciona demasiado bien) pero que se rompe con mucha facilidad, ya que si no atravesamos las zonas principales por la carretera y decidimos rodear un poquito nos encontraremos con zonas vacías en la que es fácil esquivar a los enemigos y, simplemente, huir hacia adelante. Esto por un lado está bien para aquellos jugadores que quieran centrarse en la campaña principal, pero se podía haber hecho todo con un poco más de brío o reducir el tamaño para ofrecer algo más redondo. No es un mundo abierto que esté mal y es de transición, por lo que no puede compararse ni mucho menos a Far Cry o Assassin’s Creed ya que no pretende ser eso, pero parece ser algo más hecho por completar una lista de tareas de cosas que debe tener un juego hoy día que algo que realmente case con el resto del juego, aunque, como decimos, hay ciertas zonas aisladas o mazmorras secundarias muy interesantes.
Unos buenos gráficos y un buen rendimiento en todo tipo de PC… no exento de problemas
Si nos fijamos en Atomic Heart a nivel técnico, estamos ante un juego que se ve muy bien gracias a un buen hacer de Mundfish a nivel de diseño, con varios trucos y buenas decisiones en la paleta de colores o iluminación que hacen que el título se vea bien, muy bien a nivel visual, sobre todo cuando visitamos algunas zonas que están tan bien diseñadas a nivel artístico como nos encontramos. Se trata de un juego que entra por los ojos y que a veces usa efectos un tanto exagerados para ser más espectacular, algo que notarán los jugadores más veteranos, mientras que hay otros puntos como los modelados del pelo, las caras o las reacciones faciales que no brillan tanto en este Unreal Engine 4.
Entrando en el rendimiento, hemos probado Atomic Heart con dos ordenadores, el primero nuestro equipo de pruebas habitual con una gráfica NVIDIA GeForce RTX 4080 en compañía de una CPU i9-11900K, 64 GB de memoria RAM, almacenamiento SSD y Windows 11 pudiendo jugar en el modo "atómico" por encima del ultra en resolución 1440p a unos 80/90 FPS con DLSS 2.0 en modo calidad, subiendo a más de 110 FPS en modo Ultra (incluso cerca de 144 en zonas cerradas). Además hoy mismo, con el lanzamiento del juego se integrará DLSS 3 para mejorar aún más el rendimiento con gráficas compatibles y estamos a la espera de las prometidas tecnologías de trazado de rayos en tiempo real exclusivas de la versión de PC que aún no están presentes.
Por otro lado también hemos jugado con una gráfica más veterana, una NVIDIA GeForce RTX 1070 Ti junto a un procesador 9 5900X, 32 GB de RAM, almacenamiento SSD y también Windows 11, pudiendo jugar en esta ocasión a 1080p y unos 120/144 FPS con gráficos en medio, nada mal teniendo en cuenta que esta GPU, a pesar de que era de gama media/alta, se lanzó hace ya 6 años por lo que esperamos un buen rendimiento en todos los equipos que cumplan con los requisitos mínimos y recomendados en PC.
Eso sí, Atomic Heart no está exento de fallos y durante nuestro periplo con el juego nos hemos encontrado con varios. El más grave, un error que nos hizo tener que reiniciar nuestra partida tras aproximadamente 5 horas de juego con todo lo que ello conlleva y que esperemos que no se reproduzca en esta versión final. De forma muy puntual también nos hemos encontrado con la pantalla congelada un par de segundos para luego seguir todo de forma habitual (habrán sido 2 o 3 veces en 22 horas) y también hemos visto algunos fallos ya de menor importancia que es probable que se hayan solucionado con el parche de lanzamiento.
En cuanto al sonido, aquí el mejor punto es su banda sonora, con interpretaciones de algunas canciones muy famosas tanto de la música clásica como de la electrónica, con una melodía espacial que nos puso los pelos de punta. Por otro lado, el doblaje al castellano está muy bien, tal y como lo están los textos totalmente traducidos a nuestro idioma.
Conclusiones
Atomic Heart es un juego imperfecto, un título que se nota que es la ópera prima de Mundfish, que debuta sin haber sabido muy bien qué camino tomar, probando un poco todo tipo de palos o de influencias muy marcadas de otros títulos, cumpliendo bastante bien en todas pero sin lucir en casi ninguna de las que quiere imitar o rendir tributo a juegos como Bioshock o Wolfenstein.
Pero Mundfish también ha sabido construir un mundo muy especial, un universo sobre el que esperamos que podamos vivir otras aventuras, destacando por encima de la media en el diseño de algunos escenarios a nivel artístico o en su habilidad para crear puzles bastante imaginativos, algo que desde luego no esperábamos de un título como este y que ha sido precisamente lo mejor y más satisfactorio del título.
De todas formas no nos malinterpretéis, Atomic Heart es un buen juego, de hecho, es un muy buen primer juego sobre el que construir una saga ambientada en el fantástico universo creado por Mundfish. Vemos el talento del estudio chipriota y, si logran decidir bien su camino, creemos que estamos ante un estudio con mucho talento que puede dar, más pronto que tarde, una gran sorpresa en el mundo de los videojuegos y que se estrena con un título que cumple y que estamos seguros de que va a divertir a los amantes del género.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para PC proporcionado por Plaion.