Análisis de Age of Empires 3 (PC)
Microsoft vuelve con su saga de estrategia más famosa, que esta vez nos lleva a la edad de los descubrimientos.
Jacobo Blasco ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
9.2
SONIDO
8.4
NOTA
8.8
DIVERSIÓN
8.5
JUGABILIDAD
9.4
Análisis de versión PC.
El género de la estrategia lleva años siendo de los más prolíficos y rentables en PC, tanto en tiempo real como por turnos, y ambientada en cualquier época histórica o hipotética, y Age of Empires ha destacado como una de las sagas más pujantes, tanto en su vertiente "oficial" como con sus derivados Age of Mythology. Ha pasado casi un lustro desde el lanzamiento de la segunda parte Age of Kings, y la competencia se ha ido multiplicando, aunque no ha alcanzado el suficiente nivel para hacer sombra a la expectación que ha levantado esta nueva entrega de uno de los reyes del género.
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Si en la primera parte nos encontrábamos en la Edad Antigua, y en la segunda avanzábamos a la Edad Media, esta tercera parte se centra en la era de los descubrimientos, dejando a un lado el viejo mundo y retándonos a adentrarnos en el inexplorado nuevo continente, con sus abundantes riquezas por explotar e indígenas por conquistar. Esto multiplica las posibilidades del juego y aumenta su enfoque, estableciendo una relación entre metrópoli y colonia que constituye una de las novedades del juego, y de la que hablaremos más adelante.
Para empezar hay que dejar bien claro qué nos encontraremos al jugar a Age of Empires III. No es un juego novedoso, no es original, no es nada que no hayamos visto nunca. Es una simple continuación de la aclamada saga, sin dar ningún vuelco a la misma ni introducir salvajes cambios en su filosofía de juego. De hecho no incluye ninguna variación en ella, pero naturalmente incorpora algunas interesantes novedades que iremos comentando a lo largo del artículo. Y por si alguien nunca ha oído hablar de esta saga, o no ha tenido el placer de jugarla ni probarla, que sepa que se encuentra ante uno de los mejores exponentes de la estrategia en tiempo real. Escogemos una civilización y vamos llevándola a lo más alto en todos los campos posibles, especialmente en el militar. Pero más adelante se irá viendo todo esto.
Es preciso comentar en que época se encuentra ambientado el título. Continuando la línea histórica de la saga, AOE3 prosigue donde The Age of Kings lo dejó. Nos encontramos primeramente en la Edad de los Descubrimientos, con una importancia capital del Nuevo Mundo. Atravesaremos la Edad Colonial, la Edad de las Fortalezas, la Edad Industrial y por último la Edad Imperial. Como es habitual, cada edad nos irá proporcionando nuevas unidades militares, nuevas tecnologías y toda clase de avances propios de la época, por lo cual es muy aconsejable el avanzar de edad cuando nos sea posible. Para ello habremos de reunir una cantidad de recursos determinada, que emplearemos en contratar a un político que evolucione nuestra civilización. A cambio nos ofertará algunas unidades militares propias de su especialidad. Por ejemplo, un almirante de mar nos dotará con alguna carabela, mientras que un poderoso mosquetero nos ofertará unas cuantas unidades de su infantería. En general suelen estar bastante equilibradas las ofertas, por lo que la elección es puramente estratégica. Si preferimos una unidad u otra. Cuando haya pasado el tiempo requerido para el avance, tendremos las unidades disponibles en el Centro Urbano.
Otro elemento de gran importancia en la saga AOE es la variedad de civilizaciones entre las que podemos optar. En AOE3 son ocho los pueblos incluidos, a saber: españoles, franceses, británicos, rusos, otomanos, alemanes, portugueses y holandeses. Como en todos los juegos de la saga, cada civilización tiene sus "pros" y sus "contras", así como sus unidades y tecnologías exclusivas. Una partida igual pero con otra civilización puede ser completamente diferente, aunque posean bastantes cosas en común (por ejemplo, únicamente los portugueses carecen de Falconetes, una poderosa unidad de artillería, el resto la poseen). Además de estas diferencias, cada nación cuenta con una serie de bonificaciones exclusivas, como recibir unidades gratuitas al subir de edad, recibir envíos de la metrópoli más deprisa, generar monedas o colonos con edificios especiales... Para dominar el juego es importante llegar a tener un cierto control de todas las civilizaciones, aunque siempre podemos centrarnos en dos o tres para especializarnos.
No obstante, en AOE3 hay un añadido muy interesante propiciado por la importancia del Nuevo Mundo. Una vez instalados en América, podremos establecer alianzas con los nativos americanos, mediante la construcción de Puestos Comerciales en los lugares indicados para ello en las aldeas que encontremos en el mapa. Hay 12 pueblos nativos, entre los que se encuentran mayas, incas, cherokees, aztecas, caribes... Cada uno de ellos cuenta con dos tipos de unidades que podremos reclutar cuando hayamos forjado una alianza entre nuestros pueblos. Estas unidades, aunque nos costarán recursos de nuestro bolsillo, no ocupan espacio poblacional, ya que se supone que residen en sus chozas y no requieren las típicas casas. No obstante no podemos empezar a solicitar nativos posesivamente, ya que cada tipo de unidad tiene un límite de creación, normalmente no muy alto (ronda los 10). Además de estas unidades, cada civilización americana tendrá asociadas una serie de tecnologías y avances, bien para sus propias unidades o bien para nuestros aldeanos, tropas o edificios. Aliarse con estas naciones es por lo tanto algo bastante recomendable, ya que todo son ventajas. En caso de que una civilización enemiga lograse construir su puesto comercial primero, siempre podemos destruirlo a lo burro y poner el nuestro encima. A los nativos no parece importarles.
Estos puestos comerciales pueden también edificarse en rutas comerciales (no en aldeas nativas), que normalmente atraviesan el mapa de un lado a otro. En este caso cada puesto comercial nos irá proporcionando un recurso a nuestra elección, o bien experiencia, cada poco espacio de tiempo. Es una fuente ilimitada de recursos que hemos de cuidar e intentar conseguir, ya que al final se acaba agradeciendo mucho. En estas rutas comerciales podremos también conseguir mejoras, especialmente en el transporte de la mercancía, pudiendo llegar a montar una veloz red ferroviaria.
Por otro lado, en AOE3 hace aparición un elemento que cobrará bastante importancia y que es sin duda la mayor novedad del juego respecto a los anteriores. Es la metrópoli. La metrópoli es el lugar de origen del jugador o del explorador principal, la ciudad de donde partió. Como gran ciudad, posee edificios importantes y la posibilidad de generar "productos" mucho más rápido que una colonia. Así, la metrópoli nos servirá de fuente de recursos, soldados y tecnología, mediante el envío marítimo de paquetes a la colonia. El funcionamiento es bien sencillo: se emplea una baraja de cartas a modo de representación de los elementos a enviar. Podemos definir nuestras propias barajas, crearlas y modificarlas, o usar la que ya viene predefinida. Hay un número limitado de cartas en cada baraja que debemos respetar, pero en ella podemos colocar las cartas que queramos, siempre y cuando estemos en posesión de ellas (poco a poco, según juguemos, iremos consiguiendo más). Además, las cartas van mejorando según avanzamos de edad, actualizando las ofertas de las anteriores o creando otras nuevas. Por ejemplo, existe la carta "3 aldeanos", que como su nombre indica, envía tres aldeanos al punto del mapa que tengamos fijado como recepción de envíos (siempre un edificio nuestro).
Otro ejemplo son los cajones de alimentos, un falconete, o incluso siete mosqueteros, además de tecnologías concretas. Hay muchas cartas disponibles en el juego, aunque varias son similares (las de mejora de otra: "3 mosqueteros", "7 mosqueteros"...). Como ya habréis imaginado no podemos estar constantemente enviando elementos, sino que se nos irá informando de los envíos disponibles en cada momento, consiguiendo nuevos cada poco tiempo. En cada envío únicamente puede ir una carta, que podremos volver a utilizar si tiene la etiqueta "se puede usar INFINITAS veces". La gran mayoría son de uso único y no podremos volver a emplearlas en la partida, por lo que habrá que elegir sabiamente el momento. Hay cinco categorías de cartas, cada una de ellas representada con un edificio de la metrópoli: la Compañía, Academia militar, Catedral, Planta industrial y Puerto. Las cartas tienen también rango de importancia, siendo necesarias algunas para poder conseguir otras. Aunque el inventario de cartas puede albergar hasta 120, solo podemos emplear 20 en cada partida, a elegir por nosotros. No obstante durante el juego no podremos alterar las barajas, siempre antes o después de comenzar.
En la campaña encontraremos una metrópoli concreta que será la que nos provea de lo que necesitemos, incluso llegarán envíos espontáneos sin haberlos solicitado. Pero la gracia de la metrópoli consiste en crear una más allá del modo campaña, para usarla en nuestras escaramuzas. Y es que una metrópoli sirve para cualquier partida, incluso cuanto más juguemos con ella mejor, ya que irá ganando experiencia y por lo tanto se conseguirán un acceso mejorado a los recursos, unidades mejor equipadas... La experiencia se consigue descubriendo tesoros, derrotando unidades y destruyendo edificios, cumpliendo los objetivos...
Otra cosa interesante de la metrópoli es su personalización. Si bien es algo realmente simple y totalmente superficial, puede entretener a alguno. Podemos decorar la ciudad a nuestro gusto con una serie de elementos que se nos ofrecen a medida que la metrópoli gana experiencia. Titiriteros por las calles, pintores, farolas, adornos... Los edificios reseñables son también personalizables. Podemos hacer nuestra metrópoli a nuestro gusto, empezando por el nombre y su nacionalidad. En función de esto último, la ciudad adquirirá una forma u otra. Por ejemplo, una metrópoli rusa está totalmente nevada.
Es importante remarcar que podemos usar la misma ciudad en todas las partidas que deseemos, completando nuestras barajas y mejorando nuestras mejoras, valga la redundancia. Incluso se pueden emplear estas metrópolis en partidas multijugador, de la misma manera que jugando solos, bien en la red de Ensemble o bien en LAN. Y con la experiencia que vaya acumulando la metrópoli puede ser una gran ventaja.
Cambiando de tercio, vamos a referirnos a los modos de juego, que siguen siendo los mismos de siempre, sin ninguna novedad plausible. Por un lado tenemos la campaña, una sucesión larga e interesante de misiones unidas por una interesante trama. Tomamos el papel de Morgan Black, que emprende el viaje desde Malta hacia América en persecución de los otomanos, los cuales andan en busca de algo misterioso que debemos descubrir. Más allá de eso, ayudaremos a los aztecas a luchar contra los conquistadores españoles, nos veremos envueltos en la Guerra de los Siete Años de Francia y los Británicos, y mucho más. La campaña está dividida en 24 episodios organizados en tres actos, siendo dicho modo por lo tanto una aventura de una duración considerable, además de su importante nivel de diversión. En la campaña se nos plantearán todo tipo de retos: destrucción de colonias enemigas, aliarse con nativos, descubrir tesoros, instalarnos en territorios... La profundidad y variedad es mucho mayor que en el otro modo de juego, la Escaramuza.
Este modo, como en toda la saga, tiene lugar en un simple escenario personalizado en que varios ejércitos tratan de hacerse con el control del mismo. Podemos elegir el tipo de escenario, su tamaño, el número de ejércitos, edad... Es muy personalizable y es el modo de juego que verdaderamente hace a AOE3 eterno. Siempre podemos jugar una Escaramuza que nunca será igual a otra. Nunca. Cada tipo de mapa, cada civilización, cada técnica de juego... hacen cada partida completamente diferente. Hay algunos escenarios de campaña que son como las escaramuzas.
Y por si acaso hay alguien que no sepa bien como se juega a un Age of Empires, vamos a proceder a una simple explicación. Tras escoger una civilización, nos encontramos en un amplio mapa en perspectiva isométrica sobre el cual habremos de desarrollar nuestro ejército, población y colonia. Los elementos principales del juego son las construcciones, las unidades, los avances y los recursos. La unidad básica del juego es el aldeano o colono, nulo en combate, pero que tiene la imprescindible capacidad de construir edificios y extraer recursos del mapa. Son tres los recursos de AOE3: madera, comida y plata. Cada uno de estos recursos se puede extraer de diversas maneras, siendo la más habitual los árboles, los animales y las minas. Pero encontramos también construcciones dedicadas a dichos recursos, como los molinos, los bancos...
Estos recursos se utilizan para prácticamente todo: desde edificar cualquier construcción hasta reclutar cualquier unidad. La buena extracción de recursos es fundamental para el juego, y tener abundancia de ellos nos hará muy superiores al resto de ejércitos. Por otro lado, la mayoría de los edificios ofrecen determinadas mejoras tecnológicas que podemos obtener, también mediante recursos. Y para terminar, las unidades. Desde sacerdotes con capacidades curativas hasta galeones de guerra, pasando por mosqueteros, lanceros, húsares, strelets, ballesteros, morteros... Hay una variedad ingente, que es lo que hace grande (entre otras cosas) a AOE3. El máximo de unidades que podemos reclutar viene definido por las casas que construyamos, pero es bastante amplio en comparación a otros juegos como Warcraft. El límite además está en el número de casas que podemos tener, entre 10 y 15, lo que da lugar a unas 100 unidades, dependiendo siempre del tipo que sea, ya que un falconete ocupa bastante más que un aldeano.
Por si alguien puede verse un poco abrumado ante tantos datos, le aconsejamos que se despreocupe. El juego tiene una curva de aprendizaje bastante buena, es fácil de usar y tiene una interfaz clara y sencilla, que ha ido evolucionando desde Age of Empires I, pero que aquí no presenta prácticamente cambios respecto a AOE2.
Sigamos con el apartado gráfico. El detalle gráfico de los escenarios es alto, la cantidad de movimientos ingente, la fluidez del juego más que óptima y el modelado de los elementos bastante decente. Son sobresalientes los efectos lumínicos, incluidos los que producen las diferentes horas del día, y por supuesto todas las sombras de personajes y edificios, así como los reflejos y las llamas. Las imágenes hablan por sí mismas y le hacen justicia. Además la gran cantidad de elementos en pantalla que puede llegar a haber no repercute en el nivel de detalle ni en la fluidez de forma excesiva, si bien esto depende del ordenador de cada uno. La metrópoli luce bastante, claro que es un escenario fijo que no tiene apenas movimiento de cámara y es bastante reducido. Los edificios están detallados y en general todas las construcciones y personajes están correctamente representados. Los videos de la campaña están hechos todos con el motor del juego, por lo que siguen la tónica del mismo. La física del juego está regida por el motor Havok, y no hay que objetarle nada.
En cuanto a la banda sonora, es buena, correcta e intensa. De calidad, variada y que ambienta a la perfección todas las situaciones que se dan en el juego. Aun así no es para escucharla por separado ni para enmarcarla entre las mejores. Los efectos de combate y todos en general están muy bien realizados y sincronizados. Y el doblaje tres cuartos de lo mismo. Completo, sin errores ni extraños y bien interpretado.
Las conclusiones son claras: Age of Empires III es un juegazo, y si eres fan de la saga te encantará. Pero no aporta nada nuevo a la misma. Las novedades incluidas como la metrópoli, a pesar de ser interesantes y curiosas, no cambian en nada el modo de jugar ni lo básico del sistema. Es una continuación en toda regla, adaptando el apartado gráfico a la época y renovando las civilizaciones y todo lo que las rodea. Sin duda alguna también está recomendado para aquellos que nunca hayan podido disfrutar de un AOE, pero los que busquen un juego de estrategia novedoso, fresco y con cosas realmente innovadoras tienen que seguir buscando.
El juego está total y correctamente traducido al castellano e incluye un sencillo manual en blanco y negro además de una más que práctica guía de referencia con las tecnologías y unidades de cada civilización, organizadas por edades.
Requerimientos del juego: Ha sido jugado en un Pentium 4 a 1.5GHz con 512MB de memoria RAM y una Radeon 9600 como tarjeta gráfica, y no hemos tenido ningún problema, tan solo algunos con el sonido que iba un poco retrasado y a veces se detenía sin aparente motivo. Pero teniendo en cuenta que dicho ordenador rozaba los requerimientos mínimos, lo tomamos como algo sin importancia.
Procesador: 1,4 GHz
Windows XP – 256MB de RAM
2GB libres en el disco duro
Tarjeta gráfica de 64MB compatible con transformación e iluminación de hardware.
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