Análisis de Runaway, The Dream of the Turtle (NDS)
La historia de Péndulo Studios se remonta al año 1993, cuando un grupo de españoles quisieron tomar partido dentro del mundo de los videojuegos, con un género que estaba pegando muy fuerte entre los ordenadores de la época: las aventuras gráficas. Pese a contar con varios títulos de diversa envergadura, la desarrolladora española siempre se ha dado a conocer por su afición a la hora de tomar como base las aventuras gráficas grandes, como Monkey Island, Maniac Mansion o su propia secuela: Day of the Tentacle.
La primera obra de esta peculiar empresa fue Igor: Objetivo Uikokahonia, un modesto juego de aventuras que reunía los tópicos más claros dentro del mundo de los videojuegos, así como una historia fresca y divertida sin demasiados contratiempos (enamorar a una chica). Sin embargo, su siguiente obra fue la que cautivó a los fans de este género, con un perfecto Hollywood Monsters que destilaba carisma, gráficos, una historia increíble y unos personajes de lo más curiosos. Con este lanzamiento Péndulo Studios fue convirtiéndose, poco a poco, en un ejemplo a seguir a la hora de desarrollar videojuegos para compatibles, lanzando un nuevo hit -este a nivel mundial- varios años después, aprovechando la potencia gráfica y los avances tecnológicos.
Y así, bien entrado el nuevo milenio, con el género de las aventuras gráficas de capa caída, Péndulo Studios se aventuró a lanzar su nueva obra: Runaway, que supuso no sólo un éxito en España, sino también en todo el mundo, llegando incluso a lanzar su segunda parte en otros países antes que en territorio español. Ahora, en pleno 2009, la segunda aventura de Brian Basco (protagonista de la franquicia) llega a la portátil de doble pantalla de Nintendo, tras un paso por compatibles de lo más exitoso.
Unas vacaciones muy peligrosas
Tras los acontecimientos sucedidos en la obra original, el protagonista de la aventura y su nueva y seductora chica, Gina, han decidido poner rumbo a una isla hawaiana, con el fin de pasar unos gloriosos días festivos. Tras la búsqueda exhaustiva de agencias de viajes y una extraña negativa por parte de éstas a la hora de adquirir el preciado paquete de avión y hotel, nuestros protagonistas no tienen otra alternativa que viajar a bordo de una avioneta más bien dejada, con un piloto tan experto como viejo. Lo que a priori parecía ser un viaje de placer se convierte, poco a poco, en una odisea por volver a reunir a los enamorados, pues en pleno vuelo el piloto pasa a mejor vida, obligando al héroe de la aventura a lanzar a su prometida en paracaídas en una proeza digna de la mejor historia de amor.
Por suerte, el impacto del avión ha sido atenuado por un denso bosque, dejando a Brian inconsciente durante horas y dándole como objetivo principal reencontrarse con su chica. Lo que él no sabe -y que nosotros veremos en la secuencia inicial del juego- es que Gina parece haber sido abatida mientras descendía en paracaídas.
Como comentábamos, Péndulo Studios tiene una amplia experiencia a la hora de desarrollar aventuras gráficas, y eso se nota tanto en la estructura de juego como en el guión de Runaway. De esta manera nos encontramos con una obra clásica, que pondrá a prueba nuestro ingenio a la hora de presentarnos una serie de pruebas y puzles que tendremos que resolver con lo que buenamente tengamos. La sucesión de escenarios y personajes irá desvelando detalles de la trama, haciendo hincapié en qué ha ocurrido con Gina y con los demás personajes que iremos conociendo a lo largo de la obra.
La interacción con el entorno y los personajes es un elemento fundamental en Runaway -y en toda aventura gráfica que se precie-, teniendo que explorar al dedillo todo aquello que nos resulte interesante. Los -carismáticos- personajes que encontraremos en la isla nos proporcionarán pistas, aunque también nos pedirán ayuda, dando pie a nuevos enigmas y puzles muy bien compensados entre sí. A medida que vayamos completando el juego iremos llegando a nuevas localizaciones, desde la ya comentada isla, pasando por unas misteriosas ruinas e incluso llegando a los lugares más fríos del planeta.
Por otro lado nuestra habilidad lingüística será una constante dentro del juego, pues las -divertidas- conversaciones que presenciaremos tendrán un papel imprescindible para seguir avanzando en la aventura, siendo nosotros los responsables de escoger qué opción de las disponibles vamos a soltar por la boca, sin miedo a represalias, por supuesto. Aquellos quienes jugaron a "A Road Adventure" (la precuela) poco tardarán en reconocer a diversos personajes conocidos que volverán a cruzarse en el camino de los protagonistas, como son Sushi Douglas, una pirata informática multimillonaria que nos ayudará desde la lejanía, o Joshua, un científico un poco pasado de tuerca que más que ayudarnos nos invitará, dada su paranoia anormal, a bebernos un chupito de cianuro después de las comidas.
Adaptado al stylus
La inmensa mayoría de aventuras gráficas emplean el denominado método Point & Click (apuntar y disparar), que permite interactuar de una manera sencilla y eficaz con el entorno de nuestros personajes. De esta manera, pese a que Runaway -y la secuela que hoy nos ocupa- fue concebido para el mercado de los compatibles, "The Dream of the Turtle" ha sido perfectamente adaptado a la portátil de Nintendo, utilizando el stylus como si de un ratón se tratara. Obviamente existen una serie de limitaciones -sobre todo en cuanto a resolución de imágenes- que empañan el resultado original. No obstante, el juego utiliza una serie de trucos de lo más recurrentes para salir del paso.
Lo primero que encontramos es el tamaño de la pantalla donde transcurre la acción, que es, evidentemente, mucho más pequeña que un monitor normal y corriente. De esta manera se han respetado todos y cada uno de los escenarios del juego, adaptándolos perfectamente a las dimensiones de la pantalla inferior de la consola. Como era de esperar, los escenarios han quedado bastante más pequeños que en su versión original, por lo que se ha provisto al juego de un modo perfecto para no pasar por alto ningún detalle: el zoom. Dicha ampliación del escenario ocurre cuando tocamos la pantalla con el lápiz de la consola, pudiendo arrastrarlo para recorrer parte del escenario y encontrar pistas, objetos y detalles que no serían posibles de ver en el modo normal.
Pese a que Runaway carece de interfaz para realizar las acciones (algo muy criticado por los más clasicistas del género), la desarrolladora ha propuesto un control para evitar frustraciones y malentendidos, dejándolo todo en pos de una buena experiencia de juego. Así pues, podremos cambiar entre visualizar un objeto o interactuar con él sencillamente pulsando izquierda o derecha (o el botón A) en la cruceta direccional de la consola mientras presionamos la pantalla con el stylus, realizando la acción deseada simplemente soltando el instrumento. Mientras que la acción de la aventura transcurrirá en la pantalla inferior de Nintendo DS, en la pantalla superior visualizaremos los distintos objetos que iremos recolectando a lo largo de la aventura, pudiendo seleccionarlos rápidamente con los botones laterales de la misma. También podremos ver distintos bocetos del desarrollo de la obra, tal y como los usuarios de PC tuvieron la oportunidad de ver en el libro de arte que incluía la versión original.
Para amenizar la aventura, Runaway: The Dream of the Turtle cuenta con un sistema de pistas exclusivo, resaltando de una manera muy curiosa y recordando a la vista térmica los elementos con los que podemos interactuar, ya sea objetos, personajes o entradas a nuevos lugares. Dicho modo será indispensable para los no iniciados, pues muchos puzles requerirán demasiada creatividad para los no iniciados al género (o simplemente para los poco pacientes).
Siguiendo la estela del original
Runaway cuenta con un apartado técnico sobresaliente teniendo en cuenta que se trata de una aventura gráfica y que éstas no apuestan por ser portentos gráficos. El modelado de los personajes es más que notable, así como los escenarios, dibujados a mano y recreados en unas preciosas dos dimensiones, que darán cobijo a los detalles y pistas que tendremos que encontrar. Como no podía ser de otra manera, el juego cuenta también con secuencias en tres dimensiones, secuencias que, por otra parte, han sido comprimidas a la perfección.
Los escenarios cuentan con un reescalado bastante notable, aunque en una primera toma de contacto puede parecer que hay demasiada "información" para tan poca pantalla. Ahí entra en escena el comentado zoom del juego, que alternará entre la vista normal y la ampliada en un abrir y cerrar de ojos, de una manera rápida y sencilla, sin ralentizaciones ni nada fuera de lo corriente.
Sin embargo, donde peor queda parada la conversión a la portátil de Nintendo es en el apartado sonoro, y no precisamente por contar con una banda sonora a la altura -que lo está-, sino porque debido a limitaciones técnicas de las tarjetas de la consola, el juego carece de las inigualables voces que caracterizaron el título original. Hay que recordar que el trabajo de doblaje de Runaway 2 fue impresionante. Los actores de doblaje que dan vida a Hugh Laurie, Una Thurman, George Clooney y Cameron Díaz fueron los responsables de colocar la guinda del pastel de Péndulo Studios, que, lamentablemente, se ha quedado en la despensa por una falta clara de espacio. Pese a todo, el título mantiene la canción original del juego, multitud de sonidos ambientales para ponernos en tensión y la música que acompañó a la versión de compatibles.
De lo mejorcito del catálogo
Han tenido que pasar dos largos años para probar con nuestras propias manos esta digna adaptación de la franquicia para videoconsola. La fórmula sigue funcionando como el primer día, aunque las limitaciones técnicas han hecho que el juego pierda ese toque personal que solo Péndulo Studios sabe dejar que sí tenía en su versión para compatibles. No obstante, el juego es una excelente aventura gráfica que gustará a todos y cada uno de los amantes del género, así como a aquellos quienes vengan de otros más fáciles. Ahora solo queda esperar a que la tercera entrega de la aventura, apodada A Twist of Fate, sea, como mínimo, igual de divertida que sus predecesoras, alzando así a la compañía española como la mejor desarrolladora de aventuras gráficas -española- de la historia.