Análisis de Picross DS (NDS)
Nintendo DS ha ido recibiendo desde su lanzamiento varios puzles muy destacables, incluyendo títulos originales como Polarium o Meteos, así como nuevas versiones de clásicos, como en el caso de Tetris, por citar algunos. Picross es, en realidad, un caso como este último, con la salvedad de que nunca antes nos había llegado un juego de la serie a Europa.
Y es que la premisa de Picross es básica y, desde luego, no es nueva. Aunque, como hemos dicho, es la primera vez que nos llega uno de estos juegos, lo cierto es que ya hubo entregas en Game Boy y Super Nintendo (con múltiples volúmenes), pero no ha sido hasta ahora, con Nintendo DS y su línea de juegos de la Touch! Generations cuando la compañía se ha decidido a lanzar, finalmente, Picross DS en Europa.
Como es clásico en cualquier puzle de los buenos, la mecánica de juego de Picross es terriblemente fácil: se nos da una parrilla con números junto a las filas y columnas, indicando cuántas casillas están ocupadas de manera correlativa (de manera que una secuencia de 1 2 1 4, por ejemplo, indicará que hay cuatro series de casillas ocupadas, que son en total ocho casillas, y que es una serie de una, dos, una y cuatro casillas, con al menos, claro, una casilla en blanca entre las series). Esto al principio es muy sencillo, pues empezamos con parrillas de 5x5 casillas, pero llegaremos a enfrentarnos a otras de 25x20 a lo largo de los 300 puzles que llega a proponernos el juego en su modo principal.
Estos puzles se dividen varios niveles de dificultad y modos de juego, y según vayamos progresando se nos irán abriendo los niveles más avanzados. El sistema de juego consiste en señalar con el puntero qué casilla está pintada, o marcar con una cruz (seleccionándola a través de la sencilla interfaz que está en la esquina superior izquierda de la pantalla táctil) si está vacía.
El sistema del juego nos penaliza de manera acumulativa con el tiempo. Se nos da un tiempo máximo de una hora para superar un puzle, pero teniendo en cuenta que el primer fallo sumará un minuto, el segundo dos, el tercero cuatro, etc. De este modo, el juego nos da espacio para equivocarnos, pero, del mismo modo, penaliza severamente los errores. La otra opción es que el juego no nos indique cuándo nos hemos equivocado y esto, consecuentemente, hará que podamos encadenar potencialmente toda una serie de errores que eche a perder la partida. Cada una de estas vertientes del juego cuenta con un total de 150 puzles estructurados en 10 niveles de dificultad diferentes, lo que hace una cantidad realmente enorme de retos por superar.
La ventaja de que incluya tantos puzles es que, aunque los primeros son muy simples (algo innecesarios, pues hay un tutorial más que eficiente) el nivel de dificultad está muy bien nivelado, con una curva suave que nos lleva a través de puzles cada vez mayores y, también, más complejos. Además, siempre que lo queramos, podremos tener un poco de ayuda antes de empezar al usar la función e pista, que nos resolverá una columna y una fila escogida al azar.
El título no ofrece mucho más en este sentido, pero la verdad es que dado el volumen de puzles y el concepto básico de correr contra el reloj lo hacen bastante rejugable. En todo caso, siempre podremos dedicar unas buenas horas a diseñar nosotros mismos nuestros puzles, que luego podremos compartir con otros jugadores a través de internet gracias al sistema de la Nintendo Wi-Fi Connection. Gracias el uso de la pantalla táctil, crear nuestras parrillas será muy sencillo y rápido, y puesto que podremos usar diferentes aspectos (skins, en inglés) para personalizar su diseño, nos encontraremos conque, en este sentido, el juego aporta un extra de duración muy destacable.
No es el único uso que se hace de las funcionalidades de juego en línea, ya que también cuenta con modos multijugador para ver quién es capaz de finalizar el puzle el primero, tanto a nivel local como por internet, lo que es una aportación muy interesante, pese a que por su propia filosofía base lo cierto es que el planteamiento de Picross DS no parece muy orientado, precisamente, a partidas multijugador.
Pero eso no es todo. Teniendo en cuenta que estamos ante un juego de la Touch! Generations, hay una suerte de modo entrenamiento que cada día nos ofrece diferentes desafíos y una tabla de progreso en el que ver cómo vamos evolucionando nuestro rendimiento con este título. Además, a través de este modo, el Picross diario, iremos accediendo a otras modalidades diferentes que aportan retos variados al planteamiento jugable del título, siendo la velocidad y agilidad mental uno de los puntos más importantes para obtener buenos resultados.
La interfaz funciona de manera muy eficiente, aunque en ocasiones uno desearía poder jugar usando toda la parrilla a pantalla completa, tal y como aparece en la pantalla superior, para poder ir con mayor agilidad. Con todo, el uso de la táctil hace que su uso se asemeje mucho más al de las versiones de papel clásicas de este puzle (que no han tenido tanto éxito como los crucigramas o los sudokus, sin ir más lejos), y eso lo hace mucho más accesible. El sistema de "zoom", que acerca la vista impedirá ver, por tanto, las parrillas enteras en la pantalla táctil, y esto a veces dificulta saber qué numeritos hay en la zona exterior (nos los indica, sí, pero nos puede despistar), o en qué fila o columna estamos exactamente, provocando errores en el jugador. Quizás la precisión necesaria al tener toda la parrilla tendría también sus efectos negativos, pero hubiese sido todo un detalle que el jugador pudiese escoger entre ambas posibilidades. Éste es, evidentemente, el único punto negativo del juego en este sentido.
Gráficamente es tan simple como cabría esperar, con menús sencillos y unas ilustraciones y ambientaciones para los puzles acertadas. Realmente el género nunca da para mucha filigrana, y Picross DS no es la excepción. La música, por su parte, es horrible. No hay opciones de escoger otros temas musicales, y lo mejor para no volverse loco es quitar el sonido de la portátil. Los efectos de sonido, que varían según el aspecto de las parrillas, resultan simpáticos y está bien oírlos, pero, como hemos dicho, puesto que lo mejor es tener el volumen al mínimo no hay opción real de disfrutarlos. Y es que el tema musical es irritante, repetitivo, tedioso y anodino; nada que ver con algunas melodías clásicas de puzles.