Análisis de Kirby Mouse Attack (NDS, Wii U)
Después del cambio que supuso Power Paintbrush, el primer juego de Kirby en la portátil de doble pantalla, que optó por un sistema de control basado por completo en el esquema táctil, Kirby regresa a la consola con un juego mucho más tradicional en su planteamiento: Kirby recupera las piernas y sus poderes de antaño para afrontar la aventura que nos planteará Kirby Mouse Attack.
Kirby sufre el robo de un maravilloso pastel de fresa, y tal acto de malignidad pura sólo puede deberse al pérfido Rey Dedede, por lo que Kirby parte hacia su castillo para recuperar el dulce, pero no tarda mucho en descubrir que hay más cosas detrás de estos actos: un grupo de ladrones peligrosos a los que nos tendremos que enfrentar en múltiples ocasiones.
De esta manera, se planteará uno de los principales objetivos del juego, que no es sino el recuperar a lo largo de los escenarios los cofres del tesoro, luchar contra los amigos de lo ajeno y, en última instancia, recuperar el ansiado pastel. Todo esto lo haremos, sobre todo, usando un sistema de control tradicional sustentado en el uso de la cruceta digital y los botones de la consola en detrimento de la pantalla táctil.
De esta manera, nos movemos, claro, con la cruceta digital y saltamos con el botón A. El poder de succión de Kirby, su auténtica especialidad, se activa con B, pudiendo así asimilar el poder especial del enemigo devorado.
La principal novedad en este sentido es que ahora Kirby puede almacenar varios poderes en la recámara y se guardan en la pantalla táctil. Con un máximo de cinco burbujas para almacenar esos poderes, hay más posibilidades que se abren con la interfaz de esta característica, ya que ahora podremos combinarlas para crear nuevos objetos y habilidades, abriendo muchas más posibilidades de juego. El ejemplo más sencillo es el de coger dos recuperaciones de energía pequeñas y fusionarlas en una mayor.
Nos encontraremos más de 25 habilidades diferentes por absorber, lo que nos puede dar una idea del amplio rango de movimientos que Kirby va a tener que dominar en el juego para superar tanto a los rivales como los pequeños obstáculos del camino. Por supuesto, algunos poderes son más carismáticos y poderosos que otros, pero la originalidad suele ser el factor dominante en todos los casos. Así, ver a Kirby convertido en un pesadísimo amasijo de metal, un tornado o un luchador de artes marciales se convertirá en algo cotidiano a lo largo del juego, siempre con diferentes poderes y opciones de juego.
Lo más interesante en realidad va a ser utilizar estas habilidades para superar los obstáculos, pequeños puzles, que salpican aquí y allá el diseño de los niveles, ya que nos obligará a usar un poco el ingenio. No va a ser muy difícil, pues lo cierto es que la dificultad del juego es muy baja, tanto a nivel de exigir habilidad con los dedos como a la hora de hacernos pensar, pero resulta simpático y accesible. Un buen ejemplo de cómo usar los poderes especiales para seguir avanzando es prender la mecha de los cañones con Kirby usando sus poderes ígneos algo que tendrá mucho rendimiento pues también en los niveles helados será esencial para eliminar grandes bloques de hielo que nos dificulten el paso.
El ritmo del juego es muy llevadero y ligero, gracias a que las frases, aunque bastantes, son cortas e intensas y su planteamiento refuerza la rejugabilidad, ya que el objetivo de los cofres que os habíamos comentado antes se ha plasmado de forma que resulta algo optativo, a diferencia de los cinco sellos de estrella que debemos ir consiguiendo para poder alcanzar las últimas secciones del juego. Esto no implicará obligatoriamente tener que rejugar las fases una y otra vez, ya que a poco que estemos atentos no tendremos problemas para dar con los grandes cofres que son la clave para este objetivo.
Con todo, lo cierto es que el modo historia resulta algo escaso, al poder superarse en tan sólo un par de horas, debido a la limitada duración de las fases y su baja dificultad, pero el tono amable del diseño de niveles hace que invite a disfrutarlo un par de veces. Por otro lado, es cierto que su gran facilidad hace que el factor potencialmente estratégico de tener que escoger con cuidado qué habilidad usar en cada momento se diluye en buena medida, y los enemigos, en líneas generales, resultan débiles.
Eso sí, el diseño de los enemigos (sobre todo jefes finales y medios) es muy destacable, habiéndose impregnado por completo de la línea de dibujos clásicos de la saga. Su cándido aspecto se traduce en mecánicas de ataque también muy fáciles, siguiendo la línea general del título. Suponemos que, claro, la gran facilidad general del juego lo hará muy accesible para los más pequeños del hogar, pero también le resta interés para los más aficionados al no contar con opciones de dificultad, algo que le hubiese sentado estupendamente.
Un buen incentivo es el modo galería, que nos permite deleitarnos con los coleccionables que hemos ido recopilando a lo largo del modo historia, y, también, la recopilación de minijuegos incluidos, centrados en el uso de la pantalla táctil. La verdad es que resultan no demasiado inspirados en líneas generales, pero la posibilidad de disfrutarlos en modo multijugador (hasta cuatro personas) es un añadido interesante. Por un lado, es de agradecer que no se reciclen –una vez más- los minijuegos de Super Mario 64 DS, pero por otro lado estos no resultan tan frescos, aunque sí concuerdan con el espíritu del título de manera bastante razonable. No es que no sean divertidos, al contrario. Resultan dinámicos, divertidos, pero no siempre tan adictivos como los de otros títulos, de manera que pueden ser un incentivo durante unas partidas, pero poco más en realidad. A poco que exploremos el juego, además, podremos acceder a un minijuego desbloqueable que es, en esencia, un enfrentamiento contra los jefes finales en modo supervivencia.
A nivel gráfico, Kirby Mouse Attack ofrece una apuesta de estilo bidimensional clasicista, con gráficos brillantes, llenos de color, y muy bien definidos que nos llevan a la época dorada de los gráficos 2D. Kirby , en su simplez absoluta como diseño de personaje, deja que destaquen los entornos, preciosistas, y los enemigos, con toda la gama de tonos pastel y cuidadas animaciones en todos los casos. La estética de la saga está completamente definida, y es éste un claro exponente de lo que HAL ha establecido (en este caso junto con Flagship), por lo que quienes sientan aversión por el tono desenfadado, los colores alegres y la búsqueda de la belleza en los diseños minimalistas, mejor que no se acerquen a este título.
Los escenarios, decíamos, son lo más destacable del juego, con sus ambientaciones prototípicas y absolutamente definidas (un bosque, un mundo de fuego, uno de hielo, el mundo celeste...) a través de los cinco mundos que componen la estructura de fases del juego. Son algo genéricos, sí, pero realizados con buen gusto.
La música presenta una combinación de temas clásicos y nuevos de gran factura técnica y artística, haciendo de éste uno de los aspectos más destacables del juego, ayudando a crear una cierta atmósfera "16 bits" que se complementa con el apartado visual. Los efectos de sonido son algo más limitados y repetitivos, pero no hacen palidecer el buen trabajo llevado a cabo con las composiciones musicales.