Análisis de Dungeon Explorer: Warriors of the Ancient Arts (NDS)
Dungeon Explorer: Warriors of the Ancient Arts basa su acción en un título de hace más de diez años, Dungeon Explorer, editado para la plataforma doméstica de dieciséis bits TurboGrafx-16, conocida como PC Engine en tierras niponas. No obstante, cualquier semejanza con el mismo ha quedado muy difuminada, tanto por el paso del tiempo como por la nueva imagen que Hudson Software ha querido dar del título. Dos versiones se han creado del mismo juego para las dos plataformas portátiles que se reparten el mercado, PSP y Nintendo DS. Las dos versiones difieren en muchos aspectos, tanto jugables como argumentales, ya que las historias de los mismos difieren mucho entre sí.
En el caso que nos ocupa, el título realizado para la portátil de Nintendo, nos encontramos frente a un título del género de rol de acción con una historia bastante interesante y un modo de juego que, sin duda, funciona, inspirado tanto en los clásicos del género del rol de mazmorras como en títulos con un mayor componente de acción, como Gauntlet o Diablo.
No obstante, el juego acaba por ser bastante repetitivo, ya que, como el título del mismo indica, la principal actividad de los jugadores será la exploración de decenas y decenas de mazmorras, con la consiguiente eliminación de enemigos de todas las clases y calibres, así como la adquisición de los objetos y habilidades necesarios para llevar a buen término nuestra aventura. Nada nuevo, en definitiva, frente a la miríada de juegos de rol que encontramos hoy en día en el mercado.
Dragones y mazmorras, un mundo infernal…
El argumento de Dungeon Explorer: Warriors of the Ancient Arts nos presenta una típica aventura de leyenda, repleta de guerreros, aventureros, magos,
En un momento determinado del relato, coge el relevo un nuevo narrador, que nos explica la existencia de un dios demoníaco llamado Breed, encerrado y sellado bajo un fuerte conjuro mágico desde hace siglos. Y por lo visto, los malvados Necrománticos (de nuevo) pretenden liberar al malvado dios de su conjuro, para poner todo el Universo bajo sus pies. Por esto, todos los ejércitos del mundo están en pie de guerra, y guerreros y aventureros se dirigen a la ciudad humana más importante del reino, Sord, a ofrecer sus servicios como mercenarios en esta gran guerra.
El juego nos introducirá en la piel de uno de estos aventureros, del cuál podremos elegir el oficio entre tres posibles: guerrero, cazador o hechicero, así como su lugar de procedencia. Tendremos la opción de elegir entre aventureros de tres lugares diferentes: Oros, Emporos y Taratta, cada uno de ellos con un armamento y unas habilidades diferentes de las del resto. Por supuesto, estas habilidades de las que disponemos inicialmente influirán en el resto de nuestra aventura, ya que limitarán el tipo de armamento y equipamiento, en general, al que podremos acceder y que podremos utilizar durante el juego.
Empezaremos el juego en la ciudad de Sord, donde se nos explicarán los preceptos básicos del juego, y donde se nos encomendarán las primeras misiones. Además, en un territorio cercano a la ciudad encontraremos una zona donde se nos pondrá al día en todo lo que respecta al funcionamiento y manejo del juego, en una serie de magníficos tutoriales que comprenden desde el movimiento y la interacción con los escenarios, hasta el manejo de las armas y el uso de los ataques especiales.
Las primeras misiones del juego nos servirán para entrar a formar parte de las llamadas Escuelas, esto es, comunidades mágicas marcadas por un símbolo distintivo, elegidas al azar entre un total de ocho. Cada una de estas Escuelas tiene en su saber una serie de Artes, que no son más que ataques y habilidades especiales que podremos desplegar durante los combates en que nos veamos inmersos durante nuestra aventura. Podremos aprender diferentes Artes a medida que avancemos de nivel con nuestro personaje, mejorando cada una de ellas por separado y desbloqueándolas de entre todas las posibles a medida que vamos consiguiendo determinados objetivos de la aventura.
Una vez tengamos asociada una Escuela a nuestro personaje, se nos permitirá realizar ataques directos más poderosos, enriqueciendo con técnicas especiales los mandobles de nuestra espada cada vez que la barra de energía correspondiente, situada bajo nuestra barra de salud, se rellene. Esta barra indicará cuándo nuestro ataque es más poderoso, y cuando se desplegará el ataque energético asociado a la Escuela de la que formamos parte. Cada vez que lancemos un ataque directo, esta barra descenderá a cero, y deberemos esperar unos segundos a que vuelva a rellenarse para lanzar otro ataque de cierto poder. Así, como ya nos indica el juego al principio de la aventura, es buena idea lanzar un ataque poderoso y retirarse un poco para recargar antes de asestar el siguiente golpe, en vez de lanzar ataques débiles sin ton ni son.
Por otro lado, podremos utilizar las Artes como si de ataques especiales se tratase. Éstas consumirán la barra azul que está por debajo de las barras de salud y energía, esto es, la barra indicadora de nuestro poder mágico. Se restaurará con el tiempo, pero mucho más lentamente que la anterior, con lo que deberemos de proveernos de botellines recuperadores de magia en caso de que queramos utilizar varias veces seguidas los poderes que nos otorgan las Artes. Como ya hemos dicho, podremos desbloquear diferentes Artes a medida que transcurre la historia, y podremos subirlas de nivel una por una cada vez que consigamos recoger cinco fragmentos mágicos, los cuales obtendremos al derrotar a algunos enemigos o buscando dentro de cofres y tesoros.
Nuestro inventario será amplio, y podremos avituallarnos de armas, equipamiento y pociones en gran cantidad, pero aún así tiene un límite. Por ello, se nos ofrece la posibilidad de guardar algunos objetos, así como parte de nuestro dinero, en el banco de la ciudad, cosa que, por otro lado, nos permitirá recuperarlos en caso de que nos den muerte durante la aventura. Para hacer uso de nuestras pociones y de algunos objetos especiales, así como para seleccionar nuestros ataques especiales o las Artes que queremos utilizar en batalla, tenemos la llamada Paleta de Batalla, la cual nos ofrece accesos directos a pociones, objetos y Artes a través de los botones frontales de la consola, presionando previamente el botón L para seleccionar el objeto que queremos asignar a cada botón. Así, tendremos el botón A para asestar un golpe con nuestra arma, el B para utilizar las diferentes Artes, y los otros dos para utilizar las pociones y otros objetos instantáneos.
Por supuesto, podremos acceder a todo nuestro inventario y equipamiento a través del menú que se despliega al pulsar el botón START, pero en medio del frenesí del combate es mucho más sencillo pulsar un solo botón para utilizar un objeto y continuar combatiendo. Además, según qué objetos- como las bombas o los pergaminos- no podrán ser utilizados desde el menú de pausa, con lo que no nos quedará más remedio que planear bien qué objetos queremos llevar en la Paleta de Batalla, para utilizarlos según nos convenga.
Por otro lado, tendremos unos asistentes muy especiales que nos prestarán su ayuda (a cambio de un "módico" precio) durante nuestra aventura: los robots élficos, imbuidos con los poderes elementales del agua, el fuego, la tierra o el aire, según el caso, y que tomarán actitudes fundamentalmente de defensa o de ataque según sea su clase. Podremos comprarlos en la tienda correspondiente de la ciudad, y no nos resultarán nada baratos, por cierto. Aún así, nos serán muy útiles a la hora de descubrir pasadizos secretos o de entrar en contacto con los elfos, así como una ayuda muy de agradecer en algunos momentos del combate. No obstante, son destruidos con facilidad, y deberemos estar muy atentos a su barra de salud si queremos que aguanten más de un enfrentamiento. Podremos, por otro lado, arreglarlos en la tienda donde los compramos, o darles parte de nuestro equipamiento como alimento. Así, cuanto más valioso sea el objeto de nuestro inventario que le demos, mayor será la recuperación de su barra de energía.
El sistema de combate nos recuerda, sin duda, al clásico Gauntlet, como ya hemos mencionado, sobretodo debido a que en las sucesivas mazmorras en las que nos internaremos encontraremos una serie de generadores de enemigos que no dejarán de escupir alimañas hasta que los destruyamos, tal y como pasaba en el clásico al que nos referimos. Este hecho, a parte de que nos veremos rodeados en varias ocasiones por ingentes hordas de enemigos, hace que el jugador tenga que perder mucho tiempo en acabar con todo bicho viviente para poder avanzar en la aventura, cosa que, a la larga, puede acabar hastiando y haciendo que dejemos el juego por imposible.
Si bien, por otra parte, el nivel de dificultad del juego está bastante ajustado, aunque en ocasiones deberemos de repetir una o dos veces una mazmorra debido a que los enemigos nos sobrepasan en fuerza y número, sobretodo al inicio de la aventura, cuando nuestro nivel de experiencia aún es bajo. Eso sí, si intentamos internarnos en la pirámide de la ciudad de Sord, donde el malvado dios demoníaco ha sido encerrado, durante las primeras horas de juego, feneceremos sin remedio, ya que la dificultad en los niveles de la misma es mucho mayor. De hecho, estos niveles están pensados a modo de reto para el jugador que quiera cambiar el rol de mazmorras por la acción pura y dura, aunque en este caso entre un modo de juego y el otro no hay apenas diferencia, aparte del guión argumental que une nuestro avance en la modalidad principal de juego.
Por último, hay que destacar el juego multijugador que presenta el título. Podemos juntarnos tres amigos y dedicarnos a avanzar en los niveles preparados para el juego cooperativo, en el que los tintes de rol desaparecen, y donde la acción inunda toda la partida, mediante la conexión inalámbrica de nuestra consola. O mejor aún: podemos acceder a los servidores online del juego y disfrutar de partidas interminables junto a dos jugadores más, acabando con decenas de enemigos y superando un nivel tras otro hasta que nos cansemos y decidamos apagar la consola. Sin duda, una buena opción que alargará bastante la vida del juego, pero que no ofrece nada realmente nuevo a la acción del mismo, aparte de jugar las mismas mazmorras una y otra vez entre varios jugadores.
Apartado técnico.
El apartado gráfico de Dungeon Explorer: Warriors of the Ancient Arts no es nada del otro mundo. Las mazmorras y los escenarios del juego son bastante repetitivos, como también lo son muchos de los enemigos a los que nos enfrentaremos en el juego. Pero eso no es todo: los modelados de los personajes son demasiado pequeños, aunque tengamos la opción de acercar la cámara a nuestro personaje, y carecen de detalles que les hagan fácilmente reconocibles.
La música del juego, por otra parte, ha sido notablemente realizada, y cuenta con una variedad de temas sorprendente. Tendremos temas épicos, misteriosos o alegres, según el entorno y la situación en la que nos encontremos. Por otra parte, los efectos de sonido no dejan de ser los esperables en un título de estas características, sin ningún elemento que resalte sobre el resto, y con una absoluta ausencia de voces durante el juego, a parte de las típicas expresiones de dolor por parte de los personajes cada vez que son atacados o heridos.
La jugabilidad no acaba de ser todo lo buena que cabría esperar. El sistema de inventariado es bastante complejo, y demandará mucho tiempo al jugador para poder habituarse a él. Por otro lado, los movimientos del personaje no son todo lo precisos que querríamos, sobretodo al caminar en diagonal sobre el mapa, y en ocasiones acertar a un enemigo con los mandobles de nuestra espada puede resultar todo un reto. Por último, el hecho de que la vista sobre la acción sea isométrica, y que no podamos realizar ningún giro de cámara en ningún momento, hará que perdamos de vista a nuestro personaje y a los enemigos del juego en más de una ocasión tras las paredes de las diferentes mazmorras o detrás de determinados objetos, cosa que en algunas situaciones puede ponernos en clara desventaja frente al ataque enemigo.
Conclusiones
Dungeon Explorer: Warriors of the Ancient Arts es un juego que, a pesar de contar con elementos puramente del género de rol, no deja de contar con grandes dosis de acción. En él, deberemos, simplemente, eliminar a centenares de enemigos en una sucesión interminable de mazmorras. Es divertido, al menos durante las primeras horas de juego, y el hecho de poder disfrutar de la acción cooperativa para tres jugadores no deja de ser un detalle a su favor. No obstante, puede llegar a hacerse aburrido con el tiempo, debido a que el sostén argumental del mismo pasa, lamentablemente, a segundo plano debido a la gran cantidad de mazmorras y de enemigos a batir a base de machacar los botones de nuestra consola.