Análisis de Catch the Ark (iPhone)
La App Store es una tienda de fenómenos mediáticos, éxitos incuestionables, y descargas abrumadoras. No suele haber término medio. O una aplicación funciona y recibe el apoyo de los usuarios, clientes y jugadores, o se pierde en la inmensidad del océano de aplicaciones que alberga. De hecho, si somos sinceros, lo cierto es que en la App Store es más fácil encontrar un título malo, flojo o mediocre, que bueno o interesante y bien desarrollado. Es una simple cuestión de estadística y proporción, pero es tan real como tangible. Pese a ello, muchas veces, salen juegos que, descontando y apartándose de las omnipresentes franquicias, versiones y copias, ofrece dosis de originalidad y diversión por muy poco. Catch the Ark, de Chillingo, es uno de estos títulos que nos llevan de nuevo por la senda del fenómeno en formato aplicación, y que recopila todos los ingredientes necesarios para convertirse en uno de esos fenómenos digitales.
En la búsqueda del Arca de Noé
Catch the Ark para empezar, nos narra una historia tan original, como simple. Titan, Boon y Zuzu, son unas simpáticas y estrafalarias criaturas que llegan tarde a su cita con la salvación.
Con el diluvio universal aproximándose, el trío de amigos se ha extraviado por la selva, y no es capaz de llegar al Arca de Noé.
Justo cuando parecen haberlo encontrado, Noé corta apresuradamente las cuerdas y amarres de su enorme nave, y emprende la navegación, dejándolos a suerte en mitad del transcurso de un caudaloso río, con un par de troncos y trozos de madera... Y con una enorme ola gigante pisándoles los talones. Así comienza la aventura de estos curiosos animales, que deberán sobrevivir a la enorme inundación que azotará al mundo, mientras recogen monedas y esquivan obstáculo.
Básicamente, Catch the Ark es un endless runner de manual, con ciertos elementos originales, pero con una estructura y una jugabilidad -que parece haber dado frutos en el pasado- adaptada a las actuales demandas del público. La estructura del juego de Chillingo es clara: consigue objetivos fáciles en cada misión y disfruta de un recorrido semi-aleatorio -los niveles cambian cada vez que juegas-. Así, tanto el jugador más preocupado por los retos, como aquel que prefiera disfrutar simplemente de partidas esporádicas, disfrutarán por igual, buscando qué objetivos y qué tipos de misión quiere afrontar.
El objetivo principal será el de sobrevivir a los tortuosos recorridos. El juego principalmente se ambienta en un enorme río, con orillas delimitadas por frondosas selvas y con un cauce plagado de enemigos, rocas, cascadas y bruscos recodos. En la primera toma de contacto con Catch the Ark, nos daremos cuenta de que el control es increíblemente sensible, y que llevar la balsa de una esquina de la pantalla a otra, es algo tan simple como difícil de dominar. Al comienzo es más que probable que nos demos un golpe tras otro, y perdamos a los integrantes del trío salvaje, pero no os preocupéis: es algo normal. Luego, el juego se desenvuelve como otras propuestas del género, y una vez concentrados en nuestra pericia, los reflejos comenzarán a aflorar para nuestro beneficio. Hay que recordar que tenemos tres intentos por vida, que son, ni más ni menos, que los de nuestros personajes.
Es decir, cada vez que nos muerdan o nos golpeemos contra una roca, los adorables protagonistas irán desprendiéndose, hasta quedar la balsa vacía. Para evitar semejante tragedia, tendremos que ser rápidos y prestar atención a los recorridos con la suficiente antelación como para no caer bajo el agua. Los niveles -si se pueden llamar así-, comenzarán con giros previsibles, enemigos de marcado recorrido -como tiburones, o estáticos y rabiosos cocodrilos- y saltos más o menos seguros. Luego la cosa se irá complicando, y aparecerán afiladas rocas, tiranosaurios -sí, tal y como estáis leyendo- y pulpos gigantes -que intentarán cazarnos con sus enormes y largos tentáculos-.
Coger las monedas que va dejando el Noé por la superficie del agua será una buena forma de avanzar, ya que no solo nos proporcionará una puntuación, si no que nos ayudará a mejorar las habilidades de nuestra barcaza, con poderes y características especiales. Así, tendremos desde un hovercraft a una balsa... Tirada por pterodáctilos. Estos power-ups consiguen que el juego se vuelva más fácil, claro está, pero están bien planteados como concretas recompensas que pueden ayudarnos a lograr y superar esos logros o niveles más difíciles.
Catch the Ark está recreado en perfectas y simpáticas tres dimensiones. El estilo artístico del juego es excelente, con un cuidado diseño de enemigos y escenarios -simples, pero bellos- y con un impresionante repertorio de animaciones para el trío protagonista. Tanto Titan, como Boon y Zuzu, reaccionan a nuestras jugadas, aciertos y errores, haciéndonos ver mediante expresiones y animaciones, sus miedos, logros y motivaciones. La música y los efectos sonoros ayudan, pero no destacan sobremanera. El juego, eso sí, es compatible con Game Center y las pantallas retina de algunos de los más recientes dispositivos de Apple, como el iPhone 4/4S y iPhone 5, los dos últimos iPad de 9,7 pulgadas y las últimas generaciones de iPod touch.
Conclusiones finales
Catch the Ark no es ninguna panacea, ni revoluciona, ni ofrece nada que no hayamos podido ver con anterioridad en la App Store. Pero funciona de manera brillante. Es un juego universal, cuesta muy poco -en el momento del análisis, 0,89 céntimos de euro-, y ofrece toneladas de diversión y adicción. Su control es sencillo y simple -así como extremadamente sensible- y sus apartado técnico, aporta un plus de trabajo y presentación a la propuesta. No sabemos si acabará siendo un fenómeno de contrastado e irrefutable éxito, pero lo que sí os podemos decir es que tiene todos los ingredientes posibles para convertirse en uno de ellos.