Análisis de Angry Birds Transformers (iPhone, Android)
Angry Birds no ceja en su empeño de tocar todos los palos, ahondar en todos los géneros -desde conducción arcade a la estrategia, pasando por el puzle o el rol- y todas las plataformas posibles. Lo que empezó siendo un juego de móviles y tabletas ha conseguido saltar a las consolas de sobremesa y a las portátiles más variadas. Ya no queda rincón ni sistema operativo que no haya sido tocado por la vara mágica de Rovio y sus pájaros y cerdos belicosos. La fórmula de Angry Birds parece no agotarse tras cuatro años de completa y absoluta diversificación mercadotécnica. Ahora, tras tocar Star Wars -el santo grial de las franquicias- se atreve con los robots alienígenas de Hasbro, que están más de moda que nunca gracias a las películas de Michael Bay.
Autobirds y Deceptihogs
Quizás lo más destacable de este Angry Birds Transformers, sea que abandona casi por completo el sistema de juego que la saga ha explotado hasta la saciedad. Es decir, sí, tendremos que seguir derribado castillos y construcciones de madera, piedra y cristal, pero desde una perspectiva distinta a la que estamos acostumbrados y haciendo hincapié en el desarrollo de gráficos en tres dimensiones.
Toda esperanza de un juego fresco y diferente se desvanece a los pocos minutos, cuando vemos que Angry Birds Transformers es prácticamente lo mismo de siempre.
Con una espectacular introducción -con estilo y filtro retro propio de un vetusto VHS o una reposición de televisión con un mal máster-, la app nos narra el eterno conflicto que asola a la isla Cerdiña, pero esta vez bajo una clave en forma de la popular mitología de decepticons y autobots. De esta manera, podemos jugar con encarnaciones de Optimus Prime, Bumblebee y otros héroes y villanos, como Megatron o Starscream. En este aspecto, Angry Birds Transformers lo hace realmente bien, intentando homenajear a los capítulos de la serie de animación que tantas infancias marcó y entretuvo hace unas cuantas décadas.
Lo primero que llamará la atención al jugador más avezado de la serie de títulos de Angry Birds -a estas alturas, casi incontables-, es que estamos ante una aplicación que toma la acción como base primordial de su jugabilidad. En cierta manera, Angry Birds Transformers es un shooter sobre raíles con visas de endless runner o juego de carrera infinita, en el cual los disparos son la clave y nuestra única arma para derrotar a nuestros porcinos enemigos.
El personaje irá corriendo sin parar por la pantalla como si de un juego en dos dimensiones se tratase, mientras escogemos los más variados objetivos pulsando y apuntando para derribarlos. Y así, hasta el infinito. Una vez descubramos que todos los niveles destilan un parecido anodino, y que siempre debemos apuntar al enésimo cajón de TNT para provocar la reacción en cadena de turno, comprenderemos que no hay nada nuevo bajo el sol. Es por eso que decimos que, pese al lúcido envoltorio, Angry Birds Transformers vuelve a la manida mecánica de siempre -esta es, derribar castillos- pero de una manera mucho más simple y frenética.
Angry Birds Transformers es un juego de acción que puede hacerse divertido las tres o cuatro primeras partidas, y que incluso, puede llegar a ser especialmente adictivo una vez descubrimos la forma en la que podemos convertirnos en vehículos con los que sortear obstáculos. Pasaremos unos cuantos minutos disparando a los barriles y cajas de TNT, eliminando a los cerdos colaboradores con los Decepticons y soltando alguna que otra carcajada al ver como han ido metiendo homenajes a Transformers por doquier.
Por cada correcta eliminación y por cada castillo o fortaleza derruida -que en cada nivel pueden ser unas cuantas- iremos recopilando monedas como recompensa que, a posteriori, podemos invertir en nuestros robóticos y furiosos personajes. ¿Reforzamos nuestra defensa? Optimus Prime quizás no tenga un ataque tan devastador como Bumblebee, pero sí es más resistente. ¿Será mejor usar la velocidad para sortear esos niveles que se nos atragantan? Grimlock es la opción más correcta.
Angry Birds Transformers es un título muy accesible -su naturaleza para todos los públicos sigue estando clara desde el minuto uno-, si bien a la mínima de cambio comienza a mostrar su naturaleza de free-to-play con las temidas barras de energía -o energón- y las esperas, convirtiéndose en un verdadero reto el avanzar sin desembolsar por las compras in-app que ofrece. La conversión de juego accesible a reto es bastante brusca, con unos enemigos que dejan de ser meras estatuas a comenzar a disparar, y de unos obstáculos inertes se pasa a una serie de trampas bastante peliagudas. Este viro hacia lo imposible y las esperas entre partida y partida hubieran sido medianamente asumibles si la jugabilidad o la mecánica hubieran sido divertidas o entretenidas, pero no lo son en demasía, invitando al usuario a abandonar a las primeras de cambio.
Paradójicamente, y en cuanto a nivel técnico se refiere, Angry Birds Transformers es uno de los juegos de la saga de Rovio más atractivos a nivel visual. Tenemos modelados grandes, vistosos y en completas tres dimensiones. Los aficionados a las figuras y juguetes de Hasbro reconocerán las encarnaciones como Autobots y Decepticons de los pájaros y cerdos de la franquicia -algo que también puede aplicarse a los sonidos, sacados directamente de la librería de efectos especiales típica de la serie de animación-, y se desvivirán por los numerosos guiños a las desventuras entre ambos bandos. Tanto en iPhone como en iPad el juego se muestra bien sólido y espectacular, siendo de lejos, el mejor apartado del título que nos atañe. La app está en castellano y es plenamente compatible con Game Center.
Conclusiones
Es el principal fallo de Angry Birds Transformers: no resulta especialmente divertido en comparación a otros juegos de corte similar. Sí, podemos pasar horas intentando seguir avanzando, disparando y desviviéndonos por desbloquear nuevos personajes e incluso mejorar los ya existentes… ¿Pero qué premio hay más allá de eso? Poco o nada. Angry Birds Transformers es repetitivo, poco original y desgraciadamente, raquítico. Puede que sirva como entretenimiento esporádico o shooter on-rails, y quizás cumpla su función de juego homenaje basado en una licencia jugosa entre algún tipo de usuario de la amplia audiencia a la que va dirigido, pero no nos ha terminado de convencer. Para nuestra desgracia, Angry Birds Transformers no ofrece más de lo que nuestros ojos ven.