Análisis de Starfox: Assault (GameCube)
El equipo StarFox se estrenó en el juego homónimo (aunque en Europa se llamó StarWing) para Super Nintendo que dio a luz la tecnología del chip SuperFX, básicamente un coprocesador matemático incluido en el cartucho y que ayudaba al lento pero seguro procesador de la 16bits a crear entornos tridimensionales complejos para la época. Fue uno de tantos, pues también surgieron los DSP, el SA1, el C4, así como la segunda generación del SuperFX, pero el estupendo juego que sirvió de demostración técnica de las posibilidades de este chip, y que le debemos a Argonaut Software, lo convirtió en un clásico instantáneo allá por 1993.
Cuatro años más tarde, llegaría a los circuitos de Nintendo 64, siendo conocido por estas tierras como Lylat Wars, incluyendo el multijugador y más variedad en las misiones gracias a la inclusión del tanque Landmaster y fases que no tenían un camino prefijado. Y ahora, de la mano de Namco, tras la aventura tipo Zelda que fue StarFox Adventures, Fox McCloud vuelve a montarse en su nave en GameCube.
En un primer momento, el título se anunció para la placa arcade Triforce (una creación de Nintendo, Sega y Namco), pero finalmente ha salido directamente en consola. El modo principal de juego será totalmente lineal, incluyendo fases en nave, y en tierra, cuya novedad más destacable es el ir a pie. Sin embargo, si bien las zonas en Arwing son divertidas y están bien diseñadas, cuando vamos a pie empezamos a percibir varias de las carencias del juego. El sistema de control no se adapta bien a los entornos abiertos y libres (sin camino prefijado) que caracterizan a esos momentos del juego. Los objetivos, asimismo, son repetitivos, pero al fin y al cabo no es sino un juego de acción, y su planteamiento es bastante previsible: destruye. No es, sin embargo, algo que debamos criticar, pues no deja de ser un juego de disparos puro y duro, pero la posibilidad de realizar misiones a pie abre el campo a objetivos más aventureros y variados dentro de su desarrollo. Sea como fuere, Namco ha optado por la acción directa, y en ese sentido cumple a la perfección como su cometido.
Lo que es más criticable es el hecho de que la aventura principal dure tan poco, apenas unas cuatro o cinco horas, y deje poco lugar a la rejugabilidad, puesto que no tiene diferentes trayectos, como sí sucedía en los anteriores. Además, nos deja la sensación de que las fases aéreas (las mejores, con diferencia) son las menos presentes en su desarrollo. Las fases a pie no tienen un diseño muy brillante, y tampoco están planteadas todo lo bien que sería esperable, sufriendo el mismo mal que se hizo patente en Rebel Strike. En este sentido, es una pena que la principal aportación a la saga se convierta en una de las carencias más palpables del título.
Destaca el contraste entre las fases "sobre raíles", es decir, con caminos prefijados, y las que presentan entornos abiertos. Habrá quien considere que los juegos de acción basados en rutas prediseñadas son limitados en su planteamiento jugable, pero no es necesariamente cierto, ya que algunos títulos demuestran lo contrario. En la práctica, la alternancia entre ambas posibilidades de juego suele resultar agradable, y aporta una variedad muy sana, y en este sentido lo cierto es que el juego va servido, sobre todo en las misiones en las que tendremos que alternar Landmaster, Arwing, e ir a patita.
Sobra decir que las opciones multijugador no tendrían mucho sentido si el juego no las centrase en entornos abiertos, dando libertad de movimientos a los jugadores… y es en este sentido donde Star Fox: Assault consigue las mayores cotas de diversión. El multijugador de N64 era muy divertido, y éste no aporta grandes novedades a su planteamiento, pero el poder alternar entre ir a pie o subirnos a las naves le aporta un desarrollo más ameno. Hay un tercer modo de juego, en el que se nos presenta el reto de sobrevivir el máximo posible. En la práctica, es el modo de juego (exceptuando el multijugador) que más diversión puede dar por el reto que supone, frente al modo de juego principal. Con todo, por su planteamiento, es también donde más patente se hace el cuestionable control de las zonas a pie, ya que aquí los fallos los pagaremos muy caros. Las misiones serán las mismas que se nos presentan en la historia principal.
Como es habitual, volaremos en escuadrón… pero nuestros compañeros no son especialmente útiles ni inteligentes. La mayoría de las veces se meten en la boca del lobo con una torpeza inusitada, y nos toca salvarles, tantas veces que llega a ser repetitivo. Sobra decir que más nos vale no esperar nada por su parte, e incluso es casi mejor dejar que mueran lo antes posible, pues volverán a aparecer en la próxima misión.
Esto, mientras estamos en las naves no representa ningún problema grave, ya que al fin y al cabo el juego no es muy difícil, y el control es bueno. Aunque quizás sería mejor que responde a los comandos, mientras no salgamos del Arwing. Las fases a pie carecen de la precisión necesaria para poder disfrutarlas. Y no es que Fox sea un personaje lento, pero el esquema de control no permite la agilidad necesaria para apuntar a las hordas enemigas, lo que redunda en una experiencia de juego que puede llegar a ser frustrante. Además, como los entornos tampoco están diseñados precisamente con maestría, pueden convertirse en nuestro principal enemigo… incluso yendo en el Landmaster.
Lo cierto es que no es tanto un problema de hacerse con el control (aunque será importante dedicarle unas sesiones a acostumbrarnos), sino de la respuesta de éste, que no es todo lo correcta que desearíamos, ni está tampoco bien planteada del todo, algo palpable sobre todo en los momentos en los que los enemigos nos acosen hasta la extenuación (una circunstancia que se dará con mucha frecuencia). Y es que la dificultad del juego estará más en enfrentarse a muchos tipos malos que a tipos malos difíciles; incluso los jefes finales parecen faltos de un puntito de inteligencia artificial y, por qué no, de chispa en su diseño. Aunque en ocasiones puede requerir un poco de suerte encontrarles el punto débil, la mayoría de las veces es bastante obvio.
Lo que es indiscutible, es el sorprendente apartado gráfico aplicado en las fases espaciales, con multitud de elementos en movimiento a gran velocidad y muy diversos efectos, dotando al juego de gran espectacularidad en este sentido, logrando en determinados momentos dotar a la acción de un toque épico que se ve muy bien acompañado por la música que, con todo, es bastante irregular en su composición. Sin embargo, las fases sobre tierra son un contrapunto clarísimo a lo dicho de las espaciales. Los escenarios son sosos, y pierden espectacularidad, y los entornos en los que nos movemos están diseñados con una simplicidad casi extrema. Además, dado el control del juego, podemos tener problemas con la cámara para ver por dónde nos atacan los enemigos.
Conclusiones
Jugar a Star Fox: Assault es una experiencia divertida en líneas generales, sobre todo las fases de corte tradicional, en las que el protagonista es el Arwing. El problema es que sus principales incorporaciones a la saga no están todo lo bien planteadas que desearíamos, y, en consecuencia, rebajan la calidad general del juego, máxime cuando realmente éstas plantean la mayor parte del juego. Además, el juego es bastante espectacular en momentos con mucha acción, cientos de explosiones y buena música, pero tan sólo para presentar un contrapunto notable en otros momentos… no es, en este sentido, un juego regular.
Sin embargo, el auténtico punto en contra lo presentan las fases terrestres, donde el sistema de control no da al jugador la respuesta necesaria para afrontarlas con garantías y soltura, y el diseño de estos niveles, además, parece descuidado en varias ocasiones. El multijugador, por su parte, salvando esos problemas, resulta divertido, y puede darnos bastantes más horas de diversión que los demás modos de juego. Y es que, en definitiva, estamos ante un buen juego de acción, que, sin embargo, no alcanza las mismas cotas de calidad en todos sus aspectos jugables y técnicos, siendo algo que juega, como es natural, muy en su contra, convirtiéndolo en un producto a todas luces mejorable que, con todo, se perfila como una buena posibilidad para los que busquen un juego de acción que llevarse a la consola y estén dispuestos a perdonar su errores.