Análisis de Burnout 2: Point of Impact (GameCube)
Como en cualquier consola, GameCube destaca en algunos géneros y presenta carencias en otros. Una de esas carencias, sin duda alguna, se encuentra en los juegos de conducción, donde la calidad y variedad de los títulos queda en entredicho. Pero para paliar esta situación llega la conversión de la segunda parte de un juego que ya se ha convertido en un clásico de la velocidad arcade: Burnout 2.
Esta segunda entrega, que salió durante el pasado mes de Noviembre para PlayStation 2, mejoraba todos los aspectos del anterior, que era un juego hecho a toda prisa sobre una buena idea y un fantástico motor gráfico. Burnout 2 contaba con unos gráficos espectaculares en PlayStation 2, mejoraba la jugabilidad e introducía nuevos modos de juego. La versión de GameCube llega medio año más tarde con algunas novedades, y, como en el caso anterior, supera con creces su antecesor. Pero esta versión cuenta con mejoras respecto a la versión de PS2, entre ellas, nuevos coches y nuevos escenarios del Crash Mode.
Burnout 2 sigue el mismo esquema que su precuela, la jugabilidad arcade pura y dura y los espectaculares choques, pero incluye mejoras que van por dos caminos principalmente: en primer lugar, un motor gráfico mucho más potente, que quitaba el hipo en PS2 y que sigue sorprendiendo en GameCube, y en segundo lugar una jugabilidad que hace un mayor uso del turbo, que en la primera entrega se usaba en muy contadas ocasiones pero que esta vez será nuestro pan de cada día. Combinando las mejoras en los gráficos, que permiten escenarios más complejos y con más coches, con una jugabilidad más veloz, el resultado son unas colisiones espectaculares que, aunque nos perjudicarán en la carrera, vale la pena ver.
El modo de juego principal es el de campeonato, que intercala diversos tipos de carrera que habrá que superar para seguir avanzando. Habrá torneos consistentes en varias carreras a base de puntos, carreras únicas de gran duración a través de enormes recorridos, carreras uno contra uno en las que podremos ganar un nuevo coche y, por último, persecuciones policiales. En las carreras nos enfrentaremos a otros tres oponentes, cuya habilidad irá avanzando a medida que progresemos en el juego. Las carreras pueden ser circulares, o del punto A al punto B en las que se unen tramos de distintas zonas del juego (empezaremos en la playa y finalizaremos en las nevadas montañas, por citar un ejemplo). En el modo persecución tendremos que destrozar un coche a base de choques, luchando esta vez no contra el crono, sino contra la distancia de huída. Hasta 10 veces deberemos colisionar contra el coche rival para dejarlo K.O (literalmente hablando).
La jugabilidad de las carreras es ligeramente diferente a la del primer Burnout. Los circuitos son ahora más abiertos por norma general, y ya no están esas fases urbanas por estrechas calles, sino más bien grandes avenidas con múltiples carriles de doble dirección que nos vendrán como anillo al dedo para rellenar nuestra barra de Burnout. Por esa razón el turbo se usará mucho más, lo que también hará la carrera mucho más rápida y frenética. Las formas de conseguir rellenar la barra del turbo son las siguientes: pasando cerca de los otros coches sin llegar a colisionar, saltando, derrapando y conduciendo en dirección contraria. Sin embargo, esta vez la barra aumentará mucho más con cada acción, disminuirá menos tras cada accidente, por lo que se puede rellenar casi por completo haciendo un par de combos y, cuando usemos el turbo (pulsando el gatillo R), podremos conseguir varios turbos consecutivos si conseguimos realizar un par de combos completos durante su uso. La velocidad que alcanzamos, unido al efecto de estiramiento del escenario y el aumento del volumen y velocidad de la música, conseguirán disparar nuestra adrenalina.
Como colofón a las diferentes carreras tenemos el modo Crash, que en las versiones de GameCube y Xbox cuenta con quince nuevos escenarios por lo que el número final asciende a 30, y no será nada fácil finalizarlos todos con éxito. El planteamiento de Crash es sumamente sencillo: chocar. Sin embargo, chocaremos en unas circunstancias en las cuales puede desencadenarse un gran caos, por la posición de los coches en la carretera o por la velocidad de éstos. Nuestra misión en cada uno de los escenarios será crear los mayores daños materiales posibles, por los que nos otorgarán medallas. Competiremos en grupos de tres escenarios y pasaremos al siguiente grupo cuando obtengamos medalla en todos (ya sean de oro, plata o bronce). Este modo de juego resulta muy divertido si se juega en multijugador (por turnos y con un solo mando). Además del modo Crash, cuando terminemos todas las persecuciones en el modo de juego campeonato podremos acceder al modo Pursuit, donde podremos perseguir con los coches y a los coches que queramos en cualquiera de los circuitos que hayamos desbloqueado y como en el anterior caso, podremos jugarlo en multijugador.
El apartado gráfico de Burnout 2, sin exprimir al máximo la potencia de GameCube al tratarse de una conversión, es una delicia para los ojos. Utiliza un excelente motor gráfico a 60 fps (30 fps a pantalla partida), con una endiablada sensación de velocidad, mostrando unos escenarios llenos de cosas, con unas texturas a alta resolución y unos efectos gráficos impresionantes. El modelado de los coches es muy complejo, y éstos, aunque no reales, muestran un aspecto espléndido y se reconocen fácilmente sus similitudes con automóviles reales. Pero lo que más llama la atención de los coches es la multitud de efectos que se aplican sobre ellos. Detalles como el excelente humo del tubo de escape pasan desapercibidos ante los espectaculares efectos de luz y reflexión sobre la carrocería del coche. Aunque seguramente lo más sorprendente sea ver nuestro coche volar literalmente por los aires tras un accidente.
El motor de colisiones es realmente increíble y aparte de las abolladuras que sufre el chasis del coche, ahora saldrán volando partes del mismo como el parachoques o las ruedas –que por supuesto, podrán provocar más accidentes-. Los escenarios, por su parte, tienen muchos más detalles y son más complejos que en la primera entrega, hacen gala de unas texturas de muy buena calidad y sobre ellos se aplican los mismos espectaculares efectos que sobre los coches –como el reflejo del Sol sobre el asfalto-. También debemos destacar el anti-aliasing, la ausencia de popping y la opción de 60 Hz.
Respecto al sonido, la banda sonora es mucho más variada que la anterior, con temas de rock que suben repentinamente de volumen y velocidad al usar un turbo, como ya citamos anteriormente. Los efectos de sonido también están a una gran altura, siendo las colisiones realmente contundentes (con diferentes FX dependiendo del tipo de choque), y los sonidos del motor también muy conseguidos.
Burnout 2 se trata de del mejor juego de conducción en GameCube, con una treintena de circuitos, dos docenas de coches, una gran variedad de modos de juego, un gran acabado técnico y una jugabilidad endiablada. Para los amantes de la velocidad se trata de una compra obligada, y para los que creían conocer Burnout... prueben éste.