Acclaim intenta hacerse un hueco
Poliphony ha hecho Gran Turismo, el mejor juego de carreras hasta la fecha. Sega no deja de redefinir el genero con Daytona, Ferrari F355, etc... Bizarre ha conseguido imprimir un nuevo estilo con su Metropolis Street Racer... ¿Quien se atreve a contestar a los titanes del género? Nada más y nada menos que Acclaim, que de la mano de ClockWork Games viene dispuesta a recuperar su gloria perdida estos últimos años con su Vanishing Point, que ha sido desarrollado conjuntamente con la versión PSX, que también está al caer. VP destiló desde el primer momento buenas maneras, y parecía tener un gran potencial. Pero, ¿responde a las expectativas?
Mala primera impresión
Uno intenta, de corazón, mostrarse receptivo ante este juego. Pero lo trae Acclaim, que en estos últimos años no ha tenido demasiado éxito en este tipo de juegos. Y a primera vista es un simple clon de Ridge Racer, y ya sabemos todos como suelen acabar los clones de juegos famosos. Una sucesión de preceptos negativos, que no te motivan demasiado a la hora de empezar. Y el primer contacto no puede ser más negativo. 2 coches para elegir, y 2 pistas. El control de estos primeros coches es horrible, paupérrimo, insoportable. Es más fácil volcar que hacer un giro correctamente en las primeras pistas. La rutina de colisión de los coches esta muy conseguida, con un realismo poco visto en el género. Trompos, vueltas de campana, y descontrol total cuando chocas contra un vehículo en carretera, pero el realismo, en este caso, es un arma de doble filo, pues una vez choques una vez, perderás muchísimo tiempo, y eso si no tienes la mala suerte de protagonizar un accidente múltiple, que tiran por tierra cualquier posibilidad de victoria. Uniendo todo esto, la frustración puede con uno, y Vanishing Point acaba por parecer un juego de velocidad más, un banal intento de Acclaim de volver a estar entre los grandes. Empezamos mal.
No todo esta perdido...
Pero conforme uno va jugando, el control de su Ford Mustang (o si te gustan las emociones fuertes, un Ford Explorer) no es tan malo, se puede dominar. La sensación de velocidad es realmente buena, y la calidad gráfica empieza a impresionar. El juego, de veras, empieza a gustar. Se van ganando carreras, desbloqueando coches, modos de juego, etc. Al cabo de unas 2 horas de juego, Vanishing Point habrá dejado de ser la frustración hecha juego, a una gran fuente de diversión. Y esto es solo el principio...
La paciencia es la madre de la ciencia
El secreto de Vanishing Point es darle tiempo. Darle tiempo para desbloquear modos de juego, conseguir nuevos coches, pero sobretodo, para 'cogerle el punto'. Una vez te acostumbras a no chocar con los coches y te habitúas al control de los primeros bólidos, podrás disfrutar de la increíble sensación de velocidad y sus sensacionales gráficos. Más tiempo aún, y pasarás de 2 coches a 32, de 1 pista a 13, y de 2 modos de juego a más de 10. El sistema de desbloqueo es arduo y trabajoso, y quizá ClockWork Games se ha extralimitado en su afán por alargar la vida del juego y motivar al jugador para seguir jugando, pero superada la mala impresión inicial, el disfrute de VP es máximo.
Divertido, pero frustrante
Jugablemente, Vanishing Point toma como claro referente al Ridge Racer de Namco. No es un clon en el explícito sentido de la palabra, pero se basa en el claramente. Pistas amplias y rápidas, con multitud de vehículos en pantalla, con curvas abiertas. Los únicos obstáculos reales son los coches rivales, que como ya dije, pueden provocar una catástrofe de chocar contra ellos. El objetivo de cada carrera no es quedar en una posición prefijada; aquí se corre contra el tiempo, los otros vehículos no son nada más que obstáculos que te impiden, de las maneras más viles y malignas posibles, llegar al final en el tiempo limite. La inteligencia artificial de estos, por tanto, no es especialmente avanzada, ya que no tienen un papel activo en la carrera. O no deberían, porque al fin y al cabo, por un motivo u otro, siempre acaban impidiéndote acabar bien una carrera. La responsabilidad de dificultar tu paso por los circuitos descansa exclusivamente en los coches, lo que unido con la exagerada rutina de colisión, hace que la mayoría de carreras sean excesivamente frustrantes. Eso pasa sobretodo en las primeras carreras, cuando tu coche sea un enemigo más al que controlar. Una vez logrados los mejores bólidos, su comportamiento en carretera será exquisito, y se podrá, por fin, disfrutar de la conducción. Eso sí, más vale que os guste conducir (y no solo BMWs), porque los campeonatos son harto difíciles. Si no superas las 2, 3 ó 4 tramos de cada prueba en la posición indicada, habrás de volver a comenzar desde la primera. Y dado que un choque múltiple (frecuentísimos) puede acabar con toda probabilidad de puntuar, tendréis que agarraros a vuestro auto control para evitar arremeter contra el mando, la consola, o cualquier objeto arrojadizo que se halle ante vuestros ojos. Y nada de niveles de dificultad...
Técnicamente brillante
Mientras te peleas con el control de tu Mustang, y la frustración corroe tus entrañas, el sensacional aspecto gráfico equilibrará la balanza. Unos inmensos escenarios, perfectamente definidos y ricos en detalles. Todo a 60 fps constantes, con montones de vehículos en pantalla y sin una ralentización, sea cual sea la situación. Los coches en sí, no tienen el modelado de Ferrari F355 o Ridge Racer V, pero un espléndido trabajo de texturación consigue que sean tremendamente fieles a sus originales, detalle que se puede apreciar perfectamente aún yendo a 200 km/h en una poblada autopista. Los 13 circuitos, cada uno con sus variantes Espejo y Reverso, destacan por su variedad, yendo de un nocturno circuito urbano a una clásica pista montañosa por los cañones norteamericanos. Una verdadera delicia visual. Los efectos sonoros cumplen su papel con brillantez, el rugido del motor capta bien las variaciones de velocidad y revolución, así como los de los rivales que pasen a tu lado. Los efectos de sonido resultantes de los choques con paredes, o con otros coches también están bien realizados. La música no destaca especialmente, aunque no molesta en absoluto y es agradable de escuchar.
Inagotable
El gran mérito de Acclaim y Clockwork, por encima de los gráficos, es la cuasi eterna duración del juego. Vanishing Point no acaba prácticamente nunca. 13 pistas, 32 coches, y montones de modos de juego por desbloquear, y una vez conseguidos todos, la enorme cantidad de posibilidades que ofrecen te impedirán despegarte de tu mando de Dreamcast.
Para un solo jugador dispones de un completo campeonato además de los clásicos modos de Carrera única y Contrarreloj. Pero VP no se conforma con la norma establecida, e incluye 2 modos adicionales: Acrobacias y Rally. El modo acrobático es de lo más divertido del juego, y engloba pruebas de salto, giro y velocidad. El Rally mode, como su nombre indica, te traslada a pistas embarradas llenas de saltos y curvas traicioneras. Y por si no fuera poco, el apartado multijugador no se queda atrás en variedad y cantidad de opciones. Dispones de campeonatos eliminatorios, ligas, enfrentamientos simples, o el clásico torneo de "El Ganador Sigue", ideal para cuando tengas más de un amigo en casa, y queráis disfrutar. Cada una de estas modalidades dispone de otras 3, Carrera, Revientaglobos (has de reventar los globos que te correspondan en el camino) y la inverosímil Carrera de Pollos, que os dejo que descubráis por vosotros mismos... Por desgracia no hay un modo de enfrentamiento a través de Internet, pero Acclaim ha tenido la amabilidad de incluir algún tipo de juego Online. A través de la red, un grupo de hasta 8 personas podrá combatir en pruebas de habilidad, o carreras simples, a fin de comparar los resultados finales para proclamar un ganador. Quizá no sea la panacea del juego online, pero puede resultar divertido, y es de agradecer el detalle de haberse incluido.
Entre los mejores
Vanishing Point es un gran juego de velocidad. Posee unos gráficos asombrosos y una jugabilidad dura en un principio, pero que mejora sensiblemente con el transcurso del tiempo. Las eternas posibilidades que ofrecen los numerosos modos de juego, hacen de este título uno de los más largos, divertidos y variados del género, y solo, o con la ayuda de algún amigo, podréis disfrutar durante meses. La inclusión de modelos de coches reales, así como su (pésima) traducción al castellano, atraerán a muchos jugones que en otras condiciones no prestarían atención a este título. Pese a ello, una irregular curva de aprendizaje, así como su elevada dificultad en algunos puntos, pueden tirar para atrás a otros muchos aficionados que tengan el gusto de jugarlo. Pero con un poco de tiempo y dedicación, se puede sacar todo el jugo a uno de los mejores juegos de velocidad para Dreamcast. Si un futuro Vanishing Point 2 ve la luz, y se corrigen los fallos de esta versión, podríamos estar ante un nuevo "hit" de la velocidad. Mientras tanto, nos quedamos con el original, que de veras, merece la pena.