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Crítica The Witcher: El origen de la sangre - Una precuela pobre que decepciona en Netflix

La precuela de 'The Witcher', que nos relata la Conjunción de las Esferas y nos narra el origen de muchos de los males del mundo de Geralt de Rivia, no logra convencer. ¿Qué ha pasado? ¿Es mala?
Crítica The Witcher: El origen de la sangre - Una precuela pobre que decepciona en Netflix
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The Witcher: El origen de la sangre se promocionó como una épica precuela cargada de fantasía y contenidos para los aficionados a The Witcher, cuya segunda temporada se estrenó hace un año mejorando la fórmula de sus primeros episodios. La precuela que se estrenará en Netflix el próximo 25 de diciembre ha llegado en mal momento, con Henry Cavill dejando atrás la saga y peleándose con la plataforma por diferencias creativas. Con una saga de importancia entre manos, y con la fantasía de moda gracias a La casa del dragón y Los anillos de poder, El origen de la sangre lo tenía difícil para cumplir las expectativas y tras verla, constatamos que no ha logrado llegar a los mínimos que se esperaban de ella. Os contamos en Vandal qué nos ha parecido la serie de Netflix en una crítica sin spoilers.

El origen de la sangre es una precuela pobre para The Witcher que no es capaz de cumplir expectativas

Dejemos a un lado el culebrón de Henry Cavill y el relanzamiento de The Witcher III: The Wild Hunt con su parche de gráficos de nueva generación. El origen de la sangre, la promocionada precuela de la serie de The Witcher, está protagonizada esta vez por Michelle Yeoh, que está arrasando tras Todo a la vez en todas partes junto a su compañero Jonathan Ke Quan, otorgando un plus en presencia y carisma a una producción que, desgraciadamente, carece de ella. El origen de la sangre está concebida como una miniserie de 6 episodios de unos 50 minutos de duración que buscan ampliar la mitología del universo de Andrzej Sapkowski -cuya cronología y orden tenéis aquí-, ayudándonos a comprender qué sucedió 1200 años antes de los acontecimientos ya presentados por la serie de Netflix en la primera temporada de The Witcher.

The Witcher Origen de la Sangre

Es un tema que, de partida, es muy interesante. Nos iba a mostrar el origen del primer brujo, la inestabilidad política del Continente y los eventos -desgraciados todos ellos- que llevaron a la Conjunción de las Esferas y sus terribles consecuencias entre los reinos y sus habitantes. En las novelas de Sapkowski apenas se toca este lapsus de tiempo y, debido a la obsesión del portal de streaming de crear universos consistentes y en constante expansión, se decidió explorarlo en formato de serie con la colaboración de Declan de Barra y la showrunner Lauren Schmidt Hissrich, responsable del show principal y directora creativa de la licencia. ¿El resultado? Malo. A todas luces nos ha parecido pobre, poco cuidado y ramplón, algo que ya nos ocurrió con la reciente Willow de Disney+, otra serie de fantasía carente de alma y gusto.

Witcher Origen de la Sangre

The Witcher: El origen de la sangre intenta elevarse como un producto de entretenimiento muy ambicioso, con momentos que buscan ser épicos, grandes coreografías de batalla y panorámicas de parajes naturales islandeses. Sin embargo, conforme más alto intenta apuntar y más categoría intenta presentar ante nuestros ojos, peor resulta. Netflix tiene un problema con el diseño de producción de sus series, y al igual que sucedía con The Witcher, los efectos especiales son muy flojos, casi sonrojantes, con criaturas que destacan en el peor sentido y unos escenarios que destilan cartón piedra por los cuatro costados. No puedes pretender que nos creamos que estamos ante la capital de una nación poderosa o en el interior de una inexpugnable fortaleza y todo parezca el recurrente callejón de papel maché de una serie de mediados de los noventa como Xena, la princesa guerrera. Rompes el compromiso con el espectador y acabas condenándolo a una serie de saltos de fe que dañan el ya de por sí débil equilibrio sobre el que se sustenta la serie.

Las tramas son aburridas, los personajes insípidos; los efectos especiales son pobres y el conjunto es anodino: poco o nada se salva

Ni las maquinaciones políticas en la ciudad de Xin-Trea, donde la joven princesa Merwyn (Mirren Mack) y el hechicero de baja cuna Balor (Lenny Henry) conspiran en la búsqueda del poder definitivo ni las aventuras del conjunto improbable de héroes, son interesantes. Todo en esta serie parece ir con el piloto automático, sin presentar una trama sólida o relevante, un hecho preocupante si hablamos de una miniserie de un puñado de horas y no de un conjunto de diez o veintidós episodios por temporada. Michelle Yeoh es la única nota de color en esta sinfonía carente de gusto y gris, una actriz que pone el alma en todos y cada uno de sus papeles y que logra destacar por encima de un reparto anodino.

Origen de la Sangre

Es una lástima lo que ha sucedido con The Witcher: El origen de la sangre. Netflix es consciente de que, en lo relativo a The Witcher, tiene un valor seguro en el que entretejer las historias del mañana y los contenidos del presente. Cavill ha impregnado de carisma la serie de Geralt de Rivia, un personaje que goza de gran popularidad gracias a los videojuegos de CD Projekt RED y que es el eje de una saga literaria de fantasía tan influyente como importante para millones de personas. Si bien el problema vendrá ahora, una vez el otrora actor de Superman abandone el rol de brujo, aún tiene mucho que explotar dentro del Continente.

Esta serie habría sido un buen puntal sobre el que construir mitología y nuevas historias con personajes inéditos, interesantes o curiosos. El objetivo era sencillo: alimentar la imaginación del espectador con un trasfondo rico que diese respuesta a las múltiples preguntas de la serie tronca. Pero sus creadores, con esta decepcionante El origen de la sangre, no han sabido mantener el tipo. Han generado más dudas que certezas con un producto pobre que pone de manifiesto todos los problemas que sufre Netflix con su serie de fantasía.

Hemos visto The Witcher: El origen de la sangre gracias al acceso anticipado de Netflix España y la agencia PR Garage.

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