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Crítica Willow - Mucha nostalgia y poca magia en la serie de Disney+

La secuela de la cinta de fantasía de Ron Howard regresa bajo la forma de miniserie en un proyecto con dosis de nostalgia pero al que le falta lustre, imaginación y personalidad. ¿Qué ha ocurrido?
Crítica Willow - Mucha nostalgia y poca magia en la serie de Disney+
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La nostalgia vende. Si se sabe administrar en sabias dosis, como si se tratase de una poción mágica compuesta de distintos componentes capaces de resultar en el más poderoso hechizo de embrujo, puede aderezar productos de consumo sin demasiada chicha. Únicamente hay que creer en que la receta que se presentará al espectador funcionará, pues él pondrá el resto. Willow, la secuela de la cinta original de Ron Howard de marcado carácter ochentero, llega ahora a Disney+ en forma de miniserie, intentando recuperar el universo de fantasía de la producción de Lucasfilm. Es una continuación tardía, de esas que parecen poblar la empresa del ratón y la industria del cine en general, aunque con enormes peros y carencias. La receta de su conjuro parece no haber surtido efecto y todo lo que se prometía ha quedado en agua de borrajas, un vano intento de capitalizar un grato recuerdo bajo el amparo de conocida licencia. En Vandal hemos podido ver los episodios en adelanto y os contamos qué nos ha parecido este revival venido a menos.

Lucasfilm intenta repetir lo bueno de El despertar de la Fuerza con Willow pero no sale bien parada

Cuando se anunció que el clásico de 1988 protagonizado por Warwick Davis y Val Kilmer tendría una secuela para la plataforma de streaming del ratón, muchos se llevaron las manos a la cabeza. ¿Era necesario? ¿Tenía sentido? ¿Daba Willow para contar algo más de su ya simple historia? Desde hace unos años, Lucasfilm y Disney han ejecutado un plan maestro con Star Wars basado en la sobreexplotación reiterada de una saga que, hasta la compra del estudio por parte de Bob Iger en 2012, se había basado en el estreno de películas evento cada muchos años.

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Esa fórmula, como ha demostrado Marvel, ha cambiado. Ahora llegan series y productos de animación cada seis o siete semanas, e incluso se ha ejecutado una trilogía cinematográfica de altos vuelos que, si bien ha funcionado en taquilla, ha dejado dividido al fandom galáctico. Entre toda esta tormenta de contenidos derivados, algunos de calidad notable, siempre se busca añadir un poco de nostalgia al conjunto, intentando que el espectador que creció con esa licencia o saga a la que venera y ama, se encuentre cómodo entre personajes, paisajes o historias ya conocidas.

Willow

No, no es algo malo por definición. Como os contamos, si se administra bien, la añoranza por tiempos pasados puede ser tan embriagadora para el público como para los actores y actrices de antaño que se prestan a repetir sus papeles en este tipo de continuaciones tardías. En estos complicados senderos, Jonathan Kasdan, hijo del mítico Lawrence Kasdan, podría tener algo de experiencia. Su padre ha conformado la gigantesca maquinaria de Star Wars participando en algunos de sus engranajes más míticos, y parece que él, como vástago y alumno aventajado, estaba más que capacitado para afrontar tamaña tarea con Willow. No ha sido así. La historia original de la cinta germinal, con un mago encarnado por Warwick Davis -con trazas de los hobbit de J.R.R. Tolkien, proyecto fallido de George Lucas- luchando contras las fuerzas del mal y protegiendo a un bebé que iba a ser la esperanza del mundo de fantasía en el que se ambientaba el filme, funcionaba por muchos motivos. Por su sencillez y encanto como fábula y por la siempre eficiente dirección de Howard. Desgraciadamente, esta secuela para Disney+ carece de ambas.

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Una pobre dirección, unos guiones carentes de alma y un diseño de producción anodino

Ahora, en un mundo mágico en el que florecen diminutos brownies, existen poderosos hechiceros, moran peligros trolls y habitan otras criaturas místicas, la aventura continúa. La serie llega en buen momento, con la fantasía en su estado álgido y en plena forma gracias a Los anillos de poder y La casa del dragón, dos productos que se han estrenado en plataformas de streaming como Prime Video y HBO Max -respectivamente- y que han contentado a los espectadores y fanáticos de sus respectivos universos literarios. Disney+ podría haber tenido en su poder una divertida alternativa, más ligera y menos adulta, pero lo cierto es que no ha salido del todo bien. En Willow, años después de la derrota de la malvada reina Bavmorda que una vez amenazó el mundo, todo es un remanso de paz. Los reyes y reinas se reúnen en los palacios, los banquetes se celebran con gran pompa y los herederos del territorio se emparejan los unos con los otros. Sí, como podéis observar, se trata de una historia de fantasía medieval clásica.

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Pero el mal nunca descansa y, de una forma un tanto inesperada, un grupo de seis héroes de distinta naturaleza y condición acabarán abandonando sus hogares en pos de una misión que los llevará más allá de las fronteras del reino en un viaje que los cambiará para siempre y en el que se someterán a los más variados peligros. Pronto acabarán recibiendo la ayuda del mago Willow, que en esta ocasión encarnará al sabio maestro -un tanto torpe y divertido, como siempre- y se desvelará ante nuestros ojos el recurrente camino del héroe, aquel que ya vimos en Star Wars y en numerosas películas, novelas y series posteriores, impactando como estructura y eje de todos y cada uno de los guiones. Sabemos que Kasdan intenta captar el espíritu clásico de aventura de fantasía de la cinta original, poniendo sus esfuerzos en los diálogos inspiradores y los momentos de humor, pero no lo consigue. Ni los personajes son buenos ni sus actuaciones memorables, ni nadie es capaz de tener el carisma de Val Kilmer.

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En parte se debe a una mala dirección, con falta de garra y personalidad, incapaz de mostrarnos de forma eficiente las motivaciones de los personajes ni aportar enjundia a la acción que se le presupone a este relato de épica. Cierto es el que el guion no es muy allá, con una excesiva repetición de momentos propios de las series de fantasía más insípidas de los años noventa, así como plagado de lugares comunes. También tiene algo de culpa el diseño artístico, francamente mejorable y ramplón, un aspecto crucial para una producción de esta índole que se agrava cuando somos conscientes de que todo el conjunto está tiznado de un vestuario anodino, sin carisma alguno, en el que los héroes parecen llevar encima la primera armadura o el primer jubón que han visto en las perchas de saldo de disfraces de una gran superficie.

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Tal es el nivel de descuido de Willow como serie que hay momentos en los que veremos cómo los protagonistas llevan botas de montaña demasiado actuales, a las que los responsables de atrezzo se les ha olvidado quitarle las etiquetas de sus perfectas e impolutas suelas de goma. Tampoco ayudan las discutibles decisiones de usar canciones de rock y pop versionadas en algunas de las secuencias más emotivas o en los títulos de crédito de todos y cada uno de los episodios, un aspecto que hace que salgamos de la historia una y otra vez y que, de una forma un tanto burda para el más avispado espectador, intentaba inspirar y alentar el sentido ochentero de la Willow original. Nada más lejos de la realidad. Nos da lástima que no se hayan puesto más esfuerzos en ampliar o mejorar el excelente score del mítico compositor James Horner, uno de los aciertos del filme original. Y esto es preocupante, pues hablamos de una composición encargada a dos nombres propios de la música cinematográfica o televisiva como Xander Rodzinski y James Newton Howard.

Lucasfilm ha puesto el piloto automático y no ha sabido honrar ni el legado ni la historia de Willow

Es descorazonador lo que ha sucedido con Willow. Más allá del bueno de Warwick Davis, que hace lo que puede y es con mucho lo mejor de la serie, el reparto encabezado por Ellie Bamber, Erin Kellyman, Ruby Cruz, Tony Revolori, Dempsey Bryk, Ralph Ineson y Alexis Rodney dice poco o nada. Se esfuerzan -y mucho- en su imposible viaje por estos terrenos plagados de ruinas, criaturas errantes y hechizos de todo tipo, pero no logran aportar nada a una fórmula que parece descuidada y falta de gancho. Lucasfilm ha puesto el piloto automático y no ha sabido honrar ni el legado ni la historia de Willow. Ni el mayor de los conjuros podría salvar una serie que tendría que haber sido mucho más de lo que ha acabado siendo.

Willow estará disponible a partir del 30 de noviembre en Disney+. Nosotros hemos visto sus episodios en adelanto a través de la plataforma Debut y gracias a la cortesía de Disney España y la agencia Way To Blue.

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