¿Qué pasaría si introdujeras en una batidora Vengadores: Endgame, Guardianes de la Galaxia y Manos a la Obra? No hace falta que preguntes a ChatGPT, te contestamos nosotros, saldría un batido proteico en forma de Godzilla y Kong: El nuevo imperio. Con ese título qué esperas ver, un lagarto gigante, un simio aún más grande, titanes partiéndose la cara y grandísimas dosis de destrucción. ¿Qué te da esta película? Exactamente eso y ración triple.
La odisea de Adam Wingard en el universo de monstruos de Hollywood es una crónica de ambición y creatividad frente a los retos del género de monstruos gigantes, un tipo de filme que no se tomaba muy enserio hasta que Godzilla: Minus One ganó un Óscar este mismo año. Con Godzilla vs. Kong, Wingard revitalizó la taquilla pospandémica, estableciéndose como un director capaz de navegar las aguas del blockbuster a partir de un origen en el cine mumblecore. Este éxito le allanó el camino para Godzilla y Kong: el nuevo imperio", donde, junto a su guionista Simon Barrett, optó por refinar el elenco, centrando la narrativa en personajes humanos clave que ofrecen un contrapunto emocional y cómico a las majestuosas y destructivas batallas de titanes.
El MonsterVerse sale reforzado de la fatiga del cine de superhéroes
En una época en la que el cine de superhéroes está de capa caída y cada vez da más pereza ver a hombres adultos, con la ropa interior por fuera, dar discursos grandilocuentes antes de partirse la cara con el villano de turno; el monsterverse saca pecho (y garras). Llenando este vacío progresivo, que va dejando aquel tipo de cine, de secuencias en las que Godzilla no necesita explicar por qué hace lo que hace.
Es un gusto pasar casi dos horas viendo como los monstruos ganan, sintiéndose uno pequeño, recordando a aquellos juego infantiles en los que imaginábamos que aquellos pequeños muñecos de apenas 15 centímetros pisoteaban todo, aderezado con luces RGB y música (y algo de estética) retrowave como guinda de un filme que está orientado a un público que creció viendo Ultraman, Power Rangers y He-Man y los Masters del Universo.
La evolución de la saga hacia un espectáculo más centrado en los monstruos refleja un cambio significativo desde su inicio con Godzilla de Gareth Edwards, que puso el foco en la humanidad enfrentándose a la aparición de estas criaturas colosales. El ritmo apenas decae, ofreciendo un viaje a la Tierra Hueca y un espectáculo que parece un circo de titanes en el que los humanos son lo de menos. Aunque el inicio es algo lento y la trama, en cuanto a complejidad o cierta coherencia, no cumple del todo con las expectativas, pero es lo de menos, quien se mete a la sala a ver Godzilla y Kong: El nuevo imperio quiere ver caos a lo Rampage y no una moralina sobre la humanidad, la conservación de la naturaleza o demás añadidos que suelen acompañar a este tipo de cine.
En definitiva Godzilla y Kong: El nuevo imperio, disponible en los cines de toda España desde este mismo miércoles, es un Drag Race de kaijus, a cada cuál más colorido y llamativo, todas divas y divos, desfilando por una barra libre de CGI que no necesita diálogos. La película profundiza sobre el origen de los titanes y su relación con los humanos aunque en su mayor parte es animación con momentos (y titanes) que eclipsan las actuaciones de Rebecca Hall, Brian Tyree Henry y Dan Stevens.
Hemos visto 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' en adelanto gracias a la cortesía de Warner Bros. Discovery.
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