A pesar de lo que muchos vaticinaban, el género roguelike no ha pasado de moda. Su segunda edad dorada llegó junto a la primera oleada de videojuegos independientes de principios de la década pasada, y ahora, también de la mano de los estudios indies, ha seguido asentándose a base de retorcer su fórmula una, otra y otra vez. Si vamos a cualquier tienda digital de PS4, Xbox One, PC o Nintendo Switch encontraremos multitud de obras que aportan su granito de arena a este peculiar formato.
Todo comenzó originalmente con Rogue, un juego de ordenadores publicado en 1980, que planteó ciertas premisas básicas que se mantienen a día de hoy en el género entre los que destacan dos: mazmorras generadas aleatoriamente y muerte permanente.
Desde esos dos puntos clave parten la mayoría de juegos del estilo, aunque la fórmula ha variado tanto a lo largo de los años que incluso se ha creado un subgénero, el roguelite, para designar aquellos que tienen un acercamiento alternativo a sus fundamentos.
Diferencias entre roguelike y roguelite
¿Qué diferencia a un roguelike de un roguelite? Básicamente su diferenciación radica en el progreso del jugador: mientras que en el roguelike pierdes absolutamente todo el progreso cuando pierdes, en el roguelite mantienes algo entre partida y partida, ya sean armas, habilidades, objetos o cualquier otro tipo de elemento que facilite la siguiente intentona.
A continuación hemos seleccionado una veintena de roguelikes y roguelites que se pueden considerar los videojuegos más destacados del género. No están organizados como un ranking, a razón de mayor o menor calidad, sino de forma completamente aleatoria, haciendo honor a su estilo.
Los 20 mejores roguelike/roguelite
Moonlighter
Guerrero de noche, tendero de día. Este videojuego español, desarrollado por el estudio valenciano Digital Sun y editado por 11bit Studios, propone una doble vertiente que funciona muy bien encajada en el género roguelite: la rutina de Moonlighter se divide en visitas a la mazmorra para conseguir objetos que después venderemos en la tienda a otros héroes, por lo que las mecánicas de acción y combate se entremezclan con otras de gestión y comercio. Todo esto se representa, además, con un pixel art fluído y con una estupenda paleta de colores.
The Binding of Isaac
Hablar de The Binding of Isaac es hablar del renacer de roguelike. Edmund McMillen reformuló la idea primitiva del género y asentó unas mecánicas, dinámicas y estéticas que se han repetido desde entonces consolidando a este juego como punto de partida. Incluso sus propios creadores han iterado sobre él en sucesivas expansiones que ha ido recibiendo a lo largo de los años, dándole una vigencia que demuestra no sólo su buen diseño, sino también la importancia que ha tenido en el medio.
Spelunky 2
Spelunky consiguió establecer un estilo propio dentro del género y Spelunky 2 amplía y mejora en todo a su predecesor. El juego de Derek Yu centra sus esfuerzos en conseguir que los jugadores vivan en cada partida una aventura única. En su camino a lo largo de las profundidades de las cuevas en la búsqueda de tesoros y familiares perdidos, los jugadores se encontrarán con un mundo tan sistémico como plagado de retos en ocasiones desesperantes. Los distintos ecosistemas están llenos de secretos, de criaturas a las que derrotar o esquivar, de PNJ con los que interactuar de distintas maneras, de monturas que ayudan o entorpecen la travesía, de un montón de rutas que hacen distinta cada incursión. Es un juego inmenso, divertidísimo una vez hace click tras muchos resoplidos de frustración, y una opción fantástica para jugar en cooperativo.
Cultist Simulator
No todos los roguelikes o roguelites son juegos de acción; títulos como Cultist Simulator buscan explorar las fronteras del género llevándoselo, en este caso, a un sesudo juego en el que vamos combinando cartas de acciones, personajes y objetos para indagar en una realidad fantástica que al principio nos queda lejísimos pero que poco a poco iremos conociendo hasta, incluso, conseguir crear una secta en torno a ella. Es una apuesta diferente, sin duda, pero quienes acaben entrado en las formas de este roguelike narrativo no se arrepentirán de haber superado la fuerte barrera de entrada que puede llegar a tener.
Rogue Legacy 2
La secuela de uno de los roguelikes más alabados hasta el momento va más allá del más y mejor. Rogue Legacy 2 recoge la brillante base del primero: un juego de acción en dos dimensiones donde tenemos que sumergirnos en un castillo, y en el que al morir pasamos a controlar al descendiente de nuestro héroe, un nuevo personaje con modificadores distintos; además, hay un árbol de habilidades donde comprar ventajas permanentes. Todo eso sigue aquí, pero se complementa con un sistema de progresión metroidvania en el que hay que buscar habilidades permanentes por el mapa, se proponen retos de plataformas muy interesantes, las ventajas están más equilibradas y la mejora visual es palpable. Además hay más clases, más modificadores, más rasgos... Uno de esos juegos que parece no acabarse nunca.
Hades
Hades, lo nuevo de Supergiant Games, ha llegado al roguelike como agua de mayo. Se trata de un juego de acción con perspectiva isométrica, siguiendo la línea estética marcada por el estudio en sus juegos anteriores, que transcurre en un inframundo griego del que tenemos que intentar fugarnos. Cuando fallemos cada intento de fuga, porque fallaremos inevitablemente, volveremos a un lugar común que el juego aprovecha para contarnos historias de la mitología griega clásica, visitando una vez más a todos los personajes del panteón. De esa manera se establece un loop muy bien llevado entre jugabilidad desafiante e interacción narrativa.
Darkest Dungeon
El roguelike puede ser uno de los géneros más exigentes del videojuego, aunque bien es cierto que depende de cómo se lo tome el propio título al que nos enfrentemos; en el caso de Darkest Dungeon, la exigencia al jugador es una de sus principales características. Sus batallas por turnos en dos dimensiones pueden no parecer nada del otro mundo cuando nos adentramos en sus primeras partidas, pero cuando nos atacan entre varios enemigos, ya sean humanos o monstruos, y acabamos el combate con tres miembros menos en nuestro grupo… Ahí nos damos cuenta de lo duro que va a ser este viaje, sobre todo cuando los personajes que vayan quedando en el camino dejen de ser simples avatares para convertirse en compañeros que han ido evolucionando tanto dentro como fuera de las misiones.
Nuclear Throne
Seres amorfos, monstruos con malformaciones, residuos radiactivos… No, no hablamos de Chernóbil, sino de Nuclear Throne, el que es probablemente el título más popular y reconocido del recién desaparecido estudio indie Vlambeer. Desarrollado en Game Maker, esta obra propone un roguelike con combates en perspectiva aérea a través de escenarios pixel art generados procedimentalmente y plagados de enemigos hasta la bandera. La gracia de este juego reside, sobre todo, en la diversidad jugable que le aportan los muchos personajes de su plantilla, cada uno con un estilo único de combate y con habilidades que cambian por completo el acercamiento a cada intento.
Don't Starve
Si hay dos géneros que casan bien son el roguelike y la supervivencia. Y si encima te lo llevas a una estética de fantasía oscura al estilo de Tim Burton, ya lo tienes todo para triunfar. Eso es lo que hace Don't Starve, uno de los juegos indies más alabados de los últimos años precisamente por mezclar ambos conceptos lúdicos con una carismática propuesta estética. Controlamos a un personaje en un mundo oscuro en el que hay que sobrevivir a merced de monstruos que tratarán de hacernos la vida imposible. Iremos explorando escenarios de generación aleatoria que, además, han ido sumando variedad a medida que han ido llegando nuevas expansiones.
Risk of Rain 2
Al contrario que el primer juego de esta franquicia independiente, Risk of Rain 2 es un título en tres dimensiones que propone una acción frenética con oleadas de monstruos, desde grandes criaturas hasta seres de menores dimensiones, para proponerle al jugador un reto de supervivencia. Ya en Risk of Rain conseguía insuflar tensión en cada partida, y eso que sólo disponía de un estilo en dos dimensiones un tanto sencillo, pero en este consigue multiplicar la sensación de agobio al mismo tiempo que perfecciona la capacidad de darle al jugador las herramientas necesarias para superar el reto planteado.
FTL: Faster Than Light
FTL: Faster Than Light es un exigente videojuego de exploración espacial en el que tendremos que controlar una nave que viaja a través de una galaxia que se genera procedimentalmente. Su complejo sistema estratégico nos permitirá realizar acciones básicas como darle órdenes a la tripulación, gestionar cómo se distribuye la energía y escoger a quién dispararemos con las armas durante el combate. A partir de ahí todo puede ocurrir, ya que este juego propone una aventura plagada de eventos únicos: te puedes quedar sin recursos, ser atacado por una raza alienígena, sufrir un motín de la tripulación… No hay dos partidas iguales y, como buen roguelike, la muerte implicará que tendremos que comenzar de nuevo, dándole tensión a cada decisión que tomemos.
Streets of Rogue
Streets of Rogue es una disparatada mezcla de conceptos. A simple vista parece un roguelite de acción brutal y perspectiva aérea, uno que coge muchas cosas de juegos como The Binding of Isaac, pero cuando avanzamos vemos reflejos de otras muchas fórmulas: sus propios creadores hablan de que cuenta con elementos de rol y jugabilidad emergente sacados de Deus Ex, así como una apuesta frenética por la violencia libre, heredada directamente de sandbox como Grand Theft Auto. Aquí los jugadores tendrán que ir cumpliendo misiones con objetivos específicos haciendo uso de las habilidades únicas del personaje que hayan escogido, pero también de los objetos que se vayan encontrando por un mapa diseñado en pixel art clásico.
Downwell
Si tu gatito acabase de caer en un pozo, ¿cuánto tardarías en saltar dentro para rescatarlo? El protagonista de Downwell no se lo pensó ni un segundo y de buenas a primeras se vio cayendo por el vacío de una estructura mucho más profunda de lo que podía haber imaginado; y plagada, además, de enemigos mortales. Por suerte tenía sus botas propulsoras armadas con proyectiles intercambiables, así que mientras se precipita por el pozo infinito de generación procedimental puede ir masacrando a todo bicho, viviente o no, que se cruce en su camino. Incluyendo los colosales jefes finales que tratarán de detener nuestra misión de salvar al gatito.
Into the Breach
Insectos extraterrestres contra robots gigantes es una propuesta muy explorada a estas alturas, pero ninguna obra de ficción lo ha hecho igual que Into the Breach. Este juego tipo rogue nos deja a los mandos de un grupo de mechas que ha de salvar a la humanidad combatiendo con dichos alienígenas gigantes: los combates se desarrollan en dioramas isométricos divididos en casillas y cada personaje, sea compañero o rival, tiene un estilo de ataque único. Como si de una partida de ajedrez se tratase, tendremos que pensar y ejecutar nuestros movimientos con la estrategia del rival en mente, llevando también cuidado de no destrozar la ciudad a nuestro paso. Hay varios sitios que salvar, pero si no lo conseguimos tendremos que empezar de cero viajando a través del tiempo a otra línea dimensional.
Dicey Dungeons
Terry Cavanagh, el creador de VVVVVV y Super Hexagon, lanzó hace unos años un roguelike que pasó desapercibido a pesar del soplo de aire fresco que supuso en el género. Dicey Dungeons es un juego de construcción de mazos basado en la aleatoriedad. Ese elemento de sorpresa no solo se representa, como es habitual, en las maneras en que se configuran los niveles tras cada intento, en los enemigos que aparecen a nuestro paso y en el equipamiento que obtenemos. También en los propios combates por turnos, más profundos de lo que parecen en un primer vistazo, pues aquí entran en juego las tiradas de dados: hay que pensar estrategias para sobreponerse a los más inesperados resultados. Todo ello está envuelto de un estilo visual encantador y animado, y una banda sonora chiptune creada por Chipzel.
Returnal
El género del roguelike ha acabado asociándose a los juegos independientes. No es el caso de Returnal, toda una superproducción de Housemarque, los magos del arcade clásico que parieron obras tan alabadas como Resogun y Nex Machina. Se trata de un shooter en tercera persona con tintes de bullet hell, este título de PS5 nos lleva a avanzar a través de distintos ecosistemas de un planeta alienígena inhóspito y repleto de amenazas. Además de un apartado audiovisual increíble y por un aprovechamiento muy inteligente del DualSense, el juego brilla por dos motivos. Primero, por lo satisfactorio de las mecánicas de disparo y de movimiento, los patrones de ataques de los enemigos (especialmente de los imponentes jefes) y por lo bien diseñadas que están las salas, cuya conexión varía tras cada intento. Y segundo, por su narrativa, que aprovecha las mecánicas del roguelike para contar una historia de misterio con toques de terror que se hace muy interesante por su estructura.
Crypt of the NecroDancer
Como su propio nombre indica, Crypt of the NecroDancer es un juego musical en el que tendremos que enfrentarnos a los enemigos de la mazmorra al compás del tema que esté sonando en ese momento. Se trata de una revisión musical del clásico roguelike, un soplo de aire fresco al género que le sienta tan bien que incluso ha conseguido entrar en el universo de Nintendo con Cadence of Hyrule, un crossover entre esta fórmula y la saga The Legend of Zelda.
Enter the Gungeon
Si de manera habitual los juegos roguelike tienen un punto de seriedad y rigor que ayuda a crear una atmósfera de desafío insuperable, Enter the Gungeon se lo lleva todo a la guasa para hacernos más llevadero el loop de muertes al que sin duda nos enfrentaremos. Aquí podremos escoger uno entre varios personajes, cada uno con su estilo de combate, con el que queremos adentrarnos en la Armazmorra y batirnos en duelos de disparos con todos los enemigos que haya allí abajo, desde simpáticas balas con carita hasta los gigantescos jefes finales que no serán nada fáciles de superar. El maravilloso gamefeel de este juego se lleva también buena parte del peso de la experiencia.
Slay the Spire
Cambiando la acción directa por cartas, Slay the Spire hace una fidedigna representación del género animándonos a explorar una mazmorra plagada de monstruos fantásticos, cofres del tesoro, tiendas de objetos y otros NPC. Las batallas no son ni mucho menos estáticas, como muchos podrían pensar al tratarse de un juego de cartas, ya que dispone de un sistema dinámico de combate que consigue enganchar al jugador. Es uno de esos juegos en los que siempre apetece una partida más, un título que nunca está de más tener a mano.
Dead Cells
La premisa narrativa de la que parte Dead Cells encaja perfectamente con la propia faceta jugable del género: somos una especie de célula viva que ha escapado del cuerpo que habitaba y ahora debe poseer otros para conseguir escapar de la prisión en la que se encuentra. Con un espectacularmente ágil sistema de combate tendremos que abrirnos paso por las mazmorras de la grotesca cárcel en la que nos encontramos, y para ello tendremos que enfrentarnos con monstruos y criaturas que no nos lo pondrán nada fácil. La cantidad de armas, poderes y habilidades a nuestra disposición convierte cada partida en un desafiante y divertido reto.
