Pocas sagas han conseguido tener la misma influencia que Grand Theft Auto. A los Houser les tocó la lotería con ese bug que lo originó todo, pero, por mucha suerte que tuvieran, hay que reconocerles la increíble e incansable ambición que los define. El estudio escocés, ahora parte de un gigantesco conglomerado repartido por todo el mundo, siempre ha querido ir más allá; buscar nuevas maneras de sorprender al jugador, ya sea en lo jugable, en lo gráfico, en lo narrativo... y aunque poco más se le puede pedir a juegos como Red Dead Redemption 2, para muchos jugadores Grand Theft Auto: San Andreas sigue siendo intocable.
Han pasado poco más de 15 años desde su lanzamiento. 15 años en los que no ha dejado de ser un referente, una vara de medir para cualquier nueva entrega de la saga. Hoy queremos hablar un poco sobre él, recordar por qué tiene esta fama, qué consiguió en su momento y cuál es su legado.
Hay muchos juegos que hacen historia, pero pocos permanecen vivos tanto tiempo en la memoria. Y, como sabemos que os gustan, vamos a incluir también algunas curiosidades. Empezamos.
De la ciudad del vicio a una ciudad santa
Con la llegada de los 32 y los 64 bits, la mayoría de estudios estaban completamente centrados en las tres dimensiones. Las 2D se veían como algo de pasado, y muchas sagas estaban perdiendo su identidad simplemente por adaptarse a la moda. Rockstar estaba todavía en época de transición, y la perspectiva aérea de su saga Grand Theft Auto, aun siendo en 3D, no podía compararse con otras relativamente similares, como Driver. Pero con la llegada de los 128 bits, Rockstar demostró que sabía entender el caos como nadie, y Grand Theft Auto III se convirtió en un auténtico éxito.
Sabían que esta fórmula era la gallina de los huevos de oro, y en una época en la que desarrollar un título de este tipo era bastante menos costoso, las secuelas no tardaron en llegar. Grand Theft Auto: Vice City –ojo, desarrollado en nueve meses– nos llevó al glamur de Miam... Vice City, para expandir la fórmula en un mundo rodeado de neones. Era un título que iba puliendo poco la fórmula y personalidad de la saga, y que iba sentando las bases para el siguiente paso: Grand Theft Auto: San Andreas.
Es increíble pensar ahora, en una época en la que los juegos tardan años –a veces décadas– en desarrollarse, que un título como San Andreas se terminase en menos de un año. Un juego que, para muchos, es el verdadero cenit de GTA, un momento en el que las aventuras de mundo abierto de Rockstar tocaron techo. ¿Es el Grand Theft Auto por excelencia? Vamos a intentar ver, de una manera objetiva, por qué muchos jugadores tienen esa percepción.
¿Lo hizo todo bien?
Como es habitual, en la saga Grand Theft Auto la ambientación y los gustos de cada uno definen qué entrega es la preferida. Algunos preferirán la locura pura de Grand Theft Auto III en lugar de la libertad de Grand Theft Auto: San Andreas, y otros preferirán el tremendo gusto por el detalle de Grand Theft Auto IV en lugar de los tres personajes y la historia de Grand Theft Auto V. Así, es imposible afirmar que lo hizo todo bien, pero hay ciertos aspectos que son, objetivamente, un salto en lo jugable y/o en lo tecnológico.
El pilar de San Andreas siempre ha sido la libertad, y algo clave para evitar que el jugador no se sienta libre es eliminar los tiempos de carga. A diferencia de sus pridecesores, esta entrega eliminaba las zonas de cargas entre distritos, algo que, a nivel técnico, tuvo que ser muy, muy difícil con la tecnología de la época. Todo giraba en torno a borrar esas pequeñas barreras. ¿Quieres saltarte esa valla? Ahora puedes. ¿Quieres nadar? Ahora puedes hasta bucear. ¿Disparar a dos manos o desde un coche? Sírvete. De igual manera, se implementaron nuevas mecánicas jugables (cogidas, dicho sea de paso, directamente de Manhunt), que afectaron al combate, a la infiltración y a la cámara, y que llegaron a la saga para quedarse, refinándose, por supuesto, con cada título.
Pero quizás la mayor revolución fue dejarte elegir quién quieres ser. En una saga tan orientada a la acción, y en una época en la que los géneros no se mezclaban tantos, la idea de la personalización fue algo rompedor. El toque rolero de poder modificar los atributos de nuestro protagonista y definir su forma física encantó a los jugadores, no sólo por el cambio visual que suponía, sino porque afectaba a la propia aventura. Un CJ obeso no podía hacer uso del jetpack, y nuestra apariencia -peinado, ropa, accesorios y tatuajes incluidos- afectaban a cómo nos percibían los PNJ, con los que podíamos hablar y responder de manera positiva o negativa. Ya no era un personaje limitado a la historia; y tanto es así que, según Rockstar, hay más de 4000 líneas de diálogo para CJ fuera de las secuencias de vídeo. ¿Y hemos mencionado cómo podíamos aprender boxeo, kickboxing o kung-fu? Por primera vez, sentíamos que el protagonista de Grand Theft Auto era nuestro.
A eso había que añadirle otras novedades como las guerras de pandillas, la modificación de vehículos en una época en la que el tuning estaba en lo más alto, los robos que nos permitían asaltar casas ajenas por la noche, los minijuegos como el billar, el baloncesto, las pruebas de lowriders o las recreativas, o incluso el multijugador. Era una experiencia increíblemente ambiciosa, y en una época donde no teníamos Game Pass, y donde los juegos tenían que durarnos meses, era algo de agradecer. No era, ni mucho menos, perfecto, pero no se había visto nada igual hasta entonces, y esa mezcla de diversión con descubrimiento marcó para siempre a muchos jugadores.
Haciendo historia
Cuando, 15 años después, seguimos hablando de un juego es porque hizo historia. Grand Theft Auto: San Andreas es uno de los juegos más vendidos de la historia, y ostenta el nada despreciable récord de ser el juego más vendido de PlayStation 2, con 27,5 millones de copias vendidas hasta 2011. Si a eso le añadimos todas las versiones adicionales, incluyendo las de móviles y el relanzamiento en Xbox One a través de la retrocompatibilidad, la cifra tiene que ser astronómica. Claro que, de todos los beneficios que Take-Two –recordemos, compañía matriz de Rockstar– ganó con el juego, más de 20 millones fueron destinados a pagar el acuerdo extrajudicial por vender un producto clasificado como M por la ESRB (Mature, para mayores de 17 años) con contenido sexual explícito, algo que caería en la clasificación AO (Adults Only, para mayores de 18 años).
Sí, hablamos del mod Hot Coffee, que desbloqueaba un minijuego abandonado durante el desarrollo, pero todavía presente en el código del juego, que nos permitía controlar a CJ manteniendo relaciones sexuales... o algo parecido. En el juego normal, tras conquistar a una de las potenciales parejas, ésta le pregunta a CJ si quiere entrar a tomarse un café, mientras que la cámara se queda fuera de la casa y escuchamos unos gemidos. Con el mod se accede a una prueba completamente inacabada, con animaciones sin terminar y ambos personajes totalmente vestidos, con un resultado más cómico que otra cosa.
Aun así, varios políticos del país de la libertad no tardaron en lanzar una campaña contra el juego, y consiguieron que se retirase del mercado. Incluso se ofrecieron promociones para cambiar la copia con este minijuego por una sin él, algo llamativo teniendo en cuenta que para acceder a él necesitabas descargar e instalar unos archivos de manera no oficial. En Australia, donde el juego tenía una clasificación para mayores de 15 años, se prohibió su venta tras descubrir el contenido del Hot Coffee. Porque, ya sabéis, matar a gente virtual con 15 años está guay, pero refregar las ciberentrepiernas de mala manera es intolerable. Ya sabemos cómo son estas cosas, y, al final, a Take-Two nunca un café le salió tan caro.
Puede parecer que la popularidad de San Andreas quedó atrás, pero nada más lejos de la realidad. En PC, gracias a los mods multijugador, el título de Rockstar tiene una comunidad activa que ya querrían muchos juegos actuales. Como referencia, los dos mods (SAMP y MTA) más populares sumaban casi un millón de jugadores en 2016, y aunque su popularidad ha decrecido desde entonces, todavía suman varios cientos de miles. De hecho, no nos sorprendería si la reciente llegada del juego gratis a PC a través del Rockstar Launcher ha hecho que esos números vuelvan a subir. Dicho sea de paso, estos mods están muy elaborados, ofreciendo nuevos modos y maneras de jugar, y van más allá del mero meter a un montón de usuarios a la vez en el mapa.
¿Volveremos a San Andreas en Grand Theft Auto VI?
Que Grand Theft Auto: San Andreas marcó un antes y un después en la serie es innegable. Puede gustarte más o menos, pero es indiscutible que hizo algo que acabaría marcando el camino para otros muchos juegos de mundo abierto incluso 15 años después. Rockstar, con las siguientes entregas de GTA, han tomado caminos un tanto diferentes (un mayor realismo y seriedad en la cuarta parte, los tres personajes y GTA Online en la quinta), y quizás ha llegado el momento con GTA VI de retomar el espíritu de San Andreas. Esto no significa volver allí, sino apostar por esa libertad que pocos juegos de acción en mundo abierto han ofrecido. Sea lo que sea, estamos seguros de que Rockstar no va a dejar a nadie indiferente con la que sea la sexta entrega de uno de los mayores éxitos de la historia de los videojuegos.